viernes, 6 de junio de 2025

EL DIARIO DE SÉPTIMO AMARO


Era una persona “normal”, como tantos otros miles de ciudadanos con los que nos cruzamos cada día, por el laberinto urbano de nuestras ciudades. Anónima, en su privacidad y en su microcosmos vital. AMARONestares, 45, permanecía soltero como consecuencia de la suerte, el azar o por esa voluntad intimista de no buscar vinculación conyugal a cualquier precio. En su intimidad, parecía una persona “rara” para el común de la ciudadanía. “Callejeaba” mucho a diario y no por placer, sino por obligación laboral, ya que con su moto de modesta cilindrada tenía que desplazarse a decenas de hogares para reparar, como perito industrial, electrodomésticos de la gama blanca (frigoríficos, lavadoras, lavavajillas, etc.) Desde hacía años estaba vinculado laboralmente a una gran empresa de multiservicios, que llevaba las reparaciones de las más importantes marcas del sector. 

Esta dinámica laboral distraía su tiempo y le permitía vivir con cierto desahogo para sus necesidades básicas. Pero como le ocurre a tantas personas que viven solas, tenía que arbitrar medios lúdicos variados, a fin de llenar las tardes (su horario de trabajo era de 8 a 15) y, por supuesto, los largos fines de semana, en los que lógicamente descansaba. Las programaciones televisivas y la “navegación” por Internet llegaban a cansarle, por la rutina repetitiva que estos medios representaban. La asistencia a salas de cine también le ayudaba a pasar muchas tardes sabatinas o domingueras. Le ilusionaban los paseos por los entornos rurales de la gran ciudad y también le entretenía su interés por el coleccionismo. En esta peculiar afición, había juntado una gran cantidad de candados curiosos, tradicionales y modernos, conseguidos en los rastros, mercadillos y visitando demoliciones o reformas de pisos antiguos, tras diálogo y negociaciones con los albañiles que desarrollaban su labor.  

Cuando una de esas tardes volvió a su piso, tras tomar el almuerzo y descansar unos minutos de siesta, se sentó un rato delante de su ordenador, antes de salir para dar el paseo ritual por los jardines o grandes superficies comerciales. Iba pasando por las diferentes páginas web, siempre ayudándose del buscador Google, según los temas buscados y relacionados. En un momento concreto, ese buscador lo envió a un blog personal cuyo autor era un gran aficionado al cine y a las artes escénicas. Esa noche, mientras cenaba, fue dándole vueltas a un problema que desde hacía tiempo le preocupaba: la rutina, el insomnio, el sentirse “un tanto vacío” con la vida que iba trazando en su diario caminar por la existencia. Recordó el consejo que el psicólogo de su ambulatorio le había dado: la utilidad de ir escribiendo un diario, aunque fuese con breves textos, antes de irse a la cama. En esas líneas reflexivas debía narrar lo mejor y lo peor de cada día, siempre en relación con su persona. También podría añadir alguna experiencia interesante de la que hubiese sido protagonista o simple espectador. De pequeño, como otros muchos niños hacían, había tenido su propio diario. De esta forma relacionó la elaboración de algún texto escrito cada noche, aprovechando la facilidad de tener un blog propio, un espacio en donde plasmar sus impresiones en cada uno de los días. Lo estuvo pensando y se animó a probar suerte. 

No le desagradaba la posibilidad cierta de que otras personas leyesen lo que él escribía, todo lo contrario. Como iba viendo en los blogs que el buscador Google le ofrecía, los lectores añadían comentarios, sugerencias e incluso intercambio de experiencias, con aportaciones muy interesantes en función de lo que habían leído sobre los escritos del autor. Ese mismo y universal buscador lo dirigió a Blogger escritorio, en donde encontró las pautas necesarias para organizar su propio blog. 

Para mantener en resguardo o secreto su identificación, eligió un nombre supuesto: SÉPTIMO Baltanás. Y esa misma noche comenzó a escribir su DIARIO al que tituló de forma no muy original: MIS VIVENCIAS DEL DIA. Ponía en boca de Séptimo aquello más significativo (anécdotas, éxitos, frustraciones, reflexiones, etc.) que había protagonizado o presenciado en el día que finalizaba.

Lo que había comenzado como un siempre juego, al paso de las noches se transformó en un poderoso e instructivo ejercicio introspectivo, con el que reflexionaba acerca de la “construcción” del día que había realizado. Por supuesto, todo ello puesto en boca de su alter ego, el irreal Séptimo. Y así una noche tras otra. 

El primer beneficio que Amaro fue notando era el irse a la cama gozando de una mayor tranquilidad anímica, consiguiendo un descanso más relajado. Otra ventaja alcanzada era la de localizar aquellos errores o aciertos que con sensatez debía rectificar o intensificar para el futuro. Si esa tarde había visionado una película, discutido con algún vecino o había realizado una compra afortunada, lo importante era recoger la enseñanza que tal vivencia le había supuesto. 

Amaro se imaginaba al tal Séptimo como una persona muy parecida a la suya, incluso ejerciendo su misma profesión. También aparecían en el relato personajes reales, como vecinos, amigo, compañeros, que él bien conocía. Cuando guardaba la reflexión o resumen del día, tenía la convicción de que se estaba haciendo un favor a sí mismo para la corrección y el enriquecimiento personal

No escribía textos excesivamente largos, pues trataba de sintetizar lo más relevante de la jornada, como anécdotas en relación con las reparaciones de lavadoras, frigoríficos y cocinas. Los problemas con los repuestos y sobre todo el trato diferencial, amable o en ocasiones descortés con los diferentes clientes. Comentaba esa película que había visionado en casa o en una sala de exhibición durante el fin de semana, recomendándola o disuadiendo a los lectores para ir o no ir a verla. Aprendió a insertar fotos, para ilustrar aquellos lugares interesantes o curiosos en donde hubiera estado. Sobre todo, hacía gran hincapié en los errores que no debería volver a protagonizar. 

Es de sobras conocido que los blogs son “libros abiertos” a los que todas las personas pueden acceder, para leer, consultar o incluso copiar (lo que no se puede hacer es alterar el contenido de lo escrito, potestad que sólo posee el bloguero autor). El acceso a sus contenidos es libre y universal, salvo que el autor limite la entrada en el mismo a las personas de edad inadecuada. Era obvio que muchos lectores entraban en el blog al tratarse de ¡un diario personal! Resultaba interesante, práctico, distraído, curioso e incluso fascinante, que un autor llamado Séptimo se “abriera en canal” hablando y resumiendo acerca de su vida cotidiana. No sólo los lectores aprendían y se enriquecían de las “andanzas” de Séptimo, sino que el propio autor trabajaba psicológicamente acerca de sus problemas, realizaciones y proyectos. 

“Séptimo” disfrutaba leyendo los comentarios, sugerencias y otras aportaciones que realizaban los internautas que seguían Mis Vivencias del Día. Al fin Amaro tomó la decisión de añadir una nueva dirección electrónica que se había creado, por si alguien deseaba mantener una comunicación privada con Séptimo, evitando el acceso general que el blog posibilitaba. La autoestima y el ánimo de Amaro iba in crescendo, con estas experiencias de “abrirse al mundo”. 

Una noche recibió un correo firmado por CLAUDIA Frías a quien en modo alguno conocía. Tras una breve presentación, esta mujer se declaraba profesionalmente como periodista y escritora. Básicamente le comunicaba su gran interés por conocerlo de manera directa. Confesaba que estaba escribiendo un guion cinematográfico y que esas historias que Séptimo presentaba y resumía cada noche podía introducirla en unos de los personajes que formaban parte del reparto de una futura película, enriqueciendo la trama argumental. De esta manera tan sencilla e inesperada, se entabló una comunicación entre la escritora y el propio Amaro, escudado bajo la persona de Séptimo.  La insistencia de Claudia por conocerlo era gratificante y misteriosa. Al fin el técnico de multiservicios accedió al encuentro, citándose en una cafetería bar de la romántica Plaza de la Merced malacitana. Era viernes, 25 abril, a las 18 horas. El estado del tiempo en esa tarde colaboraba con el ilusionado encuentro. 

Ambos fueron puntuales a la cita. Se saludaron y se presentaron como Séptimo y Claudia. Él, como técnico electrodoméstico de gama blanca y ella como periodista y profesional de las letras, que estaba vinculada a un nuevo periódico local digital, denominado LA TARDE, título tomado de un diario vespertino de la anterior centuria, vinculado a la prensa del Movimiento en Málaga, y que cerró su rotativa el 30 de septiembre de 1975. 

Hablaron, hasta que el Sol, tornado en naranja, desapareció por las sierras montañosas del oeste de la ciudad. “Sí, amigo Séptimo, curioso nombre el tuyo. La historia que tengo entre las teclas del ordenador y la mente creativa es la de un hombre mayor, jubilado y abandonado por su mujer. Había trabajado en una imprenta “de las de antes” con sus letras de plomo, los cilindros entintados y esas impresoras o prensas eléctricas que repetían la misma hoja decenas de veces. Un pobre hombre que, con este abandono familiar, trataba de auto estimularse y distraerse escribiendo cada noche, antes de irse a la cama, una serie de vivencias en el día que ya se despedía. Mezclaba realidad y ficción. Pero él se decía, ¿la realidad no tiene mucho de ficción? ¿La ficción no puede transformarse en realidad? Esta persona solitaria luchaba por no entrar en la tragedia de un bloqueo vital. Pero tengo que buscar un final de la historia con cierto impacto”.

Después de degustar un par de tazas de café, acompañados por unas galletas hojaldradas e integrales, procedentes de un obrador de Antequera, Séptimo se sintió en la necesidad de ser sincero con la apuesta y diligente periodista y también escritora de historias. Le contó la verdad del blog y la firma de Séptimo. 

“Soy Amaro, un trabajador en activo, un tanto cansado y aburrido de la rutina diaria. Precisamente el diario que voy redactando me ayuda a hacer una especie de auto terapia”. Claudia sonrió, ante el gesto sincero de su interlocutor. La periodista Claudia, 38, le explicó que vivía en pareja con un diseñador escaparatista, quien alternaba esta ocupación con actuaciones en un grupo de teatro aficionado denominado La Noria. “No te preocupes, que el personaje de mi guion se llamará Séptimo, nombre que me recuerda al día de la semana que se hizo para descansar. Tal vez fuera ese Creador que todos necesitamos, para tratar de explicarnos el cruel interrogante que supone la existencia vital”. 


Después de este significativo encuentro, las semanas fueron avanzando ya que al tiempo no hay nada que lo detenga. La relación entre el técnico de multiservicios y la periodista escritora se mantuvo en momentos puntuales y espaciados, cuando alguno de los dos amigos necesitaba intercambiar unas palabras para ese dialogo que siempre reconforta. Pero una noche de otoño, eran más de las once, sonó el timbre del móvil en casa de Amaro. Al otro lado de la línea se encontraba Claudia. Sollozaba. Había tenido una muy desagradable trifulca con el escaparatista y actor aficionado, cuyo nombre era SAULO. Se sentía muy triste y humillada. Le pedía a Amaro si le podía dar cobijo en aquella noche lluviosa. Su compañero la había echado de casa, en un contexto de alcohol y estupefacientes. En un gesto de grandeza y amistad, Amaro le facilitó su dirección. Veinte minutos después, al abrir la puerta, observó que Claudia traía algún moretón en la frente. Llegaba empapada de lluvia. “Gracias Séptimo por acogerme y darme esa hospitalidad que en este momento necesito” “Prefiero que me llames Amaro. Tú ya conoces la verdad en la historia del diario blog”. 

En estos momentos, Claudia y Amaro comparten serenamente la vida. Ella aprecia y valora la sencillez y humanidad del técnico electrónico. Amaro goza de la compañía de una mujer que además de saber escribir muy bien, le aporta afecto y cariño, sentimientos de los que ha carecido durante largo tiempo. Por supuesto que “Séptimo” cada noche continúa publicando en su blog trazos de sus experiencias y privacidad, hábito que tan buenos resultado le ha proporcionado para su equilibrio anímico y vivencial.  –

 

 

EL DIARIO DE

SÉPTIMO AMARO

 

 

 

 

 

José L. Casado Toro

Antiguo Profesor del I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga

Viernes 06 junio 2025

                                                                                                                                                                                    



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