viernes, 23 de marzo de 2012

TRES AMIGAS, PARA LA NOVEDAD EN UN DOMINGO DE MAYO.

Tres mujeres pasean a lo largo del Parque de Málaga. Se han citado en el punto de reunión de la Plaza de la Marina a esa hora, inusualmente temprana, de las cuatro y media de la tarde. Tienen previsto asistir a una sesión cinematográfica, en una de las salas del centro urbano, que comienza a las 8 de la tarde. Han adelantado su encuentro, pues desean disfrutar de un rato abierto para confraternizar en la charla. La tarde, en el mayo primaveral, es gratamente anticiclónica. Genera un cielo trasparente, con la ausencia de nubes, pero virado de un celeste y oro que nos anuncia ese viaje acelerado hacia la térmica intensidad del verano. Son tres jóvenes personas, cuyas edades oscilan entre los veintiuno y los veintiséis años, que se conocieron en la celebración de una boda, a la que fueron invitadas por distintos motivos de relación y parentesco. Desde hace poco más de seis meses, mantienen una buena amistad. Esa proximidad se concreta en contactos telefónicos e informáticos pero, sobre todo, en verse durante esos fines de semana. Ahí es cuando disponen del tiempo libre necesario para salir y estar juntas, disfrutando de las posibilidades que ofrece el laberinto geométrico del callejero urbano.

Nuria, la mayor de las tres, trabaja como administrativa en una empresa de seguros, desde hace ya dos años. Licenciada en derecho, es morena y tiene unos bellos ojos castaños. De carácter, en general, sosegado y reflexivo, creyó tener la atención e interés de un atractivo compañero de trabajo, con el que incluso compartió varios fines de semanas para tiempos de diversión. En nada quedaron aquellas dos meriendas y algo de cine y sentimientos. Este hombre la estaba utilizando, con la habilidad del interesado, para atraer la atención de otra compañera de oficina, con una imagen, social y física, algo superior que la suya. Fue un duro golpe que, poco a poco, va superando. Vive sola, en un pequeño ático restaurado próximo a la Alcazaba.

Alba pertenece a la plantilla laboral de una empresa de limpieza, que se encarga de varios edificios por distintas zonas de la ciudad. De familia modesta, nunca se sintió a gusto con el mundo de los libros y, en su momento, abandonó los estudios de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, allá por tercero, tras varias repeticiones de curso. Es trabajadora y sensible, ante las necesidades de los demás. Reside en casa de sus padres, con dos hermanos mayores que hacen trabajos de albañilería y pintura, en una pequeña empresa de multiservicios para el hogar. Su problema, con los gramos de peso, viene de familia. Pero ella los asume con desenfado y gracejo, vistiendo esas generosas tallas que exigen numerosos centímetros para la comodidad.

Finalmente, Chari. Es la benjamina del grupo y aún asiste a las aulas escolares. Estudia el grado de Maestro en Educación Infantil, en la Facultad de Ciencias de la Educación de la UMA. Siempre le ha gustado el trato y cuidado con los niños pequeños, tal vez como compensación al haber sido hija única de unos padres mayores, siempre muy ocupados. Sus gastos se centran, básicamente, en el vestuario. Es asidua visitante de las tiendas de ropa, estando al día en las oportunidades que con frecuencia sabe encontrar en las franquicias que se ocupan del género. Algo hiperactiva, es la más locuaz de la tres. Coloquialmente, habla “por los codos”. Por sus antiguos problemas de espalda, practica una gimnasia de mantenimiento, nadando dos veces por semana en un complejo deportivo al que está afiliada desde hace años. El azul verdoso de sus ojos, y la frecuente sonrisa en los labios, transmite confianza y buenas sensaciones a las personas cercanas.

Domingo, en la tarde. Resulta muy agradable la brisa de levante que acaricia los rostros, en esa zona próxima al puerto de la ciudad. Se van cruzando con jóvenes, junto a familias con niños, que vuelven de una mañana de sol, en las playas de la Malagueta. Tras un largo invierno, apetece ir bronceando una piel “blanqueada” en su tonalidad, sintiendo la vibración acústica del oleaje con un siempre grato olor a marisma. Algunos de estos valientes playeros, en la antesala estacional del verano, han descuidado su visita a las duchas reparadoras. Mantienen en sus pies esa arena que delata la proximidad a la fresca naturaleza de un Mediterráneo, que susurra sosiego y tranquilidad. Un domingo más, un día más, para tres personas que unen sus esfuerzos contra la rutina y soledad que preside la intimidad de sus vidas.

Toman asiento en uno de los bancos de piedra que guarnecen la ajardinada zona sur, vecina al Paseo de los Curas. Intercambian comentarios diversos sobre la playa, el cine o la familia, cuando ven acercarse a un joven bien parecido, cuyos rasgos físicos denota a las claras su procedencia extranjera. Desde luego, su facies no es mediterránea. Arrastra un trolley de dos ruedas, llevando sobre su espalda una voluminosa mochila deportiva. Les saluda con un castellano bien aprendido, preguntándoles por la orientación acerca de una calle, ubicada por el entramado urbano cercano a la Catedral. Observan, en el intercambio de frases, que es un chico de cierta cultura y de modales educados y agradables. Unos y otros aprovechan el letargo climático de las seis de la tarde, en un domingo con dulzura primaveral, para acercar datos en el conocimiento. Daryl es de nacionalidad británica. Reside en Bristol, donde trabaja como programador informático. Tiene antecedentes familiares malagueños y aprovecha unas cortas vacaciones para conocer, por vez primera en su vida, la ciudad donde nació uno de sus abuelos. Ilusionadas, ante la posibilidad de romper con la monotonía de tantos domingos aburridos, se ofrecen a servirle de guía para ese hostal, cercano al Picasso, donde va a pasar sus siete días de estancia en la ciudad. Curiosamente es Nuria la más abierta y solícita al nuevo personaje, aunque las ocurrencias de Chari y el humor de Alba hacen posible un ambiente de cordialidad y simpatía. Se ha generado la imprevista y rápida amistad de cuatro personas, abiertas placenteramente a la comunicación del diálogo. Tras un corto recorrido, pleno de simpatía, llegan a una pequeña residencia universitaria, ubicada en el corazón monumental de la ciudad y que se oferta desde las páginas de Internet. Es Daryl quien, después de agradecerles la amabilidad y confianza que le han deparado, se ofrece a invitarlas para tomar alguna cosa en las cercanías de la noche. Acuerdan en reunirse, una hora después, tras el aseo necesario del joven, en una de las terrazas de la emblemática Plaza de la Merced. La película prevista, en la cartelera del ocio, deberá dejar paso a esta otra grata historia que se ha abierto, con imprevisible oportunidad, en la tarde de un domingo de Mayo.

Efectivamente, ese grato descubrimiento, en la persona del recién conocido, centra el interés de tres amigas que negocian la soledad individual de los días. Pero que saben compensar, al tiempo, la ausencia de parejas estables con el afecto reciproco que las une. Daryl es un joven atractivo, educado y que sabe dosificar la simpatía con el respeto a tres jóvenes desconocidas, que le han brindado su compañía y ayuda. A la hora acordada se volvieron a reunir a fin de tomar unas cervezas, en la zona norte de la histórica Plaza. Para el momento de la cena, decidió invitar a sus nuevas amigas en una pizzería relativamente cercana donde, tras una larga velada, acordaron que le ayudarían a conocer lo más importante que atesora nuestra ciudad. Cada una de ellas actuarían como improvisadas guías, durante los seis días de estancia del británico en Málaga. Organizaron el reparto de la semana, atendiendo a sus obligaciones laborales y escolares. De ese modo, también permitirían que el amigo inglés las fuera tratando y conociendo de una forma más individualizada. Eso sí, la despedida colectiva, los uniría a todos el próximo sábado por la tarde.

Resulta obvio que las tres amigas estaban prendadas en la figura del recién llegado. Y, a su manera, buscaron sus mejores dotes de simpatía y conocimiento para acercarse a su persona. ¿Hubo competitividad o rivalidad por conseguir la atención preferente del joven inglés? Sin duda. En esa atractiva experiencia, aparecía la equilibrada personalidad de Nuria, mujer aparentemente seria pero que trasluce y ofrece una riqueza interior, en valores, en sumo atractiva. También, la belleza y vitalidad juvenil de Chari resulta especialmente grata, todo ello enriquecido por su conocimiento de los ámbitos más lúdicos que encierra nuestra ciudad. Por su parte, las ocurrencias y el desparpajo de Alba, proporcionaron dos tardes muy simpáticas y alegres, a una persona que ansiaba conocer el carácter más hospitalario, espontáneo y abierto, de Málaga. Y todo ello en un corto espacio de tiempo.

Fue una semana de tonos heterogéneos, cálida y rica, en sensaciones y experiencias, conocimientos y descubrimientos recíprocos. Con limpia naturalidad, todos sembraron vínculos afectivos que habrían de permanecer, con la fuerza de la oportunidad, para el calendario futuro. La comunicación electrónica de Internet, con sus posibilidades ilimitadas de palabras, imágenes y sonidos, permitió y completó el mutuo conocimiento de esta semana de mayo. Días que habrían de resultar decisivos para el destino de una de estas tres amigas. Pero, ¿quién de ellas fue la que consiguió que Bristol y Málaga quedaran hermanadas, no sólo en la imprevisible amistad de aquellas tardes festivas, sino también en la formación de una familia, malagueña y británica al tiempo?

“Queridas amigas. Sé que os extrañará la llegada de este e-mail. Pero ha pasado el tiempo, poco más de dos años, desde aquel domingo en que nos disponíamos a ir al cine. Y, cuando paseábamos por el Parque, se nos acercó un joven, con su trolley y la mochila a la espalda. Unas y otras luchamos por lo mismo ¿verdad? Os aseguro que nunca utilicé malas artes, como me habéis acusado, para conseguir la voluntad de Daryl. Fue él, y sólo él, quien tomó la decisión que tanto habría de afectar a nuestras ilusiones. Cuando él me pidió, lo que para vosotros fue motivo de desilusión, aún no conocía la situación de mi embarazo. Por mi mentalidad, hubiera sido incapaz de “jugar” con esa baza para conseguir el amor de una persona, a pesar de que mis sentimientos hacia él eran claros y profundos. Surgieron en mí, con toda su fuerza e intensidad, desde aquel miércoles en que me correspondió acompañarle…. para que conociera un poco más de nuestra ciudad. Hemos perdido ya muchos meses de contacto y amistad, porque una de las tres fue a la que el destino quiso cambiarle la vida. La ruptura de la palabra y el afecto que nos unía, aunque no me creáis, es lo que más me duele y entristece. Pero, esta semana que viene, tenemos que ir a Málaga, para que mi madre conozca al segundo de mis hijos. Otra niña. También, es una preciosidad. Alma y Estrella, es el mejor tesoro que poseo en la vida. Me daría una gran alegría que nos viéramos y que supiéramos recuperar el cariño que tanto nos unía. Espero, con mucha fe vuestro correo. En todo caso, cuando estemos en Málaga, trataré de comunicar con vosotras. Tengo la confianza de que vais a poder darme esta gran alegría. Esta nueva oportunidad. En caso contrario, sabré comprenderos. Besos”.

Este denso y hermoso correo sí fue correspondido, desde el amanecer, con una noble y esperanzadora respuesta.-

José L. Casado Toro (viernes 23 de Marzo, 2012)

Profesor

http://www.jlcasadot.blogspot.com/


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