Hay
personas que, desde su adolescencia, parecen estar programadas para destacar en
una determinada faceta profesional. Además de sentirse vivencialmente
realizados en el desempeño de una específica actividad, poseen la notable
capacidad y el don especial para alcanzar un cualificado protagonismo ante aquellos
con quienes se relacionan, de manera especial en el campo de lo laboral. Este
podría ser el caso de Alejo Francés quien, tras
obtener su grado de periodismo en la Facultad de Ciencias de la Comunicación,
accedió a una plaza (dado su brillante expediente académico) que le permitía
realizar prácticas como becario en un importante diario de tirada nacional. A
la finalización de ese intenso semestre, dedicado al aprendizaje, dado su
excepcional quehacer en los diferentes departamentos a los que fue asignado, le
fue ofrecida la atractiva posibilidad de quedarse a trabajar en la empresa,
firmando contratos de anualidad renovable.
En
la actualidad se halla vinculado a la sección de información local,
departamento que dirige el Redactor Jefe Sr. Escamilla. Alejo tiene el encargo especifico de asistir
e informar acerca de todo lo debatido en los plenos municipales que, periódicamente,
la Corporación Municipal celebra en su sede. También lleva la información de
todos aquellos plenos que, con periodicidad aleatoria, tienen lugar en el
organismo de la Diputación Provincial. Entre sus funciones laborales, colabora
asimismo en todo aquello que tiene relación con la vida ciudadana, como
asociaciones de vecinos, grupos políticos y organismos empresariales. Su
sagacidad, esfuerzo y sentido de la noticia está fuera de toda duda entre sus
compañeros y jefes, que se muestran asombrados de esa preciada capacidad que el
joven periodista desarrolla en el día a día. Con tesón y destreza multiplica
los tiempos disponibles, sabiendo estar presente en lugares y espacios
diversos, en un reto constante para ese don de la ubicuidad que a tantos nos gustaría
poseer. Como diría un castizo del lugar, es “carne preciada y prototipo del
buen periodista” con tan sólo veintiocho años de edad en la actualidad.
Aunque
cumple puntual y respetuosamente la hoja de ruta, hábilmente programada por su
redactor jefe, saca ese tiempo imposible a fin de trabajar diferentes asuntos
de la ciudad cuya investigación particular, dada su especial complejidad, exige
horas y horas de tenaz e ímprobo esfuerzo. Con todos esos materiales, que va
pacientemente elaborando, tiene el proyecto de
publicar grandes reportajes en la edición dominical del periódico cuando
la “tirada” de ejemplares, dada las características del fin de semana, se
amplia de manera notoria. En este preciso momento tiene tres asuntos como
objetivos de investigación, con cuyos resultados confía publicar al menos un
gran reportaje mensual que provoque impacto social y mediático.
El
más “sabroso o sugerente” de los mismos, está relacionado con un gran proyecto inmobiliario, que se realiza en una de las
zonas más antiguas y degradadas de la capital. Ha detectado, en su
trasfondo económico y político, acciones oscuras relativas a la recalificación
administrativa de una parte de los terrenos donde se construyen los
equipamientos de viviendas y los viales para el tráfico de la movilidad.
Existen otros nubarrones para la duda, relativas al protagonismo, en el macro
proyecto urbanístico, de cualificadas figuras de la política local y de las
entidades financieras que programan y financian económicamente la ingeniería arquitectónica
montada sobre ese amplísimo espacio del barrio viejo, afectado por los
derribos, eliminación de zonas verdes y dotación de los imprescindibles
servicios. Muchos personajes están implicados en la costosísima operación
urbanística, los cuales han sabido tejer una tupida madeja de intereses,
influencias, connivencias y corruptelas, que este sagaz periodista, trabajando
por su cuenta y riesgo, se esfuerza por desmadejar y esclarecer.
Quitándole
muchas horas al sueño, durante más de tres meses de trabajo, y haciendo acopio
de gruesos dossiers con documentación al efecto, ha dedicado un par de fines de
semana para redactar la primera entrega del reportaje. Considera que la
magnitud del asunto dará para más de un domingo de atrayente impacto informativo.
Al fin, este miércoles de julio, se decide a
entregar el primer reportaje a su superior inmediato, el jefe de sección Camilo Escamilla, con el deseo de que pueda ser
publicado en el día optimo para la venta y difusión de ejemplares: el próximo
domingo. El redactor jefe se muestra sorprendido y agradecido por el trabajo
que pone en sus manos este sagaz subordinado que, por su cuenta y con
inesperada valentía, ha metido los dientes en un apetitoso plato informativo.
Promete leerlo en su totalidad, felicitando de manera efusiva la dedicación y
esfuerzo que el joven periodista ha mostrado en su realización.
Alejo,
persona sin duda ambiciosa, se siente feliz porque vislumbra la proximidad
inmediata de haber firmado un gran reportaje que, por sus contenidos, puede
escocer a más de un alto preboste de la política, las finanzas o a cualificados
dirigentes de la cúpula empresarial. Como un niño con sus zapatos nuevos, se
levanta temprano ese domingo de la cama
dispuesto a bajar al portal de su domicilio, donde cada mañana los servicios de
reparto de prensa entregan los ejemplares del día a los respectivos
suscriptores. Obviamente esas entregas, muy matinales, también las realizan al
personal que trabaja en la redacción del periódico. Hay un aspecto o factor que
ensombrece un punto su indisimulable entusiasmo. Y ese no es otro que el
extraño silencio de Escamilla, quién aseguró su intención de hacerle alguna
valoración con respecto al reportaje que le fue entregado el pasado miércoles.
Ya
con el diario y el dominical sobre la mesa en que desayuna, desde un soleado
ático sito en una transversal de la Gran Vía madrileña, Alejo busca su
reportaje entre las páginas del periódico, pero éste no aparece por parte
alguna. Extrañado y algo decepcionado,
termina su desayuno, se arregla con atuendo deportivo y toma el metro para
dirigirse a la redacción, a fin de preguntarle a su redactor qué ha pasado con
el trabajo. A eso de las 11.30 apenas hay personal en el edificio donde se
edita el diario. Ante su pregunta, un conserje le aclara que el Sr. Escamilla
no suele aparecer por allí en días festivos, salvo acontecimientos de fuerza
mayor. Efectivamente, aquella noche, ya con la rotativa en marcha, su jefe no
puso los pies en la redacción. Sólo envió algún material vía Internet. Dudó en
llamarle por teléfono, pero consideró que mejor sería hablar con su jefe de
manera directa.
Al
fin, ya en la tarde del lunes, superior y
subordinado estuvieron frente a frente. Desde el primer instante del encuentro,
Alejo percibió una mirada de incomodidad en el rostro de Camilo Escamilla quien, con muchas tablas sobre el cuerpo y
leyendo la mirada del novel periodista, con un gesto le señaló la puerta de su
despacho. Estando ya ambos sentados en un mal cuidado sofá, el veterano
profesional se adelantó a cualquier pregunta de su “discípulo” y comenzó a
exponer un largo y curioso discurso acerca del realismo empresarial y la
estrategia del periodismo.
“Mire, Francés, honradamente creo que tiene Vd. madera
para llegar a ser un grande, en este bendito y complicado oficio de la
comunicación. Pero, en estos momentos iniciales de su carrera, la inexperiencia puede gastarle algún que
otro disgusto, por esta selva de hienas en la que la profesión está inmersa. Su
trabajo es bueno. Incluso podría calificarlo de excelente. Bien escrito, mejor
documentado, agresivamente planteado pero….. cuando pasaron ante mi vista
determinados datos, acerca de personas, cargos, organismos…. más de un
escalofrío recorrió mi cuerpo. Hice lo que, según mi responsabilidad, tenía que hacer. Consulté
al Director General, presentándole el trabajo, dada la relevancia de la
información que los párrafos contenían. El reportaje ha sido leído por “los de
arriba” suscitando sus párrafos y datos muchas ronchas y más de algún disgusto.
En
ese preciso momento se levantó del sillón y abrió la puerta de un pequeño
frigorífico que tenía en su despacho. Vació una botellita de tónica en un gran
vaso, añadiendo algo de otra botella que reposaba entre los libros de una de
las estanterías. No ofreció nada a su interlocutor, que contemplaba la escena
con los ojos profundamente abiertos.
“Francés, me sugirieron desde arriba que le cambiara a
Vd. de sección. Podía ser la de notas de sociedad (noviazgos, bodas, divorcios,
cuernos…. incluso, necrológicas). O que le mandase a las crónicas del fútbol
base. Fíjese como sentaron sus denuncias, en la cúpula que manda desde la
quinta planta. Poner en el disparadero al novio, o lo que sea, de la hija de D.
Lorenzo, tiene bemoles. En este momento es un afamado concejal y Vd. lo tritura
con sus graves sospechas. Por otra parte, esa entidad financiera, que sustenta
otra de sus exageradas denuncias, está manteniendo este barco a flote, en la
actual crisis económica. Debía de saberlo, en aras a su sagacidad. Una conocida
empresaria de la construcción, que Vd. trata sin misericordia en el escrito,
tiene una gran afinidad afectiva con el hermano de D. Lorenzo. Vamos, que están
liados o saliendo juntos. Para qué seguir….. Vd. es valiente y trabajador. Pero
tiene que tomar aún muchos Pelargones. Me pregunto, una y otra vez, con tanta
investigación sobre las corruptelas de la macro operación inmobiliaria ¿No se le ocurrió profundizar en las
biografías de todos esos personajes que aparecen denunciados en su texto? Se ha
comportado como un pipiolo o pardillo adolescente dispuesto a comerse el mundo
para sus ideales. Por supuesto que es necesario ser valiente. Pero no olvide
que en toda batalla, la estrategia se encuentra asimismo aliada con la
prudencia
Aquella
tensa escena con Escamilla fue la más importante de las lecciones de periodismo
que Alejo Francés había recibido desde su añorada etapa de carrera
universitaria.
Han
pasado ya muchos meses, desde aquella terrible exposición argumental que Alejo
tuvo que escuchar y soportar, un caluroso lunes de julio con efecto invernadero
en el ambiente, experiencia que nunca en su vida olvidará. A fin de evitar más
humillaciones, tomó la drástica decisión de abandonar la empresa de sus
ideales, donde esperaba llegar a lo más alto. En la actualidad trabaja como
asesor, para los medios de comunicación, al servicio del líder de un afamado
partido político ecologista, que tiene posibilidades de ganar algunos escaños
para el Congreso, en las próximas elecciones generales a Cortes. Además, está
saliendo con la sobrina de un capitoste de gran influencia en el mundo
literario. La editorial que dirige posee un gran prestigio en los cenáculos
literarios. Caty (la sobrina del empresario) está abriendo las puertas para
que, en un futuro, Alejo pueda publicar el libro que en la actualidad escribe.
El periodista quiere seguir probando suerte en el mundo de la comunicación y
las letras. Ya tiene título para su obra literaria: Ética
y prudencia, como valores necesarios en el ejercicio de la prensa.-
José L. Casado Toro (viernes, 14 Agosto
2015)
Profesor
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