viernes, 28 de junio de 2024

LA EMPANADA DE LA PROVIDENCIA

 

Cuando se consultan los datos que nos proporciona el I.N.E. (Instituto Nacional de estadística), organismo oficial de reconocido prestigio investigador, conocemos que España tiene más de ocho mil municipios (exactamente 8.132). Expresándolo de una forma coloquial, son territorios, grandes o más pequeños, gobernados o administrados, por una corporación municipal, cuya “cabeza” visible es el alcalde. Muchos de esos territorios tienen un perímetro espacial notablemente reducido, elemento que se suma a la pérdida de población cada año que pasa. Es lo que se suele denominar, LA ESPAÑA VACÍA. Añadamos un par de datos estadísticos. De esos más de 8.000 municipios, más de la mitad tienen censados menos de 1.000 habitantes. Y un dato aún más significativo: 1379 municipios tienen menos de 100 habitantes (exactamente el 16,8 % de todos los municipios). Compárese con el número de personas que habitan en un bloque de vecinos. Los residentes en esos bloques de viviendas tienen aproximadamente el mismo número que los que suman uno de esos pueblos pequeños. Podemos contrastar estas cifras con un hecho reciente: en un hotel receptor de viajeros, con el programa IMSERSO, en temporada baja y fin de semana, había hospedados más de 1.100 residentes. En este contexto de la “España vacía” se inserta el argumento de nuestra historia.

Este relato se ambienta o localiza en un municipio pequeño, alejado de la influencia marítima. Nadie duda que, salvando las capitales provinciales, la costa atrae población, autóctona y turística, mientras que, la España interior, suele ir perdiendo número de habitantes, año tras año. En este relato hablamos de tierras castellanas de Zamora. En un pueblecito denominado Villanueva de la Era, se celebraba una reunión en el ayuntamiento presidido por EUTIMIO Cañizal, 31, alcalde y maestro nacional de unitaria (en el colegio sólo hay matriculados 6 alumnos para este curso). También estaba presente el vicealcalde, BIENVENIDO Alfonsa, 62, propietario de la única panadería y confitería que hay en el pueblo. Faltaba un tercer concejal, IRINEO Ventosa, 68, lechero, propietario de unas vacas y cabras, vecino que en ese momento se encontraba postrado en la cama, recuperándose de un severo ataque de abejas, que había dejado su epidermis muy castigada por los picotazos, bien curados por don HILARIO Triviño, quien a sus 79 aún sigue ejerciendo en su pequeña pero servicial clínica de socorro.

El último recuento de vecinos, que se realizó hacía unos meses, sumaban 53 empadronados. Es una preocupante cifra que se ha ido reduciendo año tras año, a consecuencia de los fallecimientos (la edad media de los habitantes del municipio supera los 62 años). A ello se le une los pocos o nulos nacimientos y a la patente falta de inmigración a estas áridas tierras, alejadas del mar. La influencia del Duero es importante, pero no es lo mismo que un régimen climático costero. Sobre todo, lo que más resta el crecimiento demográfico son las escasas perspectivas económicas: tierras poco generosas que apenas proporcionan un poco de cereal y leguminosas. Por el contrario, en la zona se genera un buen vino tinto. Las cabras y las vacas de Irineo abastecen de sobra la necesidad de lácteos en la zona: leche y quesos (muy sabrosos).

Los jóvenes de todas estas zonas castellanas, en cuanto llegan a la mayoría de edad, ponen “tierra de por medio” y se alejan de sus raíces zamoranas, buscando acomodo en el “paraíso metropolitano” que representa la centralidad madrileña. Lo hacen para buscar trabajo “en lo que sea”. Sus currículos adolecen de la menor cualificación, como no sea su fuerza juvenil ilusionada y esa capacidad de “aguante” para todo lo que les echen, sean injusticias u “explotaciones” sacrificadas, preferentemente en el sector servicios, esa panacea para la felicidad con la que soñaban.

El alcalde Eutimio y Bienvenido tenían conectado por teléfono a Irineo, a fin de que estuviera al tanto de lo que estaban hablando.  

“Compañeros, esto “se muere” si no damos un fuerte golpe de timón. No hay apenas niños, esa sangre joven que vitalizaría nuestro pequeño pueblo, ya que la “fuga” de los jóvenes es comprensible. Se van y nos van dejando solos, con una sociedad “geriátrica” que más bien parece una residencia de ancianos, en régimen abierto. En mi opinión, pienso que hay que traer gente de afuera y que de alguna manera se asiente en estas recias tierras castellanas. Pero ¿a quién llamamos y cuáles son los incentivos que les ofrecemos? Ahí está la clave de la situación. No tenemos el turismo de mar y playa. Tampoco hay apenas industria, como no sea la harinera, en el modesto molino de ACACIO, que el pobre ya no está para muchos trotes.

Tengo algunas ideas, que os comento, a ver qué os parecen. Todas ellas conducentes a la atracción de inmigrantes, con la buena repercusión sociológica que ello puede producir. Pero hay que ser valientes, antes de “morirnos de pena”, personadme la expresión. El ayuntamiento tiene algunas tierras en su patrimonio, con las que podríamos hacer unos lotes para entregarlas en alquiler, sin costas, en 50 años. Deberíamos invertir, aunque no son muchos los fondos de que disponemos, en traer máquinas para hacer unos pozos de donde extraer el agua necesaria para el regadío de los cultivos. En cuanto a las casas para prestar, hay no menos que 26, la gran mayoría de estas viviendas se hallan en estado ruinoso y “prácticamente” no tienen herederos. Sus propietarios ya no están entre nosotros. Los supuestos herederos ya ni las reclaman por los gastos de transmisión y plusvalías, el arreglo “casi prohibitivo” de algunas de ellas y, de manera especial, la carencia de incentivos para vivir en este pueblo. El ayuntamiento se haría cargo de adecentarlas en lo posible y para la entrega se priorizaría la elección a los futuros inquilinos que tuvieran conocimientos y hábitos de albañilería o agricultura, siempre que se prestaran a sembrar y cultivar la tierra vinculada a esos inmuebles. ¿Qué os va pareciendo lo que os cuento? Por supuesto, para la propuesta pública, habría que hacer uso de los medios de comunicación. Tengo algunos amigos que nos ayudarían en esta difusión”.  

Como era previsible, la propuesta fue votada y se aprobó “por unanimidad”. Entonces Irineo, a través del móvil telefónico quiso aportar nuevas ideas, en función de la profesión que siempre había ejercido para poder vivir.

“Hay una idea que llevo dándole vueltas desde hace tiempo.  Tengo a mis espaldas ya muchos años. Mi único hijo, el Fermín, quiso dedicarse al teatro o al cine, sus aficiones desde que era adolescente. Y ya sabéis, ahí anda por los “madriles”, haciendo de “travesti” en una obra de las que hay que pagar hasta 60 euros por verla, cosa que sólo pueden hacer los señores y niñatos de la “pijería”. En concreto, con los enseres y espacio que yo tengo, podríamos montar una central lechera municipal, con vacas, cabras y ovejas. Esa fábrica embotellaría y envasaría los bricks de leche, que pondríamos en el mercado a un precio más barato que las grandes marcas: para vender más. Un señor con estudios me comentó que hacer eso se le llama dumping. También haríamos quesos de calidad y buen precio e incluso nos podríamos meter, con gente preparada, a fabricar yogures, que se venden como rosquillas. Todo este montaje necesitaría mucha mano de obra y el trabajo que se ofertaría atraería a muchos inmigrantes".

A esta creativa e importante reunión, celebrada en viernes, se incorporó don DESIDERIO Santos, un cura “itinerante” de mediana edad, 55, que este fin de semana le correspondía visitar la localidad de Villanueva de la Era. Sacerdote de proverbial simpatía que en esos dos día y medio desarrollaría las funciones propias de su ministerio clerical. Confesaría, diría misa en la Iglesia de santa María de la Paz, visitaría a los enfermos y que, conociendo la reunión en la alcaldía, se presentó ilusionado al interesante cónclave. Eutimio lo puso rápidamente al día de lo que se estaba hablando, explicación que este cura “moderno” (no vestía sotana ni clergyman, sino ropa de calle) escuchó con gran atención.

“Me parece perfecto todo lo que habéis decidido. Es fundamental que publicitemos este pueblo, a fin de que las personas, especialmente gente joven, se incentiven a pasar por estas tierras y que algunos de estos visitantes decidan “echar raíces” aquí. En la época veraniega, que ya no está lejos, celebramos el santo de la patrona, la Virgen de la Paz. Se podría organizar una gran fiesta, tipo romería, como las que se celebran en el sur peninsular. A todos los visitantes de ese fin de semana se les obsequiaría con un vaso de leche fría o caliente, con un buen trozo de empanada, pastel que confitaría Bienvenido en su obrador. Sería como una empanada gigante, para que pudiera aparecer en el libro Guinnes de los récords. Sería considerada la empanada más grande del mundo. Su preparación, con la harina, el aceite, el chorizo, el lomo, podría llevar días. Organizaríamos una gran misa procesional, con pasacalles, bailes, actividades para los niños, payasos, fuegos artificiales, y todos hacia la ermita de la Santa Virgen. Tenemos que salir en los periódicos, en las radios y en las televisiones. Quedan dos meses, más o menos, para el 15 de agosto. Pues ¡a ponerse a trabajar! La central lechera vendría detrás. Y la entrega de casas y tierras, es una idea maravillosa que… ¡¡tiene que salir bien!! Todos a una vamos a sacar este trocito de tierra de la indiferencia y el desconocimiento. Villanueva de la Era tiene que ser famosa no solo en tierras castellanas, sino también en el resto del estado español.”

Estas personas emprendedoras se pusieron, con gran tesón y entusiasmo, a la labor. Eutimio, al alcalde y maestro, contactó con los periódicos de la región castellana leonesa. Estos medios de prensa se mostraron dispuestos a elaborar entrevistas y reportajes acerca de todos esos proyectos que se habían gestado en la pequeña localidad zamorana. Irineo se encargó de controlar los litros de leche que serían necesarios para esas jornadas de la patrona (calculaban tres días de fiesta) además del chocolate que también se serviría, junto a las tapas y bocadillos de queso, materia láctea a la que se gestionaría, en los organismos correspondientes de la capital provincial, la marca con la denominación de origen. En su momento, hasta una semana antes de las fiestas, Bienvenido fue programando la realización de una empanada “gigantesca”, para cuya realización tuvo que habilitar un gran hangar dedicado a guardar material agrícola. La famosa y gran empanada de Villanueva de la Era estaba diseñada para tener unas dimensiones que a no dudar saldrían en la próxima edición de los premios Guinness: 5 metros de largo por dos metros y medio de ancho. Un veterano albañil del pueblo, Leocadio, se encargó de construir un horno de leña con esas dimensiones que había programado el habilidoso pastelero y panadero, para albergar la fase de cocido de tan espectacular empanada. Iba a estar rellena con lomo en manteca, chorizo, pimiento rojo, almendras, alubias y garbanzos cocidos, tomate, con aceite de oliva y vino recio del lugar.

Los tres días de fiesta, en un cálido agosto, fueron gozosamente distraídos, divertidos y muy solidarios para promocionar a una localidad que aletargaba en el envejecimiento y en el olvido en esa gran España vacía que, como pandemia demográfica y económica, asola a no pocos rincones de nuestro suelo patrio. La publicidad de los medios de comunicación atrajo a este “desconocido enclave zamorano a centenares de visitantes, tanto de los pueblos de la comarca, de la propia capital y de las provincias limítrofes. La propia banda municipal de Zamora animó, de manera constante, desinteresada y con hábil pericia, la procesión de la “romería” y los conciertos que se daban a la caída de la tarde, buscando unas horas de mayor frescor para el baile y el “jolgorio” popular. Fueron tres días inolvidables para la memoria de los más veteranos y jóvenes del lugar.

Al paso de los meses, la Confitería ALFONSA, propiedad de Bienvenido, fue ampliado sus instalaciones, ya que la especialización en la elaboración de empanadas ha generado que la demanda regional de estas exquisitas mercancías o apreciados productos alimentarios no cese de incrementarse, incluso traspasando los límites provinciales y regionales. De ser una modesta confitería / panadería, hoy se ha convertido en una industria que ha tenido que incrementar de continuo el número de operarios, trabajadores venidos desde distintos puntos de la geografía castellana y de fuera de la comunidad autónoma.

Otra industria que ha surgido en la pequeña localidad es LÁCTEOS VENTOSA, especializada en la elaboración de quesos de diversos tipos, tanto en curación como en las características del contenido del apreciado alimento. Además de la fabricación de quesos, también han abierto una línea de producción de yogures y postres lácteos. La plantilla de trabajadores de esta fábrica en continua expansión no cesa de crecer, para alegría de Eutimio que observa como las cifras en el empadronamiento en el municipio avanzan de manera harto esperanzadora.

Incluso la Delegación de Educación zamorana está sopesando crear un Instituto de Formación Profesional en tierras cedidas por el ayuntamiento, en donde jóvenes estudiantes puedan ir realizando sus módulos correspondientes a confitería, productos lácteos y técnicas de capacitación agropecuaria. Desde su funcionamiento, las matrículas en este centro de capacitación no cesan de subir.   

Cuando algunos turistas se detienen en su viaje vacacional, para el necesario descanso o el alimento, en Villanueva de la Era y preguntan cuándo son las fiestas del pueblo, se les indica la fecha del 15 de agosto. Y si algunos de estos viajeros insisten en su requerimiento de información, preguntando a cualquier vecino cuál es la patrona de este pueblo que no cesa de crecer en densidad demográfica, es frecuente que algún vecino se “equivoque” con cierta comicidad en su respuesta. Sin la mayor intencionalidad, pero con el corazón en la mano, en vez de indicar la denominación de VIRGEN DE LA PAZ, expresan o dicen VIRGEN DE LA EMPANADA. Tal fue la repercusión de aquellas primeras e inolvidables fiestas patronales, en las que una gran empanada (manjar cuya fotografía aparece certificada “técnicamente” con el sello correspondiente en el libro GUINNESS WORLD RÉCORDS) dinamizó a un modesto pueblo castellano que languidecía en el olvido y la despoblación. –

 

 

LA EMPANADA

DE LA PROVIDENCIA

 

 

 

 

 

José L. Casado Toro

Antiguo Profesor del I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga

Viernes 28 junio 2023

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