viernes, 6 de enero de 2012

LA NOCHE MÁGICA DE LOS JUGUETES. CUANDO LA ILUSIÓN SE HACE REALIDAD.

Posiblemente sea ésta la Noche, que despierta más ilusión, entre todas las del año. Son esas horas, previas al descanso reparador de cada día, cuando el cielo se cubre con un manto de terciopelo azul oscuro, que sólo logra atravesar el brillo blanco de las estrellas. Y todos los niños, chicos o mayores, creen en el milagro de ese regalo, misterio que se hace magia en la mañana del seis de enero, para asombro de sueños y sonrisas. Y es que hay que ser niño para creerlo, sin importar la edad u otros datos insertos en cada biografía particular. Añorada infancia, para creer que la magia es posible en la realidad de nuestros deseos. Anhelos transparentes y sinceros, en la espera del Día de la Gran Ilusión. Nadie olvidará ese sentimiento indescriptible, de nerviosa confianza en la Noche de Reyes, cuando se era niño por la edad o ahora mismo en que la infancia vuelve a nacer en tu corazón. Pero ¡silencio, hay que cerrar los ojos, hay que conciliar el sueño, pues esa magia del juguete se ha de hacer realidad! Junto al árbol navideño, cerca del Nacimiento o en ese rincón de todas las chimeneas, donde unos zapatos, caminantes por mil y un lugares, también reclaman el indescriptible placer de jugar.

Desde siempre me han entusiasmado aquellas tiendas, plenas de colorido y alegría, donde sólo había juguetes. ¿Recuerdan, aquí en Málaga, la de Carrión, en el Pasaje de los Mártires? En diciembre o en Primavera, no importa la fecha, porque su mercancía siempre estaba al margen, afortunadamente, de lo temporal. ¿Hay un día o una hora, señalada para jugar? No la hay, no la debe haber. No la habrá. Estas tiendas ofrecen, tras sus atrayentes escaparates, cientos de recursos para despertar la creatividad, para alimentar la ilusión. Dentro o fuera de casa, en jardines y plazuelas, en cualquier espacio donde tu imaginación te haga creer que ese tren viajero es verdadero, que esa muñeca, de mirada bondadosa, es amiga y compañera o que en este libro, que narra aventuras y misterios, a poco que lo intentes, tu serás el valiente protagonista de la trama, para orgullo merecido de tu creatividad. Pero esas jugueterías, paraísos de colores y otras muchas vidas, van desapareciendo, sin embargo, de nuestras ciudades u aldeas. Ahora son la grandes superficies comerciales las que compiten, en temporada, ofertando variados y atrayentes incentivos para la compra. La inversión que realizan, en esta lúdica mercancía, no tolera el guardarla o almacenarla para la siguiente anualidad. Y golosamente te ofrecen el dos por uno, o el tres por dos. O te facilitan un vale por valor del cincuenta por ciento del pago, que has realizado en juguetes para que, a partir del siete de Enero, puedas aplicarlo en la adquisición de cualquier artículo ofertado en el resto de la macro tienda o Gran Área Comercial. Pero nunca será igual la experiencia de gozar en una tienda donde sólo hay juguetes, de toda clase o naturaleza, porque en ese corto espacio disponible sólo reinan los apetecibles juguetes. Nada de alimentos, menajes u otra perfumería. Son juegos, plenos de colorido y sonrisas, que ayudan a creer y a imaginar. ¡Menudo tesoro para nuestras vidas!

¿Hablan, ríen, hacen travesuras, toman vida o cuerpo, en este marco de lo terrenal? Sin duda, estás en lo cierto para lo afirmativo. Y lo vas a comprobar a través de este breve relato que me dispongo a narrar. ¿Alguien ha de dudar en que los juguetes toman vida, cada una de las noches, cuando la tienda es cerrada y comienza su alegre y desbordante deambular? Los hay de todas las formas y colores, con lindas caras y atrevidos mecanismos, pero con esa noble misión de ayudarnos a estar menos solos, de colaborar generosamente para el bien soñar. Aquí tenemos un oso peluche, bien grandote en su forma, pero suave al tacto cariñoso de todo aquél que lo quiera acariciar. Comenta, con una frágil muñeca de trapo y goma plástica, de ojos atrevidos y atractiva sonrisa, su deseo de formar parte de una familia donde un niño amigo sepa bien tratarlo. Será su compañero inolvidable, para esos dulces ratos de amistad. Y esa bicicleta de manillares curvados y ruedas aceleradas, para visitar todos los lugares en que la prudencia y el cuidado de unos padres responsables te permitan disfrutar. Esa bici también reclama un dueño habilidoso, pues ella siempre está dispuesta a rodar y correr, para el pronto y seguro llegar. Y ese fuerte de maderas empalizadas, donde los uniformados soldados defienden el territorio del ataque rival. Son figuritas de goma coloreada que practican la vigilancia en torretas y pasillos almenados, pues en cualquier momento el combate puede dar comienzo. Hay que estar bien preparados para ese cuerpo a cuerpo en que unas manos de niño les ayuda en su desplazamiento, para el bien jugar. Y ahora resulta que ese balón de reglamento tiene ojos y nariz, en su cara golpeada con gusto pues no le duele. Su misión es rodar y rodar, pues el niño, al chutar y jugar hace ejercicio, ayudándole a crecer en su humanidad. ¿Recuerdas aquel Mecano, con el que te convertías en un jovencísimo ingeniero de pantalones cortos?

Cuando la tienda cierra sus persianas, el bullicio allí es para no contar. Trenes de vagones viajeros, que visitan otras tantas estaciones donde alguien espera junto a las vías a sus amigos o familiares. Para abrazarles y darles una bienvenida cariñosa, plena de hospitalidad. Y también alardea, el sabiondo de la casa, de sus conocimientos y estrategias, pues es la única forma posible para ganar su partida a las figuras contrarias. Ajedrez, para un combate en que el rey y la reina, se ayudan de hábiles y versátiles colaboradores, peones y caballos en el fragor de la batalla, mientras el alfiz vigila desde la torre ese cuadrante blanco y negro donde la inteligencia controla la oportunidad. Esos juguetes también cenan y desayunan, antes de que el dueño de la tienda vuelva a la misma para ofrecer su valiosa mercancía al viandante que, a buen seguro, habrá de llegar. Todos lo hacen en esas casitas que recrean pisos y viviendas, con sus cocinas, cuartos de baño y salones, donde todo está bien dispuesto para el mejor acomodo. Solo hace falta algo de imaginación para creer que, en esas casitas en miniatura, otros muchos niños de la vecindad harán amistades y jugarán hasta la hora de la merienda, pues después…. habrá que hacer los deberes del cole, para antes de cenar. Y acá veo las numerosas cajitas de los lápices Alpino, esos de toda la vida, con los cien colores del arco iris pintado en el cielo, pues a los dibujos hay que teñirlos de matices, verdes, rojos o violetas. ¡Qué sería del paisaje, los objetos y las personas, si el color se nublara y todo se convirtiera en irreal!

Y cuando amanece un nuevo día, todo aparece bien dispuesto en estanterías y almacenes, pues hay que ofrecer buena imagen a ese hombre chico o niño grande, que mira embelesado lo que es una ciudad para los juegos. Todos ellos esperan que esas cartas a los Reyes de Oriente alcancen y lleguen a su destino. Con sus letras bien trazadas, propósitos a cumplir y detalles de los juguetes, que sus remitentes anhelan alcanzar. Aseguran en las misivas que su comportamientos ha sido bueno en el estudio, en el cariño a sus padres y hermanos y en el buen trato para la amistad. En el bloque y en el barrio. Y en el cole de la esquina, donde se vive el necesario aprendizaje en cada uno de los días. Me he portado bien y ahora os pido esos juguetes, cuyo detalles, para evitar equívocos, paso ahora a concretar.

Este año sí, el del 12, niños y mayores tendrán un día más para disfrutar. Tras la carrera apresurada hacia el lugar de sus zapatos, el asombro y las sonrisas aparece en todas las caras, durante esos tensos segundos en que desaparecen los envoltorios y el misterio de la Noche mágica comienza a hacerse realidad. Decía que este año se vuelve al cole el lunes nueve. Luego por tanto serán tres los días en los que todos disfrutarán. Compartiendo sus aventuras y destrezas, manejando los mecanismos, cada vez más sofisticados y habilidosos, de mil y un juegos para la aventura, en el reír, y en el imaginar, en ese reino inmaculado donde no existen desgracias ni sinsabores. Sólo alegría, para jugar.

Y ya para finalizar, unas gotas reflexivas para la sensatez. Todos somos conscientes de la extraordinaria generosidad de SS.MM. Melchor, Gaspar y Baltasar. Son Magos muy bondadosos que tratan de atender todo aquello que sus remitentes les solicitan en sus misivas. Y, las más de las veces, el contenido de esas cartas, adornadas con mucha fe y simpatía en los tres Hombres buenos que montan a camello, superan lo razonable de la petición. Y no es bueno ni inteligente abusar de tan inmensa bondad. Los papis y mamis deben, tienen que aconsejar, a sus boys and girls, en ese valor tan necesario como es la mesura. Saber pedir, saber regalar, para mejor apreciar lo que se recibe. De otra forma, esos críos y crías asimilan los riesgos y descontroles de un consumismo desordenado que, a corto o medio plazo, resulta negativo para potenciar la racionalidad y el equilibrio en sus personas. ¿Os habéis fijado el impacto que tiene que recibir un niño, sea de cualquier edad, cuando ese día seis de enero, en su cumple o santa, se ve desbordado por esa “montaña” de regalos, muchos, muchos de los cuáles son inapropiados para su corta edad? ¿podrá valorar el significado de una cajita de lápices de colores, un libro de cuentos o un muñeco, de amplia sonrisa, para jugar?

José L. Casado Toro (viernes 6 enero 2012)

Profesor

http://www.jlcasadot.blogspot.com/

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