Ya es una afortunada tradición, en los contenidos
de este blog personal, que el primer artículo publicado en Septiembre esté preferentemente dedicado al trascendente
entorno de la educación reglada. Este mes, en el que ya se halla incluida la
estación meteorológica del Otoño, compite con Enero
en los proyectos de cambio y novedad que las personas aplicamos a nuestras
vidas. Uno y otro mes se hallan en el punto de partida de ese antes y ese
después, a fin de renovar el peregrinaje existencial que representamos como
humanos. Un nuevo año, un nuevo septiembre, son como fechas o períodos
dinamizadores para conservar lo bueno y para mejorar aquello que aconseja ser modificado.
Los proyectos, los cambios, los retos, las nuevas metas que ilusionadamente
emprendemos, a partir de esa aritmética temporal, se manifiestan a través de
una muy heterogénea gama de modalidades: estudio,
deporte, alimentación, estilo de vida, opciones laborales, estética personal,
aprendizajes, etc. Y, entre todas ellas, llega este nuevo Septiembre
2017, con la vuelta a las aulas de los niños y los jóvenes de todas las edades:
educación preescolar, infantil, primaria, secundaria, bachillerato,
universidad, ciclos formativos. También hay que citar, con una gran dinamismo en
la actualidad, a todos aquellos “mayores” (normalmente, a partir de los 55
años) que acuden al entorno universitario para ampliar sus muy diversas bases
de conocimiento.
Ismael, un joven y dinámico director con destino en un Instituto de
Educación Secundaria, ha decidido restar unos días a su período vacacional para
trabajar en la tranquilidad de su despacho durante la semana final de Agosto.
Desde el sosegado silencio ambiental de un centro educativo, al que todavía no
ha vuelto el saludable y sonoro vitalismo estudiantil, mantiene frecuentes
contactos telefónicos, utilizando también la versátil comunicación electrónica
de su ordenador, con su bien avenido equipo directivo. Aunque ya en Julio la
organización del nuevo curso había quedado muy avanzada, son numerosos los “flecos”
y los “frentes “ a cubrir, para la mejor y nueva andadura del inmediato período
escolar.
Esos quince días que median entre la vuelta de los
profesores al centro y el inicio de las clases son (la experiencia lo avala) de
una frenética actividad. Pruebas de recuperación, matrículas pendientes,
claustros organizativos, elaboración de horarios, obras urgentes, integración
de los nuevos profesores en su nuevo destino, programaciones de los distintos
departamentos didácticos, más un largo listado de imprevistos que densifican el
tiempo y condicionan el necesario equilibrio anímico, antes de la muy alegre llegada
de esos más de cuatrocientos escolares para el comienzo oficial de las clases.
En estos últimos días de agosto, el director
Ismael, Sophía la Jefa de Estudios y Marcos, el Secretario, han acordado reunirse en el
centro educativo, a fin de ir “cerrando” algunos temas pendientes. En pocas
horas, unos cuarenta y seis profesores que integran el claustro volverán de sus
vacaciones veraniegas a fin de ir engrasando la maquinaria de un nuevo curso
que se presenta con las consabidas dificultades presupuestarias, pero con el
incentivo de nuevos e ilusionados objetivos profesionales a cumplir. En dicha
reunión, tras comentar e ir resolviendo diversas cuestiones administrativas, el
director plantea una interesante propuesta a sus compañeros de equipo:
“Recordaréis
que hace años este Centro tenía la tradición de celebrar una académica o
emblemática conferencia inaugural, con motivo del comienzo del nuevo curso. Dicha
exposición era pronunciada por algún
miembro del Claustro de profesores o algún especialista invitado al evento. Al
ser el contenido expuesto un tanto específico, en función de la titulación y
preparación del conferenciante, la previsible extensión del mismo resultaba
algo cansina para los profesores y alumnos invitados al acto. Por este motivo
os propongo para la discusión, en primer lugar, que recuperemos la honorable celebración
de estos actos inaugurales. Pero además
os sugiero que le demos un giro a estas intervenciones magistrales, en una
línea más práctica y eficaz de cara a los receptores de esa exposición.
Se
me ocurre la opción de organizar tres jornadas prácticas para los profesores, a
celebrar entre lunes, miércoles y viernes, de unos 90 minutos de duración cada
una, en la semana previa para el inicio de las clases. Esas tres sesiones,
encuentros o jornadas, estarían
dedicadas a tres importantes áreas troncales del currículo escolar. Habría una
de naturaleza lingüístico/humanística, una segunda de modalidad científico
/tecnológica y una tercera centrada en torno a la acción tutorial y la
coordinación familia/escuela. Estos tres bloques, a los que estarían invitados
a asistir los departamentos implicados (además de cualquier profesor, padres o
alumnos de bachillerato que así lo deseasen) estarían impartidos por antiguos
profesores del Instituto, que mostraran su aceptación para transmitir sus sugerencias,
opiniones y experiencias profesionales. En este sentido tendrían, de manera
fundamental, un carácter práctico, coloquial y reflexivo, para su mejor y más
inteligente utilidad”.
La propuesta de Ismael fue recogida con sumo interés
por sus compañeros del equipo directivo que, con la mayor presteza, contactaron
con muchos de los antiguos profesores ya jubilados y con otros profesionales,
aún en activo, que en distintos períodos habían tenido relación o vinculación con
la comunidad escolar. La tarea organizativa del evento llevó su tiempo, pues
había que buscar un punto de unidad en los contenidos por parte de los ponentes
invitados.
A las tres jornadas de reflexión asistieron la
mayoría de los profesores del centro. Algunos eligieron sólo el día de la
modalidad específica de su especialidad académica, aunque hubo miembros del
Claustro que consideraron útil estar presentes durante las tres sesiones. El
tercer día, dedicado a la acción tutorial y a la relación familia/centro
educativo, contó con la asistencia de numerosos padres y madres, ya que el APA
había difundido la invitación a través del correo electrónico y los whatsapps.
Al igual que otros miembros del Claustro, Cecilia, una joven profesora granadina que
recientemente había superado las oposiciones y que llegaba al Instituto para realizar
su fase de prácticas, fue recogiendo en el bloc facilitado a todos los
asistentes aquellas frases o ideas que consideró más significativas e
interesantes, de entre todas las expuestas por partes de los seis ponentes en
las jornadas de reflexión (hubo al final dos intervinientes por cada sesión). Recojamos
de su bloc o libreta muchas de estas anotaciones, sin establecer una estructura
previa de las mismas.
- Aunque tu
experiencia docente sea muy dilatada en el tiempo, siempre es necesario
preparar las clases del día siguiente. La improvisación tiene sus riesgos,
por lo que es imprescindible y aconsejable esa organización previa de cada
clase.
- Por mucho que
disimules y teatralices, los alumnos captan y sufren tus improvisaciones.
Si no te has preparado la clase, ellos se dan cuenta de inmediato. No
puedes vender un producto viciado por tu pereza.
- Trata a tus
alumnos como desearías que fuesen tratados tus propios hijos, por parte de
sus respectivos profesores.
- Nunca olvides este
principio o realidad básica: cada persona es diferente una de otra. Igual
ocurre con los alumnos, en el proceso de su aprendizaje.
- ¿Por qué te
centras y apoyas en los que más saben y no en los que más les cuesta?
Éstos necesitan especialmente tu mayor entrega y dedicación
- Te pasas el
curso evaluando el aprendizaje de tus alumnos ¿Aplicas también esa
práctica evaluadora a tu propia labor como docente?
- Una cara amable,
por tu parte, será en sumo agradecida por parte de aquéllos que están
aprendiendo. Es un buen y eficaz principio pedagógico.
- ¿Por qué no
miras con más frecuencia a los ojos de tus escolares?
- No te ufanes de
tus conocimientos, si no sabes “llegar” y comunicar con los alumnos.
- Hay un valor
que los alumnos captan desde el primer instante: ¿transmites credibilidad?
- Enseña a leer. Enseña
a pensar. Enseña a disfrutar. Aunque sean alumnos de cursos superiores.
- Es más humano y
honesto decir “ahora no lo sé” que “vender” un material falseado.
- Si no te
sientes a gusto con lo que haces ¿por qué has elegido esta profesión?
- Si el alumno
continúa sin entenderte, habrás de echar más imaginación al reto. Cambia
la estrategia o ese camino que resulta estéril para el objetivo.
- ¿Por qué te
empeñas, de manera tan tozuda y absurda, en que todos tus alumnos tienen
el mismo nivel o la misma base de conocimiento?
- Qué enseñas
¿realidad o ficción? Hazte esta pregunta con frecuencia.
- ¿Nunca te has
planteado que tú eres el primer aprendiz en el aula? La humildad es un
gran y hermoso valor.
- ¿Por qué sigues
hablando y pronunciando el idioma foráneo con esa velocidad, si te están
diciendo con sus ojos que ni te entienden ni pueden seguirte?
- ¿Vas a clase
buscando tu propio lucimiento o el que otros aprendan?
- Tienes que
tener un especial cuidado con las bromas. Igual no tienes gracia en tus
chascarrillos y empobreces la atmósfera colectiva del aula.
- Cuando un
alumno asume que le engañas, difícilmente volverá a creer en ti.
- Si la enseñanza
te aburre ¿por qué sigues ahí? Sufren ellos y tú también.
- ¿No te has
preguntado el por qué continúa triste o “ausente” aquel chico de la
tercera mesa?
- No son
tonterías, “bromas” o cosas de críos. Es bullying puro y duro. Toma
conciencia de que esa alumna lo está pasando muy mal, aunque ella haga
como que se ríe. Tienes la obligación y responsabilidad de intervenir.
- Cuando
ridiculizas a tu interlocutor estás mostrando, para tu propia vergüenza,
lo peor que hay en ti.
- ¿Por dónde
vamos? Esa pregunta a los alumnos demuestra tu falta de control de la
programación. Lleva al día una agenda de clase.
- Si el temario
es inasumible, utiliza la “tijera” con imaginación, racionalidad y sentido
común. Valora y prioriza la utilidad práctica de los contenidos.
- Hablas y
explicas para ti, no lo haces para los demás. Bájate de una vez de ese
ridículo e impresentable pedestal.
- Trata de
olvidarte de la silla que tienes detrás de tu mesa. Está ahí puesta sólo
para una situación de emergencia.
- Llegas al aula
“cabreado”. Y ellos ¿qué culpa tienen?
- Dices que
transmites conocimientos. ¿Eres también capaz de transmitir ilusiones?
- Tú no eres el
protagonista del aula. Hay, sin duda, treinta jóvenes protagonistas, más
importantes que tú.
- ¿Todavía no te
has enterado de que existe el principio pedagógico, inexcusable, de la
atención a la diversidad? Hay que aplicarlo.
- No digas que
eres dialogante y receptivo, si después te molestas y enfadas con la sinceridad
de los demás.
- Esa rebeldía
que muestran determinados alumnos puede tener su origen (es muy probable)
en el contexto familiar donde aquéllos se integran. Debes promover un inmediato
diálogo con sus padres y el tutor del grupo.
- El castigo
siempre supone un triste fracaso, estructural y personal.
- Unas palabras
amables, pero firmes, suelen ser más eficaces que los gritos y otros
gestos plenos de acritud.
- Cuando se abusa
del “no se puede” hay que pensar en que existe el “sí se puede”.
- En los momentos
de tensión resulta desaconsejable la adopción de medidas correctoras. Puedes
arrepentirte después de esa primera reacción visceral.
- El aula no es
el lugar adecuado para desahogar los problemas personales del profesor. Y
en esto nos equivocamos con demasiada frecuencia.
- Cuando
dialogues con los padres, debes mirarles también a los ojos. A ellos
también hay que transmitirles credibilidad.
- Lo primero que
hay que recordar a unos padres, con la suficiente delicadeza y a la vez
firmeza, es la ineludible responsabilidad que han contraído trayendo un
hijo a la vida.
- Como tutor o
profesor es necesario mantener la coordinación con los demás profesores
del grupo, además de la Jefatura de Estudios y el departamento de
Orientación. La Delegación de Educación también tiene equipos
especializados que te pueden ayudar en determinados conflictos.
- Cuando se
corrige un trabajo hay que valorar también los aspectos positivos que
contenga. Son demasiadas las veces que nos centramos sólo en la búsqueda
de los errores. Lo “bueno” debe puntuar también.
- Es humano que
unos alumnos nos puedan caer mejor que otros. Sin embargo es ineludible el
ser muy equilibrado y justo con todos. En este terreno los errores y
favoritismos en el trato personal causan mucho dolor a sus posibles receptores.
- Como mejor se
aprende es “haciéndolo”. La teoría es necesaria, pero es aún más
importante la práctica de ese contenido conceptual
- Las denominadas
NN.TT. son útiles y muy necesarias para el ejercicio docente. Pero no
olvides que fuimos muchos los que aprendimos, además de con la tiza y la pizarra,
con esos instrumentos básicos que integran la palabra, la imaginación y el
ejemplo del profesor.
- ¿Y “esto” que
estudiamos para qué sirve, Profe? Si no tienes una buena respuesta, debes
calibrar la importancia real de esos contenidos que se están trabajando.
La utilidad, inmediata o mediata, es un básico referente que justifica la
programación diaria en el aula.
- Sin duda los
contenidos teóricos son necesarios, pero lo es aún mucho más la aplicación
práctica de los mismos. No es suficiente que tú seas especialmente diestro
en la realización de los ejercicios. Es más importante que sean los propios
alumnos quienes demuestren esa destreza.
- Enseña, con la
fuerza y magia de la ilusión, el mejor y autónomo camino del aprendizaje.
En su largo magisterio profesional, esta vocacional
profesora quiso y supo conservar aquel “manoseado” y apreciado bloc, con las
notas y apuntes que había ido tomando durante las tres intensas jornadas para
el inicio del curso escolar, 1979-80. Aplicó el
acertado hábito de ir repasando el contenido de estas sugerencias, antes del
comienzo de cada nuevo periplo escolar. Incluso supo ir añadiendo otras muchas
consideraciones y experiencias personales en el desarrollo de su trabajo, tanto
en éste como en otros centros educativos, de titularidad pública, donde estuvo
prestando servicio como funcionaria docente y educadora.-
José L. Casado Toro (viernes, 1
Septiembre 2017)
Antiguo profesor del I.E.S. Ntra.
Sra. de la Victoria. Málaga
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