viernes, 5 de diciembre de 2025

LÚCIDA DECISION EN TEMPORADA BAJA

 


Hay dos tipos de zonas turísticas básicas. Aquella en la que se dispone de un tiempo meteorológico agradable, con playas y abundante sol. Y también, la zona de alta montaña, con el incentivo de la nieve para los deportistas del del skí. Durante el verano, la primera de las zonas aludidas está densamente poblada, mientras que las estaciones invernales están en temporada baja, su ocupación es bastante reducida, sólo turistas que desean alejarse del calor tórrido de julio y agosto. Durante los meses invernales la situación turística es la contraria. La temporada baja estará en las zonas playeras. La acción de nuestra historia se desarrolla en una estación de nieve durante los meses del verano.

Era un actor español, reconocido por su buen trabajo ante las cámaras cinematográficas. Pero CAMILO BUENDÍAno era una gran estrella de las pantallas, pero pertenecía al grupo de actores de reparto, aunque normalmente era llamado por los productores, debido a la calidad de su trabajo. Una edad intermedia, 49, apropiada para interpretar muy diversos papeles, defendiéndose bien en la comedia o en los argumentos dramáticos. El tipo de actor que nunca había logrado alcanzar el “papelón de su vida”, pero que como secundario trabajaba con gran destreza y dignidad. 

Sin embargo, formando parte del elenco artístico de una película, adaptación de una novela finalista en el Premio Planeta, la crítica especializada fue bastante severa con el trabajo global realizado. Los intérpretes fueron también señalados en esa inadecuada adaptación de la afamada novela. Para Camilo era su séptima película y el golpe anímico fue bastante importante, en una persona que había llegado al cine a una edad algo avanzada en comparación con otros actores. Su primera intervención ante las cámaras fue a los 41 años, habiendo sido antes actor de teatro, tarea que intercalaba con la de escritor de cuentos para adultos, como simple afición. 

Después del “batacazo” crítico de su séptima participación cinematográfica, tomó la decisión de “aislarse” durante algún tiempo, tal vez semanas, en algún paraje donde pudiera recuperar el sosiego y la fuerza vital para seguir luchando por su tiempo. Quería pensar, reflexionar y reconducir su vida. Sentía un cierto pesar en que siempre lo habían llamado directores noveles o sin una amplia trayectoria tras las cámaras. Lógicamente, los emolumentos que recibía por su participación en esos filmes no podían ser elevados y no le abandonaba la ilusión que alguna vez lo “reclamasen” directores de la talla de un Almodóvar, Amenábar, Isabel Coixet, Bayona, Itziar Bollain, Querejeta etc. 

Camilo tenía que descansar, porque la preparación y participación, aun como secundario, lo dejaba bastante agotado. Era verano, el calor apretaba en la mayoría de las ciudades hispanas y tampoco se animaba para viajar al extranjero. Un día se dirigió a una agencia de viajes, donde trabajaba el amigo Irineo, antiguo compañero de estudios. Éste, después de escucharle con la cordialidad y amistad que le deparaba, le recomendó que buscara un sitio en donde relajarse de sus ansiedades y “dolores de cabeza”. 

“Te busco un buen apartamento en Sierra Nevada, ahora que están en temporada baja y tienen precios verdaderamente interesantes. Te trasladas allí para disfrutar de bellísimos y tranquilos parajes, durante un par de semanas o el tiempo que necesites para tu recuperación. Practicas un poico de senderismo, visitas algunos pueblos de la zona granadina y, es importantes, no sufres del agobio del calor. Tendrás todo el tiempo del mundo para escribir, ya que me dices te agradaría elaborar un buen guion para ser llevado a la gran pantalla. Te alquilas una bici y a recorrer caminos, sin el peligro del tráfico urbano. En Pradollano hay restaurantes que permanecen abiertos, en donde puedes consumir la comida que te apetezca. Venga, ¡anímate!”

Le consiguió un cómodo y gran apartamento en el edificio Enebro, en pleno centro de Pradollano para ocuparlo durante tres semanas, en pleno y tórrido agosto, aunque ese plazo podría prorrogarse.  Camilo necesitaba esa “cálida” soledad que dan las cumbres y laderas del paisaje idílico de la Sierra de Granada. Necesitaba pensar, respirar y beber el agua pura de la sierra, escribir, caminar y soñar por las cumbres yermas de nieve, pero con una confortable temperatura de 17-21 grados en el centro del día, cuando en la propia capital nazarí los grados se acercaban a los treinta y tantos o incluso cuarenta. 

Dejó su apartamento en Recoletos y condujo su Peugeot hasta Granada. En la circunvalación de la ciudad tomó la dirección a la Sierra. Ya en Pradollano, la agencia Todosierra le facilitó la llave del apartamento, pudiendo utilizar también una plaza de aparcamiento bajo ese conjunto de edificios. ¿Cuál fue su primera impresión, al llegar a tan idílico lugar? La estación invernal se encontraba casi vacía. Unos restaurantes abiertos, también el pequeño, pero bien dotado de mercancías, súper que le habían recomendado, mientras el resto de los comercios y bares estaban casi todos cerrados. El paisaje resultaba encantador, mostrando las numerosas altas sierras de la cordillera Penibéticas sin un gramo de nieve, pero con una temperatura ideal para desarrollar amplias caminatas por los numerosos senderos abarrancados, relativamente próximos a la estación deportiva. 

El interior de su apartamento estaba muy bien amueblado. Era espacioso y no le faltaba electrodomésticos ni otras comodidades. Además del dormitorio, tenía varias camas supletorias, que serían utilizadas cuando algún grupo de esquiadores utilizara esas habitaciones en las que abundaba la madera. A Camilo siempre le había gustado cocinar. Lo hacía en Madrid y ahora también lo practicaría en esas bellas cumbres más cerca del cielo. 

Paseando por las calles, prácticamente vacías (sólo se encontró con algunas familias que huían del calor granadino y algunos turistas que utilizaban uno de las telecabinas que seguía funcionando en verano, para subirlos a fascinantes parajes de las elevadas cumbres, por encima de los 2000 y 3000 metros de altitud) observó, en algunos escaparates de tiendas dedicadas a la venta de productos para la nieve, algunas grandes litografías de las sierras circundantes, completamente cubiertas de un manto blanco de generosa nieve, con los valientes esquiadores que por sus laderas se deslizaban. 

Una mañana se fue caminando hacia un interesante paraje, FUENTE NUEVA, “decorado” con una impresionante masa forestal de pinos silvestres. Fuentes naturales en donde seguía manando esa agua pura y fresquita de la hídrica sierra, y unas construcciones etnográficas, en donde la piedra, la madera y el denso ramaje conformaban las viviendas rurales de otros tiempos en la memoria.  Allí mismo se sintió motivado y sacando su libreta y bolígrafo de la mochila, comenzó a trazar líneas de palabras, con la creatividad que tanto había añorado, tras el desaire popular hacia la última película en la que había intervenido. Había sido precavido, por lo que contaba con su cantimplora (previamente llenada en una de las fuentes naturales) y un bocadillo bien relleno de sano combustible para el gasto de calorías. Una jugosa manzana sirvió de apetitoso postre parea convivir con tan espléndida naturaleza. Un matrimonio de turistas, de veterana edad, se le acercaron y, con la cámara en mano, bastones y mochilas, “please, ¿we could take him a pair of photos? Thanks you”. Les había motivado, sin duda, ver al caminante que escribía, allí solo, sentado ante una gran mesa de madera, alguna curiosa historia en su poblada libreta.

Otro día cambiaba de escenario y de desplazaba al CENTRO DE VISITANTES, en donde también podía echar un buen rato escribiendo. No se iba de ese instructivo lugar sin comprar algún material de la zona, como la miel, los panes de higos, queso o el sabroso y aromático chocolate. También visitaba, en sus ratos senderistas, el monumento de la VIRGEN DE LAS NIEVES, el agreste paraje de la FUENTE ALTA y, por supuesto el extenso y bien organizado JARDÍN BOTÁNICO DE SIERRA NEVADA, HOYA DE LA PEDRAZA, agradeciendo llenar su cantimplora de agua fresca y pura en la FUENTE DE DON MANUEL, en aquellos inolvidables parajes. Lógicamente, cuando llegaba el fin de semana, subían más visitantes a la Sierra, para disfrutar del buen tiempo en la estación invernal en pleno verano. Los atardeceres y amaneceres le parecían sublimes, bajo esa realidad del PICO VELETA, que le indicaba caminos para “navegar” sobre la nieve ausente. 

Una simpática experiencia, cuando hacía descansos en sus narrativas, era los encuentros espontáneos que tenía con unas grandes vacas muy lustrosas, cuya piel era de color beige anaranjado, que pastaban tranquilamente por los parajes de la Sierra, muy cerca de Pradollano. Las vacas mugían y se desplazaban con sosiego, subiendo y bajando por las laderas pedregosas con asombrosa agilidad. Buscaban las hierbas de la montaña, que unos meses más adelante, a partir de noviembre/diciembre, quedarían cubiertas con la nieve y el hielo inmaculado que utilizaban los esquiadores para deslizarse en su arriesgado deporte invernal. 

Así, durante días y semanas, Camilo se iba encontrando consigo mismo, en este gran señorío de la Sierra nevada, en temporada baja. Tuvo la suerte de hacerse amigo de un veterano pastor, llamado CECILIO, quien, con el zurrón al hombro, la vara o cayada de caminante y su perro “sultán” controlaba a una piara de cabras, que le proporcionaban buena leche, para hacer quesos fundamentalmente. Las conversaciones con Cecilio le resultaban muy agradables, por la sencillez natural de una persona que siempre había vivido en la naturaleza y con sus cabras, reconociendo que no había tenido oportunidad de estudiar, pues desde adolescente su padre lo puso a desarrollar el oficio que le ha permitido “ganarse el sustento”. Pero gozaba de esa sabiduría natural que se adquiere caminando con sencillez y humildad por la vida. El fornido y veterano pastor le enseñó la propiedad medicinal de algunas plantas, para curar o sanar las dolencias. También le confió que estaba emparejado con una mujer rusa, mucho más joven que él, llamada TATIANA, quien había decidido cambiar drásticamente de vida, ante la tensión política y social del pueblo en que vivía, eligiendo a España y en ella a Granada. La conoció cuando un día bajó a una visita médica y la encontró en el Paseo de la Carrera de la Virgen, tratando de vender algunas labores artesanas elaboradas con piel e hilos de algodón que ella misma preparaba. Ella le pidió, tras una breve conversación, si le podía ayudar para vivir en un mayor contacto con la mágica naturaleza que representaba Sierra Nevada. La singular pareja convive en la pequeña casita de madera y piedra donde Cecilio nació. Tatiana cuida con esmero a la madre de su marido, una señora muy mayor, que se siente feliz con la presencia de una buena mujer que acompaña a su hijo y mantiene ordenada y limpia ese hogar que tanto ella anhelaba.


 

Las tres semanas previstas se convirtieron en dos meses, a través de los cuales el Camilo actor se había transformado en el Camilo escritor. Volvió a la capital madrileña en el otoño, tras su saludable terapia en la sierra granadina, habiendo recuperado el buen y dispuesto a luchar para reconducir su camino en la vida. Llevaba “bajo el brazo” decenas de folios, con interesantes historias que podían ser útiles para elaborar curiosos y novedosos guiones. Programó una serie de visitas a productoras cinematográficas. Para su sorpresa, algunas de estas empresas le llamaron, con el objeto de concertar nuevas entrevistas. Al parecer les había interesado los materiales que Camilo les había propuesto. 

Una de estas productoras, propiedad del empresario Marcos Lama, le ofreció integrarse en su equipo de guionistas cinematográficos. Al menos tenía un sueldo mensual asegurado y trabajaba en una tarea que le agradaba desde su juventud. Pensaba, con agradecida nostalgia, su experiencia veraniega en Sierra Nevada “sin nieve”, cuando el vacío que sentía en su actividad como actor secundario y también el vacío numérico de personas, en un fascinante paisaje de montaña, estación invernal en temporada baja, desarrollaron esa potencialidad creativa que ahora le reporta esperanzadores caminos para su expresividad artística. -

 


LUCIDA DECISIÓN EN TEMPORADA BAJA

 

 

                     José L. Casado Toro. PUNTO DE ENCUENTRO PARA LA AMISTAD

 Antiguo Profesor del I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga        Viernes 05 diciembre 2025

                                                                                                                                                                                                                  

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