En ocasiones conocemos a personas que, de forma inesperada, ponen de manifiesto habilidades y destrezas, cuyo desarrollo mantenían en su legítima privacidad. Cuando esas capacidades “ocultas” llegan a nuestros sentidos, generan el asombro y la admiración por parte de sus amigos, conocidos, familiares o por alguna afortunada coincidencia para el sugestivo contacto. La naturaleza de esas habilidades o conocimientos es, lógicamente, muy variada, como diferente y contrastado es el género humano. En este interesante contexto, se inserta nuestra historia de esta semana.
El protagonista de nuestro relato tenía por nombre EVELIO Santamaría. Desde su primera adolescencia mostraba un gran interés por los conocimientos históricos, gustándole mucho las lecturas biográficas de los grandes e importantes personajes de la Historia. Esta plausible afición, a la que dedicaba muchas de sus horas para el ocio, algo inusual en otros chicos de su edad, sustentó la decisión de que al final de sus estudios en la formación secundaria, optara por matricularse en la Escuela Oficial de Turismo de la capital palentina (ciudad en donde había nacido y residía, en las austeras entrañas mesetarias de Castilla y león). Este joven estudioso consideraba que era el trabajo que mejor podría realizar, dada la cultura que su mente había ido acumulando con tantas horas dedicadas a la lectura de los hechos que conforman nuestro pasado.
Sus padres, Cipriano y Angelines, se mostraban bien orgullosos de lo “sabio” que les había salido el único fruto genético de su matrimonio: ¡Hay que ver lo mucho que lee y sabe nuestro crío! Con los conocimientos que posee, se va a ganar muy bien la vida. ¡Tenemos una cabeza privilegiada en nuestra pequeña familia! Estas cariñosas y orgullosas expresiones eran del todo lógicas, toda vez que estos progenitores eran personas de naturaleza modesta: albañil y costurera.
Muy joven, 23, Evelio encontró acomodo laboral en una empresa de guías turísticos, EL CRISOL, aplicando su correspondiente y brillante titulación. Los miembros de esta empresa acompañaban a los grupos de turísticos que visitaban las localidades de la Comunidad autónoma de Castilla y León. La capacidad narrativa y explicativa de este joven guía, acerca de la historia, la arquitectura, escultura y pintura, en el patrimonio artístico de las provincias de la región, le granjeó el reconocimiento y la admiración de sus jefes y compañeros de profesión. Sin duda, era el profesional turístico preferido por los tours viajeros, organizadoras de los circuitos o recorridos turísticos para sus clientes vacacionales y también aquellos que integraban los grupos del turismo social o IMSERSO.
Evelio sabía dotar a sus palabras de un hablar pausado, con una dicción silábica y modulación expresiva, que atraía y complacía la atención de sus interesados oyentes. Éstos agradecían la buena escucha y amenidad de sus interesantes y divulgativos contenidos, no exentos de una dosificada documentación histórica. El diestro guía se ayudaba de un pequeño altavoz electrónico, muy útil para cuando se expresaba en zonas muy densificadas y ruidosas, para la comprensión de los grupos viajeros que en ocasiones eran harto numerosos. Sin embargo, cuando explicaba en los espacios cerrados, como clerecías, colegiatas, catedrales, templos, monasterios, castillos y conventos, la piedra y la madera constructiva producía o generaba una incómoda reverberación. Entonces los turistas agradecían que el guía Evelio cerrase el micrófono y utilizase la única acústica de su potente y sonora voz.
La expectación que sus palabras producían, transportadas en una suave, melodiosa y didáctica voz, a modo de un avezado locutor de las madrugadas en la radio, generaba esa atención y curiosidad en turistas deseosos de conocer cómo era ese pasado que ayuda a entender nuestro presente existencial y al tiempo nos predispone para afrontar ese incierto futuro que todos deseamos sea siempre mejor.
Su especial campo de acción laboral y especialidad era la Comunidad castellanoleonesa (león, Zamora, Valladolid, Palencia) recios y nobles territorios castellanos, a los que se unían también aquellas provincias algo más orientales de la submeseta peninsular (Burgos, Soria, Segovia y Ávila). Dominaba a la perfección el mundo medieval (visigodos, románico, gótico) aunque también completaban sus explicaciones la sociedad sefardí, el hispano musulmán y la España renacentista o barroca.
Sus recorridos profesionales, atendiendo e ilustrando a los viajeros turistas de cualquier provincia española, además de aquellos extranjeros de muy diversos países (dominaba bien el inglés y algo de francés) eran constantes, situación que su esposa CLARA comprendía y aceptaba. Después de un “agotador” tour semanal le correspondían dos días de descanso que el dinámico guía disfrutaba en su Palencia natal. Había nacido a finales de la década de los 70. Ahora, con 46, se encontraba en perfecta forma, con la madurez, conocimientos y responsabilidad que repercutían en la calidad de la función ilustrativa que diariamente realizaba. Se “pateaba” los empedrados, arcillosos o asfaltados suelos de nuestros pueblos y capitales, con su buena forma física, para explicar los misterios, la estética y la espiritualidad de monasterios, colegiatas, templos, conventos, restos arqueológicos, las plazas y calles porticadas, muchas de éstas con un elevado grado de inclinación que las hacía muy “empinadas” lo que lógicamente agotaba, tanto al subirlas como al bajarlas, a los sufridos turistas y también al guía que los acompañaba, aunque este siempre disimulaba el cansancio y caminaba en cabeza de grupo. .
En ocasiones el ímpetu detallista, prolijo, aunque ameno y prudente, de Evelio “se pasaba” en sus densas exposiciones. Cuando tomaban respiro los asombrados turistas comentaban con admiración y sorna ¡Cuánto sabe este hombre! Pensaba que un buen profesional tenía que mantenerse al día, por lo que gozando de una memoria prodigiosa no dejaba de leer y documentarse en bibliotecas e Internet. De tal nivel era su cultura que, en momentos, algunos de sus oyentes, se veían obligados a “desconectar, porque sus mentes ya no podían asimilar tanta información que generosamente les facilitaba este preclaro orador de nuestra Historia.
En cierta afortunada ocasión Evelio recibió una insólita oferta. Procedía de una organización de invidentes y deficientes visuales, quiénes deseaban concertar una explicación del monumento más emblemático del románico u otros estilos artísticos de las nueve provincias castellanas leonesas. El proyecto se habría desarrollar durante nueve sábados consecutivos, en la avanzada primavera. Había sido “el elegido” porque su capacidad descriptiva era bien conocida en los ámbitos culturales de muchas de las provincias que recorría con sus turistas. Era un proyecto difícil, complejo, pero apasionante al que Evelio no dio la espalda. Tenía que utilizar “creativamente” su voz poderosa, a fin de crear o “visualizar” en las imaginaciones de sus oyentes, la estéticas y función de esos bellos monumentos que ellos no podían ver, pero sí sentir y conformar en sus receptivas inteligencias. El valor de la palabra, con unos contenidos atrayentes y sentimentales, vinculados a la belleza monumental, tenía que suplir la incapacidad visual del grupo que lo iba a seguir.
El bueno de Evelio aceptó el reto, tras reflexionar algunas horas en la noche, para lo cual comenzó a preparar esa narración “dibujada” que iba a desarrollar durante los fines de semana en un par de meses. Conociendo el precioso y ambicioso proyecto, las diputaciones de las nueve provincias pusieron a disposición del grupo organizador los medios necesarios para el traslado, control de la movilidad y el almuerzo correspondiente de ese autobús de 50 viajeros. Cuando le preguntaron el coste que iba a suponer su difícil trabajo, el ya afamado guía puso un precio simbólico: 50 euros por sesión (cantidad que al final del proyecto donó a la propia organización que lo había contratado).
El éxito de la experiencia fue espectacular. Prensa escrita, radio y televisión se hicieron eco, en sus informativos, de la ardua y hermosa tarea que Evelio Santamaría iba desarrollando. Las alcaldías respetivas, también a través de sus concejalías de cultura y acción social, colaboraron eficazmente con auxiliares para ayudar a los deficientes visuales en estos lúcidos paseos por amor a la cultura. En el contexto de las explicaciones, grupos especializados en música antigua también acompañaron a estos valientes turistas que junto a las doctas palabras del experto guía se deleitaban con bellas piezas interpretadas por los respectivos grupos musicales.
Lógicamente el autobús que cada semana se desplazaba a una provincia diferente no trasladaba siempre a los mismos oyentes, ya que la demanda para este lúcido proyecto fue muy numerosa. De esta forma se tuvieron que conformar varios grupos de asistentes, a fin de que el mayor número de personas tuviesen acceso a las explicaciones artísticas y acompañamiento musical.
Los afortunados asistentes a las explicaciones reconocían y aplaudían con entusiasmo la valiente realización de estas visitas turísticas que ellos recreaban en sus mentes con la ayuda de la palabra y la música.
El destino y la oportunidad quiso que, en otro viaje grupal, organizado por la agencia para la trabajaba Evelio, con el objetivo de disfrutar del románico palentino, uno de los turistas viajeros fuera precisamente un profesor de la Universidad Complutense madrileña, Dr. y Catedrático de Historia del Arte, cuyo nombre era DAMIANO Albiach. Este prestigioso profesor viajaba con su señora Martia y su hijo Rubén, a quien acompañaba su pareja. Evelio aplicó a este grupo, durante los siete días de viaje, lo que siempre hacía con las personas que atendían sus palabras: básicas explicaciones arquitectónicas, escultóricas o pictóricas, atrayentes acercamientos a los personajes históricos, evitando abrumar con datos secundarios. También, amenidad con la aportación de las necesarias e interesantes anécdotas. Rigor y una sutil narrativa en los contenidos históricos que, sustentaban la eclosión y vida de estas creaciones monumentales. Resumiéndolo con una ilustrativa frase: gran capacidad para hablar y ser entendido tanto por las personas de notable cultura, como también por aquellos que buscaban simplemente en estos desplazamientos turísticos la lúdica distracción o la amena curiosidad.
Recorrieron las más significativas localidades del mundo románico, gótico y renacentista palentino, durante una semana inolvidable, en lo climático, artístico y en la intercomunicación social. La última noche del tour viajero, realizaban la cena en el hotel monasterio de San Zoilo, entorno monumental en donde se alojaban. Evelio ocupaba una mesa individual, como solía hacer, a fin de mantener la necesaria privacidad ante los turistas que atendían sus explicaciones. Cuando terminaba de tomar su postre, vio acercarse a ese viajero que, durante el resto de los días, más atención había aplicado a sus palabras. Obviamente era don Damiano, el profesor universitario. Se saludaron y de inmediato el guía invitó al viajero sentarse en su mesa. Iban a compartir el café que siempre se servía después de los postres. De inmediato Damiano tomó la palabra, explicándole al guía lo que venía reflexionando desde el primer día en que atendió a sus explicaciones.
“Estimado Evelio. Llevo seis días escuchándote, junto a mi familia y el resto de los viajeros. Tengo que expresarte, con franqueza y sinceridad, mi incomprensión porque no te hayas dedicado a la enseñanza universitaria. Sabes mucho Historia. Te documentar de continuo con rigor y amenidad. Y no eres como esos guías que no saben salir de las fáciles anécdotas. Generas atención, porque sabes motivar y sustentar perfectamente las explicaciones. Tu acervo cultural es impresionante, admirable. Y todo ello te lo has labrado con tu esfuerzo, con ese amor a la cultura de nuestra memoria que tanto te identifica. Se nota a distancia tu ilusión por investigar nuestro pasado, con su riqueza patrimonial monumental. Te aseguro que he disfrutado, he aprendido con tus sabias explicaciones.
Me gustaría proponerte que, coordinando con tu horario y obligaciones profesionales, impartieras algunas exposiciones a mis alumnos del grado de Historia del Arte. Debo aclararte que yo trabajo en la Universidad, dirigiendo un departamento en el que hay numerosos profesores, pero he de reconocer que nunca he visto era capacidad y naturaleza que posees para enseñar y divulgar la riqueza de nuestro patrimonio artístico.
Evelio quedó gratamente impresionado acerca de lo que había escuchado. Todo un Catedrático de Universidad le estaba invitando a que impartiera algunas clases o explicaciones a unos alumnos que cursaban el grado de Historia del arte. Nunca pensó que una situación así pudiera serle ofertada. Era como un regalo caído del cielo.
En la actualidad Evelio Santamaría sigue trabajando como guía turístico, en el muy conocido y trabajado entorno monumental castellano leonés. Pero se ha comprometido, con su nuevo amigo el profesor Albiach, a intervenir en los Cursos de Verano, que cada año programa la Universidad Central. Lo haría en calidad de conferenciante invitado en la modalidad de Historia del arte “como un simple amante de la Historia”. La conferencia que en el próximo junio impartirá llevará por título: “El tesoro románico, en la Palencia donde nací”. El apoyo del catedrático Damiano Albiach es un poderoso incentivo para esta cultural empresa que, gracias a esas capacidades o habilidades ocultas que las personas atesoran, llega el día en que pueden aportarse para el beneficio cultural de la sociedad. -
EL CORAZÓN DE LAS
CAPACIDADES OCULTAS
José L. Casado Toro
Antiguo Profesor del I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga
Viernes 06 diciembre 2024
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Blog personal: http://www.jlcasadot.blogspot.com/
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