viernes, 25 de septiembre de 2015

REFLEXIÓN GLOBAL SOBRE EL DÍA, CUANDO AL FIN LLEGA LA NOCHE.


El tiempo avanza inexorable, con la rapidez propia de su enigmática naturaleza. Para algunos, las veinticuatro horas en que dividimos el día han resultado demasiado cortas, con respecto a sus expectativas y previsiones de acción. En otras personas, ese espacio temporal es percibido como extremado e insoportablemente extenso. En uno y otro plano de la apreciación, esta valoración contrastada del día va a depender, obviamente, de cómo les haya ido a sus protagonistas en sus proyectos y realidades. Hay fechas del calendario en que la suma de las apreciaciones positivas superan amplia y alegremente, esas otras experiencias que han podido resultar ingratas en nuestra memoria. Sin embargo la aritmética puede también resultar desalentadora, en otros días más aciagos para los anales de nuestras alforjas.

Efectivamente, muchos psicólogos, psiquiatras, orientadores, confesores, profesores, analistas y demás expertos, valoran y aconsejan la conveniencia de practicar esa reflexión global acerca de cómo nos ha ido la jornada, antes de acometer el necesario y reparador descanso nocturno, tanto para el cuerpo como para la mente. Incluso hay personas que practican el saludable ejercicio de escribir unas líneas, en ese diario íntimo que ayuda a organizar y estructurar mejor el resumen de nuestras experiencias. Eso sí, hay que esforzarse por aportar, en el conjunto de palabras y párrafos para el análisis, una buena dosis de valentía, sinceridad y equilibrio, a fin de que el contenido de aquéllas puedan resultar útiles y terapéuticas. A partir de estas reflexiones pretendemos mejorar, para el nuevo día que nos espera, el saldo valorativo de estas veinticuatro horas que son ya historia en nuestros recuerdos.

Desde el plano básico de la racionalidad, nadie puede confiar o creer que todo lo que le sobrevendrá, durante el día próximo, va a ser favorable, enriquecedor o divertido. Habrá de todo, sea bueno, regular o ingrato, como en las estanterías de las tiendas, los supermercados o en los grandes almacenes para el consumo. Lo realmente desagradable es cuando se acumulan las desventuras y demás  situaciones incómodas. Es cierto que con nuestra inteligencia y esfuerzo, podemos influir o colaborar en que el azar, la suerte o la oportunidad, siembren de sonrisas la expresión de nuestros rostros. Veamos, a continuación una historia que articula y estructura, bastante bien,  todas estas ideas.

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Eladio suele iniciar el día bien temprano. Nada más levantarse de la cama, se enfunda su chándal deportivo y corre unos pocos kilómetros por distintos itinerarios urbanos. Sin embargo, no podía imaginar que, en este viernes de Junio, pudieran sobrevenirle tal cúmulo de sinsabores como aquellos que hubo de compartir, sufrir y protagonizar. En esos minutos de footing, antes de iniciar su trabajo como repartidor de mercancías en una empresa de mensajería, pisó donde no debía, con los resultados propios de ensuciar profundamente sus Nike, recién compradas. Y todo por el incivismo y descuido de un insolidario propietario de mascota que no controló ni limpió los excrementos que va dejando su animal, sobre el pavimento de la ciudad.

Ya enfundado con el uniforme de empresa, se encuentra a la salida del ascensor con su vecino del piso de abajo, el cual le pide vaya a su domicilio para que vea las goteras que desde el techo está soportando en su cuarto de baño. Sin duda, la casa de Eladio tiene alguna tubería o conexión rota, por lo que está mojando el piso de este enfadado vecino. Tras asegurarle que esa misma mañana llamará al seguro del hogar, coge su moto a fin de desplazarse rápidamente a la nave industrial donde se ubica la sede de su empresa, donde comenzará su jornada laboral a las diez en punto de la mañana.

Ya en pleno reparto, observa entre los paquetes de su furgoneta pendientes de entrega dos neumáticos de coche, comprados vía Internet, por un cliente que reside en el ático de un bloque antiguo de la ciudad. Ha de subir a pie cinco largos tramos de escaleras, pues el bloque carece de ascensor. Resoplando, llega hasta la puerta de la dirección anotada en el volante, con la escasa suerte de que el propietario no se encuentra en casa en ese momento. Aunque llama en los timbres de algunas puertas del edificio, parece que sus inquilinos están en el trabajo o a nadie le apetece abrirle la puerta. De nuevo ha de subir hasta el ático, en donde deja un aviso, a fin de que el destinatario del mismo vaya a recoger los neumáticos a la nave industrial.

Recuerda el asunto del desagüe, que está mojando el techo de su vecino. Llama por teléfono a la agencia de seguros, donde una secretaria toma nota del parte aclarándole que, siendo viernes, habrá de esperar hasta el lunes, para que vayan a ver a su piso. El perito encargado de la inspección se encuentra hoy en la zona de Marbella-Estepona. A pesar de las protestas y esfuerzos  de Eladio, poco hay que hacer. La chica le sugiere que cierre la llave de paso del agua, en el cuarto de baño. Eladio le aclara que su piso es pequeño y que sólo tienen ese espacio para la ducha, pues el cuartito de aseo carece de esa prestación. Sin embargo, no hay solución. Piensa en la cara que va a poner Maica, cuando le explique que durante ese finde habrán de lavarse por trocitos, pues no podrán echar agua por la bañera.

Ya por la tarde, sufre un inesperado accidente. Llevando unas cajas que contienen microondas, a un comercio de electrodomésticos, unas de las cintas que cierran el bloque de las cuatro cajas, le produce un corte en la mano izquierda. Viendo que comienza a fluirle la sangre, con un pañuelo se hace un fuerte vendaje y acude con presteza al servicio de urgencia que tiene más cercano al lugar del accidente. Allí, mientras espera ser atendido, observa que hay mucho trasiego de personas, cada una con diversos problemas en su salud. Queda impresionado ante la imagen de un chico joven, vestido deportivamente, que avanza esposado, vigilado por dos policías, camino del servicio. Se fija especialmente que el detenido no mantiene una expresión de preocupación, vergüenza o seriedad, sino que por el contrario cuando pasa junto él le sonríe, con un gesto de la mayor naturalidad. Antes de entrar en el servicio, uno de los policías le quita las esposas. Cuando sale, tras haber realizado su necesidad, extiende  otra vez sus manos para que de nuevo sean esposadas. Esa apariencia de serenidad y naturalidad que ofrece este chico joven, ante toda la gente que le mira más o menos abiertamente, es una imagen que recordará con intensidad, cuando esta noche repase mentalmente los eventos más significados de la jornada.

Aún con los cuatro puntos de sutura que le tuvieron que aplicar en la mano lesionada, conduce con dificultad su furgoneta hacia el almacén. Cae en la cuenta que tiene un último paquete por entregar (exactamente un iPhone, de una gama ya descatalogada) precisamente en un domicilio cercano al Polígono Industrial hacia donde se dirige. La destinataria del envío vive en una casita mata, junto a otros chalets diseminados por la zona. Aunque le molesta la herida, realiza la entrega a una señora mayor que no oculta sus muchas ganar de hablar. El regalo será para su nieta que, dos días más tarde cumplirá su mayoría de edad. Eladio le comenta que es un estupendo detalle y que su nieta lo va a agradecer. Haciendo de tripas corazón, se ve obligado a aceptar una taza de café que, con mucho esmero, la buena señora le sirve, acompañado con un platito lleno de galletas. Agradece todas las atenciones que recibe de esta buena mujer, explicándole que está deseoso de entregar la furgoneta para volver de inmediato a su domicilio y descansar  de la mano lesionada.

Llega a su piso a las 8:40 de la noche, yéndose directamente a la ducha. Pero recuerda que no puede abrir la llave de paso del agua, para evitar que siga mojándose el techo de su vecina. Pegada en la puerta del frigorífico, observa una nota a él dirigida. “He salido con Celia y Paloma. Queremos recordar nuestro años en el Colegio San José. Volveré un poco tarde, pues hoy es el cumple de Paloma y queremos cenar juntas. Tienes en el frigo media tortilla de patatas, queso del duro y lo que queda de la torta de manzana que me trajiste ayer. Maica”.  Entonces decide asearse por trocitos. Una vez cambiado de ropa , se sienta en el salón, a donde se lleva una bandeja con su cena, encendiendo en el televisor la página de Teledeporte. Se siente cansado por lo que, al terminal la frugalidad de su alimento, busca pronto el descanso reparador echándose en la cama.

A pesar de tener apagada la lámpara de su mesita de noche, hay suficiente luz indirecta dentro de la habitación. Esa luminosidad somnolienta procede de un faro municipal ubicado muy cerca de la ventana del dormitorio. No tiene sueño, pero siente su cuerpo intensamente cansado. Entonces tiene la feliz ocurrencia de repasar mentalmente los hechos más significativos que han presidido su jornada. Como si fueran los fotogramas de una película, van pasando ante la vista de su memoria la desafortunada pisada matinal de sus recién estrenadas Nike, que mañana temprano se propone  limpiar; las molestas goteras en el cuarto de baño, que sufre su vecino del 4º A, debido un desagüe obsoleto en las tuberías; la atención poco responsable que ha recibido por parte de su compañía aseguradora del hogar; el peculiar edificio sin ascensor, con esos altos escalones de madera noble, que se vio obligado a subir y volver a bajar (ante la ausencia del inquilino del piso) con los dos pesados neumáticos Michelín; la lesión que sufrió en su mano izquierda y la posterior asistencia en los servicios de urgencia; no se le ha olvidado, de manera especial la frágil figura de ese muchacho bien arreglado y que, con las manos esposadas, se dirigía al servicio del hospital ¿Cuál era el sentido de esa sonrisa que recibió por parte de un joven detenido por la policía  y que sin embargo no ofrecía el perfil de un delincuente profesional? Y también, en la tarde, la deferencia sobreactuada de la señora Engracia, con esa necesidad hiperactiva por comunicar……

En esos pensamientos se encontraba Eladio, cuando escuchó la llave de la puerta. Percibe las pisadas de Maica, aunque decide simular que permanece dormido. No se siente con fuerzas para entablar esa necesaria y complicada conversación, siempre pendiente, acerca de la situación relacional que ambos están protagonizando. Éste no es el momento apropiado, dada la hora de la noche y soportando un estado físico y mental profundamente cansados. Quizá este fin de semana, se atreverá a romper el hielo real de la incomunicación entre ambos. Hay un fuerte olor a tabaco, cuando su mujer entra en el dormitorio. Sigue repasando su día, que ha sido denso en acontecimientos y vivencias. Considera que hoy han prevalecido las sombras sobre las luces. Quizás mañana viernes, la situación se invierta y pueda, en el resumen nocturno que realizará, visionar otras imágenes y vivencias más animosas. Dentro de unas horas habrá de volver a madrugar, cuando apenas comience la siempre esperanza del amanecer. El tic tac del despertador se hace sentir en el silencio nocturno caminando, con su rítmica acústica, ante corazones monótonos que deambulan somnolientos por las páginas de nuestra memoria. Tomorrow can be better …… mañana puede ser mejor.-

José L. Casado Toro (viernes, 25 septiembre 2015)
Antiguo profesor I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga

viernes, 18 de septiembre de 2015

UN E-MAIL INESPERADO, PARA LA REFLEXIÓN Y EL CONSUELO.


Como sueles hacer, en cada uno de los amaneceres, una de las primeras ventanas que abres a la vida es aquella por la que te asomas al escritorio de tu ordenador. Con este gesto, das un repaso ágil al estado informativo de la prensa, por aquella motivación básica de estar medianamente informado acerca de cómo marchan las cosas, tanto en lo más cercano como en la lejanía de los meridianos. Pero, antes de esa mirada al plano de lo mediático, entras en el listado de tu correo ya que, aparte de la copiosa y aburrida oferta comercial, puede haber alguna comunicación de tipo personal a la que debes priorizar tu atención y respuesta.

Es el caso de lo que ha sucedido esta mañana, cuando aún apenas clareaba. Ves un nombre y apellidos, como autor del envío, cuyos datos te recuerdan o dicen algo en la memoria. De inmediato abres el mensaje y ese comienzo de “querido profesor” ya te pone en situación del origen de la misiva. Rebeca es la autora de un largo y denso correo. Tras una expectante lectura, voy a redactar con mis palabras lo esencial de su contenido, aunque hay párrafos que son literales.

“Querido profesor. No sé si podrá acordarse de mi. Fui alumna suya en tercero de la E.S.O y también en segundo de bachillerato. Repasando unas carpetas de apuntes, he encontrado su dirección electrónica. Me he dicho ¿conservará aún esa dirección de e-mail que nos facilitó el primer día de clase? Sé que ya ha dejado las aulas y, por supuesto, deseo que todo le vaya muy bien. Le comento brevemente como me ha ido a mi. Siempre me gustó el trato con los niños pequeños. Por ser hija única, no pude gozar la experiencia de jugar y tratar con hermanos.

Decidí, tras aprobar (con cierta dificultad) la Selectividad, matricularme en Ciencias de la Educación, a fin de poder dar clases y educar a niños pequeños. Ya titulada, con muy buen expediente, me embarqué en esa aventura de buscar trabajo y, al tiempo, preparar oposiciones para maestra de primaria. Seis años ya que llevo esperando y esperando, sin haber logrado todavía estar al frente de un grupo de niños y niñas. Seguro que conoces (nos decías que agradecías el tuteo) la dificultad a la que ha de enfrentarse el opositor a funcionario. Muy escasas convocatorias, en estos tiempos para el ahorro. Oferta de muy pocas plazas (apenas sustituyen a los profes jubilados) y un gran esfuerzo, de tiempo y coste económico, sin apenas expectativas para conseguir el objetivo que aspiras. En los centros de titularidad privada no hay huecos laborales, salvo que tengas un padrino muy especial. Y en las listas de sustituciones, en los centros públicos, cada año voy detrás de varios centenares de compañeros que aspiran a lo mismo. Ocasionalmente, he tenido algunas horas de trabajo, en el sector de la restauración. Mal pagadas, pues te retribuyen como cinco las 8 o 10 horas reales que entregas al propietario del negocio. 

Bueno, que le voy a contar que no sepa. Lo cierto es que cada día me encuentro más desanimada, triste y con los nervios a flor de piel.  Por eso hoy me he decidido a escribirte. Bueno, a desahogarme un poquito ….. y pedirte algunas palabras o sugerencias que me puedan ayudar. Cuando eras mi tutor, allá en la adolescencia, casi siempre lograbas hacernos sonreír y ver las cosas con optimismo.

Vivo aún con mis padres. Aunque él ahora no tiene trabajo fijo, nos vamos manteniendo de los trabajillos y encargos que le hacen, ya que siempre ha sido un buen electricista. Pero veo que me acerco a la treintena y esta dependencia, sin destino claro, me tiene como aplanada. Quiero tener motivos o razones para la ilusión, pero veo pasar el tiempo y los nubarrones están siempre ahí. La depre aparece de vez en cuando y es muy complicada de sobrellevar y superar. Cuando puedas, me gustaría recibir algunas palabras tuyas, que seguro me serán útiles y llenas de consuelo”.

Y qué le puedes decir a una joven, que ve pasar los años de su juventud, sin poder ejercer aquello para lo que se ha estado preparando, tras largos años de esfuerzo. Que sólo encuentra trabajo “basura” y que un día tras otro espera que la situación realmente cambie, para que todo pueda comenzar a cambiar. Empiezas a mirar lo que dicen unos y otros y lo que decides es cerrar el periódico o la información procedente de aquellos que nos gobiernan. Es un decir. Llegas a la conclusión que sólo las entidades financieras son las que gozan de buena salud, por sí mismas o con la ayuda indisimulada de esos mismos administradores y gobernantes de la cosa pública. De una forma u otra, ellos (los del capital) nunca pierden.

Pero los correos personales han de tener respuesta. Aunque esa respuesta no sea fácil de generar, analizando fríamente la realidad actual. Cuidando expresamente mis palabras, comencé a teclear las siguientes líneas.

“Querida Rebeca. Aunque he trabajado con muchas generaciones de alumnos, me acuerdo de ti, por supuesto. Incluso he repasado tus respuestas al cuestionario que os daba al comienzo de cada curso, y que me servía de ficha personal.

Efectivamente, nos ha correspondido vivir una época un tanto complicada y difícil. Básicamente, en lo profesional o laboral. A unos les afecta más y para otros la situación es más llevadera pero, globalmente, muy pocos pueden estar satisfechos. En todo caso, se trata de esa minoría para quienes la crisis no ha supuesto problema alguno. La inmensa mayoría de ciudadanos, especialmente los más jóvenes, sufren una situación de la que estas personas no son responsables. Todo ello envuelto en una nube de falacias y manipulaciones, que nos hacen sonrojar. 

Pero dicho todo esto, hay que reaccionar. Con valentía y paciencia, al tiempo. Me voy a centrar, de forma específica, en tu persona. Eres joven, tienes salud, puedes vivir con tus padres y gozas de un currículum admirable. Tienes que aplicar diversas estrategias, dentro del plano vivencial en que te hallas. Aunque sean ofertas de trabajo “basura”, al menos tienes una horas de actividad y una compensación económica. Injusta, sin duda, pero que te permite un poquito de oxígeno. Supongo que has tanteado o probado ya el campo de las clases particulares. No sé como te habrá ido. Pero en esa línea de tu preparación, el cuidado de niños pequeños, o de niños “muy mayores” puede ser una interesante posibilidad. En este terreno, la edad media de la población va aumentando, año tras año. La demanda de cuidadores/as de personas, me refiero a personas ancianas, es una ineludible realidad.

Otros jóvenes hacen su “petate” y se lanzan a la aventura por otras tierras, más allá de nuestras fronteras. Claro que es duro, pero vuestra capacidad y juventud puede hacer más llevadera la búsqueda de ese acomodo laboral por  esos otros países donde, además, se puede aprender o mejorar el idioma, destreza hoy tan estimable y necesaria. El inglés se ha convertido en el rey de la comunicación lingüística. Hay que reconocerlo, a pesar de que vivamos en el país donde nació Miguel de Cervantes.

Por cierto ¿has tanteado, en conversación con otros compañeros maestros, la posibilidad de organizar una “guardería” o escuela infantil, donde atender, durante unas horas, a los hijos de padres y madres trabajadoras?

En modo alguno debes descuidar la preparación de esas oposiciones que, más tarde o temprano, los que rigen la Administración se verán obligados a convocar. 

Sé que todo esto que te estoy escribiendo no son acciones fáciles de realizar. Sin embargo, a pesar de su dificultad, siempre es mejor que el lamento, el desánimo o la inacción. Poco más es lo que puedo añadir a este ya largo correo. Sólo ofrecerte la amistad, el diálogo, incluso el consejo, de un antiguo profe, que se ha sentido feliz de recibir el recuerdo generoso de tu memoria.

Seguiremos comunicando. Sigue en la lucha. Mañana podrá…. ha de ser mejor. Un beso”.
 
Han pasado las semanas y los días, pero sin respuesta a estas palabras. Reconozco que al encender cada mañana el escritorio de mi ordenador, tengo la ilusión de hallar un e-mail esperanzado, firmado por Rebeca. Pero ese correo electrónico se muestra tozudo en llegar a mi domicilio. Es más el deseo, que la materialización real del escrito. Sí, reconozco que volví a escribir a mi antigua alumna, preguntándole si las cosas le iban siendo algo mejor, para sus necesidades y anhelos. Pero ese correo llegará, seguro que lo hará, en el momento más inesperado y agradable, tal y como ocurrió en su primera comunicación.

Mientras tanto, camino entre naturalezas desorientadas, los latidos desacomodados de las horas y esas facciones forzadas para las sonrisas. Me agrada gozar con la limpia y fresca brisa que sosiega mi epidermis. Suelo cobijarme bajo ese sol que tonifica y vitaliza, combatiendo la desidia del aburrimiento. Sonrío compartiendo las pequeñas y grandes ilusiones con que teatralizamos la rutina de tantas páginas conocidas. Y pienso, de manera solidaria, en tantos y tantos jóvenes que no quieren dejar de serlo, sin haber tenido un mejor protagonismo en ese gran escenario, en el que todos somos actores y espectadores al tiempo.-  

José L. Casado Toro (viernes, 18 septiembre 2015)
Antiguo profesor I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga

viernes, 11 de septiembre de 2015

INSÓLITA DONACIÓN, EN UNA BIBLIOTECA PÚBLICA MUNICIPAL.


En esta media mañana de junio, la mayoría de sus mesas de estudio se encuentran ocupadas. Vemos libros de todos los colores y especialidades, apuntes para la inmediatez o ayuda del concepto, bolígrafos, carpetas, nervios y ese móvil, a modo de hermano clónico, con el sonido silenciado que no cesa de manar mensajes de whatsapp para la comunicación. El calendario marca la época de celebración de los exámenes finales, en las diferentes facultades universitarias y, a pocos días, también llegará esa prueba a modo de reválida en la avanzada adolescencia, que permitirá a muchos alumnos el anhelado acceso a los estudios universitarios.

Regina y Paula, encargadas de esta biblioteca pública, están laboralmente vinculadas a la Concejalía de Cultura municipal. Ambas multiplican su esfuerzo, de la mejor manera posible, a fin de atender las numerosas peticiones, incidencias y consultas de los usuarios que pueblan las diferentes mesas, ubicadas en cinco amplias salas que conforman el recinto. Entre ellas, hay dos dedicadas para la lectura y el estudio. Una tercera está presidida por la existencia de quince ordenadores, conectados a Internet. Hay otro espacio dedicado para la oferta de los principales periódicos y revistas, completando esta distribución una alegre (por su decoración y personal que la habita) y lúdica sala, dotada con material específico para la infancia: desde tebeos, cuentos, libros infantiles y juveniles, hasta incluso algunos juegos que fomentan y dinamizan el ejercicio mental y la distracción.

El reloj marca quince minutos sobre el medio día, cuando un hombre de edad avanzada camina con diligencia hacia el mostrador de atención al público, en aquel momento ocupado por Paula. Se trata de una persona de cuerpo delgado, cabello encanecido y aún abundante, que usa gafas adecuadas para sus no escasas dioptrías, sobre unos ojos, sin duda cansados, de color gris azulado. Viste una camisa blanca de manga corta, pantalón vaquero con pulcra limpieza y calza unos tenis blancos que muestran, de forma inequívoca, el placer de su veterano propietario por practicar ese buen ejercicio de recorrer los espacios y senderos de la ciudad. Se dirige a la chica que atiende a los usuarios con estas amables palabras:

“Buenos días, Señorita. Suelo venir a la biblioteca, con cierta frecuencia, ya que resido en un piso situado a no muchos metros de este edificio. He observado que, en determinados momentos, algunas personas traen libros con el plausible objetivo de donarlos a los fondos ya existentes en la misma. Yo también desearía hacer uso de esta generosa opción pues, con toda modestia, pienso que poseo un importante stock documental que beneficiaría a todas aquellos lectores y estudiosos de la cultura, las artes y las ciencias. Bueno mi nombre, discúlpeme por no haberme presentado al principio, es Efrén Nicolás”.

“Por supuesto, Sr. Nicolás. Los fondos municipales disponibles, en esta dura época de recortes económicos, no nos permiten adquirir todos los ejemplares que desearíamos para nuestros lectores. Hasta hace unos meses sólo admitíamos libros, en buen estado, y cuya antigüedad no superaran los diez años. Pero en este momento, recibimos cualquier tipo de material bibliográfico, pues son muchos los distritos cuyos centros culturales municipales están reclamando el aporte de nuevos ejemplares para ofertar en sus deficitarias estanterías. ¿Va a realizar Vd. alguna entrega?”
  
En ese momento, el interlocutor de Paula esboza una amplia sonrisa. Parece que está pensando en cómo mejor transmitirle a la encargada de la biblioteca su peculiar ofrecimiento. Tras unos segundos de pausa, se limpia con el pañuelo el sudor de su frente (el viento aterralado que la ciudad soporta ha elevado en demasía la temperatura para estas fechas cercanas al verano) y expresa en voz baja su oferta, a fin de no molestar a los lectores que estudian en mesas cercanas.

“Verá…. señorita, tal vez no me he expresado bien. Efectivamente deseo realizar una sustancial donación a la biblioteca, pero no en la forma usual de entrega de libros. Mi ofrecimiento va mucho más allá y entiendo que le va a resultar, posiblemente, un tanto sorprendente mi decisión. Si me permite unos minutos, se le explico, con un poco de historia personal.

Como resulta evidente, si se fija en mi aspecto, soy persona que acumula ya muchos años en su vida. En todo este tiempo, que mi cronología revela, he sido muy receptivo a todo lo que signifique cultura y conocimiento. Soy doctor en ciencias físicas y también en Historia y Filosofía. Durante mi etapa laboral activa, he sido profesor en dos universidades americanas. Desde hace ya tres años, resido aquí en Málaga, ya que mi cuarto matrimonio me trajo a esta maravillosa ciudad del Mediterráneo. En la actualidad no tengo pareja estable, dedicando la mayor parte del tiempo a la lectura y al cine. También escribo sobre temas científicos, pues aunque mi edad es avanzada, aún me publican en revistas especializadas.

Resumiendo, mi oferta es la siguiente. Creo que ha llegado la fecha apropiada de donarme a su biblioteca. Podría prestar un gran servicios a todos aquellos que buscan, en los libros, información o aclaración para sus dudas. Soy un experto en ciencias físicas e históricas. El campo de la literatura también lo domino. Las matemáticas no tienen el mayor secreto para mi persona. Puedo hablar hasta en seis idiomas y. últimamente, he avanzado mucho en el estudio de la Filosofía y en el campo de la interpretación plástica del arte”.

El rostro de Paula era todo un poema para la contemplación. Trataba de asimilar lo que este buen hombre le estaba transmitiendo, pero su cerebro no aceptaba la lógica del mensaje que recibía. Miraba asombrada a su interlocutor, cada vez más preocupada por lo que pudiera ocurrir en el proceder de este hombre, sin duda, presa del desequilibrio. No pudo reprimir una risa nerviosa, al responder al extraño personaje que tenía ante sí.

“Pero Vd  ¿qué es lo que quiere? ¿Pretende que lo ubiquemos en uno de los estantes, a modo de ejemplar viviente, para que los lectores puedan llevarle en brazos hacia sus meses, a fin de consultarle como un diccionario o enciclopedia al uso? Disculpe, pero estoy muy ocupada. No me gusta perder el tiempo y más cuando siento que se me está tomando el pelo”.

“En modo alguno, señorita. Ya le decía que le iba a resultar extraña mi propuesta. Por insólita o inverosímil que parezca creo, que si se me concede una oportunidad, puedo prestar buenos servicios en la ayuda cultural y científica que otras personas puedan demandar. En todo caso, considero que debe trasladar mi petición u oferta al departamento correspondiente, para que sus jefes adopten la decisión que estimen procedente. Al igual que las personas entran en Internet y consultan las cuestiones más diversas, tanto en Google como en el Wikipedia, lo podrían hacer conmigo de una forma directa y, a buen seguro, más humana. Como sabía de la extrañeza que mi planteamiento iba a provocar, he traído conmigo unos folios explicativos acerca de lo que pretendo, a fin de que sean trasladados al Sr. Concejal de Cultura del Ayuntamiento. A esos folios explicativos, adjunto un detallado currículum vitae. En él mismo va documentada toda mi historia formativa y profesional”.

Dicho lo cual, entregó a la funcionaria un cuidado y denso dossier que ésta recogió, presa aún del asombro. Regina, que  se había incorporado a la última parte del diálogo, aseguró, al veterano y peculiar profesor, que elevaría la documentación recibida al servicio municipal correspondiente, para que los responsables del mismo decidieran al efecto. Desde este departamento municipal se pondrían en contacto con el peticionario, con la respuesta más procedente, información que recibiría con el necesario registro de salida, como marca la normativa administrativa. 

Desde la llegada del otoño, cuando tantas oportunidades se reinicializan, funciona un nuevo servicio en esta biblioteca municipal. Lo hace como experiencia piloto provisional para que, tras su funcionamiento durante el ultimo trimestre del año, se estudien y evalúen los resultados de la misma a fin de establecer su permanencia o supresión.

Antes de la apertura al público (fijada para las 9.30 minutos) ya se encuentra ante las puertas del edificio Efrén Nicolás. Le ha sido habilitado un pequeño espacio, en el hall de la entrada, donde dispone de una mesa de trabajo con su ordenador correspondiente, impresora y línea telefónica, con un material de papelería básico para la función que tiene encomendada. Encima de la mesa que ocupa tiene una placa con su nombre, en la cual se puede leer la función de “Monitor Cultural”.

A lo largo del día, son numerosas las personas, jóvenes y mayores, que acuden al cualificado personaje a fin de hacerle las más variopintas consultas. Desde cómo resolver ese problema de matemáticas, cuyo planteamiento resultaba muy complicado, hasta compartir una información básica o de primera mano sobre algunos personajes de la evolución histórica, poco conocidos. Desde cómo redactar bien un argumentario científico, hasta cómo estructurar adecuadamente un análisis filosófico. Desde cómo rellenar un impreso administrativo, hasta la concreción de esos primeros pasos para abordar demandas jurídicas, tanto en lo penal como en lo administrativo. Y un largo etc, que por la satisfacción del público ha merecido la atención de varios reportajes en la prensa local y nacional.

El horario que cumple, este admirable monitor cultural municipal, es el propio que corresponde a los servicios de la biblioteca. De 9.30 hasta las 13.45, por la mañana, mientras que por la tarde descansa, dedicándose a otras actividades deportivas o sociales. Como voluntario social, no recibe contraprestación económica alguna (en realidad, no la necesita, pues vive de manera desahogada con su pensión de jubilación), aunque esta placa identificativa sobre su pecho le hace sentirse orgulloso y realizado, por la función solidaria que presta en el día a día.

Efrén Nicolás se siente útil y feliz con la aportación social que desarrolla, de manera especial con esas miradas y palabras de agradecimiento que percibe de tantos ciudadanos anónimos que hallan en su persona los valores de experiencia, cultura y destrezas que ellos tanto necesitan. Como hecho curioso, en la narración de esta historia, una de estas personas, mujer con graves problemas en el campo de la violencia psicológica conyugal, acabará formando parte de la vida relacional de este veterano profesor que mantiene, para asombro de muchos, una asombrosa vitalidad y dinamismo para con casi toda suerte de empresas.

Esta mañana, a eso de las diez menos cuarto,  se ha acercado  a su mesa de atención al público un hombre joven que camina torpemente, ayudándose con un bastón que porta en su mano derecha. Resulta evidente que su nivel de visión es en sumo limitada. “Buenos días. No sé si me podrá ayudar, para este duro problema que me ha sobrevenido en la vida……..-

José L. Casado Toro (viernes, 11 septiembre 2015)
Antiguo profesor I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga

viernes, 4 de septiembre de 2015

COLEGIO Y FAMILIA. ILUSIÓN, MAGIA Y RESPONSABILIDAD EN LA EDUCACIÓN.


De aquí a pocos días, tras el paréntesis lúdico vacacional, retomamos un nuevo ciclo anual en nuestras vidas, siguiendo el calendario escolar abierto para la estación equinoccial del otoño. Este criterio de reiniciación, también se aplica a la construcción o redacción de estos artículos, grata tarea de la que habrá de ser ya su octava temporada. Cada semana, en cada uno de sus viernes, el relato, la reflexión, el comentario, tratará de mantener ese importante valor de la comunicación entre las personas. Por encima de las temáticas, los gustos o las calidades de sus contenidos, siempre debe subyacer en estos escritos el incuestionable e inapreciable tesoro de la amistad, concepto afectivo que da precisamente nombre al blog donde los artículos permanecen archivados.

Y como es también tradición, año tras año, el artículo que focaliza la reflexión de ese primer viernes de septiembre, va a estar dedicado, de manera preferencial, al mundo de la formación educativa. Esta decisión se justifica, tanto por la añorada profesión que gozosamente he ejercido, durante todos los años de actividad laboral, como por la cualificada trascendencia que el servicio educativo ejerce sobre todas aquellas personas que son los más jóvenes de nuestras sociedades para la convivencia.
Vuelta a las aulas de los colegios, los institutos y las facultades universitarias. Cultos espacios dedicados, de manera preferencial, para la enseñanza y el aprendizaje de conceptos de la más variada naturaleza, así como para la aplicación de destrezas y el ejercicio de esas habilidades que la tecnificada vida actual demanda a sus ciudadanos. Sin embargo, muy por encima de todos estos preciados objetivos trabajados en los recintos escolares, se halla la asunción e integración de una amplia gama de valores que permiten dignificar y enriquecer la humanidad de las personas. Todos estos contenidos son necesarios para el desarrollo integran de los escolares.

Desde siempre, padres y madres han dicho a sus hijos algo así como “tienes que ir a la escuela para aprender y donde te educarán para ser una persona de provecho”. Encerrando una gran parte de verdad esta tradicional expresión, resulta en su mensaje meridianamente incompleta. Sobre todo, considerando que, especialmente en la época actual, el contexto extraescolar es también un dinámico  y muy poderoso centro de aprendizaje para la vida. Ya no sólo con la estructura y fuerza mediática que ofrece el mundo de la radio y la televisión, la prensa hablada y escrita, el cine y la literatura, la oferta museística y monumental sustentada en las calles y plazas o en centros específicos para su mejor exposición y conservación, sino también por el asombroso avance de las nuevas tecnologías que la revolución de Internet ha puesto a disposición de toda la ciudadanía. Dicho de una forma coloquial, aprendemos también, de manera continua y casi sin darnos cuenta, fuera del específico ámbito educativo que presiden las aulas escolares.

Ordenadores, tabletas electrónicas o iPads, iPods, smartphones o telefonía con sofisticadas prestaciones multimedia, etc, todos ellos son asombrosas máquinas digitales que ponen a disposición de aquellos que están en la edad de la formación reglada, y también de aquellos otros que ya abandonaron los claustros y recintos escolares, una ilimitada oferta cultural, cuyas redes y mallas se tornan cada vez más inabarcables, para el tiempo real disponible en nuestras vidas. En nuestra lejana infancia mirábamos con reverencial respeto los volúmenes del Espasa, el Sopena, la Larousse e incluso la Enciclopedia Británica, como el súmmum total de la cultura. Hoy, toda la computarización tiene a su disposición el afamado  buscador Google o el multiarchivo Wikipedia a fin de acceder a una diversificada y densa fuente de información y documentación. Vivimos, obviamente, una época que en el futuro será citada y estudiada, en los manuales de Historia, como la asombrosa Era de la Revolución Digital.

Pero, además de todo lo ya expuesto, como versátiles instrumentos para la formación de nuestros alumnos, hay que considerar que éstos nacen, y desarrollan sus dos primeras décadas existenciales, en ese hogar que cada destino ha querido adjudicarles. La familia es el primer y fundamental órgano educacional, para aquéllos que están en la edad más apropiada para el aprendizaje. Especialmente, cuando hablamos de valores éticos, cívicos y espirituales. La familia no puede, alegre e irresponsablemente, declinar sus inalienables derechos y obligaciones, como factor primordial para la educación de los niños y jóvenes. Los padres tienen que asumir que, desde el nacimiento de sus hijos, contraen una responsabilidad irrenunciable para la formación en valores con respecto a los mismos. Eso del “edúqueme Vd. a mis hijos” carece ya de sentido. No es de recibo esa muestra de dejadez, pasotismo y comodidad, que desafortunadamente no pocos padres llevan a cabo, como muestra de un egoísmo deleznable y vergonzante.

Por todo ello, estableciendo una jerarquización de influencias, dentro del marco educacional, tenemos a la acción natural ejercida por la familia, la formación técnicamente reglada en las escuelas, los centros de secundaria y las universidades, la poderosa influencia mediática de la comunicación e Internet y también, por supuesto, la convivencia relacional en el contexto social. Todas estas fuentes y recursos actúan, de una forma interrelacionada, en el camino de la enseñanza y aprendizaje para la vida que los más jóvenes deben recorrer, con la mayor racionalidad y armonía.

Los maestros y los profesores tienen una gran responsabilidad en este reto formativo, en base a la decisión u opción profesional que, con más o menos libertad y acierto, han elegido. El ejercicio docente y educativo es apasionante, notablemente sacrificado y ha de estar dotado de un cierto sentido vocacional. Hay en su hoja de ruta una serie de principios que, en modo alguno deben relajarse en su diaria aplicación escolar. La formación permanente, la adecuada e inteligente preparación diaria de las clases, la utilización de los más variados e imaginativos recursos, la aplicación permanente de la evaluación continua y de la atención a la diversidad, la interrelación armónica de la enseñanza con el aprendizaje, considerar con respeto el valor de la opinión aportada por los alumnos acerca de la metodología aplicada, dentro y fuera del aula, la decisiva e inexcusable aportación psicológica en la acción tutorial, la práctica habitual de los juegos y ejercicios de simulación participativa…… Pero sobre todo, en la escuela de hoy y de siempre, habrá de estar presente la fuerza mimética que ejerce la figura del Profesor, con ese ejemplo modélico que sus alumnos tanto necesitan y aprecian, junto a esa magia con que muchos dotan la atmósfera de sus aulas, haciendo posible convertir lo difícil en fácil, lo árido en interesante y las discrepancias en sonrisas. La autoridad y la libertad deben saber convivir en un tácito o negociado acuerdo para la armonía.

La experiencia de muchos años en el ejercicio de la docencia educacional pone de manifiesto que la raíz última de los conflictos, en que los alumnos y sus profesores se ven implicados, proceden de manera inequívoca del historial familiar. Sería injusto mantener la opinión de que los padres, hoy día, se han relajado totalmente en los deberes que contraen con respecto a la formación de sus hijos. Este tipo de generalizaciones normalmente pueden conducirnos al desafortunado terreno del error. Pero no es menos cierto que los profesores detectan cada vez más, en el seno de la actividad escolar, la evidencia de que muchos tutores familiares aplican graves carencias a la formación de los hijos que, en el ejercicio de su intrínseca libertad, han traído al mundo. El contraste entre el sistema de valores que el niño recibe en la escuela, con aquel que se respira habitualmente en la intimidad del hogar, puede resultar perjudicial para el innegociable equilibrio evolutivo que niño ha de mantener, a fin de sustentar positivamente su vida futura.

La escena nos muestra la entrevista que el profesor mantiene con unos padres, en el tiempo que cada semana está dedicado al ejercicio de la acción tutorial. Puede ocurrir que el motivo de esa reunión esté motivado por alguna incidencia disciplinaria, en la que esté implicado el alumno, o tal vez corresponda a una visita ordinaria, solicitada por la familia o planteada por el profesor tutor. Tras los saludos y las habilidades sociales correspondientes, los interlocutores exponen la información y posicionamientos que estiman convenientes. El tutor lleva consigo un dossier con toda la información necesaria a fin de ser utilizada en el transcurso de la entrevista. En un momento de la misma, explica a los padres la necesidad y utilidad para su trabajo de plantearles algunas preguntas, a fin de conocer mejor la situación que afecta al alumno cuando éste abandona el recinto escolar. El listado de interrogantes es bastante extenso, por lo que el profesional docente va eligiendo aquellos ítems que estima más importantes, para su posterior dinamización tutorial a lo largo del curso. Incluso es frecuente que sobre las preguntas anotadas, surjan otras vinculadas a las respuestas que va recibiendo de unos padres que se pueden mostrar más o menos colaboradores y participativos en la sesión. Citemos algunas de esas preguntas, sobre el alumno y el contexto familiar.

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¿Podrían resumirme cómo Javier suele organizar su tiempo, de lunes a viernes, cuando abandona el Instituto? Y ¿cuáles son sus prioridades, durante los fines de semana y en los períodos vacacionales?

¿Qué clase de obligaciones han encomendado a su hijo, dentro de la vida cotidiana del hogar? ¿Colabora de buen grado en la realización  de esas tareas? ¿Qué asignación económica dispone para sus gastos?

¿Cómo reparte su tiempo de estudio y de ocio, durante el día? ¿Cuáles son las aficiones que más le caracterizan? ¿Establecen, negocian y controlan el tiempo que dedica a la navegación por las redes sociales de Internet y el uso de la televisión?

¿Cuál es el tipo usual de comidas que se realizan en casa? ¿Comen y cenan todos juntos? ¿Cuál es el horario normalizado de esas comidas?  En la mesa ¿usan de los dispositivos móviles, como telefonía, tabletas o iPods?¿Mantienen o no la televisión encendida, durante el almuerzo o en la cena?

Al margen del contenido de las diferentes temáticas ¿qué nivel de diálogo mantienen con su hijo? ¿Negocian los planteamientos o suelen imponer sus criterios? ¿Permiten que su hijo exponga sus propias convicciones y opiniones?

¿Suelen discutir delante de su hijo? En caso afirmativo ¿Cuál es la actitud que éste adopta, antes las discrepancias y conflictos generados entre su padre y su madre?

¿Poseen Vds. un buen conocimiento acerca de las amistades que frecuenta Javier? Suelen venir a casa, para estudiar, preparar los exámenes, ver alguna película o compartir alguna merienda o celebración?

¿Cuáles son los criterios que Vds. adoptan, frente a las buenas acciones o aquellas faltas en que su hijo se ve implicado como protagonista? ¿Podrían narrarme, brevemente, algún caso concreto con respecto a esta cuestión?

¿Se consideran Vds. capaces que manifestar un “sí” o un “no” a las peticiones que les plantea Javi? En todo caso ¿esas peticiones, decisiones o consideraciones, suelen ir acompañadas de algún razonamiento que justifique su exposición?

Por cierto ¿alguno de los miembros de la unidad familiar toma bebidas alcohólicas en casa? En caso afirmativo, ¿con qué frecuencia o nivel? ¿Alguno de Vds. u otros familiares, son dependientes del tabaco u otras sustancias tóxicas?

¿Consideran que sus hijos reciben, en la intimidad del hogar, un buen ejemplo por parte de Vds? ¿Les gustaría haber tenido en su infancia el mismo tipo de educación que hoy proporcionan a sus hijos?

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La cifra de estos once interrogantes podría incrementarse, por supuesto. A buen seguro que el paciente lector encontrará carencias en los contenidos de estas preguntas, pero no es menos cierto que todas ellas, las aquí citadas, están sustentadas en el deseable objetivo de conocer mejor a la persona sobre la que ejercemos la acción tutorial escolar y, sobre todo, profundizar en el contexto ambiental familiar donde aquél crece, evoluciona y madura integralmente.

La acción educativa escolar, con sus conocimientos, habilidades y destrezas y la ética de los valores, es una parte importantísima en la formación del niño o el adolescente. Pero aún lo es más la actitud diaria de unos padres que, en modo alguno, pueden delegar irresponsablemente la educación de sus hijos en la estructura reglada escolar o en el contexto social  en el que se hallen inmersos. Ya es hora de mirar a los ojos de estos y otros padres y hacerles comprender las insoslayables obligaciones que han de asumir con respecto a los hijos que han traído a la vida.

Familia como fundamento, escuela para la vida, sociedad globalizada, gestión de la administración, comunicación mediática, poderío de las redes informáticas…… llega un nuevo septiembre, emprendemos un nuevo reto educativo.-

José L. Casado Toro (viernes, 4 septiembre 2015)
Antiguo profesor I.E.S. Ntra. Sra. de la Victoria. Málaga