viernes, 29 de agosto de 2014

UNA NUEVA OPORTUNIDAD, PARA ESOS NIÑOS Y JÓVENES SIN HOGAR.


El generoso viento de levante aliviaba el intenso calor atmosférico, propio de un sábado tarde en agosto. La ciudad, lúdicamente densificada por un turismo bullanguero, receptivo a todo lo que signifique novedad y reclamo, vibraba con sabor a fiesta para el disfrute del ocio liberador. Teníamos fútbol en televisión (comenzaba la liga) y también en la Rosaleda, José Tomás actuaba en la Plaza de toros de la Malagueta, mientras la feria del centro entregaba sus bártulos a la última gran noche de jolgorio en el Real. Los buses y el Metro se veían atestados para el traslado, mil y un restaurantes o lugares de tapeo brillaban a rebosar y mientras  ….. el buen aficionado al cine buscaba, y encontraba escondida en la rutina de la cartelera, una buena película. LAS VIDAS DE GRACE (Short term 12, su título original en inglés). Entre todas las salas que hay en Málaga y provincia, sólo en una se proyectaba (Albéniz) y únicamente en dos pases o sesiones.

Cuando se habla del cine independiente USA, algunos o muchos se ponen en guardia preventiva. Pero a ellos hay que decirles que esta denominación o marca se refiere a un tipo de industria liberada del control absorbente que genera el coloso de Hollywood. Con muchos menos medios técnicos y disponibilidad económica, pero ofreciendo historias muy bien narradas e interpretadas. Con actores y directores poco conocidos, pero entregados a crear productos de indiscutible calidad, como es el caso de esta valiosa cinta que nos ha llegado, producida en el año 2013.

La película ha sido escrita y dirigida por un joven cineasta llamado Destin Daniel CRETTON (Hawai, 1978). Durante sus etapa de formación universitaria, tuvo la oportunidad de trabajar en un centro de acogida para jóvenes y adolescentes, realizando un corto sobre su experiencia. Este material inicial le ha servido de base para rodar su segundo film, en su prometedora carrera cinematográfica. Ha elegido para ello actores muy jóvenes y sin gran renombre en el listado de famosos, pero que interpretan sus roles con esa naturalidad y eficacia que facilita su credibilidad e inmersión en la trama.  

SÍNTESIS ARGUMENTAL.

Grace (Brie LARSON, Sacramento, California, 1989) es una voluntariosa joven que trabaja, como supervisora, en un centro de acogida para niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad. Estos niños y adolescentes, con severos problemas familiares, pasan un año en este centro de integración educativa, desde el cual las autoridades los envían a otros lugares de internamiento y residencia, para completar su formación y desarrollo. La chica convive con su pareja, Mason (John GALLARGHER Jr. Willmington, Delaware, 1984) uno de los educadores del centro, entre los que también se hallan Nate y Jessica entre otros, bajo la dirección del veterano Jack. Cada uno de los adolescentes allí acogidos acumula, en su memoria vital, una dura historia que habla de familias desestructuradas, abusos sexuales, violencias, abandonos, desequilibrios psicológicos, maltratos ….. que generan imprevisibles y radicalizadas reacciones en su comportamiento. La labor de estos educadores resulta profundamente encomiable y abnegada, pues han de saber aplicar las normas de autoridad con la flexible e imprescindible amistad, todo ello en un clima continuo de autocontrol y equilibrio personal para con todos. Realizan su trabajo, día tras día, en un clima sociológico donde la crisis puede surgir de la forma más insospechada y conflictiva La llegada de una nueva chica, Jayden (Kaitlyn DENVER, Phoenix, Arizona, 1996) muy inteligente, pero en franca rebeldía contra todo lo establecido, provoca una profunda reacción en Grace, cuyos problemas de infancia tienen una cierta similitud con los que está sufriendo Jayden en la actualidad. La interrelación convivencial de todos estos chicos, entre ellos mismos y con sus educadores, marca el desarrollo de la trama, centrada en los complicados problemas que, de una forma u otra, todos ellos han de afrontar.

LOS PRINCIPALES PROTAGONISTAS DE ESTA HISTORIA.

GRACE. La intérprete nuclear de esta historia. En su infancia y adolescencia sufrió la violencia y depravación de su propio padre, quedando incluso embarazada del mismo. La intervención judicial en el caso llevó a prisión a este hombre, ante las declaraciones de su joven víctima. Grace se entregó entonces a la noble tarea de ayudar a otros niños y jóvenes que sufren el desamparo o la cruel violencia de sus progenitores. Se le informa que, tras diez años en la cárcel, su padre va a salir en libertad condicional, lo que la sume en un estado de nerviosismo y desequilibrio que altera la relación de convivencia que mantiene con su pareja Mason. Conoce que se halla embarazada de éste y duda en tener o no ese hijo que viene, en medio un estado de profunda inestabilidad. Sólo encuentra alivio cuando se entrega a resolver, con eficacia y tesón, los problemas que afectan a los chicos y chicas que están bajo su responsabilidad. La llegada al centro de acogida de una nueva chica, Jayden, con unos graves problemas relacionales similares a los suyos, hace que se tenga que plantear muchas respuestas, ante los turbios recuerdos un pasado que le acosa. Goza de un gran predicamento entre todos los compañeros educadores y, también, entre los chicos y chicas residentes en la institución.

MASON. Es la pareja familiar de Grace y un apreciado educador entre los jóvenes. Su noble carácter y la paciencia que muestra ante los problemas que afectan a su compañera realza su figura, en el día a día, ofreciendo la imagen de una muy buena persona para con todos. El cariño que siente por Grace es intenso y sincero. En la vida familiar y laboral, muestra el carácter de una persona a la que difícilmente le traicionan sus nervios.

JAYDEN. Es la nueva interna que difícilmente sabe adaptarse a las básicas normas del centro. Su rebeldía, ante todo lo que le rodea, procede de la convulsa relación que mantiene con un padre violento que la maltrata siempre que puede. Grace, conociendo la situación de la chica, se esfuerza en tender puentes de contacto con su realidad a fin de ayudarla, a pesar del rechazo, en ocasiones visceral, que encuentra en la adolescente. Al fin logra convencerla para que denuncie, ante el organismo supervisor, la verdadera realidad del drama que sufre en su casa paterna. La metodología que utiliza la educadora, para entrar en ese mundo blindado de su corazón y mente es, técnica y humanamente, admirable. Jayden dibuja y escribe muy bien. El cuento que le permite leer a su educadora, sobre la relación de un calamar y un tiburón, muestra su capacidad expresiva e imaginativa, utilizando una simbología explicativa verdaderamente admirable.

OTROS PERSONAJES. En diversos momentos del metraje, la cámara focaliza la realidad personal de algunos jóvenes que residen en el centro. Entre ellos vemos a MARCUS, un rapero de color que también tiene una complicada historia sobre sus espaldas. Estando a punto de cumplir su periodo de internamiento, muestra unas reacciones cada vez más violentas. En realidad no desea volver a un mundo familiar que le inestabiliza profundamente desde su memoria. El desequilibrio psicológico de SAMMY “el fugas”, la coraza “deportiva” que aplica LUIS a sus problemas, el esfuerzo integrador que realiza el nuevo educador NATE, la experiencia bonachona y sabia del director JACK…… es todo un muestrario multicolor de cómo funcionan estos centros benéficos de acogida. En ellos se trata de conseguir una atmósfera equilibrada, solidaria, lúdica, formativa y abierta a la esperanza, para esos jóvenes que no la han encontrado en ese contexto familiar donde el destino, siempre caprichoso, ha querido ubicarles.

UN TIPO DE CINE QUE DIFUNDE VALORES.

En principio se trata del tipo de película que todo profesional de la educación debe visionar, para su correspondiente reflexión y aprendizaje. En nuestros años de docencia en las aulas, hemos tenido (o nos han acompañado) chicos en una situación de vulnerabilidad, a los que la Administración educativa les facilitaba la atmósfera normalizada de una casa de acogida. Cada profesor y maestro podría relatar aspectos e historias de sus experiencias con estos jóvenes que ansían, en definitiva, una normalidad vivencial que la suerte (o las personas) no han querido concederles.  Pero, al tiempo, ese interés por el trabajo fílmico que el director Cretton nos ofrece, debe ampliarse a toda la sociedad. Los problemas que en la película se plantean no pueden ser ajenos a la toma de conciencia de la situación que atraviesan estos jóvenes. Son niños y adolescentes que carecen de algo tan inalienable como es convivir en un sano ambiente, donde prime la estabilidad familiar. En definitiva, tenemos ahí, medio oculta en la vorágine espectacular de la cartelera, una modesta y gran película que, a pesar de todo lo escrito, resulta agradable de ver y muy recomendable para reflexionar sobre esos otros eriales de la vida, negados para el fruto y las sonrisas. La interpretación de los actores es natural, sencilla y abierta a la credibilidad del espectador. Ver y reflexionar sobre este material fílmico sería una inteligente decisión para el buen aficionado al cine. La problemática que difunde y los valores de socialización, paciencia y generosidad que conlleva, así lo justificaría. Estos chicos y chicas han gozado de una segunda oportunidad para encauzar su existencia.

¿QUÉ PUDO OCURRIR DESPUÉS?

Han pasado ya cuatro años de aquellos hechos en los que está centrada la trama argumental. A pesar de que no es un tiempo excesivo en el discurrir del calendario, la vida de unos y otros ha marchado por vericuetos y sendas muy contrastadas y curiosas. Vamos a acercarnos, por unos minutos a la realidad actual en la que viven.

Grace es ahora madre de una niña que ha cumplido ya sus tres años y está a la espera otro hijo para dentro de unos meses. Su relación con Mason finalizó al poco de nacer Scarlett. La paciencia de su compañero se puso definitivamente a prueba cuando ella, de una forma unilateral y acelerada, se propuso fundar una red de centros de apoyo por diversos Estados americanos, embarcándose en una complicada operación económica no bien estudiada y de resultados más que inciertos. Ahora se halla unida a un antiguo pastor metodista, que la aventaja notablemente en edad. Por su parte Mason ha rehecho su vida junto a Jessica, una de las psicólogas del centro Short Term 12. Ambos siguen prestando sus servicios educativos en el mismo lugar laboral donde coincidieron, ayudando a la integración y estabilidad de estos niños de familias desestructuradas. El atlético Marcus forma parte de un equipo profesional de básquet, con una trayectoria deportiva de notables expectativas, dada su constancia y eficacia en hacer aquello que le gusta. Los padres de Grace y Jayden permanecen actualmente en reclusión, por decisión judicial. El caso de ésta última joven, con veintidós años cumplidos resulta especialmente ejemplar. A pesar de su juventud, ha logrado integrarse en un afamado grupo editorial, como encargada de las publicaciones, bibliográficas y digitales, dirigidas a un público infantil. Sus dibujos y escritos le han granjeado un reconocido prestigio en el mundo de la cultura. En más de una ocasión ha manifestado, a sus amigos más íntimos, que su mayor ilusión es conseguir formar una familia en la que reine, sobre todas otras consideraciones, la estabilidad, la alegría y el amor para con todos.-

José L. Casado Toro (viernes, 29 agosto, 2014)
Profesor
jlcasadot@yahoo.es

viernes, 22 de agosto de 2014

EL IMPREDECIBLE COMPORTAMIENTO DE LAS PERSONAS FRUSTRADAS.


A esa hora tan poco delicada de las tres cincuenta en la sobremesa, para el respeto del descanso ajeno, sonó, una vez más, el timbre telefónico para el desasosiego. Al otro lado de la línea, una voz femenina se identificó como miembro de una empresa de consulting. Preguntaba por mi nombre, planteando el deseo de realizar una encuesta de opinión que duraría no más de seis o siete minutos. Tal vez habituados a recibir respuestas negativas a sus pretensiones investigativas ofrecían, para esta ocasión, un determinado incentivo a la persona que accediera a dar respuesta a sus interrogantes. En caso de aceptación por el interlocutor, enviarían por correo un librito de frases útiles, Spanish/English, para aplicar en próximos viajes al extranjero. Dada la aparente amabilidad de la persona que hablaba al otro lado de la línea, junto a la sugerente temática sobre la que iba a estar centrada la batería de preguntas (los jardines y espacios verdes en nuestras ciudades) accedí a responderle, con el ruego o condición que no sobrepasara el tiempo que previamente me había indicado.

Mi interlocutora inició el cuestionario con datos de concreción personal, tipo sexo, grupo de edad, nivel de ingresos, profesión, afinidad política. De ahí pasamos a valorar aspectos relativos a los diversos jardines que pueblan la ciudad en que vivo. Flora, mantenimiento, servicios auxiliares, equipamiento….. En general, había que optar por un nivel, de entre los cinco que eran ofrecidos: muy bueno, bueno, regular, deficiente y malo. Dada la naturaleza de las preguntas, supuse que el objetivo de esta encuesta tendría alguna finalidad de tipo municipal, sociológica o también relativa a empresas que asumen el cuidado de estos parques y jardines, por delegación y contrato de los respectivos Ayuntamientos.

Habíamos cubierto ya, de manera desahogada, los seis o siete minutos previstos en la encuesta, cuando la persona que la desarrolla me indica que, a partir de ese momento, íbamos a pasar a un tipo de preguntas de experiencias personales en determinados jardines malacitanos. Y de inmediato, un interrogante que me dejó especialmente extrañado. Para mi sorpresa, me preguntaba, si había utilizado el espacio floral de algunos jardines para llevar a cabo una declaración amorosa, a la persona que me acompañaba. Ante mi profundo desconcierto, al escuchar que esa cuestión pudiera ser de interés para un estudio de la flora ornamental de una ciudad, mi interlocutora reaccionó con sagaz y presta habilidad.  Me explica que su empresa de consulting también trabaja en el sector de las motivaciones y comportamientos psicológicos por parte de la ciudadanía. Francamente, cada minuto que pasaba me hacía ver que aquel diálogo, en el que nos hallábamos inmersos, carecía de sentido. El derrotero que estaba tomando me desagradaba. Ante mi observación de que iba a poner fin a la continuación de la encuesta, la señorita con la hablaba guardó silencio unos segundos. Al cabo de los mismos cambió su tono de voz y, con una evidente tensión anímica, descubrió su verdadera intencionalidad.

“Veo, Álvaro, que no me has reconocido. Soy aquella chica a la que engatusaste durante varios meses con muy bellas y tiernas palabras, para ganarte mi confianza y entrega. Sí, hace ya más de cuatro años de tu aventura. Cuando yo, todo inocencia, me entregué a ti, incluso mucho antes de aquella maravillosa declaración de amor que me hiciste, rodilla en tierra, en aquella tórrida tarde de agosto. Fue por los jardines del Parque, en la zona presidida por ese estanque de mármol redondo, en la zona sur, que linda con el Paseo de los Curas. Menudo farsante fuiste. Sólo querías de mi …. lo de siempre. Y yo, confiando en tu cariño y promesas, me sentí la mujer más dichosa del mundo. Y, al poco, también la más desdichada. En muy pocas semanas, me arrojaste a ese cesto de las cosas inservibles, pues ya me habías buscado sustituta, para tus caprichos y nuevas experiencias. La credibilidad en ti fue tan grande y maravillosa, como la profunda frustración y desesperación por tus engaños. Y lo triste es que, a pesar de todo el tiempo que ha transcurrido desde tu innobleza y maldad, no he vuelto a levantar cabeza. Mucha ha sido la porquería farmacéutica que me he tenido que tragar en todos estos años, a fin de ir aguantando mi soledad. Y eso me ha ido pasando factura. Nunca llegaste a saber que me dejaste embarazada. Pero, tras ver cómo me sustituías, no te iba a dar el gusto de saber las consecuencias de tu proceder. Eres un ser despreciable. Y hoy sí te lo quería arrojar a tu sucio rostro. Algún día lo has de pagar.”

Me dejó “helado” esta muy larga y dramática confesión, por parte de una persona que ahora desvelaba su identidad. En muy breves segundos vinieron a mi mente unos hechos que tuvieron lugar, efectivamente, hace ya cuatro años. Conocí a Laura en la fiesta de cumpleaños de un compañero de trabajo. Ella también trabajaba en el sector financiero, aunque en otra entidad bancaria de la competencia. Desde un primer momento, me sentí atraído y también halagado por su interés en mi persona. En pocos días comenzamos una relación en la que ella, con franqueza, llevó un notable protagonismo. En aquella época me sentía un tanto solitario, ya que una relación anterior había acabado de no muy buenas maneras. Pasados los días, me di cuenta de que Laura era una persona un tanto nerviosa y compulsiva, con las respuestas más inesperadas en el comportamiento diario. Aún así, en un momento de atracción y necesidad, formalizamos nuestra relación cuando estábamos en uno de los jardines del parque malacitano. Era una calurosa tarde de agosto y allí se dijeron cosas sentimentalmente muy intensas. Pero con el trato diario fui entrando en razón al comprobar, cada vez con más nitidez, que esta mujer necesitaba un adecuado tratamiento para mejorar su equilibrio psicológico. Comencé a poner tierra de por medio en nuestro vínculo y, lo reconozco, busqué pronto otra persona a fin de romper definitivamente con una relación, en mi opinión, equivocada. Obviamente ella no lo aceptó y me estuvo molestando durante un par de meses. Creí que todo se había ya olvidado, cuando hoy me encuentro con esta llamada y de nuevo con toda esta cadena de reproches.

“Laura, lo nuestro no tenía sentido. Creí que, después de nuestra ruptura, tú acabarías por entenderlo. Pero veo que aún, pasados los años, sigues en lo mismo. Mi vida ha ido ya por otros caminos afectivos. Dejaste ya de formar parte de los mismos. Yo no podía soportar ya por más tiempo tu forma de ser. Incluso te aconsejé que te apoyaras en la dirección de algún buen especialista médico que te prestara la ayuda que obviamente necesitabas. En cuanto a lo del embarazo, tú sabrás la historia que te has inventado. Creo que todo es un producto de tu imaginación, desde luego obsesiva, por recrear un pasado que ya está muy lejano y que, en modo alguno, tengo el más mínimo interés por recuperar. Debes dejarme al fin en paz y centrar tus esfuerzos y tus cualidades en otros objetivos, en los que mi persona se halla bien alejada. Te deseo suerte en la vida. Pero desde luego no quiero volver a saber de ti. Te pido que seas tú quien “cuelgue” el teléfono”.

Francamente me inquietó su largo silencio, como respuesta a mis palabras. Viendo que ella no lo hacía, al fin fui yo quien puso fin a la comunicación. Toda esta escenografía telefónica me dejó bastante afectado. Especialmente porque sé que las personas obsesivas y desequilibradas pueden tener comportamientos impredecibles y peligrosos, incluso para ellas mismas. Creí que aquella vieja historia ya había terminado pero, con sorpresa, comprobaba que ello no era así.

Decidí aquella tarde irme a ver una buena película, a fin de relajarme. Lena tenía ese día turno de tarde, en el centro comercial donde trabaja. Iría a recogerla alrededor de las diez, ya que la sesión de la película terminaba una media hora antes. Ella no sabía nada de esta mi antigua historia, por lo que tenía decidido no contarle nada de la comunicación telefónica que me había dado la sobremesa en la tarde. ¿Qué sentido tendría provocarle la incomodidad de esa preocupación?

Después de la cena, Lena se fue pronto a la cama. Me comentó que había tenido un día muy ajetreado, por lo que se encontraba cansada. Como aún estaba algo afectado por los recuerdos de Laura, me puse un rato frente al ordenador, a fin de distraerme un poco. Tenía algunos correos electrónicos a los que dar respuesta. Y a eso de las once y cuarto, recibí varios Whatsapp de un compañero que tengo en la sucursal bancaria. Me comentaba que mi foto (algo más joven) estaba colgada en las redes sociales, con unos comentarios poco favorables (entraban en el terreno del insulto) hacia mi persona. Y que incluso habían añadido un trocito grabado, en la que una mujer explicaba mi comportamiento hacia ella. Fui a esa dirección y pude ver el montaje que Laura había hecho, con los argumentos que más le interesaban, aparte de algunas fotos antiguas, en la que salíamos los dos, puntualmente comentadas. La desazón fue muy profunda y aquella noche apenas pude conciliar el sueño.

En días sucesivos tuve dos entrevistas que me ayudaron en el contexto emocional que estaba atravesando. En la comisaría del distrito, un policía me aconsejó que dejase pasar un tiempo prudencial sin hacer nada al respecto. Normalmente, la persona que estaba colgando esos comentarios y fotos en la red dejaría pronto de hacerlo, al no encontrar respuesta alguna por mi parte. Se prestó a solicitar de la red telefónica un control de mi línea, para investigar si en un futuro me seguía molestando. Y me facilitó un número personal que debía utilizar, si veía o sospechaba algún tipo de agresión hacia Lena o a mi propia persona. Al tiempo, un psicólogo me asesoró acerca del comportamiento mental de estas personas que soportaban el síndrome obsesivo de la frustración. Me dio algunas pautas de acción pero, sobre todo, que evitase mantener el más mínimo contacto o diálogo con esta persona enferma.

Una vez puesta al cabo de los hechos, la comprensión y generosidad de Lena fue manifiesta. Se esforzó en estar más cerca de mi, en estos momentos de preocupación ante las respuestas viscerales que pueden desarrollar las personas afectadas por desequilibrios mentales. Durante muchos días, cuando me dirigía al trabajo o paseaba con mi compañera, me sentí vigilado por alguna mirada oculta. De manera afortunada nada ocurrió, pero la zozobra estuvo inmersa en mi vida durante algún tiempo.

Ya a comienzos del verano, tomé quince días de las vacaciones. Mi compañera también consiguió una semana de permiso, en su centro comercial. Teníamos previsto viajar a una zona del norte, donde el clima fuera menos caluroso. Preparando las maletas, decidí dedicar una mañana a ordenar el cuarto trastero que se encontraba a tope. Hice varios recorridos a los contenedores de residuos, a fin de ir aligerando de objetos inservibles el pequeño habitáculo. Repasando, abrí una caja llena de facturas, papeles y algunas fotos antiguas que pertenecían a Lena. Mi sorpresa fue mayúscula, al ver una de las fotos antiguas que había perdido algo de color con el paso del tiempo. En ella aparecía Lena, junto a un grupo de amigas o compañeras, todas muy sonrientes. De inmediato reconocí a la joven que estaba a su lado. Era Laura, la autora de la llamada y la acción en Internet contra mi persona.-

José L. Casado Toro (viernes, 22 agosto, 2014)
Profesor
jlcasadot@yahoo.es

viernes, 15 de agosto de 2014

REENCUENTRO CON EL PASADO, EN UN ALBERGUE DE SIERRA.


Durante la estación veraniega el panorama que ofrece este bello paraje, que reina en la alta montaña, es muy diferente de aquel que los visitantes pueden gozar en los meses del frío. Apenas hay ahora deportistas que se aventuren a caminar por esas escarpadas laderas en las que la nieve sólo aguanta “recostada” en unos pequeños y pétreos neveros. Éstos son mudos referentes del inmenso manto blanco que, desde el otoño, va cubriendo toda una ciudad helada para la aventura y el disfrute. En la temporada de nieve, los deportistas o aficionados gustan deslizarse por sus vertientes, pistas y recodos con la rapidez del viento y la valiente destreza de aquellos que saben mantener el equilibrio sobre la sugerentes pistas heladas. Pero ahora, en agosto, el albergue sólo recibe ocasionales senderistas que utilizan el servicio de restauración y bar, siempre presto para atender sus peticiones de información, alimento o el necesario descanso en la ruta.

Este vetusto pero entrañable albergue universitario, situado a unos  2500 metros sobre el nivel de las aguas mediterráneas, no puede ofrecer muchas habitaciones al visitante, ya que las dimensiones del edificio son más bien pequeñas. En este momento, sólo una de sus habitaciones  se halla ocupada por un cliente que, como todos los años, continúa viniendo a la residencia para refugiarse en la tranquilidad y en sus recuerdos. Suele contratar un mes de estancia aunque en ocasiones su permanencia es más reducida. Alejo es castellonense y en la década de los ochenta se desplazó desde su ciudad de origen a Granada, a fin de estudiar la especialidad de farmacia. En la ciudad que le vio nacer no podía hacerlo dado que, en aquellos años, la provincia carecía de universidad. Los atractivos de la ciudad de la Alhambra, junto a su prestigio universitario, le llevaron a elegir este destino, con la comprensión y esfuerzo familiar para sostener el coste económico que dicho traslado suponía. Como casi todos los veranos, vuelve a este mágico entorno residiendo en las alturas de la sierra, donde encuentra naturaleza, paz y sosiego, permitiéndole al tiempo revivir una experiencia que ha marcado de manera decisiva su vida.

Suele levantarse temprano, pues le gusta recibir los primeros rayo de sol caminando por los senderos próximos al albergue, antes de tomar el suculento desayuno que le prepara Dora, la encargada de la cocina, madre de dos jóvenes hermanos, Mara y Derio, que regentan con eficiencia el negocio. Completa la mañana trabajando unas horas con su ordenador, ya que ha de atender en la distancia los asuntos relativos a la farmacia de su propiedad, instalada en el centro de la capital levantina. También le agrada realizar algunos paseos por los tranquilos parajes del entorno. Le agrada subir, a menudo, hasta el monumento dedicado a la Virgen de las Nieves. Algunos días conduce su vehículo hasta la capital granadina, para recorrer sus calles, hacer algunas compras y, en ocasiones, asistir a esos espectáculos musicales que se programan tanto en el precioso barrio del Albaycín, como en el Corral del Carbón y, por supuesto, en el marco único de los jardines del Generalife.

A pesar de esas tres décadas transcurridas, no ha olvidado a quien fue el verdadero y único amor en su vida. Una atractiva compañera de curso, Julia, a la que conoció en el ambiente alegre y desenfadado de la facultad, durante aquellos maravillosos años de los ochenta. Intimaron y su proximidad física y afectiva fue señalada por todos los amigos como la de una pareja ideal. Siempre juntos, tanto en los asientos de la antigua y prestigiosa institución académica, sita en la calle San Jerónimo, como en la experiencia lúdica y recreativa de tantas tardes y fines de semana, por el ambiente juvenil de la ciudad. La afinidad de sus caracteres, así como la identidad de sus proyectos para el futuro, les hacía sentirse esperanzados en un noviazgo que cada día imaginaban y realizaban con el desenfado animoso de la juventud. El mejor resumen de su relación era el que no podían estar el uno sin el otro.

Un domingo, primaveral del 85, el último año de “carrera” Delia le pidió que subieran a la Sierra a fin de pasar juntos el día. Quería comentarle algo muy importante que le estaba afectando desde hacia unos meses y al fin se decidió hacerlo estando ambos alejados del bullicio ciudadano. Precisamente cuando llegaron ante el monumento triangular de la Virgen, la chica, con un semblante serio y dolorido, le desveló el contenido de su realidad.

“Ale, he de confiarte algo que nos va a ser muy doloroso sobrellevar a los dos. Especialmente a ti, pero también para mi persona. Llevas algunas semanas diciéndome que me ves rara, seria y preocupada. Yo te lo he ido negando, pero la verdad es que no he sido lo suficientemente sincera contigo. Por fin hoy he decidido dar este paso que desvela toda la verdad. Es muy duro, lo sé, pero he de afrontarlo. No puedo …….. seguir contigo. Estás en tu derecho de enfadarte y de hacerme todas las preguntas posibles. Pero yo te pediría algo que para mi es extremadamente importante. No me preguntes ahora el porqué de esta difícil decisión. Es un tema que me está afectando y que ahora quiero llevarlo en la intimidad. Tal vez no te sirva de mucho, pero te debo decir algo que tal vez pueda tranquilizarte. No hay …… créeme, otro chico de por medio. Por favor, no me preguntes más. Lamento en el alma hacerte esto. Pero es una decisión que vengo reflexionando desde hace ya meses. Créelo, es mejor dejarlo. Para ti y para mí. No podemos engañar ni condicionar a nuestro destino.”

Fue un verdadero mazazo para la estabilidad anímica de Alejo. En realidad venía percibiendo respuestas y actitudes extrañas e inusuales en el comportamiento habitual de su compañera, pero nunca podía pensar en la contundencia de las palabras que ella pronunció al pie de la Virgen. Todo ello en medio de un panorama todavía adornado por un suelo cubierto por la nieve. Aunque intentó llegar al fondo del problema, nada pudo conseguir de una persona que priorizó su intimidad antes de compartir la explicación. A duras penas consiguió terminar el curso, llegando de inmediato las vacaciones y la vuelta a casa de sus padres. Evitó volver a Granada hasta pasados ya unos años, una vez que su situación profesional se fue estabilizando, tras una sacrificado proceso económico para tener la propiedad de una farmacia.

Julia era natural de Jaén, hija única de padres labradores. Tras la finalización de los estudios, de ella poco más supo. Conociendo su dirección familiar, le escribió varias cartas durante algún tiempo, que sólo merecieron muy breves respuestas. Ese intercambio epistolar se fue temporalmente espaciando, quedando sólo en cumplidas felicitaciones navideñas. De ella supo que entró a trabajar en unos laboratorios de análisis e investigaciones, vinculados al sector oleícola. Lo cierto es que ninguno de los dos llegó a formar una familia. Él nunca consiguió superar esa ruptura, centrándose en su trabajo y en su afición por los viajes. No ha podido olvidar a la dulce y vitalista persona con la que compartió unos años decisivos, enmarcados en la etapa de preparación académica. Ciertamente ha tenido diversas relaciones, pero sin la profundidad y estabilidad necesaria para dibujar un proyecto de vida junto a la mujer deseada. Volver a Granada, aunque sólo sean unos días del verano, supone para este acomodado farmacéutico el revivir una ilusionada etapa de esa juventud ya alejada en el discurrir de su vida. Pero resulta muy complicado y difícil olvidar a ese primer amor, cuando no encuentras la compensación personal necesaria.

Pero después de tantos veranos y anualidades sumidas en el erial infructuoso del silencio, Alejo ha decidido enviar una breve carta, on line, a la última dirección electrónica conocida de Julia, con ánimo de encontrar respuestas que serenen el vacío que siente, a pesar de tantos calendarios recorridos por los hitos de su memoria.

“Querida Julia. Han pasado ya casi tres décadas de aquel nublado día en que, al pie de la Virgen, en la Sierra, cerraste la puerta de mi ilusión ante tu persona. Mi vida transcurre razonablemente  bien, en lo material y profesional, aunque con esa carencia afectiva de no compartirla con la persona amada. Confío que a ti también te haya ido bien en la vida. Pero en este verano de 2014, aquí en pleno territorio de la naturaleza, ahora sin nieve, me haría mucho bien conocer, al fin, el motivo básico por el que no quisiste continuar con nuestra relación, que yo estimaba casi perfecta. Este ruego o pregunta lo puedes considerar un tanto infantil u obsesivo, tras el paso tan largo en el tiempo. Pero la verdad es que nunca llegué a comprender ese cambio imprevisto que se produjo en tu carácter con respecto a mi persona. Evitaste explicármelo en su momento pero ahora, una vez más, te lo quiero preguntar. Sé que tienes una respuesta. Y no me importa que llegue con la fuerza y contundencia de la sinceridad. Confío que esta vez seas generosa en la atención a este e-mail. Y, por supuesto que te encuentres bien, tanto en la salud como en el desarrollo de tu profesión. Siempre tu amigo, con el afecto de Alejo”.

Había bajado a Granada, pues quería comprar unas deportivas nuevas para el senderismo que realizaba a diario por la sierra y, al tiempo, dar una vuelta por el centro de la ciudad. Plaza Nueva, Reyes Católicos, Plaza de Bib Rambla, Mesones, Plaza de la Trinidad, Gran Capitán, San Jerónimo …. Lugares que le recordaban vivencias y avatares de otros años insertos en su etapa estudiantil universitaria.  Ya cuando atardecía condujo su automóvil por la carretera, hoy muy reformada, que conduce hasta la inmensidad de la Sierra. Tras la cena, esta vez compartiendo mesa con la simpática compañía de Mara y Derio, encendió su portátil en la sala de estar, cerca de la gran chimenea ahora apagada en verano. ¿Tal vez un milagro? Sí, allí en el escritorio del Mac estaba la respuesta que tanto ansiaba recibir. Un tanto tembloroso por la emoción, abrió el correo, haciendo click en el mensaje que le enviaba una mujer, para él, inolvidable.

“Mi querido Ale. ¡Cuánto tiempo ha pasado desde entonces, desde que  éramos tan jóvenes! Casi tres décadas ya ….. Es admirable tu constancia y fidelidad hacia mi persona. Creo que fui un tanto egoísta, al no aclararte las razones profundas por las que quise poner fin a nuestra relación afectiva. Te aseguro que hubo una importante y decisiva motivación. Mucho, mucho antes de aquel triste día junto a la Virgen de las Nieves, precisamente el lugar donde me declaraste tu amor, comencé a sentir dentro de mi unas sensaciones que me hacían dudar de mi estabilidad y seguridad sexual. Esa ambivalencia extraña, que esporádicamente sentía, se fue paulatinamente agudizando hasta llegar a tener que consultarla con personas y profesionales cualificados. Sí, he llegado a tener compañeras muy cercanas en todos estos años, pero desde hace también algún tiempo he optado por vivir en la soledad de mi propia intimidad. Vivo bien con mi trabajo, sintiendo el apoyo fraterno de familiares y algunas amigas y amigos. Me daba miedo embarcarte en un viaje hacia la unión familiar y después traicionar tu confianza y tu estabilidad ante las reacciones imprevisibles de mis complicados sentimientos. Te aseguro que no te he olvidado. Y, a mi manera, nunca he dejado de quererte. Pero la vida posee sus propios esquemas y acaban condicionando nuestro caminar por la misma. Te deseo, de todo corazón, lo mejor. Escríbeme siempre que lo desees. Ya nunca te faltará mi respuesta. Con mucho cariño, Julia”.

José L. Casado Toro (viernes, 15 agosto, 2014)
Profesor
jlcasadot@yahoo.es
jlcasadot@yahoo.es