viernes, 18 de noviembre de 2022

LAS CUATRO CURIOSAS PRUEBAS PARA GRACIO.

Cuando caminamos por las calles de nuestras raíces urbanas o rurales, normalmente mantenemos la mirada centrada al frente de nuestra trayectoria. Sin embargo, hay viandantes que tienen por costumbre ir fijando sus ojos en el suelo que van pisando, tal vez por precaución a las caídas, si éste es poco uniforme, o también para evitar pisar sustancias indeseables que pueden manchar o ensuciar los zapatos o incluso los bajos del pantalón. Son los menos quienes focalizan sus ojos manteniéndolos durante intermitentes segundos en las zonas elevadas de los edificios, por el riesgo de tropezar contra otros peatones o el mobiliario urbano municipal. Desde luego que observar la parte elevada de las manzanas de piso nos proporciona una sugestiva visión de “otra ciudad”, cuyos elementos nos resultan curiosamente novedosos. En este contexto, acerca del plano en que fijemos usualmente nuestra visión, se inserta la trama argumental de nuestro especial relato de esta semana.

La mañana se había despertado con una soleada templanza térmica, impropia del mes otoñal que señalaba el almanaque, grata situación atmosférica que invitaba a disfrutar el paseo por las diferentes zonas del perímetro urbano de la capital provincial. GRACIO Eliazabal había sido prejubilado a sus 59 años, en la entidad bancaria donde había estado trabajando durante más de tres décadas de su vida laboral.  Esta jubilación anticipada era consecuencia de una fusión bancaria con otra poderosa entidad financiera, lo que había provocado una intensa reconversión laboral con el despido de los trabajadores de mayor edad. Aquella mañana de noviembre, el protagonista de nuestra historia terminaba de tomar el desayuno, que le había preparado su mujer Hipólita. Era la segunda vez que su enfadada cónyuge le recriminaba para que terminara de tomarse el tazón de café con leche y las tostadas con aceite, a fin de que se marchara a dar el cotidiano paseo mañanero. La mujer estaba dispuesta a limpiar el suelo de la casa y temía que su marido le pisara las zonas aún húmedas, estropeando la calidad de su esfuerzo.

Dadas las exigencias de su mujer, que no eran nuevas, aunque se habían intensificado tras la jubilación de su marido, aceleró la ingesta de la última tostada, a la que tuvo que raspar con el cuchillo, pues había salido algo quemada del tostador. So colocó la chaqueta vaquera comprada en las rebajas de julio, saliendo a continuación del piso, no sin antes despedirse de Hipólita, sin recibir palabra alguna de ésta. La radio estaba puesta a elevado volumen y posiblemente ni se enteró de la despedida de su esposo.

Gracio llevaba unos ocho meses jubilado. Se disponía, un día más, a recorrer algunos de los tramos más o menos céntricos de la ciudad, con la esperanza de encontrarse con alguna persona conocida, a fin de poder entablar ese “ratito” que tanto reconforta y distrae. En alguna ocasión había intentado contactar con antiguos compañeros de la entidad financiera, ahora prejubilados como él. sin embargo, éstos le regalaban educadas palabras, justificándose en no poder quedar con él, debido a diversos motivos que banalmente trataban de ocultar la muy escasa voluntad que tenían en asistir a ese propuesto reencuentro. Por ello, emprendía su diario paseo, aprovechando el magnífico tiempo reinante, realizando ese ejercicio que tanto bien le proporcionaba a su salud, especialmente para su cintura y el corazón.

Aunque su edad no era demasiado avanzada, los hábitos adquiridos durante tantos años sentado en la oficina bancaria delante del ordenador, le había provocado una tendencia a curvar la columna vertebral de su cuerpo, con algunos problemas para las cervicales y lumbares, por lo que se veía obligado a tomar, de forma periódica, diversos calmantes. Fuera por esta circunstancia u otro hábito corporal, solía caminar por el “laberinto urbano” fijando casi con cierta permanencia la vista en el pavimento de las calles. Así lo hacía también durante esa mañana de lunes. En ocasiones distraía su mente deteniéndose ante algún escaparate, especialmente cuando pasaba junto a una librería o también esas confiterías con pasteles apetitosos. Dos de sus más gratas y suculentas aficiones.

Así marchaba por el lateral sur del Parque malacitano, cuando en la base y hendidura de un frondoso árbol, posiblemente un gigantesco ficus centenario, observó que habían colocado un pequeño sobre blanco, con un gran número 1 de color verde impreso en su anverso. Estuvo durante unos segundos observando el pequeño sobre, dudando si consultar su contenido. Alguien lo habría dejado allí, bien colocado en la hendidura arbórea abierta en el tronco. Al fin se decidió investigar sobre el asunto, para “matar” un poco el aburrimiento que cada mañana y tarde le embargaba.

El sobre estaba cerrado, pero no pegado, por lo que el intrigado paseante tomó asiento en un banco de piedra cercano. Allí abrió, temblándole el pulso, el curioso descubrimiento, hallando y extrayendo de su interior una tarjeta, también de color verde claro, con un enigmático texto que decía:

 

“1ª ETAPA resuelta. Te quedan sólo otras tres fases, a fin de que puedas conseguir el deseado BIG GIFT o el gran regalo para tu ilusión. Dirígete ahora a la taquilla de un cine cercano y, desde ésta, camina unos diez metros, siguiendo la línea de la fachada hacia el norte. Pronto descubrirás el sobre número 2, con nuevas instrucciones. Ánimo. Tienes el gran regalo cada vez más cerca”.

A Gracio le resultó interesante y divertido el reto que se le proponía. Tenía toda la mañana libre, sin obligación alguna a resolver. Pensó que podría tratarse de algún juego promovido en las redes sociales informáticas de Internet. En todo caso se distraería, haría algo de ejercicio y tal vez conseguiría algún premio, que siempre viene bien para sustentar el ánimo.

No había que ser un lince de la imaginación, para deducir que la sala cinematográfica a la que debía dirigirse no estaba a muchos metros de distancia. Tenía que desplazarse a la vecina calle Alcazabilla, en donde aún permanece uno de los escasos cines que enriquecen la capital malagueña: las cuatro salas que conforman el Cine Albéniz, desde hace unos años de titularidad municipal. En poco más de cuatro minutos llegó a la taquilla del complejo cinematográfico, que a esa hora de la mañana permanecía lógicamente cerrada. Una vez allí, fue midiendo esos pasos que le hacían dudar si eran demasiado grandes o pequeños. Repitió los recorridos, siguiendo las instrucciones escritas del sobre nº 1. Aunque variaba la trayectoria de su desplazamiento, por más que miraba y miraba no veía sobre alguno en ningún recoveco de la histórica y remozada fachada.

A pesar de ser lunes, la monumental e histórica calle Alcazabilla se veía cada vez más poblada de turistas y gente de paso, camino de las distintas áreas de Málaga centro. La zona, concurrida de bares, cafeterías y restaurantes, atraía también la presencia de gente bohemia, artesanos de la piel y de distintos tipos de abalorios, especialistas en pompas de jabón, mendicantes y la nota artística de cantautores, que entonaban con su instrumental bellas canciones. En concreto había uno, situado a unos metros de la fachada de los multicines, que versionaba conocidas y entrañables grabaciones del famoso y universal autor y cantante canadiense Leonard Cohen (1934-2016). La melodiosa música atrajo la atención del confuso ex profesional de la banca quien, tras escuchar un par de piezas, reparó en que al pie de la silla de tijera utilizada por el bardo callejero estaba colocado un sobre similar a que había encontrado y consultado en el Parque. En el anverso destacaba un 2 muy bien señalado.

Cuando el cantante finalizó la melodiosa canción que interpretaba, Gracio se le acercó y tras echar un par de monedas en su gorra de fieltro azul oscuro le hizo una señal, como preguntándole si podía consultar el sobre. El joven cantautor asintió con una sonrisa, agachándose y poniéndoselo en sus manos. Lo abrió con presteza y extrajo una tarjeta similar a la primera desde su interior.

 

“2ª ETAPA resuelta. Enhorabuena, por tu capacidad y valentía. Te quedan sólo dos fases, a fin de que puedas conseguir el anhelado BIG GIFT o el gran regalo para tu ilusión. Te estás acercando a una realidad que te entusiasmará. Sé constante y valiente y continua estas fáciles pruebas. El sobre número 3 lo encontrarás algo más lejos de este espacio monumental y concurrido sobre el que estás. Desplázate hacia el Santuario de la Victoria, Patrona de Málaga. A la derecha del magno templo, observarás que hay un camino, entroncado con la naturaleza arbolada, denominado Camino del Calvario. Prácticamente en sus inicios encontrarás unas formas escultóricas, talladas en madera. Hay numerosas pequeñas casas, que habitan en troncos de árboles. En una de ellas, puedes encontrar el sobre que andas buscando. ¡No desanimes, en el voluntarioso intento!”.

Devolvió el sobre al cantautor, con el agradecimiento subsiguiente. Entonces inició el camino hacia el magno santuario, con un itinerario fácil, pues sólo tenía que atravesar la Plaza de la Merced y recorrer la ruidosa, densificada de peatones, comercios y tráfico rodado, calle Victoria, hasta llegar a la Plaza del mismo nombre, conocida popularmente por el Jardín de los Monos, subir el Compás y encontrarse con el templo patronal. A su derecha buscaría ese camino del Calvario, por el que no recordaba haber pasado nunca o tal vez de pequeño. Los sentimientos que albergaba Gracio en esos momentos eran contrastados. Se sentía alegre y distraído por la intrigante aventura que estaba protagonizando. Ilusionado también por el regalo que estaba dispuesto a conseguir y que se lo entregaría a su mujer Hipólita, a fin de alegrarle la cara y tenerla algo más contenta, pues la mayoría de las horas la veía malhumorada desde que él se tuvo que jubilar. Efectivamente, desde su prejubilación “obligatoria” la convivencia con ella se había multiplicado en horas y ese mayor tiempo de permanencia en casa se había tornado en menos cordial, más conflictivo, a pesar de su gran esfuerzo para la paciencia.

Ese Camino del Calvario le agradó desde un principio. Se veía bien cuidado y todo el camino rodeado de un frondoso arbolado, elevado ejército arbóreo que ofrecía un paisaje de naturaleza inserto en plena densificación urbana. Apenas había recorrido unos cien metros del verde y saludable paisaje cuando, efectivamente como indicaba la tarjeta número 2, divisó a su izquierda unos bloques de gruesos troncos arbóreos, que miraban hacia el camino peatonal. Al acercarse a los mismos, quedó francamente maravillado al comprobar la pericia tallista del escultor, quien los había trabajado con ímproba paciencia y destreza, conformando unas formas de casa, templos y figuras muy habilidosas y perfectas, bloques que descansaban bien colocados sobre el suelo térreo. Su asombro aumentó de nivel al comprobar el respeto que los viandantes que por allí pasaban habían mostrado hacías esas verdaderas obras de arte. Como era previsible, no tuvo dificultad alguna en hallar el sobre número 3, el cual descansaba al pie de una de las asombrosas piezas talladas.

Con indisimulable avidez nerviosa leyó, en un par de ocasiones, la tarjeta que contenía.

“3ª ETAPA resuelta. Enhorabuena, por tu esfuerzo y constancia. Admirable. Te quedan sólo una fase, a fin de que puedas conseguir el anhelado BIG GIFT o el gran regalo para tu ilusión, que tienes al alcance de la mano. Para culminar tu búsqueda, habrás de aplicar no sólo un poco de esfuerzo físico, en el recorrido a realizar, sino también el ingenio que sin duda ilumina y enriquece tu mente.

En las siguientes sílabas tienes el itinerario que habrás de seguir. Son las iniciales de puntos básicos, emblemáticos, por los que habrás de pasar, desde el lugar en que estás, pero que no se citan en orden de trayectoria. TE, IN, CR, CON, EC. Tendrás que completar esas palabras para alcanzar el destino premiado.

Para que no lo tengas tan difícil, te añadimos las sílabas o letras que continúan a esas primeras, pero que tampoco están en orden de trayectoria. SE, AT, ON, IS, ST. Aplica tu inteligencia y verás como todo te resulta más fácil. Suerte. Te esperamos”.

El paciente e ilusionado Gracio comprendió que estaba ante la prueba más difícil a superar, si quería llegar a la meta con premio. El reloj marcaba las 12:30. Sabía que Hipólita tendría dispuesto el potaje del día para las 14:30. Disponía de apenas dos horas para resolver el enigma, teniendo en cuenta de que tenía que llegar a su domicilio en Héroe de Sostoa (Tomás de Sostoa Achúcarro 1786 -1849) muy cerca de la estación ferroviaria, Málaga. María Zambrano. No se podía alejar mucho de la zona en que se encontraba, aunque siempre podría tomar el bus circular 1 para llegar a tiempo y no recibir los reproches de su cada vez más nerviosa e irascible cónyuge. Se sentó tranquilamente en un pequeño malecón que estaba en el camino de los troncos tallados, para reflexionar ante las sílabas que tenía por delante en la tarjeta. En realidad, Gracio conocía bastante bien la zona donde se encontraba, pues en su juventud había estudiado Ciencias Económicas y había recorrido todos los parajes en los que suponía debía de estar la clave de la prueba. Efectivamente, en no más de unos diez - doce minutos, ya había deducido el itinerario que habría de seguir, siguiendo las claves de esas palabras que venían parceladas en partes de sus sílabas. CRISTO DE LA EPIDEMIA, ECONOMICAS, TEATRO CÁNOVAS, CONSERVATORIO, INSTITUTO CÁNOVAS. Había logrado resolver el enigma. El 4º y último sobre debía de estar en la fachada o aledaños de ese centro de secundaria. Y hacia allí se dirigió.

La prueba no estaba resultando difícil, sino que, por el contrario, la percibía y vivía como amena y divertida. Le exigía un cierto esfuerzo físico, lo cual era también un factor positivo para su salud corporal, un tanto perezosa en los últimos tiempos.  La subida al altozano de El Ejido (de grato recuerdo para su memoria) le hizo comprobar la fortaleza de sus piernas. Sobre las 13 horas, ya se encontraba en la fachada tapial del Instituto de Secundaria.

Miró y revisó por los alrededores y no veía sobre alguno con el número 4 en su frontal. Aun así, no se desanimó, repitiendo los paseos a lo largo de la no bien cuidada fachada. El sobre blanco no aparecía y sólo veía la ristra de coches aparcados a uno y otro lado de la calle San Millán, con un elevado arbolado que disimulaba el abundante cemento urbano de la ciudad. Como pasaban los minutos y no resolvía el enigma del sobre, sintiéndose algo cansado decidió sentarse una cafetería bar muy concurrida por la masa estudiantil, en el inicio de la prolongada calle, a fin de tomar una cerveza que le tonificara y refrescara al tiempo. Sentado en una mesa exterior, disfrutaba de su cerveza, cuando a lo lejos divisó un amplio cartel anunciador, de un establecimiento cuyo negocio no concretaba, pero si distinguía un gran número 4 en la publicidad o información del mismo. Pagó de inmediato la consumición, terminando el contenido de su vaso de cerveza, acudiendo con presteza a ese lugar que señalaba la publicidad aérea. La clave estaba resuelta: EDICIONES 4  

Ahí estaba el importante “sobre “ que andaba buscando para completar la 4ª ETAPA, del atractivo juego que le había llevado toda la mañana. Era el nombre de una editorial, cuyas oficinas estaban en la aludida calle San Millán. Lo curioso del caso es que la sede editorial estaba casi perpendicularmente a las puertas del centro educativo de secundaria. Obviamente no había sobre. Sino un gran anuncio aéreo, que era la clave definitiva del ingenioso y laborioso proceso. Decidido a resolver la intriga, abrió la puerta del no espacioso local, encontrándose al frente con una mesa detrás de la cual estaba sentado un comercial de mediana edad, muy sonriente y con bigote, que vestía una chaqueta de mezclilla, color beige y marrón. El agente de la editorial se puso de pie estrechando su mano con la de Gracio, al tiempo que regalaba al sorprendido visitante una cómica reverencia, gesto que no pudo evitar el choque de su alopécica cabeza con la chaqueta vaquera de aquél. Con indisimulable acento argentino, se presentó como Afranio CHINCHILLA.

Apreciado y distinguido Sr. Graciano (así le denominó, desde el primer momento) No, no se ha equivocado, esta era la 4ª prueba y la ha resuelto precisamente en el lugar más apropiado: EDICIONES 4, una prestigiosa editorial, con un poderío comercial incuestionable en numerosos países de Europa y Am érica, a la que represento en esta bella ciudad malacitana. Tiene su sede central en el país donde nací, Argentina. Ha sabido ganarse, con su admirable esfuerzo y constancia ese BIG GIFT o el gran premio, sólo destinado a las personas inteligentes, cultas, esforzadas, creativas e imaginativas. Verdaderamente Graciano (permítame el fraternal y cariñoso tuteo, que sólo aplico a las personas selectas y casi de la familia) eres todo un ejemplo que muchos, todos, deberían seguir, en su caminar por la vida.

Este premio que pongo en tus manos es una joya de incalculable valor, que siempre agradecerás, por su inmenso valor cultural y sociológico. Te entrego, te regalo, este tomo 1º de una Historia Universal escrita por los perdedores, en contraposición a tantas páginas de interpretación histórica, siempre redactadas por las potencias vencedoras en los conflictos bélicos, económicos e ideológico que se han generado en la evolución de los tiempos. Este primer tomo, corresponde a la Prehistoria, y el Mundo Antiguo. 575 páginas, para aprender la verdad de los perdedores. También te ofrezco poder completar esta obra monumental, con los cinco tomos restantes, al módico precio de 35 euros cada uno. Y si necesitas comprarlos a crédito, te los llevas y sólo tendrás de pagar 10 euros mensuales, sin interés bancario para tu bolsillo.

Pero ediciones 4 no se olvida de la bella y angelical reina de la casa. Para la señora, hay también un regalo. Esta mágica sartén con tapadera, que fríe y guisa sin aplicarle aceite, con el ahorro económico subsiguiente y el gran beneficio para la salud de toda la familia. Es el último descubrimiento, en el arte culinario internacional, valorada a precio de mercado en 18 euros.  A buen seguro va a llevar la alegría a su divinal musa o compañera”. 

 

Por los dos regalos, Gracio solo tuvo que abonar el 21 % de su valor, exigido por la Hacienda Pública, unos 12 euros, Chinchilla se quedó con su teléfono, a fin de darle tiempo a que tomara una decisión con respecto a completar la colección de la Historia escrita por los perdedores. El hábil y convincente agente comercial tuvo el gesto de facilitar, al ganador de la prueba, una gran bolsa de plástico usada de Mercadona, a fin de que pudiera transportar cómodamente el volumen de Historia y la versátil sartén.

Un tanto aturdido por los acontecimientos que había protagonizado, Gracio se dirigió a la parada del bus C1 circular, en el barrio de Capuchinos. Al pesar del cansancio físico que acumulaba y a una cierta desilusión por no haber obtenido unos regalos más extraordinarios, entendía que la mañana del lunes había resultado distraída y plena de intriga, como los clásicos thrillers cinematográficos. Se había visto como un valiente aventurero, que sigue la senda del anhelado tesoro. Todo ello, compensando el aburrimiento de tantas mañanas, cuando se ha de ejercer de persona jubilada. La única preocupación que le embargaba era la imprevisible reacción de Hipólita, cuando le colocara la sartén que fríe sin aceite en sus manos, ya que su mujer sufría unos “prontos violentos”, desde que Gracio pasó a la situación de jubilado.

El autobús municipal circulaba por el densificado laberinto urbano malagueño, llevando entre sus pasajeros a un antiguo profesional de la banca, que hoy había mantenido una curiosa aventura, para llenar los minutos y segundos de un lunes otoñal. Gracio pronto llegaría a esa parada en donde se apearía del Circular 1. Ahora tendría que enfrentarse un día más a su rutinaria realidad, añorando aquellos “gozosos” años en la oficina bancaria, en donde se sentía realmente útil y realizado.  –

 

LAS CUATRO CURIOSAS PRUEBAS

PARA GRACIO

 

 

José L. Casado Toro

Antiguo Profesor del I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga

18 noviembre 2022

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