Todos
los acontecimientos acaecidos en la Historia,
se hallan indisolublemente asociados al marco referencial de una fecha, inserta
numéricamente en los calendarios. Y ello ocurre tanto con los hechos de
relevancia generalista o mundial, como con aquellos otros que poseen un ropaje
de alcance más regionalista o local. A fin de recordar, clasificar y analizar
la significación política, social, económica, ideológica ….. humana, que
aquéllos representan, echamos mano de ese recurso puntual, que desde los días,
meses y años, nos ayuda y facilita su actualización. Los libros de la Historia, los documentos
mediáticos de toda naturaleza, ofrecidos por la prensa oral y escrita, la
fotografía, el cine,
la fuerza desbordante y gratificadora de la literatura,
esa maravillosa “biblia” rebosante de laicismo, que nos ofrece las redes
infinitas de Internet …. son útiles e
inexcusables recursos que nos ayudan a reconocer, a interpretar y a generar
consecuencias y soluciones que profundicen en valores positivos, evitando, en
lo posible, los errores perpetrados en ese pasado, más inmediato o lejano. Pero
sobre todo, tenemos también la suerte de contar con el tesoro inapreciable de nuestra lúcida memoria. De manera especial, si hemos
tenido la oportunidad de convivir temporalmente con el desarrollo de esos
acontecimientos insertos en los almanaques y en la fraterna intimidad de las
conciencias.
Fran,
Isma y Berto, son tres buenos amigos que, cada viernes por la tarde, se reúnen
en esa cervecería marinera, situada en la zona restauradora del Puerto
malacitano. Pertenecen a la generación de los cuarenta - cincuenta, correspondiente
al siglo precedente, por lo que debido a la profesión que han ejercido, entre
otras circunstancias personales, se encuentran actualmente en situación de
jubilación laboral. Fran e Isma han ejercido de policías nacionales, mientras
que Berto ha desarrollado toda su vida laboral como
maestro de infantil y primaria, en diversos colegios nacionales de la
provincia. Los tres se encuentran en muy buena forma, pues gustan de practicar el
ejercicio físico y de llevar una vida bastante ordenada. Por edades, sólo hay
cinco años de diferencia, entre el mayor (Fran) y el más joven del grupo
(Berto), que apenas ha superado los sesenta.
Ellos,
al igual que el resto de los españoles y demás ciudadanos del mundo, han
conocido durante esta semana la decisión del actual
Jefe del Estado en España de abdicar en la persona de su hijo, tras casi
treinta y nueve años de ejercer como monarca. Por este importante motivo, el
tema central de conversación para pasar la tarde, saboreando la buena cerveza
que ofrece el establecimiento, va a estar relacionado con esta cuestión que
llena las páginas de los diarios y las cadenas de televisión. Hay entre ellos una
primera pregunta que centra el esperado intercambio de opiniones. ¿Cómo era nuestra vida, en aquel 22 de noviembre de 1975,
cuando accedió al trono el actual Rey de España?
Toman
largos sorbos de sus cervezas y se preparan para compartir sus recuerdos, en un
grato ambiente de camaradería y amistad. La tarde se ha presentado bastante
agradable, aunque parece que el tiempo va a cambiar al temido viento de terral.
Hay mucho movimiento de visitantes a esta hora de la merienda, en un espacio
portuario, gratamente integrado hoy en los latidos sociológicos de nuestra ciudad.
“Yo
había cumplido ya los veinticuatro (interviene Isma). Aunque conocéis algunos
aspectos generales de lo que ha sido mi vida, os concreto la situación en esta
etapa de la misma. En aquellas semanas del 75 yo era un estudiante de medicina,
que iba de fracaso en fracaso en las diferentes convocatorias de exámenes.
Vivía con intensidad indescriptible la militancia en aquel Partido Comunista de
los Trabajadores de España, por lo que el tiempo dedicado al estudio era muy, pero
que muy reducido. En realidad nunca tuve verdadera vocación para afrontar todo el
esfuerzo que supone el llegar a ser un buen titulado en esta importante
actividad profesional. Me matriculé en esta facultad por presión de mi padre
que, para compensar su frustración por no haber podido estudiarla, se esforzó
con que su único hijo sí lo hiciera. Él fue un buen y prestigioso comisario de
policía y sufrió en el alma este mi fracaso académico, aunque mucho más mi desenfrenada
actividad política, en aquellos alterados años del tardo-franquismo”.
Descansa
unos segundos el relato de sus recuerdos, hermanándose a esa jarra de cerveza
de la que bebe con parsimonia y satisfacción. Se le ve un tanto nervioso ante
la memoria e intenta coger un cigarrillo del paquete que está junto a Fran
quien, cariñosamente, se lo impide. “Hace dos meses que tomaste la decisión de
dejarlo. El consejo del médico fue muy severo. No debes volver a doblar otra
vez la rodilla sobre la lona. Tu salud es más importante, que este humo lleno
de veneno. Isma agradece, con una afectiva sonrisa, ese amigable consejo
continuando con su relato.
“Aquel
22 de noviembre continuábamos la fiesta (en plan orgía…….) que habíamos montado
en casa de un compañero de militancia. Celebrábamos la desaparición de quien
había ostentado el poder dictatorial durante casi cuatro décadas, en nuestra
historia reciente. Pasábamos olímpicamente de la ceremonia que entronizaba al
nuevo rey. Lo que realmente nos interesaba era seguir luchando por las
libertades que este país no tenía. Fueron tiempos muy convulsos, sumidos en la
inestabilidad de no tener certeza de cómo se iba a conformar nuestro futuro
político. Sí claro, os estáis preguntando como acabé de policía, tras abandonar
definitivamente los estudios en la medicina. Como pude dar un giro tan profundo
a mi forma de vida, centrada en la lucha política.
(Silencio
intenso entre los otros dos amigos, muy atentos a las confidencias de Isma).
Como
en los grandes momentos en la vida de un hombre, hubo una mujer. Una admirable
mujer, Dela. Nunca la he olvidado. Siempre la llevaré en lo profundo de mi
corazón. Era mi compañera, mi amante ….. aquella persona que te sostiene y
vitaliza. Aguerrida en las células de lucha contra el dictador … valiente como
ninguna. Fue detenida en una redada y acusada de intervenir en varios
atentados. Algunos sangrientos. Falleció en la cárcel, en circunstancias no
aclaradas. Aquella desaparición fue un verdadero batacazo en mi existencia. La
dependencia que tenía hacia su persona era mucho más fuerte de lo que yo habría
podido suponer. De tal forma que mi vida sufrió el gran cambio de lo
inesperado. Viéndome hundido, mi padre acertó a tenderme, una vez más, esa mano
necesaria que me recondujo, después de no pocas dificultades, por el recto camino
al que he acabado llegando en el ámbito de mi profesión. Fijaos, miembro de las
Fuerzas de Seguridad del Estado. Pero así es la vida. Con sus vueltas y
senderos que no son fáciles de explicar. Concreto, finalmente. Aquel día de la
entronización, yo me encontraba celebrando, con toda la parafernalia de una
fiesta, la desaparición de su antecesor en la Jefatura del Estado”.
Los
tres veteranos amigos siguen con su tarde y sus cervezas. Hace un calor, con un
poco de viento de terral. La alegría bullanguera del puerto, con muchos
paseantes, lo hace especialmente atractivo para la estancia en esas bien
pobladas terrazas de los restaurantes. Ahora se siente protagonista de la
palabra la oronda y bondadosa figura de Berto.
“En
aquel momento yo había cumplido los veintiuno. Acabé Magisterio muy jovencillo,
apenas los dieciocho cumplidos. En aquel Plan del 50 llegabas a la Normal del
Ejido con poco más de los catorce, casi como un chiquillo. Era buen estudiante
y recién acabados los estudios me dieron una plaza de interino. Viví cuatro
años en Ronda, donde pasé unos años ….. muy intensos. Nunca os he contado un
secreto de aquellos años inolvidables de juventud. Un tanto alocada. Yo tenía
mis clases, hasta las cinco. Y cuando acababa….. No sé que cara vais a poner con lo que os voy
a decir. Nada, que me lié con una viuda, cuarentona, pero con mucha pasta. ¡Madre
mía, qué tiempos! Y todo había que llevarlo con el mayor de los secretos. Un
maestro de infantil, “tirándose” a una señora que le doblaba la edad…. Menudo
escándalo si aquello llegaba a la voz pública”.
Los
dos compañeros de mesa no salían de su asombro ante lo que estaban escuchando. Nunca
pudieron imaginar esta página oculta en su amigo común, persona que ofrecía esa imagen aburrida de la “perfección social”.
“Para
ella yo era como un juguete con el que perseguir esa juventud que ya se le
había ido escapando, poco a poco, de las manos. Precisamente, el día 27 de
noviembre, cuando el discurso del Cardenal Vicente Enrique Tarancón, en la
Iglesia de San Jerónimo el Real de Madrid, ante los nuevos Reyes, yo me
encontraba en casa de Aida, a la que tenía entre mis brazos. Junto veíamos ante
el televisor esa ceremonia. Como ya os he dicho, era muy joven y el cuerpo lo
aguantaba todo. Después la vida continuó con su rodaje. En realidad me vi
obligado a poner freno a la aventura de Ronda, porque esa señora siempre quería
más y más. Aquello era una aventura apasionadamente alocada pero ….. muy
sugerente. El pasado año un amigo me comentó que Aida aún vive. Debe ser muy
mayor. Os aseguro que Petra no tiene la menor información de esta historia, ya anclada
y atesorada en aquellos inolvidables años de mi juventud. Al menos …. que yo lo sepa”.
“Me
habéis dejado para el final (comenta, sonriente, Fran). Como soy el mayor de
los tres….. Pues yo también recuerdo con nostalgia aquellos tiempos, de mis
veinticinco años. Y aquí va una de esas bombas que no esperáis. Me consideráis
un intelectual agnóstico. De hecho, en la policía, siempre he estado trabajando
en los departamentos de investigación científica. Pues os confieso: estuve
estudiando para cura. Y a punto de vestir sotana o clériman. No se me olvidará aquél
22 de Noviembre. Y no fue por la entronización de un Rey, en nuestro país. Sino
porque esa misma mañana, de la jura ante las Cortes españolas, yo me encontraba
en el Palacio Episcopal de Salamanca. Me había llamado el Sr. Obispo, con
jurisdicción eclesiástica en esa bella provincia castellana, donde por entonces
yo residía. Tenía que hablar conmigo, a la mayor celeridad. Con todo el
ceremonial que le caracterizaba, pero con amable autoridad, me vino a decir lo
que yo estaba barruntando desde hacía meses. Que tenía que buscar otro camino
para mi vida. Que el sacerdocio no era lo mío y que no veía en mí vocación
suficiente para ejercer el ministerio sacerdotal. Que todos los informes que
poseía al efecto abonaban esa decisión.
Dolorosa pero, al fin, necesaria. Podría haber “cantado misa” meses después, sin
embargo una mente sensata puso freno a un camino que, obviamente, no era el
mío. Pero ese sábado de otoño, pues ese era el día de la semana, nunca lo
olvidaré ya que, aparte la llegada de la realeza, fue una importante inflexión
en el destino, profesional, de mi existencia”.
Suenan
unos rancios “Clavelitos” desde la puerta de un local cercano, entonados por
una peculiar banda de tunos veteranos: los integrantes del grupo lucen unas orondas
anatomías, reveladoras del paso de los muchos años desde que abandonaron los
estudios y las aulas. Los tres amigos apuran sus jarras de cerveza y acaban
comentado acerca de los pequeños achaques que afectan a sus organismos. Hoy le
corresponde pagar la cuenta a Isma, el cual recibe las bromas de sus
contertulios. Se despiden como siempre, con esas palabras amables, camino de sus
aposentos para la rutina. Han tenido tema para lustrar el atardecer de un día
aún caluroso, pero que anticipa ya la llegada de un verano que promete ser
lúdica y atmosféricamente tórrido y divertido.
En
esa vuelta a casa, uno de los tres jubilados
camina sonriente y, por momentos, esbozando esa risa nerviosa que nos resulta
difícil de controlar. Él sabe perfectamente que ha manipulado de forma
sustancial la historia que ha compartido con sus amigos. Pero aún reiría con
más intensidad si llegase a conocer que….. sus otros dos amigos de tertulia han
hecho exactamente lo mismo.
Seguro
que en estos días, del 2014, muchos han sido los que se han preguntado dónde
estaban y cómo fue aquél ya lejano sábado, que cambiaba nuestra Historia. Fue
un 22 de noviembre, en 1975…..-
José L. Casado Toro (viernes, 13 junio, 2014)
Profesor
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