La actividad en la empresa denominada correourgente.com era positivamente frenética,
durante las fiestas de Navidad y Reyes. La centralita telefónica, que nucleaba
organizativamente los encargos y repartos, no cesaba de funcionar. Sus dos operarias,
Mayte y Virginia, encargadas de atender las peticiones de recogida y envío de la
muy diversa paquetería, se veían “gratamente” desbordadas ante el notable incremento
de los servicios a realizar, siempre con la mayor presteza posible. Precisamente
el equipo de dirección empresarial, a fin de incrementar el volumen de ingresos
en época tan atractiva, había ideado una nueva y sugestiva prestación para las
fechas específicas del 5 y 6 de enero, con motivo de la festividad de los Reyes
Magos. Además del reparto domiciliario de la paquetería habitual, propio de cualquier
mes, se ofertó a la clientela un divertido y más que atractivo servicio, para
la mañana de ese 6 de enero. Día de la ilusión, en el que los regalos y
juguetes son descubiertos junto al árbol de Navidad, el Nacimiento o la chimenea,
por las sonrisas desbordadas tanto de los niños como también por ese sentimiento
infantil que subyace (afortunadamente) en muchos adultos. Chicos y mayores
niños, siempre confían en que SS.MM hayan leído sus cartas y atiendan el
contenido de los apetecibles deseos que en ellas han sido anotados, con más o
menos necesidad o vitalidad.
¿Cuál era el innovador servicio de ayuda
a los Reyes de Oriente, que los
propietarios de la imaginativa empresa habían organizado (con la agresividad
comercial propia de la efemérides navideña)? En un contexto de suma
competitividad comercial, dentro del sector del transporte privado de
mercancías y correspondencia, Lucas y Fermín, los dueños de la propiedad
empresarial, idearon un espectacular servicio que sería aplicado en
determinadas fechas y eventos. En este caso temporal, el sugerente programa era
denominado Reyesmagos.com.
Seis bien “decoradas” furgonetas, recientemente
adquiridas, estaban dispuestas para iniciar el reparto, durante la mañana del
día de Reyes, de todos aquellos servicios que hubiesen sido previamente
contratados para esa tan emotiva y lúdica fecha del calendario. Esta actividad
sería efectiva sobre el espacio geográfico de las dos provincias españolas
donde la empresa actualmente operaba: Madrid y Valencia y siempre con un
perímetro territorial determinado con respecto al núcleo de la capitalidad
provincial. Los juguetes y regalos serían entregados personalmente por Melchor,
Gaspar y Baltasar, los tres Magos de Oriente, que viajarían en cada una de los
bien “atestados” vehículos acompañando a sus respectivos conductores. Era obvio
que esta “cinematográfica” puesta en escena tendría su correspondiente “sobrecoste”
económico. Pero el que S.S.M.M. llamasen a la puerta de un domicilio y
entregaran los regalos, con todo el fasto y la ceremonia posible, a los más
pequeños o grandes pequeños de la casa, era un espectáculo de plástica novedosamente
teatral y agradable. Tan sabios e “históricos” visitantes dedicarían los
minutos necesarios, en cada uno de los destinos para la entrega de los regalos,
los caramelos y bombones, prestándose también a posar para las fotos del
recuerdo e incluso aceptarían de buen grado esa reconfortante "copita" de anís,
que muy gratamente sería disfrutada por tan “ilustres y entrañables
personajes”.
Sin embargo la meteorología quiso tomar parte en
todo este “montaje mercantil” provocando una de sus más insospechadas y
alocadas travesuras. En la tarde del jueves 4 de enero,
gran parte del territorio peninsular se vio sometido a una
poderosa borrasca atlántica, con tormentas y aguaceros, luminosa y
acústicamente acompañados de fuerte aparato eléctrico. Quiso el azar que una de
estas poderosas descargas incidiera sobre una de las torretas del edificio
donde se halla ubicada la empresa correourgente.com. afectando gravemente a la
sistémica estructura informática que pone orden a toda la organización de los
envíos. Expresándolo con un lenguaje “coloquial”: la programación de los
ordenadores entró en un estado global de inestable “locura”. Las direcciones de
los destinos y sus remitentes, junto a
la propia señalización de la paquetería, fue electrónicamente trastocada
y alterada. La consecuencia más preocupante de estas modificaciones fue que, a
pesar de todo el esfuerzo de los ingenieros y técnicos, que pasaron gran parte
del día cinco tratando de poner orden a tan anárquico desbarajuste, en la
mañana del Día de Reyes el desajuste informático
no había podido ser reparado o “saneado” en su imprescindible totalidad.
Los gestores del negocio, a pesar de los problemas
que podrían tener con la buena gestión de los envíos, decidieron
imprudentemente que las furgonetas viajaran, a partir de las siete de la
mañana, llevando en sus “alforjas, la valiosa, anhelada e ilusionada mercancía,
que iba a ser trasladada desde los almacenes centrales hasta los muy
afortunados domicilios. Pero el riesgo de esta empresarial decisión resultaba
racionalmente probable: algunos regalos podrían llevar las etiquetas de las direcciones
involuntariamente alteradas, como efectivamente así sucedió. La informática
tiene sus reglas y cuando éstas se modifican las consecuencias pueden ser
verdaderamente complicadas, para el mecanismo cabal de una empresa que
necesitaba el ajuste exacto de todos los datos. La gravedad del asunto derivó
en que muchos destinatarios recibieron regalos
cambiados de manos de unos Reyes Magos que veían, con sofoco y frustrada
turbación, el desorden sentimental y anímico que estaban provocando, a pesar de
todos sus voluntariosos y humanos esfuerzos técnicamente aplicados. Veamos algunos
ejemplos ilustrativos, de los muchos que tuvieron lugar, en la mañana de un
inolvidable 6 de enero, por tan curioso y cinematográfico desbarajuste
informático.
El rostro sereno de doña
Úrsula de los Trinos, 83 “primaveras”, 7ª Marquesa de Villasegovia,
socio numerario del Opus Dei, al anunciarle su asistenta la presencia de los
Reyes Magos de Oriente ante la puerta de su palacete, se transformó con
celeridad en una mezcla de asombro, sonrisas y esa nostalgia renacida con el
recuerdo de su ya muy lejana y nebulosa infancia. Tras estrecharles las manos
con un indisimulado recelo, sus regias majestades respondieron entregando a la venerable
y veterana dama una caja envuelta en fino celofán rojo, con un cinta enlazada
de color celeste esmeralda. Con “infantil” expectación la buena señora se
dispuso a la apertura del dadivoso presente, regalo sin duda remitido por el
conjunto de sus nueve hijos y demás familia. ¡Oh sorpresa! La “pesada” caja de
cartón contenía una colección de 50 DVDs de películas porno XXX, publicadas en
el mercado audiovisual chino. Además se adjuntaba un bloque de 50 fascículos,
repletos de atrevidas, muy osadas y espectaculares fotografías alusivas a la
misma temática con el más desenfadado erotismo. Las milagrosas sales aplicadas
por la solícita sirvienta Magda, procedentes del santuario de Santa Perpetua,
aliviaron el inmediato “flato” respiratorio que sufrió la enjoyada y muy devota
miembro de la más rancia aristocracia.
Cuando Policarpo Gambón,
veinticinco años ejerciendo como Presidente provincial de la federación
libertaria C.N.T. y en la actualidad disfrutando de una merecida jubilación,
abrió entre bromas un bien adornado paquete que le entregaron en mano los tres
Magos de Oriente, no podía imaginar la colección de libros que su compañera
actual (cualificada dirigente sindical) le había prometido regalarle. Se
trataba de una colección de gruesos volúmenes, vinculados al género de las
memorias, cuyos autores no detentaban precisamente la ideología ácrata que
durante toda su vida había defendido, incluso sufriendo largas temporadas en
prisión, el veterano dirigente de la agrupación anarquista. Los títulos de esa
colección de memorias y estudios políticos (15 volúmenes) eran: Francisco
Franco Bahamonde. José Antonio Primo de Rivera, Luis Carrero Blanco. Agustín
Muñoz Grandes. José Solís Ruiz, Manuel Fraga Iribarne, Laureano López Rodó,
etc. SS.MM. tuvieron que remangarse sus largos y ornados mantones, a fin de
salir corriendo por las escaleras abajo, desde el séptimo piso, letra A, en un
bloque de viviendas de protección oficial, a donde habían llevado el culto
regalo literario. Esa muy acelerada huida fue protagonizada por los tres disfrazados
operarios, a fin de proteger sus respectivas humanidades: un furibundo ex líder
sindical los perseguía, profiriendo
frases amenazadoras, con un tosco bate de beisbol en mano, deporte al que Gambón
era muy aficionado.
Frank González García, 26 años, líder y cantante del muy aclamado grupo
de rock The dangerous black cats (los peligrosos gatos negros) recibió, en la
comuna donde reside junto a los restantes miembros de la banda y sus respectivas
parejas, la visita de los regios personajes de Oriente. Van a entregarle un
simpático regalo por la festividad del Reyes, costeado por muchos de sus
fanáticos seguidores vinculados al club de fans. Éstos habían encargado la
construcción de un laborioso y gran mosaico de cerámica vidriada, donde se
dibujaba la figura del cantante, rodeado con las caras de sus compañeros del
grupo. Los acústicos y estridentes sonidos, promovidos por el instrumental que tocaban
los distintos miembros de la banda cesaron por unos minutos, a fin de que Frank
pudiera disfrutar el valioso regalo procedente de sus enfervorizados seguidores. A quienes estaban al tanto del
regalo les extrañó sobremanera la pequeñez del presente que ofrecían sus regias
majestades. “Qué raro (comentaba en voz baja Johny, el teclista del grupo). El
tamaño que me habían comentado no era el de ese paquete que traen estos reyes
de “pacotilla”. Cuando Frank (con una cogorza de mil amores) abrió el
envoltorio, dio un salto y aullido imitando a un lobo de las montañas. “¡Veinticinco CDs, con los cantos gregorianos cantados
por los monjes de la abadía burgalesa de Silos!” Se fue presto hacia la
botella que acabó de vaciarla sobre el interior de su carrasposa garganta, ordenando
a sus compañeros reiniciar el ensayo. Los CDs gregorianos habían sido previamente
estampados en la cabeza del bien tiznado Baltasar que huía a grandes “zancadas”,
dando gritos y “alaridos” de dolor, miedo y espanto, desde la “guarida” ocupada
por tan contracultural e idílica agrupación musical.
Un grupo de señoras, muy devotas y de diaria
asistencia a los oficios y ceremonias religiosas, celebradas en el templo parroquial, habían decidido tener un
generoso detalle de Reyes con su director espiritual, Monseñor
D. Sebastián de la Tapia Cercedilla. A este fin, doña Gonzala, la más
dinámica del grupo Convivencia y Fraternidad, a pesar de “andar” por sus setenta
avanzados, estuvo recaudando las aportaciones que sus amigas, compañeras y
otras personas de la feligresía decidieron cariñosamente colaborar. El no muy
abundante capital recaudado dio al menos para comprar un buen abrigo, con el
que su querido párroco pudiera protegerse del frío y la humedad, durante los
meses más crudos de la anualidad. “Es que d. Sebastián pasa frío, porque todo
lo que tiene lo entrega para los pobres de la diócesis. Seguro que ese regalo
le hará mucha ilusión, aunque hay que evitar que se sienta motivado para
entregarlo a otra persona que lo necesite más”. Unos días antes de Reyes, doña
Gonzala, acompañada de dos buenas amigas, depositaron el abrigo comprado, bien
doblado y envuelto, en las oficinas de correourgente.com, pagando el
correspondiente coste por la gestión.
En la mañana del seis, después de atender al oficio
religioso matinal, D. Sebastián entró en la sacristía de la parroquia y con
asombro la vio repleta de feligreses, todos sonrientes y cómplices de la
inminente llegada de sus tres Majestades. Efectivamente, entre grandes aplausos
y con paso ceremonial, hicieron entrada los Magos, portando encima de un cojín
de terciopelo rojo el vistoso presente con el que la comunidad parroquial
deseaba obsequiar al bueno de su párroco. Todo emocionado y con manos
temblorosas, sin duda por el cálido estado afectivo que le embargaba, abrió la
curiosa caja, envuelta en papel de aluminio de intensa tonalidad violeta. Doña
Gonzala y sus dos amigas, Desamparados y Natividad, mostraron su extrañeza pues
no reconocían la bolsa con el abrigo que ellas habían entregado cinco días
antes en la oficina de recepción. Para intensa sorpresa de todos los presentes,
el apreciado sacerdote extrajo de la caja unas sandalias de fiesta, de charol
color rojo malva, con sinuosas floraciones beige otoñal, sobre unos tacones
picudos de unos doce centímetros de longitud. El hábil monseñor rompió el
aturdido silencio general de tan densa y expectante compañía diciendo: “Bueno… no sé si serán de mi número, pero os agradezco de
corazón el detalle. Ya tengo un buen calzado para este frío invierno”.
La risotada fue general, ante los rostros sobrecogidos de sus tres ilustres
Majestades.
El descontrolado desajuste informático, provocado
por la grave incidencia meteorológica, no alteró a la totalidad de las entregas
que se realizaron ese día 6 de enero. Muchos de los regalos llegaron con
normalidad a sus correctos destinos, generando la alegría subsiguiente en los
más jóvenes de la casa y también en aquellos con más años acumulados en sus
calendarios. Sin embargo, en los casos de los incómodos e inoportunos equívocos
(como algunos de los aquí expuestos) la empresa de reparto tuvo que afrontar la rectificación de los errores reenviando de nuevo las
distintas mercancías, tomando la decisión de compensar a los respectivos
clientes con la gratuidad absoluta del innovador servicio que había sido mal
realizado. La idea en sí no era en absoluto desacertada y fue aplicada con
rentabilidad y marketing “comercial” en futuras oportunidades, aunque no fueran
los Reyes Magos los únicos portadores expresos de los regalos, sino otros
personajes de la cinematografía y la Historia quienes escenificaron las
oportunas entregas. Las míticas figuras de la filmografía generada por la
inolvidable y actualizada factoría de Walt Disney
(Mickey Mouse, Blanca Nieves, Mary Poppins, Bambi, Dumbo, la Dama y el Vagabundo,
la Bella durmiente, el Rey León, etc) fueron con frecuencia utilizadas para
esas entregas personalizadas, en cumpleaños, onomásticas y otras fiestas y
eventos de naturaleza familiar, social o empresarial.
La hábil iniciativa de correourgente.com, con su
lúdico y escénico programa “reyesmagos.com”, fue pronto “mimetizada” por otras
empresas del sector de la distribución, en el marco actual de las compras y
ventas on line, mediante el uso del ordenador y esos teléfonos, cada vez más inteligentes,
que la red microelectrónica pone a nuestra disposición. Es una modalidad
comercial que cada vez tiene más uso, para la necesidad de rapidez y la comodidad
de los productores, los intermediarios y los consumidores.
Sin embargo, a pesar del “deslumbre eficaz” provocada
o generada por la versatilidad informática, gigas y microchips difícilmente
podrán competir con aquellas bellas e históricas estampas que atesoran nuestra
memoria. Son dibujos que reflejan la realidad de tantos niños o niñas que contemplaban, nerviosamente emocionados, la copiosa
juguetería ofertada en un antiguo escaparate de barrio, disfrutando con la
imaginación ilusionada de aquella bici, de ese “fuerte” de madera con indios y
soldados, la muñeca de trapo o las constructivas y laboriosas piezas del
mecano, etc. Son entrañables imágenes que nunca podrán borrarse de nuestra
mente, pues representan la importancia que para la infancia, sea de cualquier
edad, va a tener la mágica Noche del 5, previa
a la alegría ilusionada y desbordante de cada 6 de
enero. Fecha que anualmente simboliza el paraíso temporal para el juego,
el sano disfrute individual y colectivo de niños y mayores, junto a ese
poderoso ejercicio imaginativo que nos hace creer en otros mundos, sentimientos
y realidades.-
José L. Casado Toro (viernes, 5 enero 2018)
Antiguo profesor del I.E.S. Ntra.
Sra. de la Victoria. Málaga
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