En
esta media mañana de junio, la mayoría de sus mesas de estudio se encuentran
ocupadas. Vemos libros de todos los colores y especialidades, apuntes para la
inmediatez o ayuda del concepto, bolígrafos, carpetas, nervios y ese móvil, a
modo de hermano clónico, con el sonido silenciado que no cesa de manar mensajes
de whatsapp para la comunicación. El calendario marca la época de celebración
de los exámenes finales, en las diferentes facultades universitarias y, a pocos
días, también llegará esa prueba a modo de reválida en la avanzada
adolescencia, que permitirá a muchos alumnos el anhelado acceso a los estudios
universitarios.
Regina y Paula,
encargadas de esta biblioteca pública, están laboralmente vinculadas a la
Concejalía de Cultura municipal. Ambas multiplican su esfuerzo, de la mejor
manera posible, a fin de atender las numerosas peticiones, incidencias y
consultas de los usuarios que pueblan las diferentes mesas, ubicadas en cinco amplias
salas que conforman el recinto. Entre ellas, hay dos dedicadas para la lectura
y el estudio. Una tercera está presidida por la existencia de quince
ordenadores, conectados a Internet. Hay otro espacio dedicado para la oferta de
los principales periódicos y revistas, completando esta distribución una alegre
(por su decoración y personal que la habita) y lúdica sala, dotada con material
específico para la infancia: desde tebeos, cuentos, libros infantiles y
juveniles, hasta incluso algunos juegos que fomentan y dinamizan el ejercicio
mental y la distracción.
El
reloj marca quince minutos sobre el medio día, cuando un hombre de edad
avanzada camina con diligencia hacia el mostrador de atención al público, en
aquel momento ocupado por Paula. Se trata de una persona de cuerpo delgado,
cabello encanecido y aún abundante, que usa gafas adecuadas para sus no escasas
dioptrías, sobre unos ojos, sin duda cansados, de color gris azulado. Viste una
camisa blanca de manga corta, pantalón vaquero con pulcra limpieza y calza unos
tenis blancos que muestran, de forma inequívoca, el placer de su veterano
propietario por practicar ese buen ejercicio de recorrer los espacios y
senderos de la ciudad. Se dirige a la chica que atiende a los usuarios con
estas amables palabras:
“Buenos días, Señorita. Suelo venir a la biblioteca, con
cierta frecuencia, ya que resido en un piso situado a no muchos metros de este
edificio. He observado que, en determinados momentos, algunas personas traen
libros con el plausible objetivo de donarlos a los fondos ya existentes en la
misma. Yo también desearía hacer uso de esta generosa opción pues, con toda
modestia, pienso que poseo un importante stock documental que beneficiaría a
todas aquellos lectores y estudiosos de la cultura, las artes y las ciencias.
Bueno mi nombre, discúlpeme por no haberme presentado al principio, es Efrén Nicolás”.
“Por
supuesto, Sr. Nicolás. Los fondos municipales disponibles, en esta dura época
de recortes económicos, no nos permiten adquirir todos los ejemplares que
desearíamos para nuestros lectores. Hasta hace unos meses sólo admitíamos
libros, en buen estado, y cuya antigüedad no superaran los diez años. Pero en
este momento, recibimos cualquier tipo de material bibliográfico, pues son
muchos los distritos cuyos centros culturales municipales están reclamando el
aporte de nuevos ejemplares para ofertar en sus deficitarias estanterías. ¿Va a
realizar Vd. alguna entrega?”
En
ese momento, el interlocutor de Paula esboza una amplia sonrisa. Parece que
está pensando en cómo mejor transmitirle a la encargada de la biblioteca su
peculiar ofrecimiento. Tras unos segundos de pausa, se limpia con el pañuelo el
sudor de su frente (el viento aterralado que la ciudad soporta ha elevado en
demasía la temperatura para estas fechas cercanas al verano) y expresa en voz
baja su oferta, a fin de no molestar a los lectores que estudian en mesas
cercanas.
“Verá…. señorita, tal vez no me he expresado bien.
Efectivamente deseo realizar una sustancial donación a la biblioteca, pero no en
la forma usual de entrega de libros. Mi ofrecimiento va mucho más allá y
entiendo que le va a resultar, posiblemente, un tanto sorprendente mi decisión.
Si me permite unos minutos, se le explico, con un poco de historia personal.
Como resulta evidente, si se fija en mi aspecto, soy
persona que acumula ya muchos años en su vida. En todo este tiempo, que mi
cronología revela, he sido muy receptivo a todo lo que signifique cultura y
conocimiento. Soy doctor en ciencias físicas y también en Historia y Filosofía.
Durante mi etapa laboral activa, he sido profesor en dos universidades
americanas. Desde hace ya tres años, resido aquí en Málaga, ya que mi cuarto
matrimonio me trajo a esta maravillosa ciudad del Mediterráneo. En la
actualidad no tengo pareja estable, dedicando la mayor parte del tiempo a la
lectura y al cine. También escribo sobre temas científicos, pues aunque mi edad
es avanzada, aún me publican en revistas especializadas.
Resumiendo, mi oferta es la siguiente. Creo que ha
llegado la fecha apropiada de donarme a su biblioteca. Podría prestar un gran
servicios a todos aquellos que buscan, en los libros, información o aclaración
para sus dudas. Soy un experto en ciencias físicas e históricas. El campo de la
literatura también lo domino. Las matemáticas no tienen el mayor secreto para
mi persona. Puedo hablar hasta en seis idiomas y. últimamente, he avanzado
mucho en el estudio de la Filosofía y en el campo de la interpretación plástica
del arte”.
El
rostro de Paula era todo un poema para la contemplación. Trataba de asimilar lo
que este buen hombre le estaba transmitiendo, pero su cerebro no aceptaba la
lógica del mensaje que recibía. Miraba asombrada a su interlocutor, cada vez
más preocupada por lo que pudiera ocurrir en el proceder de este hombre, sin
duda, presa del desequilibrio. No pudo reprimir una risa nerviosa, al responder
al extraño personaje que tenía ante sí.
“Pero
Vd ¿qué es lo que quiere?
¿Pretende que lo ubiquemos en uno de los estantes, a modo de ejemplar viviente,
para que los lectores puedan llevarle en brazos hacia sus meses, a fin de
consultarle como un diccionario o enciclopedia al uso? Disculpe, pero estoy muy
ocupada. No me gusta perder el tiempo y más cuando siento que se me está
tomando el pelo”.
“En modo alguno, señorita. Ya le decía que le iba a
resultar extraña mi propuesta. Por insólita o inverosímil que parezca creo, que
si se me concede una oportunidad, puedo prestar buenos servicios en la ayuda
cultural y científica que otras personas puedan demandar. En todo caso, considero
que debe trasladar mi petición u oferta al departamento correspondiente, para
que sus jefes adopten la decisión que estimen procedente. Al igual que las
personas entran en Internet y consultan las cuestiones más diversas, tanto en
Google como en el Wikipedia, lo podrían hacer conmigo de una forma directa y, a
buen seguro, más humana. Como sabía de la extrañeza que mi planteamiento iba a
provocar, he traído conmigo unos folios explicativos acerca de lo que pretendo,
a fin de que sean trasladados al Sr. Concejal de Cultura del Ayuntamiento. A
esos folios explicativos, adjunto un detallado currículum vitae. En él mismo va
documentada toda mi historia formativa y profesional”.
Dicho
lo cual, entregó a la funcionaria un cuidado y denso dossier que ésta recogió,
presa aún del asombro. Regina, que
se había incorporado a la última parte del diálogo, aseguró, al veterano
y peculiar profesor, que elevaría la documentación recibida al servicio
municipal correspondiente, para que los responsables del mismo decidieran al
efecto. Desde este departamento municipal se pondrían en contacto con el
peticionario, con la respuesta más procedente, información que recibiría con el
necesario registro de salida, como marca la normativa administrativa.
Desde
la llegada del otoño, cuando tantas oportunidades se reinicializan, funciona un nuevo servicio en esta biblioteca municipal.
Lo hace como experiencia piloto provisional para que, tras su funcionamiento
durante el ultimo trimestre del año, se estudien y evalúen los resultados de la
misma a fin de establecer su permanencia o supresión.
Antes
de la apertura al público (fijada para las 9.30 minutos) ya se encuentra ante
las puertas del edificio Efrén Nicolás. Le ha sido habilitado un pequeño
espacio, en el hall de la entrada, donde dispone de una mesa de trabajo con su
ordenador correspondiente, impresora y línea telefónica, con un material de
papelería básico para la función que tiene encomendada. Encima de la mesa que
ocupa tiene una placa con su nombre, en la cual se puede leer la función de “Monitor Cultural”.
A lo
largo del día, son numerosas las personas, jóvenes y mayores, que acuden al
cualificado personaje a fin de hacerle las más variopintas consultas. Desde
cómo resolver ese problema de matemáticas, cuyo planteamiento resultaba muy
complicado, hasta compartir una información básica o de primera mano sobre
algunos personajes de la evolución histórica, poco conocidos. Desde cómo
redactar bien un argumentario científico, hasta cómo estructurar adecuadamente
un análisis filosófico. Desde cómo rellenar un impreso administrativo, hasta la
concreción de esos primeros pasos para abordar demandas jurídicas, tanto en lo
penal como en lo administrativo. Y un largo etc, que por la satisfacción del
público ha merecido la atención de varios reportajes en la prensa local y
nacional.
El
horario que cumple, este admirable monitor cultural municipal, es el propio que
corresponde a los servicios de la biblioteca. De 9.30 hasta las 13.45, por la
mañana, mientras que por la tarde descansa, dedicándose a otras actividades
deportivas o sociales. Como voluntario social, no recibe contraprestación
económica alguna (en realidad, no la necesita, pues vive de manera desahogada
con su pensión de jubilación), aunque esta placa identificativa sobre su pecho
le hace sentirse orgulloso y realizado, por la función solidaria que presta en
el día a día.
Efrén
Nicolás se siente útil y feliz con la aportación social que desarrolla, de
manera especial con esas miradas y palabras de agradecimiento que percibe de
tantos ciudadanos anónimos que hallan en su persona los valores de experiencia,
cultura y destrezas que ellos tanto necesitan. Como hecho curioso, en la
narración de esta historia, una de estas personas, mujer con graves problemas
en el campo de la violencia psicológica conyugal, acabará formando parte de la
vida relacional de este veterano profesor que mantiene, para asombro de muchos,
una asombrosa vitalidad y dinamismo para con casi toda suerte de empresas.
Esta
mañana, a eso de las diez menos cuarto,
se ha acercado a su mesa de
atención al público un hombre joven que camina torpemente, ayudándose con un
bastón que porta en su mano derecha. Resulta evidente que su nivel de visión es
en sumo limitada. “Buenos días. No sé si me podrá ayudar, para este duro
problema que me ha sobrevenido en la vida……..-
José
L. Casado Toro (viernes, 11 septiembre 2015)
Antiguo
profesor I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga
Me ha encantado su relato, aunque no sé si pertenece a la ficción o a la realidad.
ResponderEliminarUn saludo.