viernes, 5 de enero de 2018

UNA DIVERTIDA CONFUSIÓN ON-LINE, EN LA NOCHE MÁGICA DE LOS JUGUETES.

La actividad en la empresa denominada correourgente.com era positivamente frenética, durante las fiestas de Navidad y Reyes. La centralita telefónica, que nucleaba organizativamente los encargos y repartos, no cesaba de funcionar. Sus dos operarias, Mayte y Virginia, encargadas de atender las peticiones de recogida y envío de la muy diversa paquetería, se veían “gratamente” desbordadas ante el notable incremento de los servicios a realizar, siempre con la mayor presteza posible. Precisamente el equipo de dirección empresarial, a fin de incrementar el volumen de ingresos en época tan atractiva, había ideado una nueva y sugestiva prestación para las fechas específicas del 5 y 6 de enero, con motivo de la festividad de los Reyes Magos. Además del reparto domiciliario de la paquetería habitual, propio de cualquier mes, se ofertó a la clientela un divertido y más que atractivo servicio, para la mañana de ese 6 de enero. Día de la ilusión, en el que los regalos y juguetes son descubiertos junto al árbol de Navidad, el Nacimiento o la chimenea, por las sonrisas desbordadas tanto de los niños como también por ese sentimiento infantil que subyace (afortunadamente) en muchos adultos. Chicos y mayores niños, siempre confían en que SS.MM hayan leído sus cartas y atiendan el contenido de los apetecibles deseos que en ellas han sido anotados, con más o menos necesidad o vitalidad. 

¿Cuál era el innovador servicio de ayuda a los Reyes de Oriente, que los propietarios de la imaginativa empresa habían organizado (con la agresividad comercial propia de la efemérides navideña)? En un contexto de suma competitividad comercial, dentro del sector del transporte privado de mercancías y correspondencia, Lucas y Fermín, los dueños de la propiedad empresarial, idearon un espectacular servicio que sería aplicado en determinadas fechas y eventos. En este caso temporal, el sugerente programa era denominado Reyesmagos.com.

Seis bien “decoradas” furgonetas, recientemente adquiridas, estaban dispuestas para iniciar el reparto, durante la mañana del día de Reyes, de todos aquellos servicios que hubiesen sido previamente contratados para esa tan emotiva y lúdica fecha del calendario. Esta actividad sería efectiva sobre el espacio geográfico de las dos provincias españolas donde la empresa actualmente operaba: Madrid y Valencia y siempre con un perímetro territorial determinado con respecto al núcleo de la capitalidad provincial. Los juguetes y regalos serían entregados personalmente por Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres Magos de Oriente, que viajarían en cada una de los bien “atestados” vehículos acompañando a sus respectivos conductores. Era obvio que esta “cinematográfica” puesta en escena tendría su correspondiente “sobrecoste” económico. Pero el que S.S.M.M. llamasen a la puerta de un domicilio y entregaran los regalos, con todo el fasto y la ceremonia posible, a los más pequeños o grandes pequeños de la casa, era un espectáculo de plástica novedosamente teatral y agradable. Tan sabios e “históricos” visitantes dedicarían los minutos necesarios, en cada uno de los destinos para la entrega de los regalos, los caramelos y bombones, prestándose también a posar para las fotos del recuerdo e incluso aceptarían de buen grado esa reconfortante "copita" de anís, que muy gratamente sería disfrutada por tan “ilustres y entrañables personajes”.

Sin embargo la meteorología quiso tomar parte en todo este “montaje mercantil” provocando una de sus más insospechadas y alocadas travesuras. En la tarde del jueves 4 de enero, gran parte del territorio peninsular se vio sometido a una poderosa borrasca atlántica, con tormentas y aguaceros, luminosa y acústicamente acompañados de fuerte aparato eléctrico. Quiso el azar que una de estas poderosas descargas incidiera sobre una de las torretas del edificio donde se halla ubicada la empresa correourgente.com. afectando gravemente a la sistémica estructura informática que pone orden a toda la organización de los envíos. Expresándolo con un lenguaje “coloquial”: la programación de los ordenadores entró en un estado global de inestable “locura”. Las direcciones de los destinos y sus remitentes, junto a  la propia señalización de la paquetería, fue electrónicamente trastocada y alterada. La consecuencia más preocupante de estas modificaciones fue que, a pesar de todo el esfuerzo de los ingenieros y técnicos, que pasaron gran parte del día cinco tratando de poner orden a tan anárquico desbarajuste, en la mañana del Día de Reyes el desajuste informático no había podido ser reparado o “saneado” en su imprescindible totalidad.  

Los gestores del negocio, a pesar de los problemas que podrían tener con la buena gestión de los envíos, decidieron imprudentemente que las furgonetas viajaran, a partir de las siete de la mañana, llevando en sus “alforjas, la valiosa, anhelada e ilusionada mercancía, que iba a ser trasladada desde los almacenes centrales hasta los muy afortunados domicilios. Pero el riesgo de esta empresarial decisión resultaba racionalmente probable: algunos regalos podrían llevar las etiquetas de las direcciones involuntariamente alteradas, como efectivamente así sucedió. La informática tiene sus reglas y cuando éstas se modifican las consecuencias pueden ser verdaderamente complicadas, para el mecanismo cabal de una empresa que necesitaba el ajuste exacto de todos los datos. La gravedad del asunto derivó en que muchos destinatarios recibieron regalos cambiados de manos de unos Reyes Magos que veían, con sofoco y frustrada turbación, el desorden sentimental y anímico que estaban provocando, a pesar de todos sus voluntariosos y humanos esfuerzos técnicamente aplicados. Veamos algunos ejemplos ilustrativos, de los muchos que tuvieron lugar, en la mañana de un inolvidable 6 de enero, por tan curioso y cinematográfico desbarajuste informático.


El rostro sereno de doña Úrsula de los Trinos, 83 “primaveras”, 7ª Marquesa de Villasegovia, socio numerario del Opus Dei, al anunciarle su asistenta la presencia de los Reyes Magos de Oriente ante la puerta de su palacete, se transformó con celeridad en una mezcla de asombro, sonrisas y esa nostalgia renacida con el recuerdo de su ya muy lejana y nebulosa infancia. Tras estrecharles las manos con un indisimulado recelo, sus regias majestades respondieron entregando a la venerable y veterana dama una caja envuelta en fino celofán rojo, con un cinta enlazada de color celeste esmeralda. Con “infantil” expectación la buena señora se dispuso a la apertura del dadivoso presente, regalo sin duda remitido por el conjunto de sus nueve hijos y demás familia. ¡Oh sorpresa! La “pesada” caja de cartón contenía una colección de 50 DVDs de películas porno XXX, publicadas en el mercado audiovisual chino. Además se adjuntaba un bloque de 50 fascículos, repletos de atrevidas, muy osadas y espectaculares fotografías alusivas a la misma temática con el más desenfadado erotismo. Las milagrosas sales aplicadas por la solícita sirvienta Magda, procedentes del santuario de Santa Perpetua, aliviaron el inmediato “flato” respiratorio que sufrió la enjoyada y muy devota miembro de la más rancia aristocracia.

Cuando Policarpo Gambón, veinticinco años ejerciendo como Presidente provincial de la federación libertaria C.N.T. y en la actualidad disfrutando de una merecida jubilación, abrió entre bromas un bien adornado paquete que le entregaron en mano los tres Magos de Oriente, no podía imaginar la colección de libros que su compañera actual (cualificada dirigente sindical) le había prometido regalarle. Se trataba de una colección de gruesos volúmenes, vinculados al género de las memorias, cuyos autores no detentaban precisamente la ideología ácrata que durante toda su vida había defendido, incluso sufriendo largas temporadas en prisión, el veterano dirigente de la agrupación anarquista. Los títulos de esa colección de memorias y estudios políticos (15 volúmenes) eran: Francisco Franco Bahamonde. José Antonio Primo de Rivera, Luis Carrero Blanco. Agustín Muñoz Grandes. José Solís Ruiz, Manuel Fraga Iribarne, Laureano López Rodó, etc. SS.MM. tuvieron que remangarse sus largos y ornados mantones, a fin de salir corriendo por las escaleras abajo, desde el séptimo piso, letra A, en un bloque de viviendas de protección oficial, a donde habían llevado el culto regalo literario. Esa muy acelerada huida fue protagonizada por los tres disfrazados operarios, a fin de proteger sus respectivas humanidades: un furibundo ex líder sindical  los perseguía, profiriendo frases amenazadoras, con un tosco bate de beisbol en mano, deporte al que Gambón era muy aficionado.

Frank González García, 26 años, líder y cantante del muy aclamado grupo de rock The dangerous black cats (los peligrosos gatos negros) recibió, en la comuna donde reside junto a los restantes miembros de la banda y sus respectivas parejas, la visita de los regios personajes de Oriente. Van a entregarle un simpático regalo por la festividad del Reyes, costeado por muchos de sus fanáticos seguidores vinculados al club de fans. Éstos habían encargado la construcción de un laborioso y gran mosaico de cerámica vidriada, donde se dibujaba la figura del cantante, rodeado con las caras de sus compañeros del grupo. Los acústicos y estridentes sonidos, promovidos por el instrumental que tocaban los distintos miembros de la banda cesaron por unos minutos, a fin de que Frank pudiera disfrutar el valioso regalo procedente de sus enfervorizados  seguidores. A quienes estaban al tanto del regalo les extrañó sobremanera la pequeñez del presente que ofrecían sus regias majestades. “Qué raro (comentaba en voz baja Johny, el teclista del grupo). El tamaño que me habían comentado no era el de ese paquete que traen estos reyes de “pacotilla”. Cuando Frank (con una cogorza de mil amores) abrió el envoltorio, dio un salto y aullido imitando a un lobo de las montañas. “¡Veinticinco CDs, con los cantos gregorianos cantados por los monjes de la abadía burgalesa de Silos!” Se fue presto hacia la botella que acabó de vaciarla sobre el interior de su carrasposa garganta, ordenando a sus compañeros reiniciar el ensayo. Los CDs gregorianos habían sido previamente estampados en la cabeza del bien tiznado Baltasar que huía a grandes “zancadas”, dando gritos y “alaridos” de dolor, miedo y espanto, desde la “guarida” ocupada por tan contracultural e idílica agrupación musical.

Un grupo de señoras, muy devotas y de diaria asistencia a los oficios y ceremonias religiosas, celebradas en el  templo parroquial, habían decidido tener un generoso detalle de Reyes con su director espiritual, Monseñor D. Sebastián de la Tapia Cercedilla. A este fin, doña Gonzala, la más dinámica del grupo Convivencia y Fraternidad, a pesar de “andar” por sus setenta avanzados, estuvo recaudando las aportaciones que sus amigas, compañeras y otras personas de la feligresía decidieron cariñosamente colaborar. El no muy abundante capital recaudado dio al menos para comprar un buen abrigo, con el que su querido párroco pudiera protegerse del frío y la humedad, durante los meses más crudos de la anualidad. “Es que d. Sebastián pasa frío, porque todo lo que tiene lo entrega para los pobres de la diócesis. Seguro que ese regalo le hará mucha ilusión, aunque hay que evitar que se sienta motivado para entregarlo a otra persona que lo necesite más”. Unos días antes de Reyes, doña Gonzala, acompañada de dos buenas amigas, depositaron el abrigo comprado, bien doblado y envuelto, en las oficinas de correourgente.com, pagando el correspondiente coste por la gestión.

En la mañana del seis, después de atender al oficio religioso matinal, D. Sebastián entró en la sacristía de la parroquia y con asombro la vio repleta de feligreses, todos sonrientes y cómplices de la inminente llegada de sus tres Majestades. Efectivamente, entre grandes aplausos y con paso ceremonial, hicieron entrada los Magos, portando encima de un cojín de terciopelo rojo el vistoso presente con el que la comunidad parroquial deseaba obsequiar al bueno de su párroco. Todo emocionado y con manos temblorosas, sin duda por el cálido estado afectivo que le embargaba, abrió la curiosa caja, envuelta en papel de aluminio de intensa tonalidad violeta. Doña Gonzala y sus dos amigas, Desamparados y Natividad, mostraron su extrañeza pues no reconocían la bolsa con el abrigo que ellas habían entregado cinco días antes en la oficina de recepción. Para intensa sorpresa de todos los presentes, el apreciado sacerdote extrajo de la caja unas sandalias de fiesta, de charol color rojo malva, con sinuosas floraciones beige otoñal, sobre unos tacones picudos de unos doce centímetros de longitud. El hábil monseñor rompió el aturdido silencio general de tan densa y expectante compañía diciendo: “Bueno… no sé si serán de mi número, pero os agradezco de corazón el detalle. Ya tengo un buen calzado para este frío invierno”. La risotada fue general, ante los rostros sobrecogidos de sus tres ilustres Majestades. 

El descontrolado desajuste informático, provocado por la grave incidencia meteorológica, no alteró a la totalidad de las entregas que se realizaron ese día 6 de enero. Muchos de los regalos llegaron con normalidad a sus correctos destinos, generando la alegría subsiguiente en los más jóvenes de la casa y también en aquellos con más años acumulados en sus calendarios. Sin embargo, en los casos de los incómodos e inoportunos equívocos (como algunos de los aquí expuestos) la empresa de reparto tuvo que afrontar la rectificación de los errores reenviando de nuevo las distintas mercancías, tomando la decisión de compensar a los respectivos clientes con la gratuidad absoluta del innovador servicio que había sido mal realizado. La idea en sí no era en absoluto desacertada y fue aplicada con rentabilidad y marketing “comercial” en futuras oportunidades, aunque no fueran los Reyes Magos los únicos portadores expresos de los regalos, sino otros personajes de la cinematografía y la Historia quienes escenificaron las oportunas entregas. Las míticas figuras de la filmografía generada por la inolvidable y actualizada factoría de Walt Disney (Mickey Mouse, Blanca Nieves, Mary Poppins, Bambi, Dumbo, la Dama y el Vagabundo, la Bella durmiente, el Rey León, etc) fueron con frecuencia utilizadas para esas entregas personalizadas, en cumpleaños, onomásticas y otras fiestas y eventos de naturaleza familiar, social o empresarial.

La hábil iniciativa de correourgente.com, con su lúdico y escénico programa “reyesmagos.com”, fue pronto “mimetizada” por otras empresas del sector de la distribución, en el marco actual de las compras y ventas on line, mediante el uso del ordenador y esos teléfonos, cada vez más inteligentes, que la red microelectrónica pone a nuestra disposición. Es una modalidad comercial que cada vez tiene más uso, para la necesidad de rapidez y la comodidad de los productores, los intermediarios y los consumidores.

Sin embargo, a pesar del “deslumbre eficaz” provocada o generada por la versatilidad informática, gigas y microchips difícilmente podrán competir con aquellas bellas e históricas estampas que atesoran nuestra memoria. Son dibujos que reflejan la realidad de tantos niños o niñas que contemplaban, nerviosamente emocionados, la copiosa juguetería ofertada en un antiguo escaparate de barrio, disfrutando con la imaginación ilusionada de aquella bici, de ese “fuerte” de madera con indios y soldados, la muñeca de trapo o las constructivas y laboriosas piezas del mecano, etc. Son entrañables imágenes que nunca podrán borrarse de nuestra mente, pues representan la importancia que para la infancia, sea de cualquier edad, va a tener la mágica Noche del 5, previa a la alegría ilusionada y desbordante de cada 6 de enero. Fecha que anualmente simboliza el paraíso temporal para el juego, el sano disfrute individual y colectivo de niños y mayores, junto a ese poderoso ejercicio imaginativo que nos hace creer en otros mundos, sentimientos y realidades.-  


José L. Casado Toro (viernes, 5 enero 2018)
Antiguo profesor del I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga

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