Buenos días, hermoso día, Catherine, Olga y Luis. Hoy amanece una fecha radiante de luz, azul y mar porque, porque es el gran día de vuestro gran y merecido homenaje. Y es que hace un trocito, en el calendario de vuestras ejemplares biografías, cuando llegasteis a este entrañable Instituto de Málaga, dibujado con ese bello nombre de Nuestra Señora de la Victoria. Lo hicisteis con el ánimo juvenil de poder enseñar, instruir, formar y educar. Fue hace…. casi nada, tres décadas largas, en el almanaque de la memoria. Horas, meses y años en que, miles de almas, hombres y mujeres, han ido creciendo, aprendiendo y mejorando para la vida. Con vuestra ayuda, admirable y generosa, en el conocimiento, en los valores y en las capacidades y destrezas necesarias, a fin de alcanzar esa madurez ciudadana a la que todos, absolutamente todos, estamos gozosamente invitados en la responsabilidad adulta de nuestras semblanzas. Para aquellos que lean estas líneas, y no os conozcan de forma personal, debo aportar algún dato. Dña. Catherine Chantal Querment, Profesora de Francés; Dña. Olga Llamas Perdigo, Profesora de Inglés. D. Luis Prades Vázquez, Profesor de Física y Química. Estos tres ejemplares profesionales de la enseñanza, dejan, en este Curso 2010-11, que ya finaliza, la primera línea de frente, en la incruenta batalla del conocimiento, de los valores y de las ideas, para el magisterio docente, en el Instituto, en su Instituto de “toda una vida”. Aquél que llaman “Martiricos”, hermanado junto al río de la Ciudad (Guadalmedina), y por el que han pasado miles y miles de malagueños y naturalizados, en esta ciudad. Situada en una coqueta bahía que se deja acariciar por el susurro del Mediterráneo, bajo la figura maternal de una Penibética, protectora de una dulce atmósfera envidiada en lo universal. Atrás, en el recuerdo, quedan lecciones y exámenes, apuntes y claustros, memorias y tutorías, padres y madres, Sénecas y estadísticas, lágrimas y sonrisas, horarios y reuniones, LOES y LOGSES, decepciones y alegrías, fríos y terrales, fotocopias y afonías, villancicos y graduaciones, pizarras y pen drives, palabras y miradas, soledades y compañías. En este martes, 28 de junio, vuestros compañeros, familiares y amigos, vamos a estar junto a vosotros para deciros, en este merecido homenaje, gracias. Agradecimiento, más que merecido, por vuestro compañerismo, por vuestro buen hacer, por vuestro mejor estilo, en ese arte, difícil pero apasionante, incomprendido pero ilusionado, esforzado pero tan necesario, como es el de la educación de niños y jóvenes. Pasáis a una retaguardia, en la ciudad de las ideas y los corazones, en plena forma y con la conciencia, digna de aplauso, del deber cumplido. Y, fielmente, en vuestro Instituto. Éste que, hace pocas semanas ha cumplido el cincuentenario de muchos latidos y flores, en el jardín de lo humano. Y esa es, me lo vais a permitir, una de vuestras numerosas cualidades. Una humanidad, ejemplar, en el trato para con todos. Alumnos, compañeros de la administración y servicios, compañeros profesores, todos os queremos agradecer vuestra compañía, vuestro ejemplo y vuestro buen hacer. En este día “jubiloso” os van a decir que las puertas del IES. Ntra. Sra. de la Victoria, estarán siempre abiertas para vuestros deseos en la amistad. Me atrevería a matizar este generoso ofrecimiento. Esas puertas, que dan acceso a los jardines, patios, aulas y laboratorios, son innecesarias para vosotros. No se os tienen que abrir porque, porque sois parte sustancial y entrañable de este Instituto. Formáis, junto a tantos compañeros y compañeras, los firmes pilares en que se sustenta esta ejemplar y altruista comunidad educativa. Felicidades. Muchas felicidades, en esta bella jornada para vuestra vida.
Con el cariño, respeto y admiración.
José L. Casado Toro
28 junio 2011
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