domingo, 20 de junio de 2010

CRONICA DE UNA TARDE, PARA LA EMOCIÓN Y EL RECUERDO
FIESTA DE GRADUACIÓN, BACHILLERATO 2010




Fue en una tarde de cálida Primavera. Viernes de la primera semana de junio, cuando la atmósfera de la urbe malacitana difícilmente puede disimular un verano que anticipa su realidad antes del solsticio meteorológico. Hacía mucho calor, en ese entrañable espacio deportivo de nuestro Instituto, cuando a las siete en punto de la tarde comenzaba el académico acto. Un fuerte sol del oeste cubría las miradas y las resistencias físicas de los numerosos asistentes: alumnos, Profesores, familiares y amigos. Como sería en demasía gravoso cubrir parte del patio de nuestro Centro con un entoldado (como el que se coloca en la calle Larios durante el verano), la mejor solución podría ser retrasar la iniciación del evento hasta las veinte horas, a fin de que la dureza térmica fuera más soportable para aquéllos (la mayoría) que portábamos chaquetas, corbatas y trajes de agradable diseño en nuestras estructuras corpóreas. Muchas madres y padres entre los presentes. La emoción de los progenitores, ante la mayoría de edad académica de sus hijos e hijas era más que evidente. Y encima del estrado, la mesa oficial presidida por el Sr. Director, Presidente de la Comunidad Escolar IES Ntra. Sra. de la Victoria, D. Daniel Martín, al que acompañaba la Jefa de Estudios, Laura Bandera y el Secretario del Centro, Juan A García. Como perfecta mantenedora del Acto, nuestra compañera Lourdes Blanco, Jefa del Departamento de Lengua Española. Aunque no estaban en la mesa presidencial, se notaba la hábil y eficaz voluntad de Rosa Mª Ucero, la Jefa del Departamento del DACE y la presencia de D Francisco Raya, Presidente del AMPA en nuestro Instituto. No me cabe la menor duda que se invitaría, a fin de compartir tan emblemático acto académico, al Sr, Inspector de la Consejería de Educación, adscrito a este Centro.

Tras unas breves palabras introductorias del Profesor Martín Benítez, los alumnos por parejas fueron entrando en el patio, bajo el sonido de una melodía del más puro estilo Hollywood, camino de sus asientos. Con un esmerado cuidado en su vestimenta y peinados, se les veía plenamente vinculados a la significación de esta ceremonia en la que ellos eran los principales y grandes protagonistas. Un tercio de su aún corta existencia había tenido lugar en este antiguo Instituto malacitano, donde habían alcanzado la cima de la juventud, en la fase de la Formación Secundaria. Todos ellos eran centro del interés en nuestras miradas que, con especial afecto y cariño, focalizaban sus ágiles y simpáticas figuras, sonrientes y satisfechas ante la culminación del esfuerzo de seis intensos años en su vida escolar. De nuevo habla el Sr. Director quien pronuncia un institucional discurso, destacando la significación del emblemático momento para toda la Comunidad Escolar integrante de nuestro Instituto. Continúa incidiendo la potencialidad térmica del astro solar sobre la mayoría de los numerosos asistentes. Una parte importante de los mismos busca cobijo en una zona de sombra junto a las ventanas de las aulas que miran al sur. Y ya, en este momento, la querida compañera Lourdes cita mi nombre para que hable, como representante del Profesorado, a quienes nos han acompañado en las clases de cada uno de los días durante el presente curso. Han sido treinta y un años ininterrumpidos en este mi muy querido hogar laboral. En este largo plazo del tiempo, me ha correspondido realizar el discurso de despedida a los alumnos en cuatro ocasiones. Mis palabras siempre han estado presididas por un sentimiento cariñoso hacia unas personas que, en un porcentaje muy elevado, considero con el afecto próximo de la amistad. Trabajar con ellos durante siete horas a la semana, en algunos de los grupos de Bachillerato, y habiendo compartido los cursos de la ESO con muchas de estas personas, en ese necesario equilibrio de la enseñanza y el aprendizaje, hace que nuestra vinculación cariñosa sea más que evidente. ¿Cómo debe ser, en mi modesta opinión, la estructura estos discursos que ponen fin a una permanencia en la Educación Secundaria de seis años, un tercio de la vida de estos alumnos que alcanzan ya la mayoría de edad legal?

El indudable contenido emocional no debe excluir un análisis de otros elementos sociológicos, culturales o personales. Básicamente hay seis partes, debidamente relacionadas, en los folios que son leídos, con cariño, dulzura y energía (usando entonación complementaria), ante los asistentes al acto. Instituto, familia, Universidad, Málaga, valores y principios ante el momento en que se vive, algunas simpáticas anécdotas y una despedida, repleta de sentimientos, que se hace un tanto emocional por parte de la persona que habla. Aproximadamente, unas dos mil palabras que en su recitado ocupan unos veinte minutos, más menos, del tiempo disponible. Resumiendo: la significación de lo que ha sido su hogar académico en este tercio de sus vidas; el agradecimiento que han de deparar y corresponder a la entrega generosa de sus padres y familia; la importancia y exigencia responsable que conlleva ostentar la insignia universitaria; el amor a su ciudad, en sus barrios, tradiciones e historia; unos pilares éticos y morales a cultivar ante la vida, destacando la solidaridad, el esfuerzo, la responsabilidad integral, el estudio y la honestidad ante los retos que ilusionadamente tienen por delante en sus vidas; las sonrisas y añoranzas que revisten algunos recuerdos y anécdotas de estos últimos años, compensa la necesaria seriedad que conllevan algunos de los contenidos expuestos ante el auditorio. Los aplausos finales reflejan de forma diáfana la sintonía de ese cariño recíproco que nos vincula. Como material complementario a este artículo, se adjunta el texto completo del que ha sido un servicio más prestado con gratitud a mi querida Comunidad Educativa.

Fue una agradable sorpresa. Diego Meléndez y Carlos Quintana, portando sus guitarras eléctricas y españolas ocupan el estrado, a continuación, para deleitarnos con tres bellas canciones que ponen una nota de alegría y estética musical en el ambiente. Tras su gran actuación, en un miércoles primaveral, allá en el laberinto antiguo malacitano de la tetería El Harén, llevan en su impronta el título de dos juglares de la música para tocar, cantar y recitar. Fueron muy aplaudidos y vitoreados, regalándonos el sonido de otra sentida canción a modo de complemento, hecho que apreciamos.

¡Ahora os toca a vosotros! La intervención de los representantes del Bachillerato de Humanidades y CC SS y de Ciencias y Tecnología es muy esperada. ¿Qué nos tendrán preparados en esos apuntes tan celosamente guardados para este momento? En primer lugar acceden al micrófono dos hermanos. Ana Cristina y José Luis. Representan al 2BB, de Humanidades. La simpatía de Ana es bien conocida por todos los que tenemos la suerte de compartir su amistad. Hablan del Curso, de sus Profesores, de los proyectos para mañana…. Después aparece la erguida figura de Pablo, representante del 2BA, Ciencias. Demuestra su capacidad oratoria como mantenedor de un auditorio que escucha sus benévolos y simpáticos comentarios acerca de la significación de todos los Profesores, incluso de alguno que ya no pertenece a la plantilla de este Instituto. Ni en las anécdotas, que sabe dosificar con oportunidad, ni en la valoración de lo que ha significado este Curso 2010, deja entrever la más mínima crítica a los que han sido sus maestros en bachillerato. Esa elegancia es de resaltar y valorar en su justa importancia. Los aplausos fueron más que sonoros para los tres intervinientes.

Fue especialmente emocionante la entrega de becas, diplomas y orlas a todos los alumnos por parte de sus queridas tutoras Dña. Francisca Quesada y Dña Luisa Lozano. Antes, algunos Profesores recibimos la generosidad de unos regalos por parte de nuestros afectos alumnos. Como ya les había dicho, el mejor regalo que hemos tenido ha sido poder conocerlos, trabajar con ellos y quererles cada día un poquito más. Pueden imaginarse que en todo este recorrido ceremonial, las cámaras fotográficas, compactas y réflex, y las videograbadoras no dejaron de funcionar. El corpus documental atesorado de este evento será más que valioso cuando vaya fluyendo la solidaridad compartida de tales documentos y fuentes testimoniales, vía red o pen-drives. Paqui Quesada quiso dirigirse a sus “hijos académicos” con unas sentidas palabras. Ocurrió lo que todos esperábamos. La emoción desbordó sus sentimientos y apenas pudo finalizar. Sus lágrimas regaban ese cromático y delicado ramo de flores que le había sido entregado por sus alumnos como muestra de amor y cariño hacia una gran persona que forma ya parte de sus vidas.

En este momento de la celebración, el Sol ya navegaba hacia otros meridianos, ejerciendo ese periplo diario que nos permite cíclicamente ver de atardecer y amanecer. El azul de las chaquetas y el blanco de las “túnicas angelicales” seguía con su brillo aterciopelado pero ahora proveniente de esas estrellas que tímidamente comenzaban a asomarse al techo de nuestra esperanza. Todos puestos de pie, escuchamos con respeto el “Gaudeamus igitur” que sonó por los altavoces del recinto deportivo donde había tenido lugar la Fiesta de Graduación. Fue el adecuado punto final de una ceremonia que va a quedar grabada, de manera indeleble, en los recuerdos positivos de nuestra andadura vital. Nuevos besos y abrazos. Saludos a los familiares y amigos, previos a un agradable ágape servido por el AMPA del Instituto. Muchos habíamos recuperado la cariñosa compañía de antiguos alumnos que quisieron unirse y acompañarnos durante este inolvidable cuatro de junio.

La noche continuaba en la pizzería El Trastévere, en pleno núcleo de la Malagueta portuaria. Fue una acertada decisión, pues el ambiente era más que distendido, cercano físicamente y muy interesante en el precio, con relación a los restaurantes de otros años en el corazón de la Costa Occidental. Muchos tacones y sandalias de estreno habían sido cambiadas convenientemente por manoletinas o zapatillas usadas para no dejar de bailar en la profundidad de la noche. Corbatas y chaquetas reposaban en los asientos de ese primer piso de un restaurante donde se elabora comida italiana muy apetecible para todos. Algunos alumnos habían llevado a sus parejas, por lo que tuvimos que reacomodar el espacio previsto inicialmente, ante la falta de mesas. Mientras esperábamos la cena, se improvisó un concurso en el que casi todos tuvimos algún premio. Esa banda dibujada, en suave papel higiénico, con el rojo de labios fue una bella insignia que algunos pudimos ostentar con indisimulable orgullo. ¿El menú? Ensaladas y bruschetta para compartir; un plato central de pasta, pizza o carne; postres variados a elegir; refrescos y alguna jarra de cerveza para comunicar brindis y afectos. He de valorar que muchos autocontroles desaparecieron en esa cena familiar, a la que cuatro Profesores pudimos asistir. Personalmente, debo manifestar que entablé alguna conversación en la que el contenido de las palabras superó, con largueza, a las de todo un curso. Habíamos dado un gran paso hacia la amistad. Era el gran beneficio de una noche mágica, junto a la bahía malagueña, en la que el mar nos acariciaba con ese brillo indefinible de misterios, sensaciones y movimientos que hace vibrar los sentimientos y potenciar el ritmo y sosiego de nuestros latidos y miradas.

En el amanecer de un nuevo sábado, cinco de junio, me dispuse a responder a las cariñosas dedicatorias de una tarjeta grupal, con foto incluida, que me habían entregado los compañeros del 2BA. También enviaba unos cariñosos correos electrónicos a las cuatro lindas personas que me habían regalado su foto enmarcada con una dedicatoria en la que se leía “para que no nos olvides”. ¡Como voy a olvidar las sonrisas y las ejemplares figuras de Cristina, Maria José, Margari y Marta! Me dicen que a esa hora, en al alba iluminada de un nuevo amanecer, nuestros queridos alumnos de bachillerato volvían, cansados pero felices, de una larga noche de bailes, danzas y canciones afectivas para el recuerdo, la amistad y la añoranza. Nuestra amistad nunca debemos dejarla adormecer. Había nacido un nuevo día, como nos dice la canción de Celine Dion, camino de la esperanza.-


José L. Casado Toro (viernes 11 junio 2010)
IES. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga. Dpto. CC SS Historia.

























































































































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