Estamos viviendo, pocos han de dudarlo, una época caracterizada
por las relaciones globalizadas y la frecuente inestabilidad, en casi todos los
órdenes de la existencia. Son tiempos en los que tenemos a nuestra disposición una
generosa y copiosa posibilidad para enriquecer la construcción de los días. Sin
embargo, en absurdo contraste, percibimos que mucha gente a nuestro alrededor
parece aburrirse, en las horas y los días, profundamente desorientada en su
caminar por la “selva infinita” de esa rica oferta mediática para el ocio. Y es
en este contexto, cuando nos llegan noticias insólitas que asombran, pero
incentivan, a fin de profundizar en su inesperado y más que divertido contenido.
Una escueta y peculiar invitación viajó, hace un
par se semanas, a más de doscientos domicilios ubicados, de manera especial,
por nuestra bella y diferenciada geografía andaluza. La lectura de su curioso mensaje
desconcertó a muchos de sus destinatarios, mientras que en otros provocó no
pocas sonrisas, reflexiones y mímicos movimientos de la cabeza. Textualmente la
tarjeta, impresa en una elegante cartulina, tonalidad rosa pálido, decía así:
“Queridos amigos. Sería para nosotros
un motivo importante de felicidad si pudierais acompañarnos, el próximo sábado
29 de octubre, en el malagueño Jardín Botánico de la Concepción. Allí, en ese gratificante
espacio de la naturaleza, vamos a celebrar juntos una gran fiesta y cena, con
motivo de nuestra reciente separación y desvinculación matrimonial. Rogamos,
por razones organizativas, que confirméis vuestra valiosa y cariñosa asistencia.
La grata velada dará comienzo a las 20 horas. Con todo nuestro sincero afecto y
amistad, Lorenzo y Fina”.
Las previsiones de asistencia fueron ampliamente
superadas. Más de 350 comensales confirmaron su presencia en tan singular e
inesperado evento. En el reverso de la tarjeta de invitación iban impresos los
datos de una cuenta bancaria. Junto a esos dígitos y letras, se explicaba que las
posibles y voluntarias aportaciones, realizadas por parte de los comensales,
serían destinadas a diversas instituciones benéficas.
¿Y quiénes eran los protagonistas centrales
de esta “gozosa” desvinculación matrimonial? Resumamos algunos datos, necesariamente ilustrativos, a fin de
focalizar mejor la naturaleza de estos extraños personajes.
Lorenzo del Portal, 57 años, ejerce como afamado médico psiquiatra,
mientras que Fina Revellón, 54 años, es
propietaria de una céntrica farmacia, a la que dedica varias horas diarias de
trabajo junto al personal contratado al efecto. Lorenzo mantiene una relación
de pareja, desde hace ya más de un año,
con una “escultural” universitaria dominicana, de 23 años, que se
encuentra realizando un máster investigativo sobre las ansiedades nocturnas y
sueños eróticos. Por su parte, Fina se ha unido recientemente a un apuesto y
enriquecido sexagenario, que profesó
como fraile carmelita en su juventud y que posteriormente, tras su
secularización, acumuló un gran capital como propietario de una cadena de “quitapenas”.
Además ostenta, en su novelesco currículo, el ser cinturón negro de judo. Los
muy conocidos socialmente, Sres. Del Portal, tienen dos hijos, que ya superaron
su etapa de estudio universitaria. Uriel, trabaja
como ayudante de dirección en una productora que elabora vídeos sobre
intimidades y relaciones afectivas, mientras que su hermana Andra se halla en estos momentos viajando por la
India y otros espacios asiáticos, unida a una comuna que se afana en renovar y
difundir el espiritual pensamiento de
Buda.
Y llegó ese ansiado sábado de otoño. Unas horas
antes de que los invitados accediesen al remozado recinto de las Pedrizas, el
equipo encargado de servir el cátering, había
estado organizando todos los elementos necesarios para que nada fallara en la
lúdica celebración. Cocina ambulante, instalación de barbacoa, sillas enteladas,
amplias mesas, manteles y cubertería de alto nivel, además de una copiosa
intendencia en alimentos y bebidas, que conformaban un atractivo y suculento menú,
por supuesto con barra libre para toda la velada. Estaba prevista también la
actuación de un conocido grupo rociero, el cual se ocuparían de animar el
ambiente con sus alegres canciones, acústica labor que compartiría con una
orquestina de cuatro miembros, para los tiempos entrañables del baile, con
música más lenta y henchida de contenidos románticos. También fue habilitada una
zona infantil y de guardería, dotada de un parque de juegos para el “personal” más
joven que acompañara a sus progenitores. Esa sección contaría con las
actuaciones de unos simpáticos payasos, mimos, marionetas, que animaría a participar en juegos preparados para descubrir el tesoro
oculto dentro el palacio vegetal, con diversos premios para los intrépidos e
infantiles participantes.
Unos veinte minutos antes de las hora prevista para
el inicio de la fiesta, llegaron viajando en distintos automóviles Audi Fina y
Lorenzo, ambos acompañados por sus respectivas y actuales parejas. Fueron
recibidos con sonoros vítores y aplausos, por parte de aquellos invitados que
ya se hallaban presentes en el bien organizado recinto. Él vestía un elegante traje gris azulado, camisa celeste clara y
anudaba una corbata estampada de franjas violetas y malvas, con pequeños y repetidos
mensajes que contenían la palabra “love”. Ella,
su ya ex esposa, lucía un precioso vestido semi-largo de seda blanca natural,
adornado con fugaces trazos de color violeta pálido. Una espectacular joyería,
enriquecía la esbeltez y elegancia de su esbelta figura. Ya sobre las 8, en una tarde/noche muy agradable por su
templada temperatura y limitada humedad, el amplio espacio habilitado para la magna
celebración se hallaba ruidosa y vitalmente concurrido por parte de un selecto
personal. Apenas cabía ya un alma pues, a última hora, diversas amistades que
inicialmente habían excusado su presencia en el Jardín cambiaron de parecer o
modificaron sus compromisos previos, haciéndose presentes en tan elegante,
sugestivo y divertido evento.
Sonaban los primeros acordes de alegres cantos rocieros, protagonizados por un dinámico grupo
gaditano (que versionaba a los Amigos de Ginés, Ecos del Rocío, los Romeros de
la Puebla o Raya Real) cuando los bien uniformados componentes del servicio de
catering iniciaron el desfile de las numerosas bandejas para la apetitosa bienvenida.
Unas iban circulando con las copas bien llenas de tinto, blanco o cerveza,
mientras que otras ofrecían tentadores canapés y demás delicias preparadas, a
poco de haber pasado por las freidoras.
Entre los asistentes destacaron determinadas ausencias y presencias. Entre las primeras, se echó a
notar la de ambos hijos de los ex-contrayentes. Tanto Uriel como Andra se
encontraban más interesados en sus actuales y apasionadas ocupaciones, por
tierras madrileñas y pakistaníes, respectivamente, que estar junto a sus padres
que, con aquella “berlanguesca” fiesta, celebraban su legal desvinculación
conyugal. La hija envió un “cariñoso mensaje de ánimo”, vía whatsapp, a sus progenitores
en el que, simplemente, decía: “Pasadlo todo lo bien
que podáis en esa ridícula,
decadente y folklórica parafernalia que os habéis organizado, para divertimento
del aburrido entorno burgués donde os movéis. En mi caso sigo caminando por
alcanzar esa paz espiritual, que verdaderamente vitaliza y nos hace mejores”.
Por el contrario, numerosos compañeros de
profesión de Lorenzo y Fina sí quisieron
sumarse a lo que prometía ser un inolvidable espectáculo, para los comentarios
y chascarrillos de sobremesa. Entre esas presencias, destacó sobremanera la muy
anciana y venerable figura del padre Damián.
Este fraile dominico, antiguo profesor del afamado médico psiquiatra, fue el
que presidió, hace ya unos veintiséis años, el enlace matrimonial de aquéllos
que hoy celebraban su gozosa desvinculación. A muchos extrañaba la presencia
del clérigo, en este sainete social para el divorcio que los ex esposos se
habían querido “montar”. Sin embargo, el sonriente y bonachón Padre Damián,
cuando se le preguntaba abiertamente por el asunto, no cesaba de repetir la
misma y bien articulada frase justificativa: “Los
caminos del Señor son infinitos y Él, con su providencial misericordia, sabrá hacer
volver al buen camino de la Luz y la Verdad a estas dos almas traviesas y mal
avenidas”, mientras que sorbía una copa de tinto Rioja y saboreaba unas
“delicias” de rape, bañadas en crema imperial de pistachos, con copos nevados
de caviar. También tenía junto a sí unas grasientas morcillitas pasadas por la
plancha, que olían y difundían aromas de “gloria”.
Ya estaba bien avanzada la cena, mientras sonaban
unos alegres pasodobles y sevillanas, que algunos se lanzaron a acompañar con
sus bailes en una pista cromada de luces. En ese momento, un toque general de
campana pidió silencio a todos los presentes. Antes de la llegada de los
postres, Lorenzo se disponía a hacer uso de la palabra, entre la expectación
propia en la mayoría de los comensales, muy interesados ante el “discursillo”
que iba a pronunciar uno de los dos anfitriones al banquete.
“Queridos amigos:
gracias por haber querido acompañarnos en este esperanzador momento para
nuestras vidas. Me siento profundamente emocionado, ante esta hermosa
celebración. Aunque lo hemos disimulado, durante largos meses, la relación
entre Fina y yo resultaba irremediablemente imposible. Nuestras broncas y esa
“guerra fría” que tanto daño hace se habían convertido en algo normal e
insoportable, entre dos personas que poco tenían ya que decirse. Ambos hemos
buscado y hallado nuevos itinerarios para lustrar la oscuridad en que se había
transformado nuestra ficticia convivencia.
Hoy debe ser, lo es, no me cabe la
menor duda, un día feliz para todos. Estamos celebrando y disfrutando esta
afortunada ruptura, en una noche maravillosa de otoño que nos ha concedido la
bendita tierra en la que tenemos la suerte de vivir. Beban, coman, bailen y
pásenlo bien. ¡Que reine la alegría, que permanezca la sonrisa en nuestros
rostros, seamos verdaderamente felices! Quiero aclarar que nuestra
desvinculación ha sido amistosa y civilizada. Y ahora, en unión de nuestras
actuales parejas, quiero hacer un brindis por esta nueva felicidad que se abre a nuestros pasos. Compartamos este
gran valor de la felicidad y el amor que Fina y yo disfrutamos con nuestras
actuales parejas”.
Fina aplaudía emocionada, cuidando que las lágrimas
que brotaban de sus
ojos no estropeasen el cuidado rímel de sus pestañas. La inmensa mayoría de los
presentes vitoreaban, ya bien cargados de alcohol y manjares, las vibrantes
frases que habían escuchado por boca del afamado psiquiatra y amigo.
La fiesta continuó hasta mucho más allá de la media
noche. Tras disfrutar todos de la glotonería, con la monumental tarta de despedida, llegaron
los bailes lentos y melodiosos de la orquestina que siguió al excelente trabajo
que había realizado el grupo rociero.
No podía faltar la rifa de
la ilusión, en un evento tan significado como éste. Se sorteaba el vídeo
grabado de la boda original entre Lorenzo y Fina (¡qué jóvenes se les veía
entonces, sonrientes y atentos a las palabras del padre Damián!) ceremonia
celebrada hacía veintiséis años. Ese archivo, de 55 minutos de duración, estaba
cargado y encriptado en una Tablet. No se podía duplicar. El precio de la
papeleta para el sorteo era de diez euros. Los beneficios de la rifa irían
destinados a una Asociación para el diálogo y la
armonía entre las parejas, institución a la que están vinculados los
protagonistas de esta historia. A dicho objetivo, Fina y Lorenzo, junto a sus
actuales parejas, aceptaban hacerse fotos con todos aquellos que lo deseasen.
El precio de la fotografía (realizada por un profesional de la imagen) sería de
8 euros. El dinero recaudado, tras abonar el trabajo del fotógrafo) también
sería destinado a la asociación antes mencionada.
Llegaron a venderse 205 boletos, para el sorteo de
la tablet. La suerte recayó en un notario de Extremadura, muy amigo del ex - matrimonio.
Con respecto a la fotografía grupal familiar, entre las dos nuevas parejas y
aquellos invitados que deseaban conservar ese bello documento gráfico, llegaron
a realizarse hasta 84 tomas. Algunas de estas imágenes no tardaron (sólo unas
horas) en difundirse por las redes sociales de Internet. Precisamente, en aquella
peculiar, insólita y plena de romántico encanto, madrugada de fiesta.-
José L. Casado Toro (viernes, 28 de Octubre 2016)
Antiguo profesor del I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria.
Málaga