“Buenos días. Llamaba a este número, porque he visto en
Internet las actividades que presta su empresa y podía interesarme, en
especial, uno de sus servicios. Si me permite unos minutos, le explico
básicamente mi situación a fin de que puedan entender mejor el objeto de esta
necesidad. Verá…. vivo solo, desde hace ya muchos años. Mi profesión era de
técnico en electrónica, pero tuve que dejar de trabajar debido a un accidente
que sufrí en el ejercicio de esa actividad. Estuve casado y sin hijos, pero mi
relación con la que fue mi mujer se rompió precisamente un tiempo después de
ese problema laboral, el cual exigió una muy lenta y sufrida recuperación.
Aunque me he habituado, al paso de los años, a este tipo de vida solitaria, en
determinadas fechas lo sobrellevo bastante mal. Especialmente en Navidad, donde
ves que las festividades se celebran en unión de otras personas. Sin embargo tu
tienes que hacerlo sin más compañía que la de tu propia persona. Tengo algunos
amigos pero, como es natural, cada uno tiene su historia en esos días tan
señaladas por el calendario.
Y ya en concreto ¿podrían informarme si alguna de esas
prestaciones que he leído en su página web se adapta a mis necesidades? Me
refiero a la noche del 24… creo que me entiende. Es Nochebuena y pasarla solo
en casa resulta muy duro. Se preguntará por mis familiares…. Aunque soy hijo
único, tengo algunos primos en la zona de Cataluña, aunque nuestro trato, desde
siempre, ha sido bastante frío y prácticamente no existe comunicación entre
nosotros. En fin ¿me pueden ayudar para esa noche del 24 y tal vez la del 31? ¿Qué es lo que ofrecen y cuáles son sus
condiciones?”
Eloy había estado dando las vueltas, durante días, a
esta posibilidad que había conocido a través del buscador Google. Era
consciente que se acercaban en el calendario esas entrañables festividades y pesaban
en su memoria las experiencias vividas en años anteriores, donde la depresión
hizo fácil mella en su vapuleado equilibrio anímico. Algo había visto en el
cine sobre el tema, pero ahora era él el protagonista de esta decisión, que le
había costado bastante esfuerzo adoptar. Por supuesto que carecía de
experiencia previa en la misma, sin embargo esa página de Internet parecía
bastante seria y convincente. Al fin se lanzaba a llamar en esa teatralizada
puerta de la simulación escénica.
Sr.
Tendilla. Le he entendido perfectamente y paso a informarle, grosso modo, de
nuestros servicios. Lógicamente Vd. podrá hacer, tras evaluar sus necesidades y
costes, una concreción más exacta de su petición. Pero debo aclararle que para
la Noche del 24 tenemos ya una importante demanda, por lo que contratar sólo
ese día va a resultar bastante complicado. Otra cosa sería si Vd. optara por un
paquete vinculado, Nochebuena – Fin de Año, que ahora ofrecemos con un 15 % de
descuento sobre los precios en tarifa. En este caso, con la duplicidad de
sesiones, no habría dificultad para atender a sus deseos. En todo caso si sólo
opta a la cena del 24, le voy a inscribir en lista de espera. Bueno, le explico
el conjunto de nuestros servicios.
Nuestro
pack comprende todo el catering correspondiente, con tres niveles cualitativos en
la comida y bebida, según costes. Puede optar también entre uno y seis
acompañantes, vinculados a una variada gama de edad, siempre a partir de los
dieciséis años y hasta incluso los ochenta. Estas personas mayores van a
desempeñar el rol del abuelo que vive con sus hijos. Obviamente, pueden ser del
género masculino y femenino. También Vd. decide si prefiere árbol o belén. Tenemos
una amplia gama de villancicos, tanto de corte clásico (como La Marimorena, Ya
vienen los Reyes o Los peces en el río) o algunos más modernos, interpretados
por Lennon, Celine Dion o Sinatra). No faltará tampoco el popular Christmas
Carol, Silent Night. Las personas que le acompañarán en la Noche, mantendrán muy
bien la velada, entonarán canciones, compartirán su mesa y le sugerirán
diversas llamadas a familiares y amigos. También Vd. recibirá llamadas telefónicas
o mensajes de correo electrónico, inesperados pero muy simpáticos y cariñosos.
Un
servicio reciente que hemos incorporado a nuestro pack es el de la llegada a
casa de un pariente lejano, generalmente arruinado pero muy cariñoso y
necesitado, que pide ayuda para esa emblemática noche. Se trata con ello de
motivar al cliente a fin de que desarrolle un gesto caritativo y fraternal.
En
caso de mostrarse interesado también por la Noche de Fin de Año, nuestros
actores realizarían un sugerente cotillón, con música y baile, en función del
espacio disponible y sus apetencias. Habrá zambombas, panderetas… incluso esa
botella de aguardiente que facilita tan acústicos sonidos. Le aseguramos que no se va a aburrir o
entristecer con estos expertos profesionales, personas cualificadamente
preparadas para estos singulares eventos. Al la finalización de la velada, un
equipo técnico pasará por su domicilio a fin de recoger todos los enseres
aportados, dejándole el piso en las mejores condiciones de orden y limpieza. Le
aseguro que todo le va a parecer muy cercano a la realidad. Incluso mejor de lo
que Vd podría pensar o esperar. Obviamente, todo ello conlleva un coste, pero
los excelentes resultados que estamos obteniendo en situaciones similares
avalan nuestro prestigio y mejor hacer”.
Cuando
Eloy conoció algunos precios orientativos, por el servicio que pretendía
contratar, quedó presa del asombro. Le vino a la mente esa evidencia de que la
moneda puede abrir muchas puertas aunque, realzando la segunda parte del dicho,
no todas, por supuesto. Ciertamente tenía unos ahorros dispuestos para darse
esa ilusión o experiencia, en esa fecha tan señalada en el almanaque que la Noche
del 24. Pero, aun gustándole esa golosina de la travesura, a fin de realzar su
alicaído ánimo, quiso pensárselo mejor. Aún
faltaban dos semanas, para ese temido miércoles de celebración. Rogó que no lo
borraran de la lista de espera, pero que daría la respuesta definitiva a no
tardar. Eso sí, tuvo que dejar una señal económica, a fondo perdido, para el caso
de renunciar al contrato, siempre que fuese llamado para concretar la compra
del servicio o celebración. Cincuenta euros de garantía, cifra que estaba en
consonancia con lo que tendría que abonar (por encima de los dos mil quinientos
euros) en caso de que al fin fuese elegido para recibir a los figurantes de su gran cena.
Eloy,
en la actualidad, vive la situación de su retiro laboral, tras haber trabajado
durante treinta y siete años en la Administración pública. Le ha quedado una
buena pensión económica, situación más que desahogada para una sola persona. No
tiene obligaciones con respecto a su ex ya que, en el momento de la ruptura,
ambos pactaron vivir cada uno por su cuenta sin ninguna atención recíproca. Conoce
que ella rehizo su vida con el propietario de unas bodegas y poco más. Y es que
hace nada menos que veintiséis años de aquella desagradable situación que
terminó de una manera “muy civilizada”. Al no existir otra responsabilidad
personal, como hijos o familiares directos, se puede permitir este capricho escénico a fin de frenar esos bajones
anímicos que, cada vez con más frecuencia, le sobrevienen. Especialmente, cuando
llegan las festividades navideñas, fechas que a muchos desestabilizan en sus
sentimientos y recuerdos.
El
martes de la semana anterior a la Nochebuena se fue a dar un paseo después de
comer. Se había presentado un día en el que era grato estar sentado en algún
lugar, gozando con la templanza de un sol que reconfortaba las gélidas temperaturas
de diciembre. Le seguía dando vueltas al asunto de la fiesta. Había momentos en
que se ilusionaba, como un niño, por esta travesura que le podría tener a él como
principal protagonista. Pero a esos desvaríos le sobrevenían otros momentos de
lucidez y racionalidad. ¿Se iba a gastar un dineral para
afrontar una alocada experiencia que sonaba más a espectáculo cinematográfico?
Analizó una vez más la situación y en un arranque de responsabilidad marcó de
nuevo el número de teléfono de los Multiservicios
Happy Life. Contactó con la señorita Miller, que le había atendido la
vez anterior, explicándole que renunciaba a su opción en la lista de espera.
Tras explicarle sus motivaciones para esta decisión, la amable Betty Miller le
indicó que era bastante improbable, dada la proximidad de la fecha, que hubiera
podido tener acceso al contrato para la fiesta. Y que le iban a ingresar en su
cuenta los cincuenta euros que había abonado como señal de garantía.
Tras
agradecer a esta amable profesional la comprensión que mostraba ante sus
argumentos, se dirigió, ya en la caída de la tarde, a una
parroquia cercana a su domicilio. Esperó a que finalizase el oficio
religioso que el párroco estaba celebrando. Cuando el sacerdote entró en la
sacristía, hasta allí se dirigió Eloy, rogándole si tenía unos minutos para atenderle.
Sacerdote y feligrés, se dirigieron al despacho parroquial donde mantuvieron un
interesante diálogo.
“Valoro mucho, D. Fernando, la paciencia que ha mostrado
al escucharme. Como sin duda comprenderá, atravieso una etapa un tanto
desordenada en lo psicológico, que temo me afecte también en lo orgánico. En
resumen, quiero pedirle su ayuda. Si Vd conoce alguna familia o persona
individual que se encuentre viviendo la crudeza de la soledad y la necesidad,
le rogaría me pusiese en contacto con la misma. Me agradaría invitarla a compartir
la Nochebuena, en esa ya próxima fecha
del 24 de diciembre. Lo he estado pensando y creo que es una decisión más
racional que esa desafortunada locura que he estado a punto de cometer. Yo me
ocuparía de comprar todo lo necesario para que resultara una cena agradable,
plena de amistad y solidaridad. Le reitero que aceptaría igual a una familia o
a una persona individual. Lo que deseo evitar, por todos los medios, es
hundirme en el egoísmo de la soledad, en tan emblemático día”.
Resultó
una cena sencilla, agradable, cariñosa e intensamente fraternal. Nati,
una madre soltera, que aún no ha cumplido sus tres décadas en la vida, junto a
sus hijos pequeños Raúl y Elena, acompañaron a Eloy en esa Noche en la que
todos los humanos formamos parte de una gran familia. No faltaron alimentos muy
apetitosos. También, villancicos de toda la vida y hasta un pequeño Belén que
hizo sonreír a pequeños y mayores. Mientras, en alguna otra vivienda de esa
misma ciudad, había actores que interpretaban. En el piso de Eloy estaban
cuatro personas, a modo de una sencilla familia, que sabían compartir el calor
del amor y el dinamismo de la caridad. Merry Christmas….
FELIZ NAVIDAD. -
José L. Casado Toro (viernes, 19
diciembre, 2014)
Profesor
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