viernes, 23 de agosto de 2024

EN LA VIDA DE MARIAN

En los atractivos y demandados programas de turismo social, popularmente denominados VIAJES DEL IMSERSO (Instituto de Mayores Servicios Sociales) participan normalmente parejas matrimoniales, en las que al menos uno de ellos se encuentra en situación de jubilación. En los restaurantes de los hoteles adscritos al programa, la disposición de las mesas está organizada en su mayoría para dos comensales, aunque lógicamente también se disponen mesas con cuatro sillas para esas dos parejas que desean ir a comer juntas. Hay casos también en que el viaje y estancia lo realiza una persona sola, ya sea hombre o mujer. Son participantes que desean, por las razones que sean, ir solos o no tienen quien los acompañe. En este contexto se inserta nuestra sencilla y significativa historia de esta semana.

Un voluminoso y bien dispuesto autocar, para casi setenta plazas, se desplazaba desde la estación de autobuses malacitana hacia la levantina y bella localidad de Alicante, con destino a uno de sus numerosos complejos hoteleros que pueblan la zona. En su gran mayoría, el veterano listado de pasajeros estaba compuesto por parejas matrimoniales de personas jubiladas. Sin embargo, una mujer viajaba sola. Gracias a que el autobús no iba “lleno”, pudo ocupar un asiento sin acompañante, realizando todo el trayecto con gran comodidad. Se distraía observando el paisaje, a través de los amplios ventanales del vehículo, aunque también a ratos leía un pequeño libro que llevaba en su mochila o incluso dormitaba unos minutos. Tras unas horas de desplazamiento y con un descanso intermedio, para tomar un almuerzo en un restaurante de carretera, se produjo la llegada al hotel HORIZONTE sobre las cuatro y media de la tarde.

Tras el Check in correspondiente de todos los viajeros, un amable recepcionista, DARÍO adjudicó a esta señora una habitación en la 5ª planta, con espléndidas vistas al mar. Era una habitación doble, de uso individual para esta estancia. MARIAN Avilés Cernuda, 62, la cliente Imserso individual, era una analista clínica, que llevaba poco más de un año jubilada de manera anticipada, por un problema óseo en discos intervertebrales. Como acumulaba en su vida laboral abundantes años de trabajo y cotización (en el laboratorio del Hospital Clínico Universitario, Ntra. Sra. de la Victoria de Málaga) no tuvo problemas para obtener su jubilación, teniendo previamente que pasar por el correspondiente tribunal médico.

Se trataba de una mujer que, a pesar de ser sexagenaria, mantenía con esmero el cuidado de su cuerpo, siguiendo un razonable régimen alimenticio, realizando con frecuencia ejercicios físicos de natación, deporte que bien la deleitaba. Mediana estatura, cabello castaño claro, ojos del mismo color, con las “lógicas” e indisimulables arrugas epidérmicas y algo de sobrepeso en la zona de su cintura y piernas. Desde luego su rostro destacaba por su semblante de serenidad y buen autocontrol en sus movimientos y decisiones.

De su matrimonio con ARCADIO Zaragoza vinieron al mundo dos hijas, en la actualidad ya emancipadas con sus respectivas parejas. Su exmarido era un representante de diversos artistas, que solían actuar en las ferias municipales y en algunos eventos y fiestas de contratación privada. Para algunos de sus cantantes, bailaoras y palmeros sabía conseguir pequeños contratos en televisiones privadas y de titularidad municipal. Hombre delgado, con mediana calvicie, bigote y pequeña barbilla, y ojos azulados. Destacaba por su innata simpatía y fácil apertura relacional. Lastraba su imagen con dos dependencias, a las que no sabía o quería sobreponerse en su control: gran amante de las copas y también de las “faldas”. Ambas opciones influían sobremanera en su patente débil voluntad. Por sus obligaciones profesionales se veía obligado a permanecer muchas horas fuera de casa, a veces incluso días, viajando y negociando en pro de los artistas a quienes representaba. Ese tiempo de ausencia del hogar también sabía aprovecharlo para sus “deslices” de infidelidad, “caracoleando” acariciando …a cualquier joven de buen ver que se le pusiera a tiro, todo ello en orden a saciar su desbordante ansiedad sexual.

Marian, mujer inteligente, no era ajena a estos comportamientos de su infiel esposo. Pero las quejas y discusiones de la analista sólo conducían a situaciones crispadas entre ambos, a las que seguían reconciliaciones y promesas de rectificación, pronto incumplidas por el versátil y trilero representante de artistas de “poca monta”. Pero la crisis definitiva estalló cuando, casi al unísono, dos de esas artistas, una bailaora y una cantante versionista de las canciones de Céline Dion, ambas muy jóvenes (Arcadio duplicaba ampliamente sus edades) presentaron pruebas fehacientes en sus denuncias de que Arcadio Zaragoza era el padre de los hijos que esperaban. El juez impuso al “efusivo” representante la obligación inmediata de hacerse pruebas de paternidad. Estos análisis confirmaron lo que las jóvenes denunciaban. Ese “escándalo” impulsó a Marian, asesorada por una abogada sindical, a presentar demanda de divorcio contra el que hasta ese momento era su marido.

En el momento del viaje Imserso, Marian sumaba ya dos años como mujer “soltera”. En ese período de tiempo había tratado de rehacer su vida, labor en la que persistía. La ayuda psicológica que solicitó (profesional recomendado por una compañera de laboratorio) también la impulsó a ilustrar su vida con un buen viaje, como el que ahora realizaba. También se había inscrito en un polideportivo municipal, completando este periplo rehabilitador con el desarrollo de una intensa vida cultural, en la que el cine, el teatro, las conferencias, los conciertos y las visitas a la biblioteca pública tenían un predicamento importante.

En lo más íntimo de su fuero interno no descartaba encontrar un nuevo amor que supiera borrar la dura y amarga experiencia convivencial con Arcadio. Este viaje del Imserso había despertado sus esperanzas de cambiar de aires por unos días, visitando una zona playera, alegre y vitalista, a comienzos de junio, muy cerca de la vorágine vacacional de la canícula veraniega.

Por las mañanas, después del suculente y variado desayuno, dedicaba un buen rato a tomar el sol en la playa o en las piscinas del hotel. Tuvo el acierto de concertar un par de visitas turísticas por localidades cercanas, aunque también tomaba un tren de cercanías para recorrer algunas localidades con encanto, en el radio provincial alicantino. Por las noches, después de la cena, disfrutaba recorriendo los rincones de copas y diversión nocturna de la popular y cosmopolita capital. La estancia del viaje abarcaba 10 días /9 noches.  

En la noche del segundo día de estancia, durante sus paseos por la zona de “movida”, se detuvo delante de una cafetería restaurante de tapeo y raciones, en donde percibió una abarrotada terraza adjunta, por el calor y ganas de fiesta de ese viernes de fin de semana. La cartelería del local anunciaba la actuación de un cantante que se hacía llamar ERIK IGLESIAS quien, a tenor de la información, versionaba el repertorio del cantante español de fama internacional. La densa asistencia al espectáculo lo conformaba una mayoría de personas de mediana edad, aunque también destacaba la presencia de algunos jóvenes, con ganar de beber y divertirse. Tuvo la suerte de que una pareja abandonase su mesa tras la consumición, por lo que pudo sentarse en un lateral de la bien iluminada terraza, a donde llegaban los salinos y frescos vientos marinos de la zona portuaria. Solicitó al camarero una tónica con limón u unos cacahuetes, a los que era muy aficionada.

Sobre las 22:30 salió Erik a escena. Comenzó su actuación en la que se ayudaba de un buen equipo de sonido informático que sustentaba la música, mientras que él cantaba de manera harto habilidosa las nostágicas canciones. La imitación de Julio Iglesias era verdaderamente prodigiosa. Pero a Marian, desde el primer momento, algo en el cantante llamó su atención. A pesar de lo decorado y cómicamente arreglado que estaba el juglar del micrófono, intuía que conocía a la persona que estaba bajo el maquillaje, vistiendo ese traje negro, a modo del universal cantante de melodías románticas.

“Pero si yo a esta persona la conozco de algo … ¿Dónde la he visto o tratado?”

El cantante había interpretado unas ocho canciones, largamente aplaudidas, cuando llegó el momento de unos minutos de descanso. Para mayor misterio, durante la actuación, había estado fijando su mirada, de manera repetida, en el rostro de Marian. Ésta se sintió un tanto “asustada” cuando vio que el tal Erik se dirigía hacia el asiento que ella ocupaba.

“No me reconoces, ¿verdad?” Tras tenerlo a escasos centímetros, quedó impactada y no menos sorprendida. ¡Era Darío, el simpático y atento recepcionista del hotel en el que se alojaba! Su patente calvicie, con el pelo cortado al cero, había sido disimulada con un “juvenil” peluquín. Las arrugas del rostro habían quedado “corregidas” por una buena sesión de cremas diversas, con algunas tonalidades cromáticas. El traje de smoking inglés, de color negro que vestía, no se parecía al operario recepcionista del hotel, con su camisa blanca, bien marcada con el logotipo de la cadena hotelera. En el hotel llevaba gafas. Ahora no las utilizaba. Darío/Erik se sentó junto a ella en la mesa, haciendo una señal para que le trajeran unas copas de cava. Marian no daba crédito a lo que estaba viviendo. “No vuelvo a actuar hasta dentro de una media hora. Te acompaño si me lo permites”.

Esa media hora y el diálogo que mantuvieron el sábado, pues Marian volvió al GALLO ROJO al día siguiente, sirvió para que ambos personajes, sumidos en la acre soledad, intercambiaran información y compartieran el imprescindible calor humano de sus respectivas vidas. Pero ¿quién era verdaderamente Darío?

En ese verano del 2024 había superado en dos años su medio siglo de vida. Efectivamente trabajaba en la recepción del hotel Horizonte, cumpliendo jornadas eventuales cuando era llamado por la dirección ante necesidades previstas e imprevistas. Era una persona toda bondad, que reconocía ser bisexual. Repetía con ilusión que su gran anhelo en la vida era llegar a ser un cantante famoso. Tenía ciertas habilidades para el canto melódico y seguía a su ídolo, Julio Iglesias, desde su adolescencia. Ya cerca de la treintena, hizo un curso o módulo de F.P. en la Escuela de Turismo, lo que le abrió las puertas de algunos hoteles para realizar trabajos fundamentalmente en el mostrador de recepción o incluso mozo de equipajes. No echaba raíces en los hoteles donde trabajaba, pues se encariñaba exageradamente con algunos clientes y para evitar problemas los directores lo despedían, con la indemnización correspondiente. Tuvo una larga y fogosa relación afectiva con un veterano actor argentino en decadencia, llamado CLAUDIO, quien le buscó esta plaza laboral en la cadena hotelera Horizonte, pues el americano tenía acciones en esta empresa turística. Pero un día Claudio se hartó de él (en lo personal) y buscó un compañero mucho más joven, que gozaba de un extraordinario atractivo sexual. Esta ruptura produjo al pobre Darío una profunda crisis depresiva, tan intensa que incluso intentó acabar con su vida, pero todo acabó en unos simples rasguños.

Viernes y sábado Darío acude al Gallo Rojo, con la glamurosa imagen de Erik Iglesias, actuaciones que le deparan algunos necesarios euros y sobre todo una reafirmación de su objetivo de ser un cantante melódico, afamado y querido por los aplausos y vítores del público.

Marian quedó impresionada de esta singular, y sentimental historia, con sus elementos afectivos y no exenta de esa triste soledad que ella también padecía. Se sintió animada a prestar la ayuda posible a este buen amigo que había encontrado en tierras alicantinas. Estos dos seres solitarios, en el seno abrupto de la selva social, aprovecharon esos días vacacionales de Marian, para dar largos paseos por las tardes/noches, cuando Darío no tenía obligación laboral. Intercambiaban las palabras, el cariño e incluso el contacto sexual. Habían conseguido crear una confortable y sana amistad.

Y llegó el “nublado” día en que la cliente Marian, junto al grupo de compañeros Imserso, tenían que abandonar su estancia en el complejo hotelero alicantino. Darío, persona de sentimientos fáciles, no pudo reprimir las lágrimas que brotaban de unos ojos cada día más cansados. Los dos amigos se prometieron seguir intercambiando comunicación y seguir vitalizando esa amistad que tanto bien les había reportado. El viernes noche, el previo a la despedida, Erik Iglesias cantó todo un bello repertorio de sus canciones melódicas, en el casi siempre abarrotado Gallo Rojo. Todas esas canciones estuvieron dedicadas, con los ojos y las sonrisas, a Marian, que las escuchaba halagada desde una mesa preferente, cerca del pequeño escenario.

Con el paso de los meses, Darío convive ahora con un apuesto joven dominicano, de nombre PAOLO, cuya epidermis algo cobriza contrasta con la blancura del recepcionista cantante. Marian suele escribirle, con el cariño de una amiga/madre. En la última misiva le confiesa que ha encontrado a una persona que le genera cariño y paz espiritual. Conviven, se ayudan, se quieren, con esa compañía, con esas palabras y esos afectos que tanto enriquecen y vitalizan. “Nos comprendemos apenas con sólo las miradas”. Esa compañera, tan apreciada y necesitada, se llama CELINE, una traductora de convenciones y congresos (también realiza trabajos para las editoriales, pues domina cuatro idiomas) de nacionalidad francesa.

Para el próximo verano, ya cercano en el almanaque, han acordado reunirse en el placentero y muy conocido complejo hotelero alicantino, a fin de que Celine y Paolo sean presentados por sus entrañables compañeros, dos excelentes amigos que descubrieron la amistad en una templada noche de junio, un año atrás, bajo los sonidos de las bellas melodías del veterano cantante español Julio Iglesias.

Ante la dificultad o carencia del amor, la mejor terapia es la entrega generosa, que suele siempre darnos oportunidades ilusionadas en esa búsqueda incansable de una segunda oportunidad. -

 

 

EN LA VIDA DE

MARIAN

 

 

 

 

 

José L. Casado Toro

Antiguo Profesor del I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga

Viernes 23 agosto 2024




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