Cuando este artículo de opinión alcance los puertos hospitalarios de numerosos correos amigos, ya serán por todos conocidos los resultados municipales y autonómicos, que habrán tenido lugar el domingo 22 de mayo de 2011. Estos párrafos se escriben antes de que hayan tenido lugar las elecciones municipales (la número 9, desde el año 1979) y autonómicas (que se llevan a cabo en trece, de los diecisiete, Parlamentos que conforman la estructura descentralizadora). En un alto porcentaje de aciertos, las previsiones de estudios y encuestas previas serán confirmados por los resultados inapelables de las urnas electorales. Parece que sería más lógico conformar este escrito, una vez hecha pública la libre decisión de la ciudadanía. Sin embargo, también posee sus incentivos escribir sobre esta importante temática unos días antes de los recuentos a pie de urna, que se realizarán en este penúltimo domingo de mayo.
Aquí en Andalucía se renuevan, por novena vez desde la llegada de la democracia en la segunda mitad del siglo XX, los Ayuntamientos y las Diputaciones provinciales. Y, de esas nueve oportunidades que se han mencionado, probablemente en ninguna otra haya habido tanta incredulidad, falta de interés y descrédito, focalizada en la clase social que se dedica al quehacer político. Previsiblemente, algo similar ocurrirá dentro de unos meses, cuando le toque el turno a la renovación de las Cortes españolas. En la prensa ha salido publicado que, nada más que en Málaga, hay veintiséis candidatos en las listas electorales imputados por diversos supuestos delitos en el ejercicio público de la política. Y vemos, comprensivamente, que plazas de las más significadas capitales españolas se llenan estos día de personas, correspondientes a toda edad y condición, clamando y denunciando contra la hueca parafernalia bipartidista, protagonizada por las dos grandes siglas que ejercen el dominio electoral en nuestra nación. Llámese Movimiento o Plataforma del quince M, Democracia Real, Indignados…. da igual las siglas que lo presiden, todo ello supone una asociación espontánea, principalmente de origen “on line”, que trata de generar algo de oxígeno purificador contra el mal olor político que despiden unos y otros de los que sí concurren a las listas electorales. De manera especial, en esas dos importantes y voraces siglas que compiten para los comicios y se reparten el poder ejecutivo y administrativo de España. Ciertamente, hay un tercer invitado a esa mesa de los descréditos: la otra voracidad financiera de los consorcios bancarios, con alguna foto y rótulo de un más que conocido personaje, líder en el control egoísta de los capitales. Gurtel o Eres, entre otras lindezas, quedan ahí aparcadas para la conciencia manipuladora de los “trileros” de la política, verdaderos expertos en la tergiversación y mixtificación de los hechos y las realidades. Pero vayamos, a lo que este artículo persigue, en la esencia de su contenido. Hablarles, a pesar de sus patentes sorderas espirituales, morales y éticas, a los que hayan sido ganadores políticos de estos comicios “primaverales”, término aplicado por la estación meteorológica en que van a tener lugar.
A vosotros, a todos aquellos que vais a presidir los Ayuntamientos, en los 101 municipios que constituyen el puzzle geográfico nuestra preciosa provincia mediterránea, los ciudadanos de “a pie” os piden, os exigen, una serie de prioridades que deben presidir y priorizar vuestra gestión administrativa.
Aunque en más de una ocasión lo olvidéis, os debéis a la ciudadanía, aquella masa social que os ha designado con su voto democrático. Los intereses personales, y de partido, deben quedar absolutamente pospuestos en favor al servicio público a que os habéis comprometido (sin que nadie os haya obligado para ello). Será plausible vuestro sacrificio y honradez, para mejorar la gestión pública de vuestras ciudades. Será reprobable todo egoísmo e interés personal que presida vuestra acción en el ejercicio de la política. Sé que a muchos les perecerán utópicas e irreales estas palabras que contienen y atesoran nobles deseos. Pero ¡cuán ocre sería el color de nuestro conciencia, si no tiñéramos, con el color de la utopía, la voluntad de nuestros corazones! Esta es la primera prioridad que, en modo alguno, debéis soslayar.
Efectivamente, hay mucha ciudadanía que no cree en vosotros. Ni en los otros. Tampoco, en aquéllos. Esa confianza, perdida, os la tenéis que trabajar. Os la tenéis que ganar. Día a día, minuto a minuto. Tiempo al tiempo. Los recuerdos, y la experiencia, es un profundo lastre en contra de vuestra credibilidad. ¡Cuántos centenares de personas, habrán acudido, en la jornada dominical del 22 M, a las urnas, haciendo un esfuerzo ímprobo, pues en sus conciencias sólo prevalecía el más fundado rechazo hacia la clase política! Y han estado allí, no por vosotros, sino por responsabilidad democrática. Nunca se conoce el tiempo en que logras hacerte creer. Sin duda, mucho. Pero es brevísima la dimensión temporal en que, tu comportamiento, te hace perder la fe de los demás.
Y hablemos de nuestros municipios. De nuestros pueblos y ciudades. No se puede, no se debe, convivir con la suciedad. ¿Habéis tenido tiempo para observar el estado de muchas calles de Málaga? No aquellas que se riegan y limpian todos los días. Es ilustrativo “patead” los barrios de vuestras localidades. Tampoco es de recibo que las aguas de nuestras playas y ríos sufran distintos grados de contaminación. ¡Qué mayor cinismo ver ondear banderas azules al viento, cuando hay niños y mayores que tratan de eludir la “porquería flotante” en sus intentos de baño! ¿No sentís el más responsable pudor por vuestra incapacidad para solucionar ese grave problema, para ciudades que aman y viven del turismo? ¿No os da vergüenza la pobreza de vuestras soluciones, que es echarle siempre la culpa a la Administración presidida por otras siglas políticas? Y cuando lleguemos a la “totalización” de la sigla (panorama más que previsible) ¿a quien le vais a echar la culpa de vuestras incompetencias? Efectivamente, somos los ciudadanos quienes ensuciamos el entorno. Vosotros, los que gobernáis, tenéis que evitar esta ineducación. Y si no tenéis recursos, voluntad o imaginación para hacerlo, “marcharos” a vuestras casas.
Una ciudad no debe, no puede estar sometida a la dictadura del automóvil. ¡Basta ya! No podemos sacrificar nuestro ecosistema urbano y anímico a los intereses de las industrias automovilísticas. ¡Claro que queremos movilidad! ¡Claro que necesitamos de la movilidad! Pero, haced barrios más habitables, humanos y autónomos, sin que el centro urbano sea el desiderátum de nuestros afanes convivenciales. Servicio público mayoritario para el transporte. Al servicio del ciudadano. Y no importa que no sea rentable. Sus pérdidas, en contabilidad, siempre estarán justificadas porque se sirve al ciudadano, contra la contaminación y a favor de la habitabilidad en las calles y plazas.
Málaga, y otras numerosas localidades, viven de la economía turística. En la tómbola e intereses de la estructura productiva, nos ha tocado este grato premio avalado por la naturaleza. No se puede consentir que una ciudad, articulada en este sentido, permanezca “muerta” los domingos y festivos, para los visitantes y residentes, en sus comercios. Cruceristas, turistas y viajeros ocasionales, naufragan y vagan, en esos días de “rojo”, por las arterias urbanas, desiertas y carentes de vida mercantil. Esa política prohibitiva, absurda, supone ir en contra de los intereses de una economía que se oxigena por el turismo. ¡Y qué mayor sinrazón, y necedad ,que permitir a los comercios pequeños que puedan abrir sus puertas, pero no lo hacen, y prohibir que lo hagan las grandes superficies comerciales, cuando éstos sí quieren hacerlo! Y con casi cinco millones de parados en el país…….
La salud es uno de nuestros primeros valores. Probablemente, el más importante. Hay que prevenir y educar. Pero una vez que se hace necesaria la asistencia sanitaria, no es de recibo la masificación, el retraso y las condiciones en que ésta se presta al ciudadano contribuyente que, con razón, la demanda. Y esta prestación, en la sanidad pública, está muy degradada. Básicamente, por falta de inversiones y de voluntad política. Tercer gran hospital para Málaga, más ambulatorios, una Facultad de Medicina que supere esas doscientas plazas de admisión anual…. El ciudadano no debe esperar mes y medio, o más, a fin de recibir atención, por parte de un especialista, para su dolencia, física o psíquica. Son los gestores políticos los que han de resolver esta precariedad y deficitaria prestación asistencial que sufrimos y soportamos.
¿Quiere Vd. ver la presencia de miembros de la seguridad pública? ¿Quiere Vd contactar con un policía municipal (o local) o nacional? En el entorno de las céntricas calles Larios, Plaza de la Marina y Plaza de la Constitución, seguro que tiene esa suerte. Pero una ciudad es algo más que esas tres calles. Hay no pocos barrios en Málaga, donde la policía local o nacional no aparece, salvo cuando se les reclama por teléfono tras alguna denuncia. Y la seguridad ciudadana exige la presencia física de estos uniformes que tienen como función la defensa de la legalidad y el cumplimiento de las normas y el orden ciudadano. Esa es otra de las grandes e importantes exigencias del contribuyente.
Niños y mayores. Son los dos segmentos de la sociología ciudadana que deben ser priorizados en la protección de sus necesidades. Las razones, para unos y otros, son más que obvias. Demandamos servicios educativos, de calidad, de verdadera calidad, para los más pequeños. También, servicios integrales de atención a la tercera edad, para aquellos que acumulan hojas del almanaque en su trayectoria existencial. En este caso, el incremento de la esperanza de vida aconsejará, en los próximos años, aumentar las aportaciones presupuestarias de los ayuntamientos y otros organismos e instituciones públicas. El segmento cronológico de los mayores de 60 años cada vez se hace más importante en las pirámides de edad, gráficas que reflejan la estructura demográfica de nuestras ciudades y municipios. Merecen la mejor atención, tras una vida dedicada al trabajo responsable a favor de la sociedad.
Se podría seguir abundando en el comentario de otros muchos aspectos, sobre cómo conseguir una positiva gestión política y administrativa, tanto en Málaga como en los restantes municipios de la provincia. Pero las parcelas de servicio, ya citadas, son lo suficientemente expresivas, en su significación e importancia, que hace innecesario seguir abundando en el espíritu que preside este artículo. Escrito conformado, en un día previo a las elecciones locales. Tal vez, la primera de las tareas, que los concejales y alcaldes del 22 M han de abordar, sea la de recuperar esa fe fugada en la conciencia de aquellos que, por responsabilidad cívica, pensamos acudir a las urnas. Deseamos, con esperanza, un domingo primaveral que, amaneciendo pleno de luz y naturaleza, sirva para potenciar la conciencia generosa de todos aquellos que van a asumir el mandato, local y regional, de los ciudadanos. Pongan por delante el bienestar colectivo, antes que el egoísmo interesado de lo particular. La historia, y la memoria colectiva de las personas de bien, así lo apreciará y lo agradecerá.-
José L. Casado Toro (viernes, 27 de mayo, 2011).
Profesor.
http://www.jlcasadot.blogspot.com/
¿Y QUÉ OCURRIÓ ESE DOMINGO, DE ELECCIONES MUNICIPALES EN ESPAÑA?
El Censo electoral estaba constituido por 34.682.112 ciudadanos y ciudadanas.
Votaron en las urnas: 22.971.350 personas. El 66,2 %.
Se abstuvieron de votar: 11.710.762 personas. El 33,7 %.
Votos emitidos en blanco (sobre vacío): 584.012 personas. El 2,54 %
Votos emitidos considerados nulos: 389.506 personas. El 1,70 %.
El Partido Popular recibió 8.474.031 votos. El 37,53 %. Obtuvo 26.499 concejales.
El Partido Socialista Obrero Español recibió 6.276.087 votos. El 27,79 %. Obtuvo 21.767 concejales.
Izquierda Unida recibió 1.424.119 votos. El 6,31 %. Obtuvo 2.230 concejales.
Convergencia I Unió recibió 778.679 votos. El 3,45 %. Obtuvo 3.862 concejales.
(se anotan los cuatro principales partidos políticos, en cuanto al número de votos).
Y en 13 Comunidades Autónomas, también se renovaron sus Parlamentos regionales. Realizar un análisis de estos resultados exigiría elaborar un nuevo artículo de opinión. En todo caso, los datos aportados son lo suficientemente explícitos.-
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