domingo, 20 de junio de 2010

UN ANÁLISIS TEÓRICO DE LOS AGRUPAMIENTOS FLEXIBLES
EN LA EDUCACIÓN SECUNDARIA





En el penúltimo Claustro de Profesores, correspondiente al presente Curso Escolar 2009-2010, ha tenido especial significación el tratamiento analítico de los agrupamientos flexibles. Con relación a los días y semanas precedentes, la meteorología se ha visto teñida hoy de un cielo nublado, mucho más fresco en los grados revelados por el termómetro, hermanado a un viento algo desapacible. Incluso hemos tenido que hacer uso del paraguas, en la profundidad de la tarde. Más de dos horas y media de reunión. Miércoles 9 de junio. Tras haber despedido, con una agradable Fiesta de Graduación, a los alumnos de 2º de bachillerato, se acercan las evaluaciones finales para el resto de los grupos de nuestra Comunidad Escolar, IES Ntra. Sra. de la Victoria. Y hay que planificar, es necesario organizar, muchas de las estructuras del Curso próximo, que se encuentra ya “a la vuelta de la esquina”. Y el tema “grande” o especial, de la desabrida tarde atmosférica, ha sido el que encabeza el título de este comentario. He atendido las numerosas argumentaciones de muchos de mis compañeros asistentes al debate. No he intervenido en la discusión. Me he limitado a ejercer mi derecho al voto sobre la posibilidad de establecer esta modalidad organizativa en nuestro Instituto. 15 votos afirmativos. 11 abstenciones. 8 votos contrarios a esta opción (entre los que se encontraba el mío). Hay que matizar que un número importante de compañeros, durante el Curso próximo, no trabajaremos ya en esta Comunidad Escolar. Por otra parte, creo recordar que el número total de Profesores en nuestro Centro se acerca al medio centenar.

No es la primera vez que se plantea esta polémica cuestión a debate en nuestro Instituto. De hecho, hace unos años, se llevó a la práctica esta práctica organizativa con los alumnos de 1º de la E.S.O. Según comentaron sus directos participantes, en el área de Matemáticas los resultados no fueron tan positivos como en la parcela disciplinaria de Lengua. Para el Curso 2010-2011 el proyecto es llevarlo a efecto con los escolares de 2º de la ESO. ¿Y por qué no también con los de 1º ESO? Y no sólo en Matemáticas o Lengua Española. Por el contrario, quedaría abierta la posibilidad que se sumaran más departamentos didácticos a la experiencia. He creído entender que los ciento cincuenta alumnos de este Curso de la enseñanza obligatoria, durante las horas en que se impartieran las disciplinas vinculadas, se agruparían en cinco niveles por los que irían rotando en función de su preparación, rendimiento y actitud ante el trabajo de la enseñanza y el aprendizaje. Los niveles de los grupos A y B serían obviamente mejores en cualificación y profundidad que los desarrollados en los grupos C, D y E. Un determinado alumno pasarían de un nivel a otro (con arreglo a los criterios expuestos) para esa hora de clase, cada mes o trimestre o en un momento puntual. Es evidente también que la Lengua española o la Historia, por ejemplo, todos los alumnos de 2º de la ESO habrían de trabajarla a la misma hora, durante los días en que se hubiera de explicar dicha materia. He creído entender, por otra parte, que la adscripción de un Profesor un determinado nivel (o grupo) no es “flexible”. Es decir, al profesional que le tocara impartir en el grupo A, desarrollaría su trabajo con alumnos de probada excelencia. ¿Y el compañero que tuviera que afrontar la dura carga de estar, entre septiembre a junio, en un grupo, como el E, en el que los niveles se van a ver condicionados por un profundo rechazo a la enseñanza ofertada? En este momento tenemos en todos los grupos un determinado porcentaje de escolares que rechaza visceralmente su permanencia en el Centro y los contenidos de aprendizaje. ¿Cinco, siete, más o menos, por agrupación? Ahora estarían todos juntos en esos grupos D o E para la calibrar la paciencia y resistencia del compañero encargado de atenderlos. También podría ocurrir que el grupo de la “excelencia”, el A, por ejemplo, solo fueran ocupado por unos quince alumnos. Y en B, por 20, siguiendo por los supuestos estadísticos. Los veinticinco alumnos restantes (de ambos colectivos) ¿se los sumamos al C, D o E? ¿Disponemos de espacio físico, hay paciencia y vigor profesional, para atender un grupo que pudiera alcanzar los cuarenta o más alumnos….. en 2º de la ESO? Además, a la hora de evaluar, a la hora de elaborar listas de alumnos, un Profesor siempre tendría que asumir que su lista es más que abierta. Nunca sabría quienes son exactamente sus alumnos. Yo que imparto en el C, he tenido en mi lista a un alumno, supuestamente, durante dos meses. El resto del tiempo, dicho alumno irá “viajando” o “agrupándose flexiblemente por otras letras del abecedario. El día de la evaluación de dicho alumno, ¿tendrían que estar presentes todos los compañeros profesores que le han dado clase en distintos períodos del Curso?. El trasiego en el pasillo de los segundos, durante el cambio de clase, serían más que vibrante, por el movimiento de personas, libros y material (yo en Matemáticas, estoy en el D y en Lenguaje en el B. ¡Ah, y en Sociales, me tengo que ir al E……) Verdaderamente, la escenografía cinética de campo, durante los cambios de hora, puede ser más que espectacular. Digna de las superproducciones de Hollywood. De todas formas, sigo pensando, con intensa preocupación solidaria, en el compañero al que le “toque” trabajar durante los nueve meses en el grupo E, en el que la marginalidad académica será más que manifiesta. Debe ser una persona de recios principios, generosa voluntad y una salud a prueba de retos y dificultades. Antes tenía en su aula 6 u 8 alumnos de esta categoría mas que “precaria” para su tarea o labor docente. Ahora tendrá treinta o treinta y cinco alumnos inmersos en esta peculiar cualificación ante la formación obligatoria. Más que envidiarle por su patente heroísmo… habría que compadecerle ante su deficitaria suerte.

Se nos ha llenado la voluntad expresiva del concepto integrador. Es el principio “sagrado” de la integración. Recordemos que en nuestro Centro no hemos tenido integración de alumnos con graves deficiencias físicas o psíquicas. Siguiendo con esta filosofía pedagógica, a los “buenos” los integramos y agrupamos en el A. Y, los menos buenos (por ser generoso con la las palabras explícitas) en el E. ¿El “gueto” de los marginales?. Agrupamientos flexibles… ¡y tan flexibles! Dígale Vd a un padre o madre que su hijo, por no querer estudiar, en base a su expediente; por su historial disciplinario o por otros datos calificadores, iniciará el Curso en el E. ¿Y Vd va a “meter” allí a mi niña? ¡Ni se le ocurra! Y es que todos sabemos, los de la tiza a las 8,15 de la mañana, día tras día, mes tras mes, quiénes ocuparían mesa en dicha descualificada agrupación escolar. Por supuesto…. flexible. Por cierto ¿quién, con qué criterios y en qué momento se decide por la promoción o degradación de los alumnos por las letras de las agrupaciones de segundo de la Obligatoria? Los equipos educativos, los departamentos didácticos y el de Orientación, habrán de arbitrar horas más que generosas para estudiar, analizar, fundamentar y decidir estos desplazamientos y vinculaciones de los alumnos con respecto a las áreas disciplinarias. La coordinación entre los Profesores habrá de ser más que puntual y continua. Un alumno, en el mes de junio cuando se le evalúe, puede haber trabajado con tres o cinco Profesores diferentes de esa materia. Tendrá que haber cinco Profesores diferentes que impartan Lengua Española o Ciencias de la Naturaleza a la misma hora. Por otra parte, si un Profesor que tiene a su cargo alguno de los grupos “flexibilizados” ha de declararse en baja médica, de media o larga duración, dada la política habitual de sustituciones que lleva a cabo la Administración educativa (a partir de la tercera semana) provocaría un grave bloqueo, no sólo en el aprendizaje de los alumnos vinculados a dicha agrupación, con la gravedad que ello conlleva, sino en la estructura de este sistema de movimiento intergrupal de los escolares en segundo de la ESO, en este caso concreto.

Debo manifestar que este análisis crítico no puedo sustentarlo en una experiencia personal directa. No he tenido la oportunidad de participar como Profesor implicado en la docencia de agrupamientos flexibles. Y ya para el Curso próximo pasaré a lo que yo denomino, utilizando una terminología castrense, “reserva activa” laboral. Dejaré mi puesto profesional a otros compañeros que, con una menor edad, tienen pleno derecho a ejercer una maravillosa vocación para la enseñanza y el aprendizaje de las generaciones que empiezan la etapa juvenil en sus vidas. Seguro que estos compañeros lo van a hacer muy bien. Con preparación, voluntad y eficacia. Sin embargo, el que ya no ejerza como funcionario docente el próximo Curso académico no es obstáculo para que aporte mi punto de vista acerca de esta cuestión que encierra, de forma indudable, una gran dosis de complejidad. De hecho, nuestro Claustro votó afirmativamente para que la Junta directiva continuara recabando información y materiales que sustentaran la posible aplicación de este sistema organizativo a partir del próximo septiembre. Y ahora, habiendo argumentado mi posicionamiento no favorable (por las consecuencias que implicaría) a su establecimiento debo, de manera responsable, aportar alternativas o soluciones que mejoraran los resultados académico de nuestro trabajo profesional. En realidad se piensa en este sistema flexibilizador como una opción más para modificar las estadísticas, escasamente positivas en resultados, de las calificaciones escolares que obtienen los alumnos en la actualidad.

Durante muchas de las páginas en estos escritos, lo he repetido en más de una ocasión. El rendimiento global, e individual, de los alumnos se ve hoy día gravemente determinado por la falta de motivación o determinantes para vincularse, con voluntad y esfuerzo, al aprendizaje en las aulas docentes y fuera de ellas. Carecen de condicionantes, internos y externos, que les impulsen a centrarse en su amor ante el estudio. Este interés ante la ciencia y la cultura en general lo derivan a otros incentivos alternativos, mediáticos, sociales o lúdicos. Si no estudian o trabajan sus obligaciones de formación, “no pasa nada”. Todo lo contrario, el propio sistema educativo se afana por degradar niveles de exigencia, favoreciendo cada día, cada hora, la ya escasa o nula motivación de partida. La “ingeniería” administrativa es bien conocida. Promoción en los cursos (incluso con todas las materias suspensas) por imperativo legal; adaptaciones curriculares “a la carta”, significativas o no; diversificaciones curriculares, en la que una mayoría de los alumnos participantes no podrían estar, dado sus antecedentes escolares; programas gratuitos de enseñanza vespertinos donde, en teoría, los alumnos van a estudiar los contenidos que no han querido estudiar en horario matutino; concesión del titulo de graduado en Secundaria a muchos alumnos con materias no aprobadas en cuarto de la ESO; recuperaciones encadenadas en las que a veces se aprueba ya por la inercia de agotamiento del Profesor que califica los ejercicios. Si esto ocurre a nivel de la organización escolar, en el ámbito de la política de exigencia familiar los determinantes son más que precarios. Mayoritariamente, inexistentes. Desde que son pequeños el control educativo de los padres en estos tiempos que vivimos ha sido más que limitado. Dicha atención en responsabilidad se ha ido reduciendo a medida que esos niños avanzan en su edad hacia la juventud. Trate Vd de arreglar su relajación ante las obligaciones que como padres y madres han asumido cuando su hijo alcanza ya doce o más años. Las posibilidades de éxito a estas alturas cronológicas, cuando no se ha actuado con eficacia en las edades de la primera o segunda infancia, es más que reducida.

Los Profesores nos encontramos hoy (siempre ha ocurrido), en todos los grupos escolares, con cinco, siete o más alumnos que carecen de incentivos para cumplir con sus obligaciones de esfuerzo ante el estudio. Son los “opositores activos” a la dinámica del aprendizaje ofertado. Habrá que conseguir que este “ rebelde grupo opositor” no te impida trabajar con los alumnos de nivel medio normalizado o esa minoría interesada activamente en su dedicación para el aprendizaje. Como habrás de aceptarlos, día tras día, tendrás que ubicarlos en una zonificación estratégica del aula. Conseguir que “hagan algo” que no perjudique el trabajo del resto de sus compañeros. Organizar algunas actividades paralelas de tipo pre-profesional, en la línea de los módulos formativos o cursillos básicos para la integración laboral. Utilizar vínculos de amistad, en función de sus caracteres, circunstancias familiares y ambientales, e intereses concretos para conseguir, a través de ese acercamiento, parcelas de comunicación, diálogo y aceptación de las “reglas del juego” en el contexto del ámbito convivencial. Pero no es lo mismo “negociar” con cinco o más que con treinta y tantos, todos unidos para la tarea más que difícil, imposible, por el riesgo que implica en el equilibrio físico y psíquico del docente que haya de afrontar el proceso de enseñanza y aprendizaje con tan complicado colectivo vinculado a la agrupación E en la etapa de 2º Secundaria Obligatoria.

En todo caso, las supuestas ventajas de esta organización académica (homogeneización de los colectivos grupales; incentivación para los alumnos de promocionar al grupo de “los buenos”; adaptaciones del currículo oculto para las agrupaciones “más degradadas” en su rendimiento y comportamiento; unificación profunda de criterios para los profesionales implicados en el proyecto, con el fomento subsiguiente del trabajo cooperativo,,,,, ) difícilmente compensan los riesgos que la aplicación de tal medida conllevaría (desintegración artificial de las uniones naturales grupales; caracterización de los grupos como “los buenos” y como “los malos”; complicación a la hora de evaluar a los alumnos que se hayan visto implicados en este trasiego de un grupo a otro; tener que atender a grupos “imposibles” en su totalización, como son aquellos que ostenten las letras D y E; dificultad para elaboración de los horarios, por las implicaciones que determinadas materias hayan de trabajarse de manera necesaria a la misma hora; protestas de los tutores familiares cuando a sus hijos se envíe a colectivo que sufran de una evidente marginalidad; aulas que difícilmente están preparadas para atender más treinta alumnos, número que se puede incrementar y que va a poner en jaque la fortaleza anímica, física de voluntarista del Profesor; exigencia de que haya cinco profesionales en cada uno de los Departamentos implicados para “dar clase” a la misma hora (o en su lugar una habilidad informática más que exagerada a fin de conformar un puzzle en el cuadrante horario especialmente difícil)….. etc.

Resulta perfectamente legítimo que se trate de experimentar esta opción organizativa en nuestro u otro Instituto. Igual, tras su desarrollo puntual, comprobamos que las consecuencias en lo positivo permiten compensar con largueza aquellas otros inconvenientes que a buen seguro también aparecerán. Mi posicionamiento en este largo artículo no es favorable a la aplicación de los agrupamientos flexibles, tal y como son previsibles de establecer. Durante la celebración del Claustro guardé silencio, atendiendo a las argumentaciones de aquellos compañeros que consideraron conveniente su intervención. Me limité a expresar el voto en el momento correspondiente para hacerlo. Con este escrito explico ampliamente, por escrito, mi fundamentación personal acerca de esta controvertida posibilidad en el campo formativo de la docencia.-



José L. Casado Toro (viernes 18 junio 2010)
IES Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga. Dpto. CC SS Historia



Una vez completada la redacción de este artículo, he mantenido conversaciones con diversos compañeros acerca del tema. En algún caso, su planteamiento interpretativo sobre los agrupamientos es diferente al mío. Todo ello explica la complejidad que puede encerrar esta flexible estructura organizativa y de trabajo en el campo de la docencia y el aprendizaje.
FIESTA DE GRADUACIÓN 2º BACHILLERATO
IES NTRA SRA. DE LA VICTORIA. Junio 2010. MÁLAGA.
DISCURSO DE DESPEDIDA A LOS ALUMNOS




Buenas tardes. Buenas tardes mis queridos alumnos, mi querida familia. Hoy no es un día como otro cualquiera. ¿Verdad?. 4 de junio, 2010. En esa cronología que adorna vuestra existencia, esta fecha va a quedar grabada con letras azules, como el mar; verdes, como la naturaleza y blancas, como la pureza que irradia de vuestras almas. Es el día, esplendoroso y anhelado, de vuestra Graduación. Fijaros, tiene lugar en una tarde de cálida Primavera, regada de luz y alegría como refleja la semblanza de vuestros corazones, en este entrañable Instituto que tiene nombre de Virgen y apellidos sembrados de una larga y fructífera Historia. La mayoría de vosotros y vosotras habéis compartido un tercio de vuestra aún corta existencia con no pocos compañeros, Profesores y muchas otras personas que hemos trabajado juntas por ser todos un poco mejores en esa formación que modela espíritus, talantes y caracteres a favor de una sociedad más sana y organizada. Buscamos ese ideal perfectible, individual y colectivo, que deseamos en el alba iluminado de cada amanecer, cuando la noche se hace luz y nuestra aventura diaria comienza a florecer.

Se os ve a todos muy bien trajeados, mejor peinados y con muchas sonrisas que alegran la atmósfera vital de este patio deportivo, en el que tanto habéis disfrutado durante las horas de recreo. Jugando, conversando y suspirando por aquel compañero o amiga que hacía vibrar vuestro corazón con sonidos indefinibles de sentimientos, latidos y necesidad. ¡Y os encontráis muy gratamente acompañados por vuestros PADRES, familiares y amigos! Me atrevería a pediros que cruzarais con ellos esos lindos ojos que adornan la imagen de vuestras miradas y que le dijerais en silencio, con el susurro de los sentidos, con el cariño que os une a esa madre y a ese padre ¡Gracias! Gracias por todo vuestro sacrificio, por todo vuestro amor, por darme la vida, por creer y ver en mí, la fuerza de la esperanza. Porque para ellos sois su mejor patrimonio, lo más importante y valioso que poseen, lo que da fundamento y razón para vivir cada momento, pensando que se ha sembrado para la vida, para el atardecer y para el sosiego de la añoranza. ¿Os acordáis cuando erais más pequeños, en las horas de vuestros juegos, en los momentos de destemplanza, cómo os dedicaban su tiempo, su cariño y el afecto de su atención desinteresada? Hoy también para ellos, en cierto modo, es un momento inolvidable de ver a sus hijos e hijas, alcanzar la mayoría de edad académica en esta dulce etapa de la juventud, al término de la Educación Secundaria.

Desde ese 2004, en este ciclo intermedio entre la Universidad y la Primaria, ¡cuántas horas de apuntes, cuánto tiempo ante el ordenador, cuántos libros subrayados y anotados, cuántas libretas y folios dibujados de letras, números, dibujos y palabras! ¿Sois capaces de recordar los folios de examen repletos de conocimientos, fórmulas, traducciones y mapas, escritos con la ilusión del principiante, con la madurez de muchas horas sustraídas al sueño, al ocio y a esa oportunidad para distraer el tiempo ante las imágenes siempre tentadoras de la gran pantalla? Muchos hemos sido vuestros Profesores y Maestros, en la cultura, en el pensamiento, en la ciencia aritmética y también humana. La Historia y las Matemáticas. El Lenguaje y la Física. La Religión y la Plástica. La Naturaleza y la Gimnasia. Seguro que me olvido de alguna materia, pero también ella ha contribuido a formar vuestro talante, vuestro intelecto, a fin de modelar hombres y mujeres en una sociedad bien educada y mejor formada. Todos esos Profesores forman parte ya de vuestra vida. Algunos permanecerán aquí el curso próximo. Otros, cambiarán de Instituto para las clases de mañana. Y alguno, a muy poco, os recordará con muchísimo cariño caminando, leyendo, haciendo fotos y escribiendo…. por esos jardines que adornan la ciudad malacitana. Cuando os encontréis con ellos, en las calles y en las plazas, sabed que os ven como ese fruto, como esa flor pacientemente germinada que, con amor y agua, siempre refrescante y mágica, genera vigor, dulzura y humanidad solidaria. Ya, ya sé que no me debo olvidar de algún parte teñido de rosa o verde, de la tiza blanca y coloreada, de esas pizarras mil veces escritas y otras tantas borradas y de ese frío en enero o febrero que fortalecía en vigor la resistencias de manos y piernas, antes de que llegaran los días del terral, para abrir al estío puertas y ventanas. También, de las lúdicas visitas de estudio, las diapo en el aula de proyección y aquel laboratorio repleto de probetas, misterios y sustancias mágicas. Del esfuerzo abnegado de los conserjes, ante la entrada de nuestra casa, y de ese peregrinar hacia el santuario de los bocadillos, cuando temblaba ese ansiado timbre a las once y cuarto, hora fijada para reponer fuerzas en el desayuno de una larga jornada. Es la heterogénea y rica vida en una COMUNIDAD ESCOLAR, de hombres y mujeres. Todos de distinta edad, temperamento y respuestas ante los retos de la dificultad, trabajando para ser un poquito mejores que ayer, para construir una sociedad que haga sonreír a todos aquellos que convierten la utopía en una valiosa realidad, para quererla y gozarla.

De aquí a muy poco en el tiempo, accederéis a la UNIVERSIDAD. Otros optaréis por módulos de grado superior, en el ámbito de la formación profesional. En cualquier caso vuestra actitud personal, en los dos ámbitos académicos, debe estar presidida por una profunda y abnegada entrega ante el estudio, tanto en el campo teórico como en las experiencias y actividades prácticas. Como universitarios os debe caracterizar una profunda actitud crítica, pero racionalmente equilibrada, ante las realidades políticas, sociales, económicas y culturales que nos sustentan como ciudadanos en una democracia. Una dinamización e influencia, de vuestros conocimientos y potencialidades, sobre el entorno social en el que la vida os ubique, ayudando, de manera preferente, a todos aquellos que más necesiten de vuestra preparación y competencia. Tenéis que enseñarles, con el ejemplo de vuestro magisterio, a superar su marginalidad, su desacomodación social, las injusticias en las que se ven inmersos y el maltrato que sufren desde un contexto cruelmente insolidario. Más que limosnas caritativas, esos hermanos necesitan del consejo, la estrategia, el ejemplo y la ayuda inteligente y pragmática, para su reacción frente a la injusticia social. El universitario debe devolver a la sociedad mucho de lo que ésta le ha dado en el proceso de su mejor y más cualificada formación. No debéis, no podéis ser ajenos a esta obligación que asumís tras vuestra entrada por los “hangares” superiores de la cualificación universitaria. Recordad. Estudio. Investigación. Y compromiso personal ante la vida.

Y siempre MÁLAGA, en vuestro corazón. La mayoría habéis nacido a la luz en esta tierra del Sur, acariciada con ternura por el mar Mediterráneo. Otros sois malagueños de adopción, pues esta ciudad cosmopolita lleva en su escudo, en su carácter, en su franca sociología, la mano abierta de la hospitalidad y la amistad. Paseando por el entorno de Alcazabilla percibimos en nuestro ser, en nuestra imaginación, en esa trabajada arqueología, una Málaga fenicia y romana; cristiana y musulmana; judía y renacentista; barroca y neoclásica; actual y modernista. Las almenas islámicas reposan sobre la gradería o cavea romana y ambas se hermanan ante ese Museo con dibujos y pinturas de un Picasso universal, escuchando todos con respeto los sonidos de unas campanas catedralicias que suenan al viento para meditar, sentir y rezar. Percibimos esa otra Málaga marinera, desde el barrio de Pedregalejo a las playas de Huelin o la Misericordia, con esa chimenea donde José Carlos grabó el nombre de Mónica para expresarle su amor, su cariño y dedicación ante una vida que empezaban. La Málaga nazarena, cuando despierta la Primavera, con Vírgenes, Cautivos y cantos legionarios, que pasean y desfilan por las calles al olor del romero, las rosas, los claveles y la cera, con el redoble de tambores y cornetas que cimbrean la fe de nuestra alma siempre necesitada. La Málaga festiva de las luces y juegos de agosto, con sus cantes, su feria, el vino moscatel y la dulzura de esa frágil biznaga. La Málaga laboriosa de sus barrios, plazas y callejuelas, desde La Palma a Ciudad Jardín, la Trinidad, El Perchel o la Malagueta portuaria. Esa es vuestra Málaga a la que debéis querer, cuidar y mejorar a fin de que cada amanecer luzca más bella, mirando y soñando al mar bajo el cobijo protector y maternal de la recia montaña.

Como ayer y como mañana, el contexto social habla y pontifica sobre la juventud actual. Los que hemos trabajado con diferentes generaciones de alumnos sabemos que los de hoy no son mejores ni peores que aquellos que hace años ocupaban las bancas escolares. Sois, objetivamente, diferentes en todas esas respuestas que la sociedad os demanda, en el quehacer de cada uno de los días, los meses y semanas. Reflejáis en vuestra facies temperamental a esa misma familia que os acoge y os sustenta desde algunos hogares que no siempre ofrecen el equilibrio necesario. Tenéis que enarbolar una serie de principios y VALORES que os hagan mejores ciudadanos, para ejemplo y orgullo en la significación de lo humano. El trabajo, la responsabilidad, la solidaridad, el respeto a los que ya tienen más edad y también a los que irrumpen plenos de ilusión en los jardines de la infancia. Los comportamientos éticos y la moralidad existencial debe presidir vuestras actitudes y respuestas ante la vida. Para conseguir unos objetivos no todos los medios son lícitos o válidos. Cultivad el valor de la amistad, esa mágica palabra o sentimiento existencial que justifica el dar la mano a quien la necesita, el consejo a quien lo demanda y una sonrisa a quien está triste por el dolor o ante la soledad inesperada. Buscad siempre razones para enriquecer con fundamento el necesario sagrario de la amistad, la confianza y la transparente sinceridad en los gestos y también en las palabras.
Mirad. Hay que estar muy bien preparado para afrontar los tiempos que nos ha tocado protagonizar. Y no es sólo por la CRISIS GLOBAL que el mundo está viviendo en este momento. Porque, además de las dificultades económicas que a muchos afectan, hay una evidente carencia de valores en los comportamientos y hábitos cotidianos. El consumismo banal, la superficialidad, el pasotismo, la insolidaridad, la enemistad, el egocentrismo y el desamor son nubes que eclipsan la importancia de las pequeñas cosas pero que son precisamente grandes e importantes en nuestra existencia. Me refiero a la voluntad de ayuda a los demás, el cariño fraternal, el sentido de lo espiritual, el esfuerzo constante por sembrar y comunicar ilusiones que genere alegría en la hermandad social. Precisamente, vosotros los jóvenes, sois quienes mejor podéis hacernos soñar en la utopía, en la entrega generosa y en la limpieza y bondad que llenen las respuestas de cada uno de los días. En definitiva, significáis ese limpio fundamento, para que el mundo cambie a mejor y nos permita difundir muchas sonrisas que hagan latir corazones de mayores y jóvenes, siempre abiertos y receptivos al vital maná de la esperanza.

Y ya en este momento de la DESPEDIDA, sería innecesario recordaros que esta ha sido y será siempre vuestra casa. Ese otro hogar en el que habéis compartido la educación y la cultura en el seno de una gran familia. Pensad en los compañeros. Los Profesores. El personal de administración y servicios. La entrega de todos, hacia todos. Estas puertas nunca estarán cerradas para vuestro recuerdo y necesidad, ahora que vais a cubrir una nueva etapa en la formación de vuestras vidas. Todos, absolutamente todos os vamos a echar de menos. Personalmente deseo también expresaros la importancia de este grato, pero difícil, momento en mi vida profesional. Utilizando un lenguaje castrense, pero lleno de amor y estima sincera, me siento orgulloso y feliz que hayáis sido precisamente vosotros quienes me hayáis acompañado en esta postrera batalla por la cultura, en un frente en el que no hay armas ni dolor. Hay, por el contrario, ilusión, naturaleza, conocimientos, vida, amistad y mucha fe en vuestro trabajo y entrega desinteresada.
No habrá, no debe haber entre nosotros un adiós. Sino un ¡hasta siempre!
Con un especial afecto, quiero ofreceros un abrazo lleno de cariño para todos.
Nunca os olvidaré. Muchas gracias.
José L. Casado Toro
Viernes 4 junio 2010
Profesor
CRONICA DE UNA TARDE, PARA LA EMOCIÓN Y EL RECUERDO
FIESTA DE GRADUACIÓN, BACHILLERATO 2010




Fue en una tarde de cálida Primavera. Viernes de la primera semana de junio, cuando la atmósfera de la urbe malacitana difícilmente puede disimular un verano que anticipa su realidad antes del solsticio meteorológico. Hacía mucho calor, en ese entrañable espacio deportivo de nuestro Instituto, cuando a las siete en punto de la tarde comenzaba el académico acto. Un fuerte sol del oeste cubría las miradas y las resistencias físicas de los numerosos asistentes: alumnos, Profesores, familiares y amigos. Como sería en demasía gravoso cubrir parte del patio de nuestro Centro con un entoldado (como el que se coloca en la calle Larios durante el verano), la mejor solución podría ser retrasar la iniciación del evento hasta las veinte horas, a fin de que la dureza térmica fuera más soportable para aquéllos (la mayoría) que portábamos chaquetas, corbatas y trajes de agradable diseño en nuestras estructuras corpóreas. Muchas madres y padres entre los presentes. La emoción de los progenitores, ante la mayoría de edad académica de sus hijos e hijas era más que evidente. Y encima del estrado, la mesa oficial presidida por el Sr. Director, Presidente de la Comunidad Escolar IES Ntra. Sra. de la Victoria, D. Daniel Martín, al que acompañaba la Jefa de Estudios, Laura Bandera y el Secretario del Centro, Juan A García. Como perfecta mantenedora del Acto, nuestra compañera Lourdes Blanco, Jefa del Departamento de Lengua Española. Aunque no estaban en la mesa presidencial, se notaba la hábil y eficaz voluntad de Rosa Mª Ucero, la Jefa del Departamento del DACE y la presencia de D Francisco Raya, Presidente del AMPA en nuestro Instituto. No me cabe la menor duda que se invitaría, a fin de compartir tan emblemático acto académico, al Sr, Inspector de la Consejería de Educación, adscrito a este Centro.

Tras unas breves palabras introductorias del Profesor Martín Benítez, los alumnos por parejas fueron entrando en el patio, bajo el sonido de una melodía del más puro estilo Hollywood, camino de sus asientos. Con un esmerado cuidado en su vestimenta y peinados, se les veía plenamente vinculados a la significación de esta ceremonia en la que ellos eran los principales y grandes protagonistas. Un tercio de su aún corta existencia había tenido lugar en este antiguo Instituto malacitano, donde habían alcanzado la cima de la juventud, en la fase de la Formación Secundaria. Todos ellos eran centro del interés en nuestras miradas que, con especial afecto y cariño, focalizaban sus ágiles y simpáticas figuras, sonrientes y satisfechas ante la culminación del esfuerzo de seis intensos años en su vida escolar. De nuevo habla el Sr. Director quien pronuncia un institucional discurso, destacando la significación del emblemático momento para toda la Comunidad Escolar integrante de nuestro Instituto. Continúa incidiendo la potencialidad térmica del astro solar sobre la mayoría de los numerosos asistentes. Una parte importante de los mismos busca cobijo en una zona de sombra junto a las ventanas de las aulas que miran al sur. Y ya, en este momento, la querida compañera Lourdes cita mi nombre para que hable, como representante del Profesorado, a quienes nos han acompañado en las clases de cada uno de los días durante el presente curso. Han sido treinta y un años ininterrumpidos en este mi muy querido hogar laboral. En este largo plazo del tiempo, me ha correspondido realizar el discurso de despedida a los alumnos en cuatro ocasiones. Mis palabras siempre han estado presididas por un sentimiento cariñoso hacia unas personas que, en un porcentaje muy elevado, considero con el afecto próximo de la amistad. Trabajar con ellos durante siete horas a la semana, en algunos de los grupos de Bachillerato, y habiendo compartido los cursos de la ESO con muchas de estas personas, en ese necesario equilibrio de la enseñanza y el aprendizaje, hace que nuestra vinculación cariñosa sea más que evidente. ¿Cómo debe ser, en mi modesta opinión, la estructura estos discursos que ponen fin a una permanencia en la Educación Secundaria de seis años, un tercio de la vida de estos alumnos que alcanzan ya la mayoría de edad legal?

El indudable contenido emocional no debe excluir un análisis de otros elementos sociológicos, culturales o personales. Básicamente hay seis partes, debidamente relacionadas, en los folios que son leídos, con cariño, dulzura y energía (usando entonación complementaria), ante los asistentes al acto. Instituto, familia, Universidad, Málaga, valores y principios ante el momento en que se vive, algunas simpáticas anécdotas y una despedida, repleta de sentimientos, que se hace un tanto emocional por parte de la persona que habla. Aproximadamente, unas dos mil palabras que en su recitado ocupan unos veinte minutos, más menos, del tiempo disponible. Resumiendo: la significación de lo que ha sido su hogar académico en este tercio de sus vidas; el agradecimiento que han de deparar y corresponder a la entrega generosa de sus padres y familia; la importancia y exigencia responsable que conlleva ostentar la insignia universitaria; el amor a su ciudad, en sus barrios, tradiciones e historia; unos pilares éticos y morales a cultivar ante la vida, destacando la solidaridad, el esfuerzo, la responsabilidad integral, el estudio y la honestidad ante los retos que ilusionadamente tienen por delante en sus vidas; las sonrisas y añoranzas que revisten algunos recuerdos y anécdotas de estos últimos años, compensa la necesaria seriedad que conllevan algunos de los contenidos expuestos ante el auditorio. Los aplausos finales reflejan de forma diáfana la sintonía de ese cariño recíproco que nos vincula. Como material complementario a este artículo, se adjunta el texto completo del que ha sido un servicio más prestado con gratitud a mi querida Comunidad Educativa.

Fue una agradable sorpresa. Diego Meléndez y Carlos Quintana, portando sus guitarras eléctricas y españolas ocupan el estrado, a continuación, para deleitarnos con tres bellas canciones que ponen una nota de alegría y estética musical en el ambiente. Tras su gran actuación, en un miércoles primaveral, allá en el laberinto antiguo malacitano de la tetería El Harén, llevan en su impronta el título de dos juglares de la música para tocar, cantar y recitar. Fueron muy aplaudidos y vitoreados, regalándonos el sonido de otra sentida canción a modo de complemento, hecho que apreciamos.

¡Ahora os toca a vosotros! La intervención de los representantes del Bachillerato de Humanidades y CC SS y de Ciencias y Tecnología es muy esperada. ¿Qué nos tendrán preparados en esos apuntes tan celosamente guardados para este momento? En primer lugar acceden al micrófono dos hermanos. Ana Cristina y José Luis. Representan al 2BB, de Humanidades. La simpatía de Ana es bien conocida por todos los que tenemos la suerte de compartir su amistad. Hablan del Curso, de sus Profesores, de los proyectos para mañana…. Después aparece la erguida figura de Pablo, representante del 2BA, Ciencias. Demuestra su capacidad oratoria como mantenedor de un auditorio que escucha sus benévolos y simpáticos comentarios acerca de la significación de todos los Profesores, incluso de alguno que ya no pertenece a la plantilla de este Instituto. Ni en las anécdotas, que sabe dosificar con oportunidad, ni en la valoración de lo que ha significado este Curso 2010, deja entrever la más mínima crítica a los que han sido sus maestros en bachillerato. Esa elegancia es de resaltar y valorar en su justa importancia. Los aplausos fueron más que sonoros para los tres intervinientes.

Fue especialmente emocionante la entrega de becas, diplomas y orlas a todos los alumnos por parte de sus queridas tutoras Dña. Francisca Quesada y Dña Luisa Lozano. Antes, algunos Profesores recibimos la generosidad de unos regalos por parte de nuestros afectos alumnos. Como ya les había dicho, el mejor regalo que hemos tenido ha sido poder conocerlos, trabajar con ellos y quererles cada día un poquito más. Pueden imaginarse que en todo este recorrido ceremonial, las cámaras fotográficas, compactas y réflex, y las videograbadoras no dejaron de funcionar. El corpus documental atesorado de este evento será más que valioso cuando vaya fluyendo la solidaridad compartida de tales documentos y fuentes testimoniales, vía red o pen-drives. Paqui Quesada quiso dirigirse a sus “hijos académicos” con unas sentidas palabras. Ocurrió lo que todos esperábamos. La emoción desbordó sus sentimientos y apenas pudo finalizar. Sus lágrimas regaban ese cromático y delicado ramo de flores que le había sido entregado por sus alumnos como muestra de amor y cariño hacia una gran persona que forma ya parte de sus vidas.

En este momento de la celebración, el Sol ya navegaba hacia otros meridianos, ejerciendo ese periplo diario que nos permite cíclicamente ver de atardecer y amanecer. El azul de las chaquetas y el blanco de las “túnicas angelicales” seguía con su brillo aterciopelado pero ahora proveniente de esas estrellas que tímidamente comenzaban a asomarse al techo de nuestra esperanza. Todos puestos de pie, escuchamos con respeto el “Gaudeamus igitur” que sonó por los altavoces del recinto deportivo donde había tenido lugar la Fiesta de Graduación. Fue el adecuado punto final de una ceremonia que va a quedar grabada, de manera indeleble, en los recuerdos positivos de nuestra andadura vital. Nuevos besos y abrazos. Saludos a los familiares y amigos, previos a un agradable ágape servido por el AMPA del Instituto. Muchos habíamos recuperado la cariñosa compañía de antiguos alumnos que quisieron unirse y acompañarnos durante este inolvidable cuatro de junio.

La noche continuaba en la pizzería El Trastévere, en pleno núcleo de la Malagueta portuaria. Fue una acertada decisión, pues el ambiente era más que distendido, cercano físicamente y muy interesante en el precio, con relación a los restaurantes de otros años en el corazón de la Costa Occidental. Muchos tacones y sandalias de estreno habían sido cambiadas convenientemente por manoletinas o zapatillas usadas para no dejar de bailar en la profundidad de la noche. Corbatas y chaquetas reposaban en los asientos de ese primer piso de un restaurante donde se elabora comida italiana muy apetecible para todos. Algunos alumnos habían llevado a sus parejas, por lo que tuvimos que reacomodar el espacio previsto inicialmente, ante la falta de mesas. Mientras esperábamos la cena, se improvisó un concurso en el que casi todos tuvimos algún premio. Esa banda dibujada, en suave papel higiénico, con el rojo de labios fue una bella insignia que algunos pudimos ostentar con indisimulable orgullo. ¿El menú? Ensaladas y bruschetta para compartir; un plato central de pasta, pizza o carne; postres variados a elegir; refrescos y alguna jarra de cerveza para comunicar brindis y afectos. He de valorar que muchos autocontroles desaparecieron en esa cena familiar, a la que cuatro Profesores pudimos asistir. Personalmente, debo manifestar que entablé alguna conversación en la que el contenido de las palabras superó, con largueza, a las de todo un curso. Habíamos dado un gran paso hacia la amistad. Era el gran beneficio de una noche mágica, junto a la bahía malagueña, en la que el mar nos acariciaba con ese brillo indefinible de misterios, sensaciones y movimientos que hace vibrar los sentimientos y potenciar el ritmo y sosiego de nuestros latidos y miradas.

En el amanecer de un nuevo sábado, cinco de junio, me dispuse a responder a las cariñosas dedicatorias de una tarjeta grupal, con foto incluida, que me habían entregado los compañeros del 2BA. También enviaba unos cariñosos correos electrónicos a las cuatro lindas personas que me habían regalado su foto enmarcada con una dedicatoria en la que se leía “para que no nos olvides”. ¡Como voy a olvidar las sonrisas y las ejemplares figuras de Cristina, Maria José, Margari y Marta! Me dicen que a esa hora, en al alba iluminada de un nuevo amanecer, nuestros queridos alumnos de bachillerato volvían, cansados pero felices, de una larga noche de bailes, danzas y canciones afectivas para el recuerdo, la amistad y la añoranza. Nuestra amistad nunca debemos dejarla adormecer. Había nacido un nuevo día, como nos dice la canción de Celine Dion, camino de la esperanza.-


José L. Casado Toro (viernes 11 junio 2010)
IES. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga. Dpto. CC SS Historia.

























































































































martes, 8 de junio de 2010

La lúcida terapia de una sonrisa

LA LÚCIDA TERAPIA DE UNA SONRISA.




La inmensa mayoría de los contenidos de estos escritos son generados a partir de observaciones, reflexiones y vivencias surgidas en cada periplo viajero por el discurrir de los días. Comento un recuerdo reciente.

Muy de mañana, en la clase de los “mayores” como dicen mis jóvenes amigos de primero ESO, explicaba o divulgaba unos contenidos cuya temática no era difícil de asimilar, aunque sí había algo de aridez en algunos de esos epígrafes que organizan los párrafos. Se hacían notar ausencias de algunos rostros muy familiares, en su ubicación, gestos e imagen. Aquél otro, y tú también, estabas repasando unos apuntes que no pertenecían a la temática que ahora nos correspondía trabajar. ¡Es que ahora tenemos un examen de Filosofía. Y después una “recu” de Lenguaje! No se me ocultaba que, mañana y pasado, serían mis materias las “culpables” de esa falta de atención o atmósfera tensionada que parecía inundar los vínculos anímicos del aula. Me dispuse, por consiguiente, a romper esa dinámica de atonía y preocupación, al tiempo, que se respiraba desde muchas de las mesas que rodeaban la mía. Dejé el micro, ese fiel compañero que tanto me ayuda en la potencia y modulación de la voz y forcé un largo minuto de provocado silencio. Crucé mi vista, con lentitud manifiesta, hacia todos y cada uno de los ojos observadores que ahora focalizaban en mi su atención. Comencé a sonreír. Al principio, tal vez algo forzado. A los pocos segundos, notaba ya en mí una cierta naturalidad no exenta de afecto. Mirad, he parado la explicación, porque quiero preguntarme en voz alta ¿qué podría hacer, en este momento, para cambiar en vuestra expresión los dibujos y altibajos de la preocupación por la serenidad. ¿Cómo puedo conseguir amistad de una sonrisa? Y les conté algunas claves de cuando su Profe era el que tenía que afrontar la vorágine de las pruebas, clases y recuperaciones de exámenes. El interés, como respuesta, de muchos era manifiesto. ¿Y a quién le vais a dedicar el esfuerzo de esta larga jornada, plena de trabajo, colaboración y parece ser que revestida de nervios traviesos para vuestro equilibrio? Seguía con mi sonrisa sincera de amigo y pronto me vi rodeado de semblantes que habían tornado su adustez por mímicas amables que traslucían algo de afecto, mayor serenidad y sonrisas contagiadas de confianza.

A veces nos cuesta ser agradables con aquellos que rodean nuestro caminar por los fotogramas que conforman las vivencias compartidas. Pudiendo generar un poquito de alegría en éste o aquél no sabemos o queremos medir las palabras, los gestos, las actitudes. Provocamos, probablemente sin intencionalidad, el ocre nublado de la tristeza acompañado de ese dolor, oculto o explícito, que cubre de infelicidad el ánimo de otras personas que comparten el microcosmos de nuestras respuestas. Y más tarde reparamos que no hubiera sido difícil haber cambiado la oscuridad de la noche por la luminosidad con la que el sol nos gratifica. Y cuando el error es más que evidente, el daño que hemos podido propiciar es tan profundo que cuesta en demasía cicatrizar sus heridas. No ya en lo físico sino en la confianza del ánimo, que todo lo complica más. Y, por supuesto, hay pequeños niveles y nimiedades en el error. Pero también fluyen otros comportamientos en lo humano que están totalmente exentos de cualquier base elogiosa. Como me decía hace pocas horas unas líneas sinceras de un correo amigo. Siembra un poquito de amistad y recogerás una amplia cosecha. Para tu propia felicidad. Pero más importante todavía, para la de aquellos que te rodean y comparten la vida.

¡Cuesta tan poco y se genera tanto! Era un miércoles por la tarde. El centro comercial cumplía con desahogo su misión de albergar a un muy numeroso público ansioso de encontrar compensaciones para sus necesidades, materiales o lúdicas. Hombres y mujeres. La mucha edad en algunos contrastaba, como ocurre naturalmente en cualquier ámbito social, con aquellos otros que están en el aprendizaje de su niñez y juventud. Unos con prisas en su desplazamiento. Éstos simplemente paseaban observando el contenido de aquel escaparate o expositor atrayente en sus ofertas publicitarias. Como siempre ocurre en estos casos, sin previo aviso, mi lector de discos DVD había dejado precisamente de ejercer su principal función. La fiel reproducción de los contenidos grabados en las pistas informáticas. En el servicio de postventa me indicaron que la oficina de ventas podía localizar y duplicar la factura del aparato, pues la original (estas cosas siempre suelen ocurrir en su inoportunidad) no aparecía en casa. Era el requisito imprescindible para optar a la garantía de reparación. Me recibió en ese departamento de atención al cliente una chica joven. De las que saben mirar a los ojos. Pienso que llevaría ya unas cuantas horas ejerciendo el oficio de atender las diversas necesidades de un público más que exigente en sus problemas y consultas. Antes de preguntarme qué necesitaba, me regaló una amable sonrisa, como saludo inicial, que sinceramente, agradecí. Tras escuchar el resumen de mi situación, se esforzó, con diligencia y agrado, en localizar los datos necesarios en su ordenador (no le resultó fácil el conseguirlo) a fin de poder duplicarme esa traviesa factura que me era tan necesaria. Incluso en un preciso momento me atreví a comentarle que lamentaba toda la complicación que le estaba provocando. Nueva sonrisa. “No se preocupe, que lo vamos a resolver”. Cuando la escalera mecánica me desplazaba a la planta baja para la salida del macroedificio, no dejaba de repetirme lo agradable y servicial que había sido aquella joven ¿Sonia? de la que me había despedido con otra sonrisa y palabras de gratitud por la generosidad que había sabido y querido regalarme. En ese momento estaría atendiendo, con su gesto agradable, a un nuevo cliente. Me enorgullecía percibir la buena gente, identificada o anónima, que tenemos tan cerca. Siempre hay un momento, revestido de la mejor oportunidad, para saber aprender y mimetizar las respuestas positivas que nos ofrece el buen ejemplo de los demás.

Podemos preguntarnos si resulta humanamente inteligente, útil o concordante con el entorno de la privacidad religiosa, provocar, con nuestro comportamiento en respuestas, cotas de desánimo, sufrimiento o dolor en nuestra área de influencia social. Precisamente porque la postura contraria siempre reporta frutos más beneficiosos en ese entorno personal que nos rodea. Sin duda, es más grato, alegre y estimulante ofrecer una mejor respuesta. Para con los demás. Para con nuestra propia conciencia. Estoy refiriéndome a una palabra amable. Una mano tendida. Un saber entender. Una predisposición para ayudar. O esa lúcida sonrisa a tiempo. que evita largas explicaciones en palabras, porque sólo con ella es suficiente para comunicar afectos. Es más que evidente que todo ello no resulta fácil llevarlo a cabo. Pues en toda comunicación participan, en principio, dos agentes. Emisor y receptor. Y ha de haber una mínima sintonía positiva entre ambos. Cuando uno de ellos muestra su patente opacidad en voluntad y gestos, la vía comunicativa bloquea sus accesos. Por mucha voluntad que se haya puesto en el empeño. Cuando la opacidad es recíproca, lo que es de muy lamentar, habrá que esperar a tiempos mejores para la llegada del sosiego y la esperanza. Algún día esas sonrisas tendrán que germinar y florecer con su aroma suave y su cromático esplendor. ¿Por qué no ha de ser así?


A nivel de ACCIÓN TUTORIAL ¿qué podríamos diseñar a fin de socializar la terapia de la sonrisa, con su potencialidad simbólica. Con su beneficio, más que real? Veamos algunas simples, pero profundas, posibilidades. Más de una sesión de tutoría colectiva va a estar dedicada a comentar ejemplos y resultados sobre actitudes que aplicamos a nuestro comportamiento cotidiano.

BUSCAR MOTIVOS PARA ESTAR CONTENTOS.

En los momentos de dificultad, siempre podemos hallar alguna razón que nos haga cambiar nuestro semblante. Sea algo más o menos importante. Pero nos debe, nos va a alegrar.

COMPARTIR LA ALEGRÍA.

Esa dicha compartida, es más gratificante. Se hace más solidaria, pues a los demás también les va a enriquecer y ayudar.

APOYAR EN LA DESGRACIA.

En esas situaciones en las que te sientes un poco huérfano de todo, una mano amiga te es más necesaria que nunca. Debes hacerlo. Es más bonito cuando la ayuda sale espontáneamente de ti.

LUCHAR CONTRA LA TRISTEZA.

Existen muchos motivos en la vida que justifican lo necesario de borrar esa palabra de nuestro vocabulario. En ocasiones no es fácil conseguirlo. Pero lo importante en no dejar de intentarlo.

SUSTENTARNOS EN LO POSITIVO.

Nos hace estar contentos frente a lo negativo que nos aleja con dolor de esa situación. Desde luego, una actitud optimista es un buen alimento para nuestra salud.


SER AGRADABLE CON LOS DEMÁS.

Cuesta poco y rinde mucho. A fuerza de practicarlo, cada vez resulta más natural. Incluso aquellos que no utilizan este estilo relacional se verán influidos por tu ejemplo. Igual algún día deciden llevarlo a la práctica. Acertarán si cambian en positivo de actitud.

FE EN LA AMISTAD.

Esta palabra, este sentimiento, este estilo de vida, necesitaría muchas líneas de no pocos viernes. La fe mueve montañas. Y, aunque esa amistad que tanto necesitamos parezca esconderse de nuestro entorno, puedes encontrarla en cualquier minuto, en ese lugar, de cualquier día.

¿NO ES MEJOR SONREÍR?

En realidad, por aquí comenzaba este artículo. Haciéndolo nos sentiremos mejor. Y los demás, seguro que también. La fórmula es bien sencilla. Practicarla. Y procurar que esa sonrisa sea cada vez….. más permanente, más solidaria, más verdadera.-


José L. Casado Toro (viernes 14 mayo 2010)
IES. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga. Dpto. CC SS Historia

miércoles, 2 de junio de 2010

Un aniversario de más de cuatro décadas. Magisterio. Promoción 1968

UN ANIVERSARIO DE MÁS DE CUATRO DÉCADAS

MAGISTERIO. PROMOCIÓN 1968





Era un día revestido de invierno, no especialmente frío pero sí con esa humedad que provoca una fina lluvia para mentes desconsoladas. Llegué tarde a casa y me encuentro con un nombre y número de teléfono para atender a la llamada. He de confesar que reconocí de inmediato ese remitente. La memoria me hizo recordar que se trataba de un antiguo compañero de estudio en la Escuela de Magisterio de Málaga. Aquella Escuela Normal ubicada en el barrio del Ejido, hermanada con la Escuela de Peritos, en una gran plazoleta ajardinada. En los años sesenta aún no existía la Universidad malacitana. Estudiar para maestro o perito técnico eran dos posibilidades de grado medio, a elegir para los estudiantes que finalizaban aquel antiguo Plan del 50, en la Secundaria. La Escuela de Magisterio, separada en dos mitades para maestros y maestras, formaba un recio y cuadrangular edificio, construido para albergar a los que hasta ese momento estudiaban para enseñantes en las dependencias de la Plaza de la Constitución (llamada, en aquel momento, Plaza de José A. Primo de Rivera). Es cierto. Los futuros maestros recibíamos las clases en una de las alas del rectangular bloque, separados “convenientemente” de las que serían futuras maestras. Obviamente, el régimen de coeducación no se había implantado en las aulas escolares. El franquismo gobernante no lo contemplaba. Por eso funcionaba “el Gaona” o Instituto femenino Vicente Espinel. Y el “Martiricos” o Instituto Masculino Ntra. Sra. de la Victoria. En éste último, mi Centro de “toda la vida” las primeras alumnas comenzaron a llegar, creo recordar, en el curso 81-82 (año arriba o abajo). En un principio eran sólo dos o tres chicas que estudiaban primero de B.U.P. A muy poco tiempo, la sex-ratio se fue equilibrando y hoy tenemos grupos en que la mujer prevalece, numéricamente, sobre los chicos matriculados.

Volviendo a la llamada telefónica pendiente, fue atendida de manera inmediata, contactando con su autor, un querido compañero de estudios de Magisterio. Hacía mucho tiempo que no habíamos tenido la oportunidad de intercambiar comentario alguno. Tras los afectivos saludos, me comentó la intención de otros compañeros de Promoción para organizar una reunión, con almuerzo incluido, en el que pudiéramos saludarnos y dialogar un buen rato, tras el paso de muchos años sin vernos. Anotamos nuestra dirección electrónica y quedamos a la expectativa de nuevos contactos, previos a la futura celebración de “hermandad”.

Muchos desconocen que en los años sesenta, los estudios para Maestro (de Primera Enseñanza), según reza mi título administrativo, se iniciaban tras finalizar el bachillerato elemental. Es decir, podías iniciar el primer año de “la carrera” incluso (para algunos) con catorce años. Normalmente finalizabas la titulación con dieciocho. Éramos Maestros a una edad en la que hoy finalizan los alumnos de 2º de bachillerato. Muy jóvenes, para dar clase a los escolares de más edad, aunque también es cierto que, al no existir la Educación Secundaria Obligatoria, muchos alumnos desmotivados o por circunstancias personales, abandonaban pronto los estudios y entraban en la dinámica laboral a partir de los catorce años. También debo aludir que la titulación de Maestro te abría las puertas de las facultades universitarias. Era propio que te matricularas en Filosofía y Letras, aún sin haber cursado el bachillerato superior (5º, 6º y el Preu). Al margen de que tenías que desplazarte a la ciudad hermana de Granada, con los gastos que ello conllevaba (la política de becas-salario fue muy efectiva para el autor de este artículo), te encontrabas con dos cursos de comunes en los que había una materia de Latín para la que carecías del “rodaje” imprescindible en el Bachillerato Superior. Aprobarla era todo un reto pues apenas poseías unos rudimentos de esta lengua clásica, cursados en aquel antiguo tercero del bachillerato elemental.

Después de diversos avatares para su realización, ya en este último sábado de un mayo primaveral, ha tenido lugar nuestra reunión de la promoción del 68, celebrado en un agradable restaurante playero de la Axarquía malagueña. Comprobando unas listas que por allí circulaban, sumábamos una matrícula de cerca de los noventa compañeros, como alumnos oficiales. Había otro tanto de estudiantes que se examinaban por libre. Pudimos asistir al ágape fraternal sólo una cuarta parte. De los veinticuatro presentes, todos éramos hombres en coherencia con la inexistente coeducación de aquella época. Resulta curioso que ninguno de los veteranos maestros se presentó acompañado de compañera o cónyuge alguna. Como alguno comentó, “demasiados tíos” con ese gracejo coloquial tan al uso. Es cierto que a muchas personas no les agrada este tipo de reuniones. Y hay que entender esta postura. Allí estaban compartiendo la suculenta mesa del almuerzo, compañeros de estudio que no se habían vuelto a ver desde hacía 42 años. Entre los mismos, la imagen de aquellas fechas juveniles ha evolucionado. Más en algunos. Menos en otros. Y casi todos con las cámaras fotográficas, a fin de no perder detalle alguno para inmortalizarlos en el archivo referencial de nuestro ordenador.

Tras la llegada a esa playa cercana a Torre del Mar, en Benajarafe, saludos y abrazos para unos y otros. En algunos, la memoria es bastante puntual. Se te acercan y te dicen tu nombre y dos apellidos, con el afecto y la sonrisa de por medio. Tu correspondes con todo el cariño que puedes aportar, aunque difícilmente reconoces en la persona que te saluda a ese joven compañero de aula que, con diecisiete años, jugaba al balón contigo, en las horas vacías de clase, por aquellas explanadas adjuntas al Ejido escolar. No hubiera sido una vana idea habernos colocado unos identificadores de pinza, como los usados en los Congresos académicos, con nuestros nombres, para una mejor identificación y memorización de nuestras personas. ¡Te conservas muy bien! ¡Por ti no han pasado los años! ¡Estás prácticamente igual que entonces! Toda una sucesión de hipérboles, generosa y simpáticamente exageradas y muy alejadas de la evidente realidad. Aquellos “niños” del 68 han perdido bastante de su potencialidad capilar. El color del pelo, que permanece, ha sido teñido de un manto nevado en lo cromático. La superficie corporal se ha visto agredida por “socavones” y desniveles, curvas de nivel y cambios de rasante epidérmicas que nos hablan del paso inevitable del tiempo en las frágiles hojas del almanaque.

Pronto circula una lista obtenida en la Secretaría de Ciencias de la Educación. Allí te ves junto a otros entrañables nombres cuyos apellidos te recuerdan el recitado diario a manos de D. Justo Novo, Doña Angustias Gallardo, D. Rafael Vela, D. Pedro Correa, Doña Coral Parga …. ¡Tantos Profesores para el recuerdo! Algunos aún comparten con nosotros los minutos y las semanas de la existencia diaria. Por ejemplo, D. Salvador Martín. Pocos le conocerán por este nombre. Pero si digo “el Mogambo”, por supuesto que con el mayor de los respetos, todo el mundo sabe que es (aunque lleve muchos años jubilado) un excelente Profesor de Física. Y D. Manuel del Campo, que aún sigue difundiendo por Málaga sus conocimientos musicales. D. Rafael Bravo, que curtió nuestro cuerpo en las clase de educación Física. Incluso en Religión tuvimos la grata compañía de un sacerdote joven y muy vital. Siempre irradió optimismo. Me estoy refiriendo a D. Francisco García Mota, hasta hace pocos meses deán de nuestro Templo Mayor catedralicio. No sé si algún compañero pudo contactar con estos Profesores que aún pasean su admirable imagen espiritual y corporal por las calles y plazas malacitanas. En todo caso hubiera sido especialmente simpático haber compartido mesa con tan ilustres personalidades, y esta frase la expreso con toda la justicia y sinceridad que conlleva. Fueron , con toda la mejor voluntad y estilo que les caracteriza, nuestros “Maestros” para enriquecer esa bendita profesión de enseñar a ser un poquito mejores a los demás. Les tenemos que deparar nuestro afecto, cariño y reconocimiento.

Tras nuevos saludos, a los compañeros que se incorporaban al grupo, nos vimos todos ubicados alrededor de una larga mesa, en uno de los agradables comedores de este restaurante playero, muy cercano al oleaje que acaricia la orilla del Mediterráneo. En estas comidas, te relacionas por proximidad física con los compañeros que tienes a tu derecha e izquierda y a los tres que tienes enfrente en la mesa. Sin embargo hay personas que, con un natural dinamismo, logran elevar el tono festivo de la velada, haciéndose oír por todos y aportando simpatía y agrado con especial cariño y generosidad. Las cámaras fotográficas, compactas y réflex, no dejaron de cumplir con su testimonial misión, recogiendo sonrisas, gestos, poses y composiciones inesperadas pero que potenciaban la naturalidad ejercida por sus autores. Dichas fotos han ido llegado a las pantallas de los ordenadores, en el transcurso de los días, con lo cual la documentación gráfica del evento ha quedado suficientemente recogida para los anales de nuestro recuerdo.

Siempre he mantenido que el problema de estos almuerzos o cenas está en la fase de los entremeses. Llegas con un cierto apetito, que se agudiza con el natural nerviosismo que depara un encuentro con personas entrañables a las que no has visto, en su mayoría, desde hace más de cuatro décadas, y te comienzan a llegar platos y bandejas repletos de suculentos entrantes, bien acompañados con jarras de fresca cerveza y vino riojano para los que prefieren el néctar de la uva. Entre los comentarios y anécdotas que comienzan a fluir, vas llenado el estómago con esos alimentos del principio, sin darte cuenta que no vas a dejar capacidad en tu necesidad alimenticia para ese plato básico que, en este caso era un gran solomillo de carne asada, guarnecida con verduras. Cuando eran retirados los platos de este núcleo central del almuerzo, la mayoría de los mismos iban repletos de ese amplio trozo de carne que no había podido ser consumida por la densidad y variedad de los entremeses ofertados al gusto. Igual habría ocurrido con el pescado, si así hubiera sido el caso. Otro problemilla de estas comidas es que, tras la finalización de la misma, has de conducir. Y aunque no seas abierto a la bebida, lo cierto es que has de cuidar la mezcla de vasos de cerveza (con alcohol) con las copas de vino, cuyo grado alcohólico es obviamente mayor. Añades la copa de champagne o cava y esa otra copa que te regala el encargado del comedor y te expones, en definitiva, a un posible control de los agentes del tráfico o a un error en tu concentración a la hora de manejar el vehículo. Son frecuentes las fiestas y celebraciones en que los asistentes son trasladados en un microbús a fin de evitar estos riesgos, en los que nunca pasa nada…. pero puede lamentablemente pasar. Ese peligro queda solventado si la ubicación del restaurante se halla en pleno centro de la ciudad o asequible al transporte municipal de viajeros. En todo caso, conducir por la ciudad no es lo mismo que hacerlo por carretera o autovía.

Hubo palabras afectivas, pronunciadas por algunos compañeros (eludo nombres concretos pues los veinticuatro asistentes merecen ser citados) tras los brindis finales a la celebración. Entre ellas, muchas anécdotas y el propósito de repetir el encuentro dentro de unos meses. Y, también, una alegre foto grupal que va a quedar inmortalizada para la memoria en el recuerdo. Cuando conducía por la autovía, camino de la capital malagueña, seguía pensando en aquellos niños, de mediados de los sesenta, que con apenas catorce años se matricularon animosos con el objetivo de llegar a ser maestros. Bellísima palabra, todo un elogio quien se dirija a ti con esa expresión que indica tu mejor disposición para enseñar y ayudar a los demás. Con apenas dieciocho años, ya disponíamos del título correspondiente para ejercer como tal. Éramos muy jóvenes en el tardo-franquismo. Las aulas y los escolares nos esperaban. Algunos comenzaron sus clases prácticamente al año siguiente. Otros, tuvimos que esperar algunos años para poder hacerlo, dado que completamos la preparación con otros estudios. Incluso algunos acabaron trabajando, con gran eficacia y dedicación, en el ámbito sanitario. Teníamos mucha ilusión y fe en nuestro futuro. La Historia ha sido benévola y generosa con nosotros. Una larga y ejemplar trayectoria profesional nos contempla. ¿Lo más gratificante que hemos tenido en nuestra larga actividad laboral? Sin duda. los alumnos. Su ilusión y transparencia nos ha hecho a todos un poco mejores.

Continúan llegando correos y mensajes a nuestros ordenadores, con remites entrañables. Todos plenos de cariño y con una gran voluntad de diálogo. Hemos recuperado una valiosa amistad que había quedado adormecida. Seguiremos trabajando esa fértil tierra donde germinan sentimientos, afectos y añoranzas.-


José L. Casado Toro (viernes 4 de junio 2010)
IES Ntra. Sra. de la Victoria. Dpto de CC SS Historia