sábado, 23 de marzo de 2019

MAÑANA DE PRIMAVERA, EN EL LIENZO VITAL DE AZU.

La estación primaveral aparece este año, 2019, con una admirable diligencia. Su llegada se adelanta uno o dos días, concretamente para el 20 de Marzo (según nos informan los especialistas en meteorología) aunque en ciudades como Málaga hemos estado percibiendo, desde hace ya unas semanas, ese cambio térmico que nos hace sentir inmersos en esta siempre bien recibida etapa del calendario anual. Las características, ciertamente muy variadas, que conllevan los tres meses del “Primer verdor” o “Primavera” son recibidas con mayor o menor entusiasmo por unas u otras personas, pero no se puede obviar que nadie se muestra indiferente a su puntual visita en cada anualidad.

El significado de lo que representa la Primavera en nuestras vidas abarca un contenido muy heterogéneo, aunque jerarquizado según los gustos y caracteres de cada cual. Podemos gozar de un mayor porcentaje de insolación y luminosidad, durante las horas del día. El entorno natural y los jardines urbanos se pueblan de una agradable floración, que aporta color, aroma y belleza, para el disfrute y alimento de nuestros sentidos y estructura anímica. Los suaves y delicados aromas emanados por las flores de azahar ejercen una magia indescriptible para todas las personas abiertas a la mejor sensibilidad. Las bajas temperaturas se van viendo superadas por una mayor templanza en los termómetros y en la percepción orgánica. El sentido de renovación que nos transmite la nueva estación no sólo afecta a nuestro ánimo y voluntad, sino que también se percibe por el cambio en los armarios, con esa ropa más ligera, desenfadada y alegre que nos gusta lucir. Frente a la más arraigada seria austeridad invernal y otoñal, el cambio psicológico hacia la alegría y las sonrisas resulta agradecidamente sorprendente y saludable, tanto en lo íntimo como en lo relacional. Superamos inconvenientes y excusas, abriéndonos con desenfado para contactar y recorrer la naturaleza, sea desplazándonos con mayor asiduidad a la montaña, al campo o a las playas arenosas de nuestra variada y rica geografía. La practica del senderismo se hace inexcusable, por todos los beneficios que reporta a nuestra estructura orgánica y psicológica. De manera especial en las latitudes templadas, estos meses equinocciales son más proclives a todas esas precipitaciones tan necesarias que avenan nuestros campos y nos surten de un imprescindible don hídrico, como es el agua, para sustentar nuestra propia existencia como seres orgánicos.

Tras todas estas incuestionables ventajas, cierto es que también (cada vez en mayor porcentaje) muchas personas sufren y soportan ese molesto trauma de nuestra época como son las heterogéneas alergias, muy agudizadas en estos meses por la polinización de las flores durante la estación primaveral. Sin embargo, tras superar la “cuesta de enero” y negociar con los avatares de “febrerillo, el loco” llegan lúdicas efemérides que nutren los calendarios de tradición, sentido festivo y fraternidad. Entre estas fechas emblemáticas en nuestras costumbres, habría que destacar (entre otras muchas) la celebración del Día de la Madre y del Padre; la Semana Santa, con las vacaciones primaverales; la Fiesta del 1 de Mayo o Día del Trabajo; esa cultural fecha del 23 de abril, con el Día del Libro; y, por supuesto, la antesala de ese verano, que nuclea gran parte de nuestros proyectos, objetivos y anhelos, para el descanso y el placer de viajar. Y así podríamos seguir enumerando y trazando pinceladas, sobre este lienzo siempre abierto a la imaginación, a la audacia y al sentido de la creatividad, que el segundo trimestre del año nos trae en sus ricas alforjas y que en modo alguno debemos desaprovechar o empequeñecer. Y ya, en este jovial contexto, nace con fuerza la narración de una bella e ilustrativa historia.

Liberto, “combativo” líder sindical en los talleres ferroviarios, trataba de resistirse a las presiones de su mujer Virginia, a la hora de buscar un nombre relevante (fuera del santoral religioso) para su segunda hija que iba a nacer. Ya con el primer descendiente, tuvo muchas dificultades para que don Cipriano aceptara el nombre de Aquiles. En realidad, este primogénito ha sido siempre llamado, por todos sus amigos y familiares, Mayo, en honor de la fiesta obrera del día primero de ese mes. Pero con la segunda hija, este clérigo “cascarrabias” no quiso dar su brazo a torcer, negándose en redondo para ponerle en la pila bautismal el nombre de Primavera, así que tuvieron que buscar una flor que fuera bien con el sentido estacional y le pusieron Azucena María, aunque desde siempre sus más íntimos la reconocen con el apelativo coloquial de Prima, las dos primeras sílabas del estacional nombre pretendido por su padre. Pero este relato no va a centrarse en la infancia de la niña, sino ya en su adolescencia avanzada o primera juventud. 

Con sus 19 años recién cumplidos, Azucena Mª o Prima Azu, está matriculada en la UMA (Universidad de Málaga) cursando el segundo curso en la Facultad de Turismo, pues desde su niñez ha sentido predilección por conocer otros países, con sus diversas culturas, formas de vida y riqueza monumental y paisajística. Piensa con acierto que, con el ejercicio futuro de esta atractiva actividad profesional, va a tener más posibilidades para desarrollar esa su innata afición por descubrir otros muchos entornos que pueblan y ponen color a la faz de la Tierra. Por el contrario su hermano mayor, Aquiles, cursa Ciencias Políticas, en la Complutense madrileña, ayudándose a pagar sus estudios trabajando en “todo lo que sale” que en la actualidad significa prestar servicio como camarero en un muy visitado Burger King, ubicado en el gigantesco Centro Comercial La Vaguada. Es un joven muy ideologizado de izquierdas (al igual que su padre) seguidor del republicanismo.

La Prima Azu sabe “pasar” cada vez más de todos esos temas políticos y reivindicativos que ha tenido que ir soportando desde pequeña, por influencia del activismo continuado del papá Liberto. Esta “bien parecida” joven tiene una delicada afición artesana, que le permite elaborar bellas piezas marinas con la más imaginativa artesanía. Se trata de ir recogiendo, en sus frecuentes visitas a las playas, todo tipo de conchas, restos marinos y otras piedrecitas que se entremezclan en la arena fina del rompeolas, materiales básicos que utiliza como materia prima para elaborar y componer diversas figuras y piezas de las más originales, curiosas y bellas formas. Esta laboriosa y plausible creatividad la va exponiendo para su venta en un mercadillo municipal de artesanía, que se instala los primeros y terceros domingos de cada mes en las aceras del Paseo Marítimo de levante, mientras que los segundos y cuartos domingos sus tenderetes son instalados en el gran Parque del lago de la barriada de Huelin, ubicado en el Paseo Marítimo del poniente malacitano.

Esta modesta, laboriosa y honesta forma de colaborar en el coste de sus estudios, además de todos esos gastos sobrevenidos propios de la edad (ropa, zapatos, ocio, salidas con los amigos) sabe complementarla con una inteligente, servicial y hermosa labor en el cuidado de niños pequeños, desplazándose a sus domicilios, durante muchas tardes y otras horas nocturnas. A estas alturas de su vida, Liberto está ya prejubilado. En casa sólo ha entrado siempre su sueldo y ahora la pensión (de cuantía no elevada) por lo que sus dos vástagos supieron asumir, desde la misma infancia, que debían colaborar, de la mejor forma posible y en la medida de sus fuerzas, a los cotidianos gastos de la modesta “sociedad familiar” en la que convivían.

Esta ejemplar tarea de asistencia infantil la encontró a través de las redes de Internet. El nombre de la página web era EL CANGURO FELIZ. Vinculándose a la misma como asociada, le ofrecen una serie de servicios con garantía de seriedad, teniendo que abonar sólo un 5 % de las retribuciones que recibe, a cambio de tener disponibilidad para las mejores ofertas y la siempre útil cobertura jurídica, ante los problemas que pudieran sobrevenirle en el desempeño de su trabajo. La obligaciones tributarias por estos ingresos los cubre la propia empresa matriz, en un elevado porcentaje. ¿Quiénes son los clientes que reclaman  ayuda para la atención de sus hijos? En general se trata de matrimonios jóvenes, que gustan salir de noche a disfrutar con los amigos. También hay ejecutivos y otros muchos profesionales, que han de viajar en determinados días y dejan al cuidado de sus pequeños a personas de confianza, para que les atiendan durante esas noches y los lleven y recojan del autobús escolar. No faltan tampoco algunas madres solteras con hijos pequeños, que tienen que apoyarse algunos días de la semana en la ayuda de estos cuidadores o cuidadoras.

Aquella noche bastante templada de Marzo, Prima Azu recibió una comunicación electrónica de la empresa El Canguro Feliz, ofreciéndole los datos básicos para contactar con una dirección sita en un barrio de tradición acomodada en el este malacitano (zona de Miramar /Limonar). Contactó vía telefónica a la mañana siguiente con el propietario de la vivienda, a la que se desplazó una hora más tarde, utilizando el bus municipal número 11. Se encontró con un avejentado caserón residencial, remodelado en algunas de sus dependencias, en el que fue recibida por su inquilino, Trinidad Pardial, 41 años de edad,  fotógrafo y corresponsal de prensa, que trabaja suministrando material gráfico y crónicas de variada naturaleza a diversas agencias de noticias, tanto españolas como también a otras empresas mediáticas ubicadas en países extranjeros. Este periodista tiene dos hijas pequeñas, Beli de 9 años y Nana (Mariana) de siete. Dada las frecuentes ausencias del domicilio, que por motivo de su trabajo ha de realizar el cualificado profesional de la prensa, el cuidado de las niñas queda básicamente en  n amente de prensa, el cuidado e su domicilio que por motivo de su trabajo ha de realizar el profesional de prensa, el cuidado manos de una cuñada, Valeria, hermana de su difunta mujer, que carece de cargas familiares dada su soltería y que precisamente se vino a vivir a un piso ubicado en un bloque cercano al de su cuñado, cuando este enviudó, a fin de poder ayudar en el cuidado de sus aún muy pequeñas sobrinas. 

La función que se le encomienda a Azucena, durante tres días a la semana (lunes, miércoles y viernes) consiste en recoger a las 17:30 a las dos hermanas en la parada del bus escolar, llevarlas a casa y, tras colaborar en su aseo, ayudarlas en los deberes y lecciones de estudio a preparar. Tras darles de cenar, esperará la llegada de Trinidad a casa y en los días en que éste tiene que viajar, dormirá en un cuarto que le ha sido preparado al efecto, encargándose del desayuno de las pequeñas y de su desplazamiento al autobús del colegio. El resto de los días de la semana, dichas funciones son realizadas por la tía Valeria. Esta mujer, cuatro años mayor que su cuñado y de carácter un tanto autoritario y personalista, con acendrado ego, mantiene en el secreto de su intimidad el deseo o ilusión “vespertina” de poder ocupar el puesto sentimental que gozaba su fallecida hermana, en el corazón de su siempre muy atareado cuñado. 
  
Tanto Beli, como la pequeña Nana no ocultan sus preferencias por estar con la “Prima Azu”, tanto por su juventud, paciencia y simpatía, como por ese buen hacer que despierta las inocentes sonrisas y connivencias de las niñas, que consideran a “su Prima” como una entrañable hermana mayor. Un domingo de la ya recién llegada primavera, azucena se pasó muy de mañana por el domicilio de Trinidad, a fin de recoger a las niñas. Como les había prometido, iba a llevarlas al Parque del Lago, en el barrio marítimo de Huelin, para que jugaran en la zona infantil de ese lúdico y vegetal espacio, mientras ellas instalaba su tenderete en el que exponía para la venta sus muy habilidosas casitas decorativas que, de rato en rato, iba construyendo. Una y otra hermana disfrutaron de lo lindo con todos esos juegos habilitados en una zona segura y vigilada, además de algunas chuches que su “Prima Azu” les había comprado. Un poco más tarde, sobre las 13 horas, llegó a la zona el propio Trinidad, para ver como jugaban sus hijas y llevarlas a comer a un Mac-Donald ubicado no lejos del recinto forestal. Fue una jornada feliz, pues Trinidad pudo conocer in situ las bellas artesanías que sabía elaborar la cuidadora de sus hijas. Compró dos de esas casitas, a fin de que Nana y Beli las tuviesen en su cuarto. Al final decidieron esperar a que Azu “levantara” su tenderete y los acompañara para compartir todos ellos un divertido almuerzo en el Mac-Donald, famoso restaurante franquiciado.

Pasaron las semanas y los meses del estío veraniego. Las habilidades relacionales de la tía Valeria fueron dando pacientemente fruto, para su objetivo e interés afectivo. En realidad, el hiperactivo Trinidad había ido asumiendo la posibilidad de recomponer una familia, en la que era imperativamente necesaria la existencia de una madre para sus hijas, aun muy pequeñas. Y quien mejor que su propia cuñada, que le daba una y otra señal de que deseaba integrarse como una madre y esposa, a todos los efectos, en los corazones de tres personas que sufrían de la orfandad que el destino había querido cruelmente depararles. Lo que resultaba previsible, acabó por convertirse en realidad. Ya en las “kalendas” del otoño, Trinidad y Valeria formalizaron el enlace matrimonial por la vía civil, lo que conllevó que la presencia asistencial de la Prima Azu con las niñas se fuese paulatinamente debilitando y finalmente desapareciendo.

Sin embargo, las dos hermanas no olvidaban a su muy querida “prima Azu o hermana mayor” que tanto y bien había aportado a sus vidas. Incluso hubo alguna noche de tormenta en que las dos niñas, con el miedo propio de su edad, llamaron por teléfono en secreto a su fiel amiga, para transmitirle cómo echaban de menos esa especial  forma de ser que tanto las tranquilizaba y alegraba. En el seno del “forzado” nuevo matrimonio, la propia Valería también fue comprendiendo la enorme dificultad que encontraba, en el día a día, por ocupar un puesto que las niñas, obviamente, no deseaban. La convivencia continua con Trinidad fue mostrando que eran dos caracteres especialmente diferentes y que esa recompuesta o interesada unión “hacía aguas” por los flancos más inesperados. Casi un año después del vínculo conyugal, ambos contrayentes tomaron la decisión de que era mejor dejarlo y seguir como hasta antes de su enlace. Valeria volvió a ocupar el lugar emblemático de esa tía y cuñada política que, con más o menos acierto, desempeñaba previamente al “interesado” enlace.

Prima Azu recuperó el protagonismo en las vidas de Beli y Nana (ahora con sólo dos días a la semana, a causa de algún trabajo complementario pendiente y la necesidad de impulsar su titulación para el grado de Turismo) con la satisfacción de unos y otros protagonistas. Hubo un episodio que iba a resultar decisivo para la evolución definitiva de esta compleja pero entrañable historia. Trinidad tenía que realizar por encargo un importante reportaje en una zona especialmente conflictiva de la geopolítica mundial: el Oriente Medio, tarea que previsiblemente le iba a ocupar no menos de dos semanas. Analizando la situación, pidió el favor a Azu de que, durante estos quince días, permaneciera el mayor tiempo que pudiera al cuidado de sus hijas, a fin de descargar en lo posible el esfuerzo de tía Valeria. La felicidad de las dos hermanas era más que evidente, al conocer la aceptación de su querida cuidadora. Azu reorganizó su agenda y se llevó en su trolley un buen cargamento de libros y apuntes, para aprovechar por las noches las horas más tranquilas para el estudio. Todo marchaba saludablemente bien, en el quehacer cotidiano de lo que era en realidad la convivencia de tres hermanas muy bien avenidas. La vídeollamada nocturna que realizaba Trinidad, mediante la aplicación Skype, permitía el diario diálogo, fluido y simpático, con la vitalidad y el cariño de sus hijas.

Pero una tarde/noche, la esperada llamada del reportero no llegó a su domicilio. Parece ser que el todoterreno en el que viajaba con otros compañeros fue detenido por un grupo de milicias yihadistas en un cruce de carreteras. Sus tres ocupantes fueron retenidos en un campamento guerrillero, intentando obtener una compensación económica de las empresas mediáticas para las que trabajaban si querían obtener su liberación. La negociación política  se prolongó por semanas y meses, durante los cuales Valeria y Azu supieron mantener el clima anímico adecuado en el domicilio familiar del periodista prisionero, mientras esperaban noticias, día tras día, desde la Oficina de Acción Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores.  Fueron casi tres meses y medio de espera en medio de acciones y presiones, en el que la alta diplomacia jugaba a varias bandas con el objetivo primordial de salvar la vida de los tres reporteros privados de libertad. Al fin y felizmente esta liberación se produjo, con la presión mediática y diplomática trabajando “con todos los motores dispuestos a la máxima potencia”.  

La vuelta a casa fue especialmente emocionante para todos los implicados en esa muy difícil negociación diplomática. Valeria y Azu llevaron a Nana y Beli al aeropuerto Pablo Ruiz Picasso de Málaga (espacio que nunca antes habían visitado) a fin de que recibieran, muy emocionadas, la vuelta de su querido papá quien, muy delgado por los doce kilos de peso que había perdido en la espectacular y peligrosa aventura protagonizada, abrazó a sus pequeñas princesitas durante unos muy largos minutos, emocionalmente plenos de intensidad.

En la actualidad ha transcurrido un año y medio desde aquellos significativos eventos. La vinculación afectiva entre Trinidad y Azu es cada día más palpable y real. Hacen proyectos en común para trazar una senda de estabilidad en sus vidas, a pesar de la cronológica diferencia de edad que ambos detentan (44 - 23 años). La feliz complacencia de Beli y Nana es evidente. Les produce una inenarrable alegría esa transición que advierten en Azu, que pasaría de ser considerada una excelente amiga, Prima o casi hermana a convertirse en una maravillosa y necesaria mamá. No podía ser de otra forma. El vínculo eclesiástico entre Azucena y Trinidad se llevó a efecto en un luminoso día de otra recién avenida Primavera. Beli y Nana “ejercieron” de bellas damitas de honor. Por cierto, debemos añadir que Virginia, la madre de Prima Azu, supo convencer y “controlar” bien las reticencias iniciales de su marido Liberto hacia este enlace, con la firme persuasión de una madre que desea lo mejor en felicidad para el destino de su hija.-  


MAÑANA DE PRIMAVERA,
EN EL LIENZO VITAL DE AZU



José L. Casado Toro  (viernes, 22 MARZO 2019)
Antiguo profesor del I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga


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