viernes, 4 de agosto de 2023

UN GENEROSO CONDUCTOR DE TAXI.

Como en cada una de las mañanas, o en esas somnolientas noches bajo las estrellas, su vehículo recorre una vez más el poliedro caprichoso del laberinto urbano, llevando la compañía de esos ciudadanos con prisas, generalmente silenciosos y siempre abstraídos en sus íntimas privacidades. No importan las decisiones meteorológicas del tiempo, con la lluvia, el viento, las zonas encharcadas o empolvadas por la desidia y el abandono, haga frío o el tórrido calor. Este profesional continúa con sus diestras manos en el volante, atento a una señal manual, un mensaje radiofónico desde la central o en esas esperas largas y aburridas, en los “caladeros” propios de la necesidad ciudadana para la imprescindible movilidad. Cuando ejerce el trabajo encargado, está siempre acompañado, pero al tiempo también solo, pues ese cliente puntual pronto abandonará su lugar, para dejar paso a un nuevo viajero que, normalmente, tendrá prisa en llegar a su finalidad.

Patricio Lama, 36 años, casado con Serena desde hace casi un lustro, tienen una hija, Estrella, que ya suma tres años de vida. Un par de años antes de su enlace matrimonial, después de haber desempeñado diversos trabajos (reparto de publicidad, construcción, recogida de frutas y hortalizas) caracterizados por su temporalidad, entró a formar parte de la plantilla de la multinacional Carrefour, con carácter de fijo discontinuo, en la que cumple horario de cinco horas como reponedor de mercancías. Algunas tardes o incluso los fines de semana, ayuda a su padre Ramiro, conduciendo el vehículo de este veterano taxista, para lo que tiene, lógicamente, el carné correspondiente. Sus otros dos hermanos nunca han mostrado interés o afición por seguir con el oficio de su padre.

Una tarde de sábado, al final de la estación veraniega, Ramiro llamó por teléfono a su hijo Patricio. Quería hablar con él de manera personal, en función de la importancia de aquello que deseaba transmitirle. Además, el abuelo quería disfrutar con la presencia de su única nieta.

“Bueno, Patricio, los problemas de arritmia que te comenté hace unas semanas me han llevado a ponerme en manos de los galenos. Éstos me dicen, tras las pruebas que me he tenido que hacer, que padezco una deficiencia cardiaca, posiblemente agravada por mis muchos años como gran fumador. Me dicen claramente que el trajín del taxi en absoluto me beneficia, sino todo lo contrario. He reflexionado con tu madre y a mis 59 “tacos” creo que ya he conducido bastante. Por consiguiente, he tomado la decisión de cederte el taxi, un querido Citroën muy bien conservado y que bien conoces, de los ratos en que me sustituyes cuando puedes hacerlo. No hay problema con la licencia municipal, pues la pongo a tu nombre y punto. Piensa si es conveniente de que hables con tus jefes de Carrefour, para que te den un horario más reducido, o te centras totalmente con el oficio de taxista. Es un regalo que te hago. Te lo has merecido por todos los ratos de ayuda que me has prestado. Considéralo como una parte de la modesta herencia que te puedo dejar. Tus hermanos nunca se han sentido animados a trabajar en esto del servicio del taxi. Así que me gustaría que aceptaras. Te puedes ganar la vida honradamente bastante bien, porque, y es mi orgullo, yo te he enseñado a conducir. Y lo haces muy bien”.

Patricio consiguió que le redujeran a cuatro, las horas que ejercía como reponedor, desde las 9 a las 13 horas de la tarde. Así podría dedicar el resto de la tarde e incluso algunas horas de la noche a conducir el taxi que su padre le había cedido. Era una dedicación laboral bastante intensa, pero que le venía muy bien económicamente pues, además de “llevar” a su familia, le permitía afrontar los pagos de la hipoteca del piso que había comprado poco antes de la boda. Tenía conciencia de que, más pronto que tarde, la dedicación al Híper la tendría que dejar, si los ingresos derivados del taxi eran favorables para afrontar sus necesidades.

Siempre le había gustado conducir. Incluso intentó, en más de alguna ocasión, entrar en la plantilla de la EMT (Empresa Municipal de transporte) o en alguna otra de titularidad privada. Lo ponían en lista de espera, como trabajador eventual, pero nunca fue llamado. Sabía que los familiares de los actuales conductores municipales tenían una cierta prioridad para acceder al puesto como conductores.

La tarea matinal era más cansina y monótona, pues su función era ir reponiendo las mercancías en los estantes (tanto alimenticias, como de cualquier otro género) que se iban vendiendo. También tenía que ir ordenando las grandes baldas metálicas de productos, puestos a disposición de los clientes. La actividad del taxi era mucho más atractiva, pues al estar vinculado al servicio de Tele Taxi le iban comunicando trabajos y destinos muy diversos, durante las horas que estaba al frente del volante. El 333333 sonaba cuando menos lo pensaba: “Acuda a un servicio, en la calle …. Hay un cliente delante del banco …”

Tras un par de meses compaginando ambas actividades, Patricio se despidió del Híper mercado, agradeciendo al jefe de personal la comprensión que había tenido hacia su persona. A partir de ese momento iba a centrarse, con exclusividad, en el transporte privado de viajeros. Algunas noches, se tomaba un café y se quedaba despierto repasando el plano urbano de Málaga, especialmente en las barriadas periféricas. Al fin se hizo con GPS, indicador que le marcaba muy bien los destinos y las trayectorias previas más aconsejables para el tráfico.

Como en cualquier actividad, el desempeño continuo de una profesión tiene luces y sombras. Hay momentos gozosos y otros no tanto, en los que es inteligente aplicar una benévola paciencia. Para su labor de servicio público Patricio aplicaba, de continuo, la virtud de la espera. Esperar con serenidad, a que un ciudadano reclame tu servicio o esa llamada “salvadora” de la centralita, indicando la ubicación de futuro cliente. Por fortuna, no había tenido riesgos con viajeros “peligrosos”, aunque siempre tenía el recurso de llamar a la centralita, que se ponía en contacto de inmediato con la policía en caso de peligro o agresión. La tipología de la clientela en el taxi era muy variada, tal y como son los caracteres personales: los habladores compulsivos, los silenciosos misteriosos, los inquietos y nerviosos, los serenos y tranquilos, aquellos caprichosos con el calor o el frio interior del vehículo, los que le indicaban la mejor vía a tomar (aunque no fuera la más aconsejable), aquellos a quienes se les había “olvidado” la cartera en casa, los que se inhibían y seguían con sus carantoñas hacia sus parejas, los preguntones por todo y los que de inmediato sacaban el tema político, con los que era conveniente tener especial cuidado, pues no sabían “contener” su radicalizada y tensa ideología… etc.  

Patro, como era llamado por familiares y amigos, se esmeraba en mantener bien limpio su vehículo Citröen, no sólo en la carrocería exterior, sino también dentro del cuidado habitáculo. Se le ocurrió también la inteligente idea o detalle de llevar en una pequeña nevera botellines de agua mineral que ofrecía a determinados “pasajeros”, copiando la modalidad de esos amables gestos que ponen en práctica los vehículos de turismo con conductor VTC, vinculados a las empresas UBER; CABIFY; BOLT. Sin embargo, lo que peor soportaba era esa soledad comunicativa del taxista, con esos clientes a los que les costaba abrir la boca para decir un “buenas tardes” u otras palabras amables, aparte del destino elegido o añadiendo en ocasiones lo de “necesito llegar con la mayor premura. Corra todo lo que pueda.”

Y las anécdotas. Al paso de los días y los meses. Son miles, las que un taxista puede acumular en su memoria, derivadas de los continuos servicios que casi siempre está presto a realizar.  Patricio solía comentarlas con Serena, cuando volvía a casa y ya la pequeña Estrella al fin dormía. Ese ratito de charla íntima, durante la cena o en la sobremesa con su afecta compañera era lo más gratificante del día, saboreando una buena taza de infusión caliente o algo más fresco durante la estación veraniega. Una de esas anécdotas Patricio la recuerda con más relevancia, pues la experiencia que vivió una y otra vez revive en sus recuerdos, en medio de variados interrogantes.

Cierta tarde, cuando volvía de prestar un servicio con destino a la barriada universitaria de Teatinos, circulaba por la Avda. de la Aurora, cerca de los Jardines Picasso, viendo como una joven, acompañada por un niño pequeño, rodaba pausadamente una mediana maleta trolley, de cuatro ruedas. La chica era delgada de cuerpo y su pelo relucía color castaño. Se protegía del frío desapacible de un nublado noviembre con una gabardina celeste impermeable, que le ayudaba a soportar el ligero “chirimiri” que había comenzado a caer. Calzaba unas botas marrones, algo desgastadas por el uso. El niño que la acompañaba iba enfundado en un voluminoso anorak color plomo y cubría su cabeza con un gorro de lana azul con algunos dibujos infantiles. Al ver el taxi, parado en un semáforo, la chica le hizo una señal, acercándose a la ventanilla del conductor.

“Deseo ir a la localidad de Frigiliana, con mi hijo, en donde residen mis padres. Pero sólo tengo este billete de 20 € ¿Sería suficiente?”

El taxista se quedó dubitativo de la petición. Aparcó unos metros más adelante, mientras pensaba en el kilometraje que habría de recorrer. Unos 114 km. entre la ida y la vuelta, aunque con la ventaja de poder utilizar la autovía. Observó que la joven tenía los ojos “llorosos” y el niño se le veía bastante cansado. Arreciaba el frío y la lluvia se tornaba más intensa.

“Verá, ese trayecto, si no cojo algún servicio para la vuelta a Málaga capital, le costaría un mínimo de 50/60 euros. Con el dinero que Vd. me indica, apenas podríamos llegar a Torre del Mar. Aunque ya son las 7.30 de la tarde, puede ir a la estación de autobuses y encontrar una línea que le sea más rentable para ese desplazamiento”.

Entonces la chica, cuyo nombre era Natalia le explicó que venían precisamente de la Estación de Buses. Ya no había línea para ese pueblo de la Axarquía, hasta las 11 de la mañana del día siguiente. Y que no tenían donde pasar la noche, ella y su hijo Pedrín. Necesitaban llegar al pueblo, donde sus padres, labriegos ya muy mayores, residían. Que ellos cobijarían a su hija y a su nieto. Añadía que una vez en el destino, podría pedirles algún dinero para pagar el coste total del servicio.

A Patricio algo le decía en su conciencia de que debía ayudar a esta joven madre, a quien veía muy aturdida y abrumada. “¿Piensas que tus padres pueden afrontar el pago de la cantidad que le falta? “Sinceramente, aunque son personas muy humildes, creo que algo podrían hacer”. En esta peculiar situación, por esos “prontos” que todos tenemos en nuestras vidas, este buen taxista se dispuso a entrar en esta extraña aventura, en la que exponía dinero y tiempo. Indicó a Natalia que ella y su pequeño subieran al vehículo, pues ya se habían mojado bastante y le daba “pena” ver al niño con el gorrito mojado pegado a su madre, con el rostro indisimulable de frío y cansancio. Minutos después, los tres viajaban camino de la localidad malagueña. Pedrín pronto se quedó dormido, medio recostado en brazos de su madre. El reloj marcaba las 7:45 de esa tarde entrada en tormenta.

Durante muchos km. tanto el conductor como la pasajera permanecieron en silencio. Patricio buscaba el momento oportuno para inquirir más datos acerca de este poco claro asunto en el que ya estaba implicado. Cuando llegaron a nivel de Torre del Mar, preguntó a Natalia si les vendría bien tomar alguna cosa, a lo que la chica respondió afirmativamente, sobre todo por el niño, que debido a los problemas familiares prácticamente sólo había tomado el desayuno. Pararon en una pequeña venta, en el camino hacia Vélez y pidieron unos sándwiches, un par de cafés y para el crío un vaso de leche con Cola Cao.

            “Natalia, me parece que estáis como huyendo ¿Me equivoco? Si prefieres desahogarte,               estoy dispuesto a escucharte”.

“Me uní a una persona que parecía buena, hace unos cuatro años. Estaba embaraza de él. Con el paso del tiempo y la convivencia diaria, esa imagen esperanzadora, que tenía de Moisés (así se llama) no se ha confirmado, sino todo lo contrario. He sufrido en diversas fases su maltrato. En realidad, cuando mejor me he sentido ha sido cuando él “desaparecía” durante unos días o semanas, para irse con la “fulana” de turno. También ha estado mezclado con gente de la droga. Verdaderamente yo no lo conocía. Me dio al principio una imagen totalmente falseada y con mi inexperiencia no supe ver lo que se me venía encima, ¿Violencia física? Pues sí. ¿Violencia psicológica? Pues también. Ahora, casi sin nada en la maleta, vuelvo a casa de mis padres. Son personas mayores, a los que tenía “engañados” con respecto a mi situación, para que no sufrieran. Ellos han sido labriegos, gente sana del campo, que se ganaban modesta y esforzadamente la vida. Veremos el disgusto que les voy a proporcionar, cuando me vean llegar con este penoso estado”.

¿Y nunca has pensado en acudir a la policía, que tiene personal y servicios especializados para ayudaros, cuando os encontráis en esta tan complicada situación?

“En algunos momentos, cuando le decía mis intenciones, me amenazaba con la vida, si acudía a la policía” ¿Se atreverá a ir a casa de tus padres a buscaros? La verdad, no lo descarto”.

Al fin llegaron a la bella localidad de Frigiliana, ya completamente de noche. Por fortuna, había dejado de llover, aunque la atmósfera estaba muy húmeda y fría. Patricio los dejó a escasos metros de una vieja casona, en donde suponía vivirían los padres de Natalia y abuelos de Pedrín.

“Natalia no te voy a cobrar, por este viaje. Lo he pensado mientras “devorábamos” kms. Hay casos en que el dinero queda en una posición muy secundaria y lo más importante es la ayuda que puedas prestar a los demás. Estás en una situación difícil y necesitas ese poco dinero que tienes, para atender a tu hijo. Te vuelvo a aconsejar que acudas a la policía. Ahí es donde te van a prestar una ayuda eficaz y segura. Volver junto a tus padres es una decisión, sin duda, muy inteligente y oportuna”. Te deseo lo mejor, amiga, querida amiga”.

El destino también quiso que Patricio encontrara un servicio urgente con destino a la capital malagueña, al parar en una gasolinera de carretera para llenar el tanque de combustible. Su buena acción se vio hasta cierto punto recompensada, tanto en su conciencia como en su “bolsillo”. Cuando llegó a casa, cerca de la medianoche, Serena le estaba esperando para cenar juntos. Quedó maravillada e impresionada de la preciosa historia que su marido le había narrado. Son nobles acciones que enaltecen a quienes las protagonizan.

 

Casi un mes después de este ejemplar episodio, Patricio había trasladado a unos clientes a la barriada de San Julián, ya que tenían que recoger su vehículo que había sido reparado en la concesionaria Peugeot Cayetano Motors. Al taxista algo le había sentado mal en el almuerzo, por lo que entró en un bar de la zona, denominado El Palangre, a tomar una tónica con limón, pensando que esa bebida le sentaría bien. Ocupó una esquina de la barra, en donde había un taburete libre, pues el local (ocho de la tarde) estaba bien repleto de clientes, la mayoría operarios que volvían del trabajo y deseaban tomar algún aperitivo antes de llegar a casa. El taburete era giratorio, por lo que se entretenía en su breve descanso dándose unas traviesas y lentas vueltas, para observar la masa humana que llenaba el local. En una de esas vueltas, fijó su mirada en la silueta de una joven, quien sentada de espaldas llevaba una gabardina, color celeste, que le resultaba conocida. Desde su ángulo podía observar bien la panorámica del local, sin ser observado directamente. Además, esa persona se encontraba de espalda. Esperó a que moviera la cabeza y entonces ya no tuvo duda: ¡era Natalia! Estaba sentada junto a un apuesto joven, con figura de galán televisivo o cinematográfico. Ambos parecían muy encariñados. Prefirió, en principio, no acercarse a esa pareja de verdaderos “tortolitos”. A los pocos minutos llegaron otros acompañantes, dos hombres y una mujer, vestidos ellos con chalecos beiges de tela vaquera, y portando en sus manos dos grandes bolsas de las que sobresalían un trípode y un foco móvil. Al cabo de unos diez minutos, los cinco componentes de la mesa, después de acabar sus cervezas, se levantaron y entre risas e intercambio de frases jocosas salieron de local, caminando hacia una furgoneta mal estacionada en la calle, pues ocupaba parte de la zona señalada en amarillo, delante de la parada del bus de la línea nº 5 de la EMT. A través del cristal fumé del gran ventanal, el taxista pudo leer el gran rótulo que lustraba la “veterana” furgoneta de color verde militar: PRODUCCIONES CINEMATOGRÁFICAS EL CISNE. Sevilla.

Empezó a darle vueltas a sus recuerdos de aquella tarde/noche lluviosa, cuando ayudó a Natalia a desplazarse a Frigiliana con su pequeño, en una situación de verdadera “emergencia”. Después de cenar y sin decirle nada a Serena acerca del descubrimiento de aquella tarde, se sentó ante el ordenador y a través del Google buscó información acerca de la citada empresa cinematográfica. Tenía una página web muy completa de textos informativos y documentación gráfica. Producía una afamada serie o telenovela titulada LEJOS DE TI. Una de las protagonistas del elenco de actores era IRIDIA MARFIL, la que él conocía como Natalia, la joven “maltratada” por un indeseable hampón. La serie se emitía por la 101 TV y también por un canal en YouTube dado el éxito de audiencia. Ya iba por su 2ª temporada de éxito. Se sentía profundamente abrumado y engañado.

Dos días después, Siro Capitán, un compañero del taxi, paró su vehículo junto al suyo y bajando la ventanilla y a grandes voces entre risas le dijo “La semana pasada te vi en una serie muy famosa de la tele. Conducías tu taxi, no me cabía duda alguna. Y llevabas de pasajera a una de las principales protagonistas de la telenovela, Natalia Guzmán. No sabía ¡bribón! que ahora hacías también colaboraciones en el cine.” -

 

 

UN GENEROSO

CONDUCTOR DE TAXI

 

 

 

 

 

José L. Casado Toro

Antiguo Profesor del I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga

Viernes 04 agosto 2023

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                 Blog personal: http://www.jlcasadot.blogspot.com/

 

 

  


 

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