sábado, 21 de abril de 2018

EL RINCÓN DE LOS SUEÑOS, EN EL DIFÍCIL PUZZLE DE LA REALIDAD.

Podemos ser receptivos en el aprendizaje, a través de una de tantas historias sencillas que laten, como tantas otras, en un mundo que nos esforzamos, con absurda impericia, en teñirlo con tonalidades de sombras y dificultades. Sin embargo, en el seno de la más depresiva confusión siempre se generan actitudes, ideas y propósitos que, de forma esperanzada, nos hablan de ese voluntarismo positivista que bien nos enaltece como personas.

Efraín (28) y Neira (25) forman una pareja convivencial desde hace cinco años. Viven, junto a su pequeña hija Ainoa que tiene año y medio de edad, en el domicilio de la madre de Neira, viuda de un trabajador cartelista que tuvo un infortunado accidente en el ejercicio de su labor profesional. Efraín se lleva aceptablemente bien con Amanda, que aporta su pequeña pensión a los gastos de la casa y que atiende con gusto el cuidado de su nieta, cuando sus padres pueden acumular horas de trabajo en esta época de oportunidades escasas.

Neira cursó estudios de empresariales. Su embarazo, no deseado o buscado, le hizo extremar sus esfuerzos, tras el nacimiento de su hija, en la búsqueda de ese empleo que sustentara y ayudara a sostener las necesidades familiares. En la actualidad despacha dulces y productos del horno en una panadería cercana al mercado municipal. Ahí ha de cumplir un horario de ocho horas diarias, entre lunes y viernes, atendiendo de pie a una continua clientela que demanda los artesanos y apetitosos productos que su jefe bien elabora. Carece de un contrato laboral fijo o permanente, como también le ocurre a miles de trabajadores. Alterna con otra compañera los contratos mensuales que el propietario se presta bien a firmar para su necesidad.

Por su parte Efraín tiene en su currículo académico la titulación de un ciclo formativo como ayudante en cocina y hostelería. A pesar de esta interesante cualificación, ha tenido que aceptar esa labor diaria de ir repartiendo, cada mañana desde bien temprano, la prensa gratuita del día, tarea que completa algunas tardes distribuyendo también la publicidad comercial en los buzones de los edificios. Al igual que su compañera (sólo han pasado por el Registro Civil para inscribir el nacimiento de Ainoa) no tiene estabilidad laboral en las dos funciones que realiza, práctica habitual en la estructura empresarial que evita, siempre que puede, compromisos laborales prolongados.

La ilusión que ambos jóvenes mantienen es poder montar una cafetería-tetería, en la que haya otros incentivos para la clientela bajo la forma de música, encuentros culturales y libros. En este atractivo proyecto, ella se encargaría de preparar las infusiones y los zumos, mientras que su compañero elaboraría las pastas, las galletas  y las tartas, además de los sándwiches y platos rápidos, para esos desayunos y meriendas que puedan demandar y exigir los usuarios del establecimiento. Obviamente es un proyecto ambiciosamente complejo, sustentado en la fuerza admirable de sus jóvenes edades, pero que carece del imprescindible y gravoso soporte económico que su puesta en marcha inexcusablemente conlleva.

Se les ha presentado la oportunidad de un interesante local, de 55 metros cuadrados de superficie, situado en la zona antigua de la capital. El inmueble, aunque inserto en una urbanística un tanto degradada, se halla a “dos pasos” del centro de la ciudad en la que ambos nacieron y residen. Ese espacio para alquiler, ahora vacío, fue durante muchos años un negocio o servicio funerario, adaptándose después a un comercio de productos esotéricos. Hasta hace tres meses, funcionó en él una tienda de ropa y calzado de segunda mano, que tampoco pudo mantener un régimen económico de estabilidad o rentabilidad. En su ubicación, ocupa el fondo del denominado Callejón de la luz, aunque esa calle sin salida no goza precisamente de muchas horas de sol dada la altura y proximidad de las edificaciones próximas a esa “relativamente amplia” planta baja. El lugar no goza del paso continuado del público peatonal, por lo que sus inquilinos habrán de extremar su imaginación ofertando servicios verdaderamente atractivos o necesarios que atraigan personas a su interior.

La propiedad del inmueble pertenece a Tobías Teruel Ana, un hábil rentista que también posee diversas plazas de garaje para alquiler, repartidas por distintos sótanos y bajos de la ciudad. Solicita 1000 euros mensuales de renta (comenzó pidiendo 1600) por el alquiler ese viejo pero bien ubicado local que acumula ya su cuarto mes de cierre, esperando a un nuevo inquilino. Los dos jóvenes piensan que tal vez podrían bajar algún “pellizco” de esa cantidad a pagar, pues en su interior la estructura y paredes ofrecen una clara percepción de abandono, con humedades en diversos puntos de los tabiques y techumbres, problemas con los inodoros y, por supuesto, deterioros en la muy gastada solería. El comerciante hindú que llevaba el negocio “esotérico” decidió poner moquetas en el suelo, que ofrecen hoy una imagen de abandono y suciedad bastante evidente.

Como expresivamente comenta Neira, este bajo huele a rayos y a cañerías por todos los lados, habría que realizar un profundo trabajo de restauración y saneamiento: limpieza integral, repasar la instalación eléctrica, hacer unos nuevos servicios y lavabos, montar una cocina idónea para un establecimiento de restauración, encalar las paredes, pintando y redecorando los paramentos, eliminar la moqueta que cubre gran parte del suelo … todo ello pensando en ese negocio tan especial y atractivo que desean ofrecer al publico que les visite. En definitiva, mucho tiempo, esfuerzo, dedicación y capital.

Pero aun manteniendo ese admirable voluntarismo, lo más grave del proyecto era la gestión económica del mismo. Faltaba esa imprescindible liquidez dineraria, que permitiera efectuar las ineludibles reformas de albañilería, fontanería y pintura en el local, la compra del material mobiliario y también un remanente económico para sobrellevar los primeros meses de imprevisible funcionamiento. Tampoco era ajena la pareja acerca del coste que también conllevaría toda la tramitación administrativa, con relación a los tributos, tasas y diversos impuestos al Ayuntamiento. Diseñaron una estrategia de acción diversificada para el objetivo de conseguir financiación.

En primer lugar se dirigieron a determinadas ENTIDADES BANCARIAS, aquéllas que consideraron (a través de informaciones facilitadas por amigos y compañeros de trabajo) como algo más fluidas que las demás, a fin de acceder a la concesión de un préstamo. El resultado de las gestiones resultó en todas ellas verdaderamente desalentador.

En cuanto los dos jóvenes exponían sus básicas pretensiones a los responsables bancarios, les demandaban una serie de garantías imposibles de satisfacer para su propia realidad. Tenían que presentar contratos de trabajo, con el carácter de fijos o indefinidos, las dos últimas nóminas y, por supuesto, un avalista económico que sustentara con su garantía el préstamo que necesitaban recibir. En otras entidades financieras les respondían, con mejores o “frías” palabras, sencillamente que no. Las entidades financieras no apreciaban en sus ilusionados sueños emprendedores la garantía suficiente con que poder devolver las cantidades pretendidas. Les perjudicaba la frágil o inexistente estabilidad laboral que ambos podían ofrecer. El pisito en el que vivían con Amanda era una vivienda de alquiler con renta antigua, que impedía, obviamente, plantear una hipoteca que “sostuviera” el volumen del préstamo.

La cantidad pretendida para poner el marcha el imaginativo negocio de la tetería, la fijaban en 9.000 euros (aunque se hubiesen conformado con obtener al menos 6.000). El plazo para su devolución en 10 años soportaba un interés entre el 6,5 y el 7 %. A todo ello habría que añadir el diálogo mantenido con los interventores bancarios: aquél se veía presidido, en general, por una actitud no siempre “comprensiva” y un tanto “altanera” por parte de sus interlocutores, muchos de ellos aportando respuestas bruscas, desconfiadas y con ese aire despectivo que podríamos imaginar en uno de los guiones cinematográficos escritos por el genial Rafael Azcona (Logroño 1926- Madrid 2008) películas después dirigidas por el no menos cualificado Luis García Berlanga (Valencia 1921- Madrid 2010).

Efraín y Neira decidieron probar suerte “llamando” a otras puertas. Sabían que EL AYUNTAMIENTO de su ciudad tenía un programa de ayuda para nuevos y jóvenes emprendedores. A llegar a sus ventanillas se toparon con la poderosa y anímicamente disuasoria maquinaria administrativa. Tenían que presentar un abigarrado papeleo y ponerse en cola para que las diversas comisiones preparadas al efecto analizaran las decenas de solicitudes que también aguardaban la correspondiente respuesta del ente municipal. La maquinaria administrativa no suele caminar precisamente con la necesaria rapidez, anhelada por parte de los solicitantes que ven pasar los días, las semanas y los meses sin recibir un no pero tampoco un sí. Y en ocasiones esa carta, recibida con justificada ilusión por conocer su contenido, tras su nerviosa apertura, desalienta aún más pues dentro solo aparece la exigencia de un nuevo papel o certificado o la rectificación de un impreso que estaba mal rellenado. El tiempo seguía avanzando poniendo a prueba la paciencia del valiente matrimonio en su ilusionado pero nada fácil proyecto.

En una nueva conversación con Tobías, EL PROPIETARIO DEL LOCAL pareció interesarse por la viabilidad de ese sugestivo negocio que Efrain le confió querían montar. En un momento del diálogo, surgió una nueva posibilidad: el dueño del inmueble se ofrecía a financiar las reparaciones necesarias y el nuevo montaje de la tetería, exigiendo a cambio de que, además de la renta mensual que se establecería por el alquiler, él “formaría” parte del negocio. Pedía un 40 % limpio de los beneficios que generara el funcionamiento del nuevo establecimiento. Evidentemente, el ambicioso casero había visto mucha iniciativa y ganas de hacer bien las cosas en estos jóvenes y quería “sacar tajada” de un negocio que podría ir muy bien, dada la ubicación en donde iba a ser instalado. Percibiendo la avaricia del propietario, desecharon pronto esta posibilidad que tan sibilinamente se les estaba ofertando.

“¡Fíjate, Efra, en este anuncio de Internet! Sé que por aquí, en la Red, aparece siempre mucha basura y “engañifa”. Pero esto que estoy leyendo …  no sé… me parece interesante. Ya el encabezamiento resulta motivador. ¿Eres joven? ¿Tienes proyectos? ¿Careces de medios para empezar a desarrollarlos?  Aquí puedes tener una posibilidad. Sigue leyendo. Resulta que es UNA FUNDACIÓN promovida por un escocés que testamentó todo su patrimonio, antes de fallecer, para la ayuda a personas jóvenes y emprendedoras. Resume básicamente su historia, en la que narra las carencias que este hombre sufrió en su juventud, pero a las que se supo sobreponer para ir poco a poco formando una pequeña empresa electrónica. Con el paso del tiempo y gracias a su imaginación, trabajo e iniciativa, se convirtió en uno de los más importantes proveedores mundiales de los circuitos electrónicos para las fábricas de automóviles. No llegó a casarse y al final de sus días, viendo la avaricia de sus parientes cercanos, les dio una buena lección al legar todos sus bienes para esta función de ayuda a personas jóvenes emprendedoras”.

Hay que enviarles el proyecto, bien explicado con todos los detalles y una comisión evaluadora jerarquizará, priorizará, o desechará, unas y otras solicitudes. La sede de la fundación reside en Glasgow, la ciudad natal de Mr Pillgrin. Podríamos ver más detenidamente las condiciones y enviarles nuestro proyecto. Mi inglés es muy regularcito, el tuyo … casi nada, pero tenemos al nuevo vecino del 2º, Blasco. Es profe de inglés en un Instituto de Secundaria, según me comentó el otro día en el ascensor. Me pareció una persona muy amable y receptiva. Nos podría ayudar en esa redacción argumentada que tendríamos que presentar. Vamos a ver, una vez más, los requisitos…”

La hipotética y variable suerte les había llegado a través de la pantalla del ordenador. No eran unos requisitos especialmente complicados de cumplir. Los concurrentes no debían superar los treinta y cinco años de edad, la cuantía del préstamo podría llegar hasta los 6.000 € y sólo habría que devolver el 50% de la cantidad concedida, con un interés del 0%, en un plazo de 8 años. En EL PROYECTO habría que especificar el nombre y tipo de negocio o actividad, la ubicación geográfica del establecimiento, además de todos los detalles organizativos y de funcionamiento. La idea de Efrain y Neira era habilitar un lugar de grata reunión para personas de todas las edades y condición. En ese local, además de las apetecibles consumiciones (una amplia variedad de tipos de tés, cafés, batidos naturales, postres y meriendas, bebidas sin alcohol, diferentes estilos de tartas y dulces de variados países) existirían estanterías con libros (en diversos idiomas) para el disfrute lector de los clientes. La música que ambientaría el local sería de estilo vitalista natural, que facilitara el sosiego, el relax y ese sentirse a gusto en los cómodos sillones que estarían bien servidos de mullidos cojines en colores alegres. También el perfume ambiental estaría bien escogido con ese aroma embriagador de las flores que nos acerca a la naturaleza. Unas luces indirectas con tonos cálidos, ps selectosura alternativa a la oficialista de los ctautores y escritores, que recitarcsto en los cálidos, azulados, rosas y violetas, en absoluto estridentes, sería generada por numerosas bombillas que “caerían” del techo a través de largos cordones sobre las coquetas mesas ocupadas por una bien tratada clientela, usuarios que reposarían su cansancio en cómodos cojines o asientos de anea con heterogéneas tintadas.

El RINCÓN DE LA LUZ Y EL SABOR también contaría, durante todos los fines de semana, con la sugestiva presencia de cantautores, escritores y artistas de las artes plásticas, como pintores y ceramistas, que comentarían y explicarían su trayectoria profesional, acompañados por esa taza de infusión para el sabor y el aroma, preparada por las expertas manos de Neira. Esta presencia de diálogo e intercambio cultural sería posible  gracias a eficaz la colaboración de un dinámico amigo de Efraín, Saúl Jordán, que gustaba y sabía moverse con admirable destreza por todos esos círculos de la creatividad popular, alternativa a la oficialista incardinada en los círculos más selectos del mundo de las letras y las artes.

Como dato significativo, los clientes también podrían adquirir distintas muestras de la amplia gama de tés que se ofertaban en la muy detallada y completa carta. De igual forma, aquellos utensilios más usuales para la preparación y servicio de las infusiones también estarían a disposición de todos aquellos aficionados al consumo de estas bebidas, para su venta a precios muy interesantes a fin de motivar las correspondientes adquisiciones.


El caminar del tiempo siempre es presuroso y nunca ofrece síntomas de cansancio en su aritmética tenacidad. Han pasado esos fríos invernales, antecesores de una nueva primavera. Hoy viernes, al igual como otros que también pueblan el calendario, este rincón urbano que late en el top viario del Callejón de la Luz, se halla una vez más repleto de público. Hay numerosas mesas en las que alguien sonriente juguetea con el tablet, máquinas  informáticas que tienen a su disposición en préstamo por la iniciativa del local, que goza de una excelente y gratuita señal de WI-FI. Hay dos jóvenes que aprenden nuevas mezclas para la infusión, gracias a las expertas manos de Neira. Ese protagonismo para prepararse el propio té que vas a consumir es un novedoso servicio muy bien aceptado por aquéllos que visitan este local de ensueño para la memoria y la amistad. En esta noche de un nuevo “finde” un premiado literato, autor de su primera novela de impacto, dialoga con un grupo de interesados oyentes acerca de esos bloqueos que traviesamente se generan en la composición de las letras, las palabras y los sentimientos escritos. Y, mientras Efraín se afana en responder al buen y consolidado servicio que todos los asistentes demandan, puebla el ambiente la acústica melodiosa y relajada del Old and wise (viejo y sabio) de Alan Parson´s Project, que también habla del paso del tiempo, la amistad y los buenos recuerdos.

El Rincón de los sueños es la feliz consecuencia de aquella fe que esta pareja ilusionada siempre tuvo y que hoy reluce en el complicado puzzle de la realidad. Y, a pesar de todas las dificultades y sinsabores, para ellos dos y también para otros muchos, nos queda el inigualable valor de la vida.-



José L. Casado Toro (viernes, 20 Abril 2018)
Antiguo profesor del I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga

jlcasadot@yahoo.es



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