viernes, 5 de septiembre de 2014

21 CONSIDERACIONES, PARA UNA ILUSIONADA VUELTA A LAS AULAS.


Con la inmediata llegada del otoño se abre un nuevo ciclo (el séptimo, ya ¡buen número!) para esta serie de reflexiones, relatos y aportaciones que van llegando a muchos ordenadores, cada uno de los viernes del año. Compartir el contenido de estos artículos es una acción razonablemente positiva, tanto para el remitente que los elabora, como también para el destinatario de los mismos que tiene a bien recibirlos. La técnica on line hace posible esta “mágica” comunicación que puede gustar más o menos, según el tiempo disponible y los intereses de cada cual pero que, muy probablemente, a la mayoría puede enriquecernos. Y ya es una tradición que, para el primer viernes de septiembre, el contenido de ese nuevo artículo esté dedicado a la trascendente temática de la educación y el aprendizaje. Comienza un nuevo curso escolar y, al tiempo, iniciamos, con decisión y prudencia, la siguiente etapa o aventura en estos escritos para la amistad.

No resulta fácil enseñar. Tampoco lo es, aprender. Pero uniendo la mejor voluntad del profesor o maestro, junto a la actitud receptiva y colaboradora del alumno, ese milagro se hace real, haciendo posible que las nuevas generaciones avancen en la asunción e integración de conocimientos, destrezas y hábitos educativos. Tanto en el marco de lo individual, como en la socialización humanística de lo colectivo.

Las reflexiones que a continuación se plantean  van dirigidas, de manera específica, a los profesores. No es que hayamos olvidado la decisiva importancia que tiene la institución familiar en la formación de los niños y los adolescentes. Pero, en esta oportunidad, el plano de referencia va a estar centrado en la tarea, abnegada y ejemplar, de aquellos que han decidido ejercer el admirable magisterio docente. Hermosa actividad que, si en diferentes épocas ha estado condicionada por la dificultad, hoy día sigue afectada por no pocos determinantes que hacen complicado mantener ese ánimo imprescindible para la profesionalidad y vocación docente y, también, educativa. Familia, Administración, contexto social, recursos disponibles, jerarquización de valores, alternativas mediáticas y tecnológicas….. son elementos que, de una forma natural e imprescindible, interactúan creativamente en la formación del niño y del joven.

Los párrafos de este artículo de opinión quieren hablar, pretenden repasar, con un planteamiento muy resumido, sobre un conjunto de actitudes y objetivos que todo buen profesor en modo alguno debería postergar. Al menos, la reflexión sobre lo obvio de su contenido debe abrir un punto de debate que permita enriquecer, cualitativamente, esa labor o servicio que, de forma voluntaria, han decidido desarrollar (siempre que alcancen la suerte y la oportunidad de poder llevarlo a cabo). Obviamente el que escribe no es ajeno a la compleja temática acerca de la que, con respeto y prudencia, opina. Vivir la atmósfera sublime de las aulas, durante muchos años, avala el esfuerzo expositivo que prosigue. El orden expositivo de estas aportaciones no implica, bajo ningún concepto, una jerarquía previa en la importancia de lo que se manifiesta.

1. MOTIVAR LA NECESIDAD DE APRENDER. Esa aportación anímica resulta imprescindible a fin de superar dificultades y desánimos en la recepción e integración de los contenidos curriculares. Conocer bien a los alumnos posibilita alcanzar más fácilmente la aludida actitud positiva para el trabajo, dentro y fuera del aula.

2. ATENDER AL PRINCIPIO DE DIVERSIDAD. Resulta evidente que la situación de partida que presentan nuestros escolares es bastante heterogénea. No es una decisión inteligente  bajar el nivel de exigencia. Pero tampoco el de acomodarlo al de aquéllos otros que mejor disposición ofrecen al aprendizaje. Habrá que tener en cuenta la realidad de partida de unos y otros alumnos. Y así, un día tras otro.

3. APLICAR, EFICAZMENTE,  LA EVALUACIÓN CONTINUA. El trabajo de todo un curso no te lo puedes “jugar” sólo con los últimos exámenes de junio. Ese planteamiento pecaría de injusto. En la evaluación continua no se debe tener en cuenta sólo las pruebas escritas, sino también otras muchas e importantes variables. La labor del propio docente no debe quedar excluida, bajo ninguna premisa, de esa autoevaluación que debe ser responsablemente periódica.

4. ENSEÑAR A APRENDER. La clase magistral no puede ser “condenada” sin más. Su utilización, dosificada, siempre resulta necesaria Pero es inexcusable que el propio alumno no aprenda a descubrir, por si mismo, muchos de los objetivos del aprendizaje. Puedes dar una limosna pero ….. ¿por qué no enseñar a ese “necesitado” a pescar o a sembrar para su sustento?

5. INVESTIGAR LA SITUACIÓN INTEGRAL Y GLOBAL DEL ALUMNO. La realidad personal de nuestros escolares puede ayudarnos a elegir estrategias que mejor faciliten su integración, evolución y maduración intelectiva. Cada dato que se conoce de una persona es como una luz que ilumina la opacidad de una habitación sumida en la penumbra o en la oscuridad.

6. AUTOCONTROL NECESARIO ANTE LAS DIFICULTADES. Perder los nervios no conduce a nada. Todo lo contrario, agudiza el desencuentro y degrada la autoridad moral y el prestigio que los profesores debe esforzarse en mantener. Por supuesto que, ente determinados hechos, resulta muy difícil mantener el equilibrio y la frialdad. Pero, en esos momentos, debe prevalecer la frialdad inteligente sobre los cálidos impulsos del sentimiento.

7. UTILIZAR LOS RECURSOS DIDÁCTICOS MÁS ADECUADOS PARA CADA SITUACIÓN. Además del libro, el encerado y la tiza, existen las posibilidades informáticas, mediáticas, las visitas de estudio, los juegos de simulación y otras muchas metodologías, atendiendo a las características de cada materia y temática específica. Y, por supuesto, la convicción de la palabra y el mimetismo del comportamiento.

8. AUTORIDAD Y AMISTAD NO DEBEN SER INCOMPATIBLES. Como casi todo en la vida, el equilibrio y punto medio es la medida más inteligente para que el profesor se haga con el control grupal. Sin duda, es más eficaz el diálogo constructivo, la sonrisa y la mirada a los ojos, que ese grito o aquella sanción desmedida que va derribando los puentes de contacto hacia la proximidad intergeneracional.

9. EVALUAR TAMBIÉN LO POSITIVO. Cuando se corrigen ejercicios, se destacan básicamente los errores. ¿Por qué no se ha de tener en cuenta los aciertos? Priorizar o potenciar los desaciertos, sobre lo bien elaborado, desanima y frustra el esfuerzo personal que se ha aportado en el proceso formativo.

10. TENER PACIENCIA, DÍA TRAS DÍA. Las prisas no son buenas compañeras. Poco a poco, el aprendizaje se va produciendo. Igual ocurre con los hábitos educativos. Sembrar, para después poder recolectar los frutos del esfuerzo….. y la paciencia aplicada.

11. SER UN POCO TUTOR DE TODOS TUS ALUMNOS. Seguro que una acción tutorial bien pensada y aplicada conlleva su tiempo. Y la tutoría adjudicada exigirá todo el esfuerzo del mundo. Pero en los demás grupos para la docencia hay que ser también un poco tutor. Ellos lo agradecerán y tu estarás también más cerca de ellos.

12. PONERSE EN EL LUGAR DE LOS ALUMNOS DURANTE LA EXPLICACIÓN. Algunos lo suelen llamar empatía. Es igual el nombre que le demos. Trata de situarte en el lugar de tus alumnos cuando les estés explicando. Analiza el tipo de mensaje que les llega. En ocasiones, ellos pueden no entenderte … aunque tu creas que sí.

13. GUARDAR LOS PROBLEMAS PERSONALES PARA ….. DESPUÉS. No es conveniente, ni justo, que estos problemas íntimos afecten a aquellos que ninguna culpa tienen de los mismos. Cuando salgas del aula será el momento propicio de abordarlos y tratar de resolverlos. ¡Cuantas veces los alumnos comentan entre ellos eso de que el profe viene hoy enfadado!

14. PREPARAR DIARIAMENTE LAS CLASES. La arrogancia no es buena compañera. Si el año pasado te salió muy bien esa explicación, mañana puede no servirte el esquema que conservas, en función del grupo de alumnos a los que vas a explicar. Incluso dos grupos del mismo nivel no tienen por qué estar en la misma situación con respecto a esos contenidos o metodología.

15. HAY OTROS ESPACIOS, ADEMÁS DE TU SILLA Y MESA EN EL AULA. Es positivo que los alumnos roten, semanal o quincenalmente, en la ubicación que ocupan. Pero también el profesor debe desplazarse por todos esos metros cuadrados disponibles, a fin de estar más cerca de todos los escolares.

16. ATIENDE A ESE ALUMNO, MÁS LIMITADO, QUE NO TE ENTIENDE. Las veces que sean necesarias. Él también merece todo tu atención. Si ese esquema de explicación no es comprensible, prueba con otro. Hay más de una formas para explicar el mismo contenido.

17. NO SÓLO SUSPENDE EL ALUMNO. Ningún profesor debería vanagloriarse de haber suspendido a la mayoría de su grupo. Este pobre resultado demuestra, ni más ni menos, su propio fracaso como docente y maestro. Al menos, trata de analizar las razones de esos drásticos resultados. Y empieza por tu propia labor.

18. TODOS LOS ALUMNOS TIENEN UN NOMBRE. Hacer los listados por apellidos es necesario. Pero también lo es que cada escolar sea llamado por el nombre que sus progenitores le pusieron al nacer. ¿Cómo llegas mejor a ellos ¿diciendo García o Javi?

19. EL ALEGRE VALOR SOCIOLÓGICO DE LA SONRISA. la atmósfera del aula se dulcifica y llena de alegría cuando en su interior (y exterior) prevalecen las sonrisas. La mejor compensación que recibes de tu trabajo es ver la sonrisa de un niño o niña. Utilízala como recurso, aunque aún es más importante que se genere desde la verdad.

20. EL TRABAJO DEL PROFESOR NO FINALIZA CUANDO EL RELOJ MARCA LAS TRES. Es una evidencia que las tardes, los fines de semanas e incluso los períodos de vacaciones pueden ser utilizadas para la autoformación, para la investigación, para la preparación de las clases e incluso para atender a esa cuestión tutorial que se ha tornado compleja y difícil.

21. MUCHO CUIDADO CON LOS FAVORITISMOS. Es humano que te caigan mejor o peor determinadas personas. Pero hay que hacer un esfuerzo para que el trato que depares a los alumnos sea absolutamente equilibrado. Ellos perciben con mucho dolor esa atención o actitud desigual que reciben en el día a día. Además de ser desacertada, es injusta. A determinados escolares, especialmente los de carácter más débil, les puedes estar provocando un intenso daño en su evolución.
A nadie se le oculta que estas consideraciones o sugerencias podrían ser incrementadas. Tal vez falten algunas otras, pero sería discutible eliminar aquellas que sí se han aportado. Aplicando el espíritu de su contenido, el admirable trabajo que lleva a cabo el profesional de la enseñanza ganaría en calidad y eficacia.

De aquí a escasos días, la vital atmósfera de colegios e institutos va a llenarse de ilusiones, retos, esfuerzos y dificultades. Niños y adolescentes que aprenden. Maestros y profesores que enseñan y educan. También, aprenden. Unos y otros se embarcarán en ese apasionado navío que conduce a las islas de la cultura, de las experiencias, de los contenidos y de los valores. Pero ellos no son los únicos protagonistas de todo ese proceso para la formación de los más jóvenes. La familia, la administración política, la influencia y consideración social ante la educación, son también activos imprescindibles para que las nuevas generaciones afronten con garantía y responsabilidad ese tiempo futuro en el que los niños y jóvenes de hoy deben los máximos referentes de un tiempo mejor. Confiemos que así sea. Así debe ser.

11:35 de un día cualquiera. La atmósfera acústica y vitalista que bulle en el patio es, sencillamente, agradable. Paso cerca de una chica y observo en su rostro una extraña actitud. “Pero qué te ocurre, Ainhoa ¿te has enfadado con alguien?” Tras casi treinta segundos de silencio, obtengo al fin una respuesta. “Es que no he desayunado nada. Y anoche en mi casa……” Viendo que las lágrimas iban pronto a brotar, reacciono con rapidez. “Bueno, ahora lo importante es que te vienes al bar. Pedimos un batido y medio bocadillo. Te lo tomas tranquila y yo hablo con tu profesora para que te deje entrar después en el aula de clase. Buscaremos un hueco para que me expliques lo que te está ocurriendo. Pero lo primero … es que tienes que estar alimentada”. Era una mañana de octubre.-
   


José L. Casado Toro (viernes, 5 septiembre, 2014)
Profesor


No hay comentarios:

Publicar un comentario